Era el 13 de enero de 2000 cuando en la calle Trapería 20 de Murcia (de ahí su nombre) se inauguraba la exposición ‘1970. Circa’. Apoyando a los artistas de su generación, Carolina Parra y Nacho Ruiz ponían en marcha no solo una galería, sino una forma de entender la promoción artística que, con el tiempo, dio pie a su hermano T-20 Proyectos, con el que hacerse hueco en la escena institucional. Dos décadas y media después, T-20 es una firma sólida que promociona el arte español de distintas generaciones y que este 2025 sacia su hambre de crecimiento abriendo sucursal en Madrid. También un libro editado por La Fábrica repasará pronto sus logros. Noticias relacionadas estandar Si Jeff Koons: «Espero que la gente pueda relacionarse de forma sincera con mi trabajo y reflexione sobre él sin prejuicios» Javier Díaz-Guardiola estandar Si ARTE Sístoles y diástoles de la producción artística anual Javier Díaz-Guardiola—Veinticinco años, se dice pronto. ¿Se han pasado rápido?—Carolina Parra: A mí, sí. En realidad, como no hemos parado, no nos ha dado tiempo a ser conscientes. —Nacho Ruiz: Han sido segundos. Es que no nos hemos aburrido nunca. —¿Cómo se decide lo de abrir una galería?—N. R.: La culpa es de Carolina.—C. P.: Cuando terminamos la carrera y nos pusimos a darle vueltas a qué íbamos a hacer, estaba la opción de hacer un máster de museología, de montaje y gestión, seguir con el doctorado, que al final también hicimos. Pero finalmente decidimos…—N. R.: Decidió.—C. P.: ‘Decidí’… Que el dinero que teníamos para ese máster que era un préstamo-beca del Banco de Santander en el que el aval era tu expediente académico, unas 600,000 pesetas cada uno, dedicarlo para montar la galería, algo que permitía las bases. Te dejaban dos años de carencia para pagarlo. Nos gustaba el asunto de fundar una galería y tenía más sentido fundarla directamente sin máster que hacer máster y montarla luego.—¿Qué referentes tenían en la cabeza?—C. P.: Lo que conocíamos de Murcia era la experiencia de Espacio Mínimo.—N. R.: Eran la gran referencia, con un modelo casi perfecto. Desde Murcia consiguieron una dimensión nacional. En Madrid nos fascinaba Oliva Arauna…—C. P.: De hecho fue a una de las primeras galeristas a las que nos presentamos para conocerla y decirle lo que queríamos hacer. Se portó siempre muy bien con nosotros.—¿Y cómo personalizaban ustedes el modelo?—N. R.: Había algo básico y es que todas las galerías, en ese momento eran muy parecidas. El patrón repetía lo que hacían las tres grandes: Helga, Soledad y Arauna. Se estaba dando un giro hacia la foto, pero las líneas eran similares. Nosotros quisimos plantear una alternativa. Y sumar riesgo comenzando a trabajar con artistas de nuestra generación, que estaban todos en la facultad o acabando la carrera: Sonia Navarro, Nico Munuera, Eugenio Merino… —C. P.: El proyecto de fin de carrera de Sonia Navarro fue su primera individual en la galería. La primera exposición se tituló ‘1970. Circa’ porque precisamente se ocupaba de artistas con los que compartíamos generación. Hacíamos la declaración de intenciones de crecer con ellos.—N. R.: En ese momento había dos alternativas: O hincharte a comer chocolate o desfilar por la pasarela. Nosotros queríamos lo segundo, es decir, no ceder a lo comercial, lo que era mucho más difícil e hizo que los comienzos fueran difíciles. Pero la fórmula funcionó. Momentazos. De arriba abajo, los galeristas en 2001 en la inauguración de Eugenio Merino; Ruiz y Parra con Valcárcel Medina; y la galerista con Paco Jarauta en la inauguración de T-20 Archivo T-20—Esa es la pregunta: ¿Qué ha ocurrido en todo este tiempo?