El cine de USA lleva ya algún tiempo alejándose, al ver temblar la taquilla, de la defensa a ultranza de los colectivos LGTBI+. Muy pocos conocen la infinidad de nombres agrupados en torno al ‘plus’ y menos la variedad de sensibilidades sexuales. Y poniendo distancia también con el ‘Black power’ y el #MeToo . El cine, arte del entretenimiento por antonomasia, se concibe para las mayorías. Las minorías, lo escribe un judío, contamos con el cine de arte y ensayo, lo que es igual a prueba y error.El malvado y muy voluble Trump está empujando el asesinato de lo ‘woke’, a viva voz y de facto. Sin ir más lejos, ahora va a por los criminales de Chicago con la guardia nacional, entre los que cuenta a los sin techo, la mayoría con problemas de salud mental, un cine que ha dado buenas películas y personajes. Sin lograr todavía los números mágicos anteriores a la pandemia y a la proliferación de las plataformas, las salas de cine con los viejos recursos del espectáculo para mayorías empiezan a llenarse en los estados centrales de USA, los que son precisamente de siempre votos de abigarrado republicanismo. La tendencia de finiquitar a lo ‘woke’ se extiende por el resto de la primera nación del planeta, hasta la soleada california, como la nombraron los canadienses cuando Trump pretendía anexionarse el territorio del Norte. Ahora, en los USA, se ve en las series, en cualquiera de los canales, han regresado las mujeres de curvilíneas de pechos exuberantes, y el macho macho que amenaza con los músculos y el paquetón. Al último Superman cinematográfico, sin ir más lejos, le ha ido mal en la taquilla al ponerse del lado de la migración. Así, la nueva tendencia del cine, que es vieja, se extiende a las demás disciplinas, artísticas o no. La cara oculta es que al mismo tiempo se ensalza lo facha, los comportamientos maleducados y la moda del peor rostro de lo humano, lo que es una ventaja para que la directiva prostibularia del PSOE pueda llamarnos con mayor insistencia fachas a los socialdemócratas de siempre, que estamos, por muy cierto, actualizados. El cine de USA lleva ya algún tiempo alejándose, al ver temblar la taquilla, de la defensa a ultranza de los colectivos LGTBI+. Muy pocos conocen la infinidad de nombres agrupados en torno al ‘plus’ y menos la variedad de sensibilidades sexuales. Y poniendo distancia también con el ‘Black power’ y el #MeToo . El cine, arte del entretenimiento por antonomasia, se concibe para las mayorías. Las minorías, lo escribe un judío, contamos con el cine de arte y ensayo, lo que es igual a prueba y error.El malvado y muy voluble Trump está empujando el asesinato de lo ‘woke’, a viva voz y de facto. Sin ir más lejos, ahora va a por los criminales de Chicago con la guardia nacional, entre los que cuenta a los sin techo, la mayoría con problemas de salud mental, un cine que ha dado buenas películas y personajes. Sin lograr todavía los números mágicos anteriores a la pandemia y a la proliferación de las plataformas, las salas de cine con los viejos recursos del espectáculo para mayorías empiezan a llenarse en los estados centrales de USA, los que son precisamente de siempre votos de abigarrado republicanismo. La tendencia de finiquitar a lo ‘woke’ se extiende por el resto de la primera nación del planeta, hasta la soleada california, como la nombraron los canadienses cuando Trump pretendía anexionarse el territorio del Norte. Ahora, en los USA, se ve en las series, en cualquiera de los canales, han regresado las mujeres de curvilíneas de pechos exuberantes, y el macho macho que amenaza con los músculos y el paquetón. Al último Superman cinematográfico, sin ir más lejos, le ha ido mal en la taquilla al ponerse del lado de la migración. Así, la nueva tendencia del cine, que es vieja, se extiende a las demás disciplinas, artísticas o no. La cara oculta es que al mismo tiempo se ensalza lo facha, los comportamientos maleducados y la moda del peor rostro de lo humano, lo que es una ventaja para que la directiva prostibularia del PSOE pueda llamarnos con mayor insistencia fachas a los socialdemócratas de siempre, que estamos, por muy cierto, actualizados.
el dardo
«En los USA han regresado las mujeres de curvilíneas de pechos exuberantes, y el macho macho que amenaza con los músculos y el paquetón»
El cine de USA lleva ya algún tiempo alejándose, al ver temblar la taquilla, de la defensa a ultranza de los colectivos LGTBI+. Muy pocos conocen la infinidad de nombres agrupados en torno al ‘plus’ y menos la variedad de sensibilidades sexuales. Y poniendo distancia también con el ‘Black power’ y el #MeToo. El cine, arte del entretenimiento por antonomasia, se concibe para las mayorías. Las minorías, lo escribe un judío, contamos con el cine de arte y ensayo, lo que es igual a prueba y error.
El malvado y muy voluble Trump está empujando el asesinato de lo ‘woke’, a viva voz y de facto. Sin ir más lejos, ahora va a por los criminales de Chicago con la guardia nacional, entre los que cuenta a los sin techo, la mayoría con problemas de salud mental, un cine que ha dado buenas películas y personajes. Sin lograr todavía los números mágicos anteriores a la pandemia y a la proliferación de las plataformas, las salas de cine con los viejos recursos del espectáculo para mayorías empiezan a llenarse en los estados centrales de USA, los que son precisamente de siempre votos de abigarrado republicanismo.
La tendencia de finiquitar a lo ‘woke’ se extiende por el resto de la primera nación del planeta, hasta la soleada california, como la nombraron los canadienses cuando Trump pretendía anexionarse el territorio del Norte. Ahora, en los USA, se ve en las series, en cualquiera de los canales, han regresado las mujeres de curvilíneas de pechos exuberantes, y el macho macho que amenaza con los músculos y el paquetón. Al último Superman cinematográfico, sin ir más lejos, le ha ido mal en la taquilla al ponerse del lado de la migración. Así, la nueva tendencia del cine, que es vieja, se extiende a las demás disciplinas, artísticas o no.
La cara oculta es que al mismo tiempo se ensalza lo facha, los comportamientos maleducados y la moda del peor rostro de lo humano, lo que es una ventaja para que la directiva prostibularia del PSOE pueda llamarnos con mayor insistencia fachas a los socialdemócratas de siempre, que estamos, por muy cierto, actualizados.
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