«No hay olvido que perdure cuando la verdad exige salir a la luz». ‘Memento Mori’, la serie creada por Fran Parra y basada en la novela de César Pérez Gellida, llega a su final y se despide el viernes en Prime Video, tras tres intensas temporadas, cerrando una serie que volvió al thriller y misterio de siempre con un tono novedoso. La ficción, que comenzó como una historia de asesinos en serie en Valladolid, ha evolucionado hacia una compleja reflexión sobre el mal, la identidad y la fascinación por la violencia .Noticia Relacionada estandar Si ‘Memento Mori II’: paradójicamente olvidable Máximo Sentencia La serie ahonda en los problemas de la primera temporada y mantiene sus virtudes Si hay algo que diferencia a ‘Memento Mori’ del resto de ficciones de misterio es su forma de contar: más poética que explícita, más psicológica que efectista. La serie ha seguido el pulso entre Augusto Ledesma, un asesino culto, frío y narcisista con aspiraciones literarias, y el inspector Sancho, que lucha no solo por atraparlo, sino por no dejarse arrastrar por el mismo abismo moral que el criminal. La serie ha explorado el límite entre cazador y presa, entre justicia y obsesión, entre cordura y locura. Todo ello, atravesado por la constante presencia de la música clásica, la poesía y la estética.En esta tercera y última temporada, el conflicto alcanza su clímax. Tras los hechos devastadores de la anterior entrega, tanto Ledesma como Sancho han cambiado: uno se siente invencible, el otro está al borde del colapso. La serie plantea así un enfrentamiento final inevitable, pero no exento de sorpresas. Más introspectiva, pero también más violenta, esta última parte se adentra en las consecuencias emocionales de la caza del asesino y en cómo el mal puede infectar incluso a quienes lo combaten. Los límites morales se vuelven borrosos y cada personaje debe enfrentar lo que ha hecho, lo que ha perdido y lo que está dispuesto a sacrificar. «No hay olvido que perdure cuando la verdad exige salir a la luz». ‘Memento Mori’, la serie creada por Fran Parra y basada en la novela de César Pérez Gellida, llega a su final y se despide el viernes en Prime Video, tras tres intensas temporadas, cerrando una serie que volvió al thriller y misterio de siempre con un tono novedoso. La ficción, que comenzó como una historia de asesinos en serie en Valladolid, ha evolucionado hacia una compleja reflexión sobre el mal, la identidad y la fascinación por la violencia .Noticia Relacionada estandar Si ‘Memento Mori II’: paradójicamente olvidable Máximo Sentencia La serie ahonda en los problemas de la primera temporada y mantiene sus virtudes Si hay algo que diferencia a ‘Memento Mori’ del resto de ficciones de misterio es su forma de contar: más poética que explícita, más psicológica que efectista. La serie ha seguido el pulso entre Augusto Ledesma, un asesino culto, frío y narcisista con aspiraciones literarias, y el inspector Sancho, que lucha no solo por atraparlo, sino por no dejarse arrastrar por el mismo abismo moral que el criminal. La serie ha explorado el límite entre cazador y presa, entre justicia y obsesión, entre cordura y locura. Todo ello, atravesado por la constante presencia de la música clásica, la poesía y la estética.En esta tercera y última temporada, el conflicto alcanza su clímax. Tras los hechos devastadores de la anterior entrega, tanto Ledesma como Sancho han cambiado: uno se siente invencible, el otro está al borde del colapso. La serie plantea así un enfrentamiento final inevitable, pero no exento de sorpresas. Más introspectiva, pero también más violenta, esta última parte se adentra en las consecuencias emocionales de la caza del asesino y en cómo el mal puede infectar incluso a quienes lo combaten. Los límites morales se vuelven borrosos y cada personaje debe enfrentar lo que ha hecho, lo que ha perdido y lo que está dispuesto a sacrificar.
La serie de Prime Video estrena su última temporada con más misterio, enfrentamientos y violencia
«No hay olvido que perdure cuando la verdad exige salir a la luz». ‘Memento Mori’, la serie creada por Fran Parra y basada en la novela de César Pérez Gellida, llega a su final y se despide el viernes en Prime Video, tras tres intensas temporadas, cerrando una serie que volvió al thriller y misterio de siempre con un tono novedoso. La ficción, que comenzó como una historia de asesinos en serie en Valladolid, ha evolucionado hacia una compleja reflexión sobre el mal, la identidad y la fascinación por la violencia.
Si hay algo que diferencia a ‘Memento Mori’ del resto de ficciones de misterio es su forma de contar: más poética que explícita, más psicológica que efectista. La serie ha seguido el pulso entre Augusto Ledesma, un asesino culto, frío y narcisista con aspiraciones literarias, y el inspector Sancho, que lucha no solo por atraparlo, sino por no dejarse arrastrar por el mismo abismo moral que el criminal. La serie ha explorado el límite entre cazador y presa, entre justicia y obsesión, entre cordura y locura. Todo ello, atravesado por la constante presencia de la música clásica, la poesía y la estética.
En esta tercera y última temporada, el conflicto alcanza su clímax. Tras los hechos devastadores de la anterior entrega, tanto Ledesma como Sancho han cambiado: uno se siente invencible, el otro está al borde del colapso. La serie plantea así un enfrentamiento final inevitable, pero no exento de sorpresas. Más introspectiva, pero también más violenta, esta última parte se adentra en las consecuencias emocionales de la caza del asesino y en cómo el mal puede infectar incluso a quienes lo combaten. Los límites morales se vuelven borrosos y cada personaje debe enfrentar lo que ha hecho, lo que ha perdido y lo que está dispuesto a sacrificar.
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