—N. R.: Pues que ahora trabajamos con algunos artistas que podrían ser nuestros hijos: Paloma de la Cruz, Diego Balazs … Han ocurrido muchas cosas. Para empezar, de las galerías mencionadas solo sigue activa Helga. Cuando empezamos, ‘los artistas’ eran Tàpies y Chillida. Han muerto los dos. Internet era algo lejano y las galerías no tenían web. El mundo ha cambiado completamente. T-20 ha cambiado pero mantiene la filosofía inicial.—C. P.: Esos artistas desconocidos con los que comenzamos ya están en el mercado. El modelo ha funcionado y trabajamos también con artistas que eran como ellos cuando empezamos, sin dejar a los otros, de forma que se está creando una red que se retroalimenta. Seguimos siendo una galería lanzadera de descubrimientos y vemos que hay muchos artistas que empiezan que nos buscan precisamente por esto.—¿Es natural que se renueve constantemente la nómina de artistas?—N. R.: Es algo natural. Nosotros solo continuamos con tres con los que empezamos: Miguel Fructuoso, FOD y Sonia Navarro. Con ellos celebramos el 20 aniversario. Pero también es natural que el artista busque otros destinos. Para empezar, porque las relaciones, ni las de pareja siquiera, duran para siempre. Los celos, la intensidad emocional de las relaciones de pareja se repiten en una galería. Por otro lado, la galería tiene que renovar su programación. Los coleccionistas exigen lo del descubrimiento. ¿Recuerdas el anuncio de Pirelli: ‘La fuerza sin control no funciona’? Un galerista ha de tener ojo pero también la capacidad de acompañar al artista hasta unos destinos. Una vez que eso ocurre, la galería define su filosofía y el artista también. —Pero una cosa es pensar con la cabeza y otra con el corazón. Hay artistas muy buenos que no funcionan comercialmente. ¿Con qué piensa T-20?—N. R.: Nosotros siempre apoyamos al artista, se venda o no. —C. P.: Y hemos tenido artistas que han estado ARCOs, años, ferias, sin vender nada. Pero el tiempo nos ha dado la razón. Y unos compensan a otros. La galería vive de los que venden más, que permiten arriesgar con otros.—N. R.: Y un artista muy bueno puede vender mucho. De Isidoro Valcárcel Medina, nunca hemos vendido una pieza. Es uno de los grandes maestros y seguiremos trabajando con él. Luego hay otros creadores fantásticos en otros terrenos que mantienen todo en equilibrio. A nosotros nos toca compensar todo eso. Una galería cobra un porcentaje muy alto sobre una venta. Pero si nos limitamos a vender nos convertimos en una tienda. Nosotros somos otra cosa: somos agentes, somos socios de los artistas. Entre ambas partes invertimos y construimos cosas. Y siempre que empezamos con algún artista que vemos que no se vende decimos lo mismo, porque sabemos que es un buen nombre: ‘Lo pagaréis más caro’.—El nombre de T-20 viene de su primera sede en Murcia, en la calle Trapería, 20. ¿Cuál es su filosofía hoy? ¿Qué tienen en común Valcárcel Medina y Paloma de la Cruz?—N. R.: Es verdad que no es que sean emergentes, un término que, de tanto usarlo, como el de ‘indie’, lo hemos agotado. Pero es cierto que todos compartimos un cierto modelo de lo artístico que vive de espaldas a todo tipo de listas y ránkings. No participamos del ‘mainstream’. Cuando hablas con Francesc Torres, Premio Velázquez en 2024, encuentras una actitud más contestataria que en muchos de los artistas que hoy trabajan un determinado tipo de pintura y que fluyen por IG. Lo mismo todos buscamos algo que hizo que todos fuéramos emergentes y es la búsqueda de cierta reacción contra el aburguesamiento y contra la modorra. Contra lo convencional.