Damasco, Jerusalén, las concertinas en la frontera con Israel, Los Altos del Golán, el desierto de Badia, Ramala, Megido, Texas, Washington. Estos son los escenarios, mil veces oídos en cualquier telediario del mundo, elegidos por Michael Petroni, Michael Bond y James McTeigue (creador, guionista y director, respectivamente) de una de las series más perfectas de los últimos tiempos: ‘Messiah’. Y lo de ‘últimos tiempos’ en este caso no es una frase hecha, pues la idea de estos tres genios (si ustedes deciden ver la serie terminarán reconociendo que no es ninguna exageración) era la de volver a traer a nuestros días a un nuevo Mesías que anunciase el fin del mundo; o visto de otra manera, «el fin y nuevo renacer de otro mundo»; es decir, se propusieron recrear en la pantalla, con actores inolvidables y un guion para enmarcar, la Segunda Llegada del Profeta Jesús, amamantando con talento y lecturas unos hechos históricos imposibles, pero tan plausibles como lo fueron la inteligencia artificial de ‘Blade Runner’ o la constante vigilancia de ‘Gran Hermano’. Estrenada el 1 de enero de 2020 en la antesala de la pandemia, recibió duras críticas por parte de algunas audiencias musulmanas y la Comisión Real de Cine de Jordania terminó por prohibir su difusión. Tres meses después, en marzo de ese año, la serie era cancelada después de una temporada. Viendo la serie (son diez capítulos que devoré en menos de doce horas) recordé una frase de Joseph Conrad en la que no había vuelto a pensar: «La religión fue creada para las mujeres, y Dios, para los hombres». Estuve, entre compra y compra, cena, turrones, cuñados, perro e hijo adolescente, dándole vueltas a la frase y la serie.Estuve, entre compra y compra, cena, turrones, cuñados, perro e hijo adolescente, dándole vueltas a la frase y la serieY miren. Lo fascinante de hacerse mayor en mitad de una biblioteca es haber aprendido a adentrarse sin temor en lo más profundo de la oscuridad de uno mismo. Conrad, me temo, esta vez se equivocaba: los hombres han sido diseñados para ser acólitos de una causa, en grupo o en solitario; buscando el bien común o persiguiendo sin descanso una causa propia. Por el contrario, las mujeres somos las únicas que comprendemos la soledad de quien nace con la capacidad de dar o quitar la vida; entendemos a Dios. El ‘Messiah’ de la serie lo resume magistralmente: «Cuando puedes elegir a Dios, eres un ser libre, pero cuando Dios te elige a ti, te conviertes en esclavo». Damasco, Jerusalén, las concertinas en la frontera con Israel, Los Altos del Golán, el desierto de Badia, Ramala, Megido, Texas, Washington. Estos son los escenarios, mil veces oídos en cualquier telediario del mundo, elegidos por Michael Petroni, Michael Bond y James McTeigue (creador, guionista y director, respectivamente) de una de las series más perfectas de los últimos tiempos: ‘Messiah’. Y lo de ‘últimos tiempos’ en este caso no es una frase hecha, pues la idea de estos tres genios (si ustedes deciden ver la serie terminarán reconociendo que no es ninguna exageración) era la de volver a traer a nuestros días a un nuevo Mesías que anunciase el fin del mundo; o visto de otra manera, «el fin y nuevo renacer de otro mundo»; es decir, se propusieron recrear en la pantalla, con actores inolvidables y un guion para enmarcar, la Segunda Llegada del Profeta Jesús, amamantando con talento y lecturas unos hechos históricos imposibles, pero tan plausibles como lo fueron la inteligencia artificial de ‘Blade Runner’ o la constante vigilancia de ‘Gran Hermano’. Estrenada el 1 de enero de 2020 en la antesala de la pandemia, recibió duras críticas por parte de algunas audiencias musulmanas y la Comisión Real de Cine de Jordania terminó por prohibir su difusión. Tres meses después, en marzo de ese año, la serie era cancelada después de una temporada. Viendo la serie (son diez capítulos que devoré en menos de doce horas) recordé una frase de Joseph Conrad en la que no había vuelto a pensar: «La religión fue creada para las mujeres, y Dios, para los hombres». Estuve, entre compra y compra, cena, turrones, cuñados, perro e hijo adolescente, dándole vueltas a la frase y la serie.Estuve, entre compra y compra, cena, turrones, cuñados, perro e hijo adolescente, dándole vueltas a la frase y la serieY miren. Lo fascinante de hacerse mayor en mitad de una biblioteca es haber aprendido a adentrarse sin temor en lo más profundo de la oscuridad de uno mismo. Conrad, me temo, esta vez se equivocaba: los hombres han sido diseñados para ser acólitos de una causa, en grupo o en solitario; buscando el bien común o persiguiendo sin descanso una causa propia. Por el contrario, las mujeres somos las únicas que comprendemos la soledad de quien nace con la capacidad de dar o quitar la vida; entendemos a Dios. El ‘Messiah’ de la serie lo resume magistralmente: «Cuando puedes elegir a Dios, eres un ser libre, pero cuando Dios te elige a ti, te conviertes en esclavo».
LO MODERNO
Recibió duras críticas por parte de algunas audiencias musulmanas y la Comisión Real de Cine de Jordania terminó por prohibir su difusión
Damasco, Jerusalén, las concertinas en la frontera con Israel, Los Altos del Golán, el desierto de Badia, Ramala, Megido, Texas, Washington. Estos son los escenarios, mil veces oídos en cualquier telediario del mundo, elegidos por Michael Petroni, Michael Bond y James McTeigue (creador, guionista y …
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