El camino de María Palma es, cuanto menos, original: de la natación sincronizada (a nivel «amateur») a artista de circo. Desde luego que no son disciplinas opuestas, pero lo que propone encima del escenario sí es diferente a la norma. Lo que se presenta en ‘La voz sumergida’ es a una mujer que entra y sale de un tanque de agua, o «pecera», como lo llama, al tiempo que baila acompañada por la ambientación sonora de Lluís Casahuga y Clara Peya.
]]> La artista estará dos días en Madrid para el bautizo de Riesgo, un festival que nace para reivindicar el peligro como máxima expresión
El camino de María Palma es, cuanto menos, original: de la natación sincronizada (a nivel «amateur») a artista de circo. Desde luego que no son disciplinas opuestas, pero lo que propone encima del escenario sí es diferente a la norma. Lo que se presenta en ‘La voz sumergida’ es a una mujer que entra y sale de un tanque de agua, o «pecera», como lo llama, al tiempo que baila acompañada por la ambientación sonora de Lluís Casahuga y Clara Peya.
Palma define su espectáculo «en un medio poco habitual» como «el viaje de una mujer»: «El agua sirve para romper barreras personales y yo lo aprovecho para ir hasta las profundidades del subconsciente, donde el sonido y la voz dialogan constantemente», dice sobre un proyecto estrenado en la Fira de Tárrega que supuso un impulso a su carrera tras cerrar la etapa en la compañía Madame Gaüc.
Los 5.000 litros de agua de esa «pecera» suponen «un elemento innovador a nivel escenográfico», pero también guardan un mensaje; se detiene: «Son los mismos que se necesitan para fabricar la batería de un ordenador». Asegura la artista que realizó una investigación sobre todo ese «agua invisible que se utiliza cada día». «Entre la batería de un móvil, un tejano y una camiseta, llevas encima más agua de la que entra en este tanque», dice señalando el cubo de 1,5 por 2,2 metros.

Por ello, por ese mensaje y esa conciencia ecológica, Palma afirma que «es muy importante el trabajo de reutilización de todo este agua, ya sea a través de una empresa que se la lleva para darle otros usos o que se quede para utilizarla en el mismo espacio».
‘La voz sumergida’ supone la primera creación en solitario de una mujer formada en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, y su presencia en el recién creado Festival Riesgo «representa el proceso de deconstrucción de la técnica del circo. Palma rompe con el lenguaje habitual, con la técnica clásica, y el riesgo ocupa un lugar secundario en cuanto a lo virtuoso, acercándose a una dramaturgia pegada al teatro postdramático. Dentro y fuera de la pecera hace dialogar las acrobacias y los movimientos invertidos con la música, el teatro físico, la danza y la natación sincronizada», presentan desde el festival.
En el centro de esta propuesta, según su creadora, se encuentra la respiración como experiencia humana básica entre el individuo y la totalidad. En la ausencia de esa respiración, durante el periodo de apnea, que consiste justamente en suspender el movimiento de inspiración y espiración de aire en el agua, la artista entra en un «pequeño oasis en medio de este caos, de esa aceleración constante del ritmo que vivimos, que ha convertido al aire en irrespirable».
Esta es una de las siete propuestas que se han programado en la primera edición de Riesgo, en la Comunidad de Madrid, donde, de hoy al 22 de febrero, se podrán ver espectáculos circenses de diferentes estilos: desde las historias personales del Cirque Inshi lde Ucrania o los equilibrios de los hermanos Bruyininckx a la escuela canadiense de circo (y no son el Cirque du Soleil) al pesado aro metálico de Marica Marinoni y Juan Ignacio Tula.
- Dónde: Teatros del Canal, Madrid. Cuándo: hasta el 22 de febrero. Cuánto: desde 9 euros.
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