—Han trabajado siempre desde la periferia. ¿Por qué siguen en Murcia?—C. P.: Cuando montamos la galería nunca nos planteamos que fuera en otro sitio. Vivíamos aquí, nos encantaba, y había buenos referentes. Trabajar desde la periferia era positivo. Nos ayudaba a colaborar con ciertos artistas que ya tenían galería en Madrid, a colaborar con galerías de allí que nos cedían artistas…—N. R.: Nosotros aquí podíamos programar lo que queríamos. Por otra parte, teníamos un compromiso con nuestra ciudad y hemos creado una escena. Hemos enriquecido el contexto en Murcia. Y hay una idea que no nos termina de gustar: España sigue siendo un país muy centralista como lo es Francia o Inglaterra. Pero cuando piensas en la lista de artistas que te gustan posiblemente la mitad no es de ahí. Que todo fluya hacia Madrid es inevitable y todos estamos en Madrid de una manera o de otra, a través de ferias. Pero es fundamental que defendamos las posiciones excéntricas. La periferia es central. Fíjate, el estar lejos de Madrid fue una rémora pero también ha sido un cúmulo de posibilidades en otra. —¿Y en 25 años ha habido la tentación de dar el salto? No necesariamente a Madrid. —C. P.: Siempre hemos pensado que estamos muy bien aquí y vamos a seguir aquí, pero te contamos en primicia que vamos a abrir en Madrid en 2025…—N. R.: Nos hemos pensado mucho si te lo decíamos o no. Porque no vamos a cerrar en Murcia. Y la galería principal será la de Murcia. Madrid será una sucursal. Es necesario mantener nuestra filosofía y la galería es necesaria en Murcia. —¿En Madrid, en dónde?—Ambos: En Doctor Fourquet. —C. P.: Firmamos la compra del espacio en breve.—N. R: Estamos diseñando el proyecto global porque si nunca hemos querido que el proyecto de T-20 fuera convencional queremos darle una vuelta a la idea de programación. —C. P.: Y aunque será en 2025, será avanzado el año, posiblemente para Apertura. Hay que reformar el espacio.Proyectazos. De arriba abajo, propuestas de T-20 Proyectos en Caravaca de la Cruz (Santiago Ydáñez), Genalguacil Pueblo Museo y Banco de Santander Archivo T-20—¿Al final es inevitable para una galería acabar en Madrid?—N. R.: Siempre hemos estado allí, porque parte de nuestro mercado está en Madrid. Y la mayoría de galerías de nuestro perfil de fuera de la ciudad repite el modelo porque los grandes recursos están aquí: el Museo Reina Sofía está en Madrid. —C. P.: Sin tener espacio físico, siempre hemos trabajado en Madrid, mucho más que en Murcia si nos referimos a ventas.—N. R.: He inevitablemente llega un momento en el que tienes que creer. En el punto en el que estábamos o crecíamos o nos aburguesábamos. Hace poco, un ‘coach’ financiero nos decía que nosotros estábamos ya para ser venerables, vivir de las rentas, vender fondos… Eso nos dio muy mal rollo. Así que nos hemos ido a todo lo contrario. —Sí que es cierto que fueron de las primeras firmas que se dieron cuenta de la necesidad de diversificar el negocio. ¿Qué fue y que es T-20 Proyectos?—N. R.: T-20 Proyectos generó un modelo nuevo que para nosotros fue perfecto y que nos hizo crecer en todos los sentidos. Primero, porque nos ha permitido trabajar también en el plano institucional y ha obligado a la galería a generar músculo, con mejores contactos, con mejores proyectos. Creo que, gracias a esto, cada vez estamos mejor asentados. T-20 Proyectos, con propuestas como la actual de Tegeo en Caravaca, la que hicimos junto al Banco de Santander, o lo de Solana en Málaga, ha sido una aventura maravillosa que nos ha hecho aprender muchísimo. Todo eso repercute en la galería. En T-20 Proyectos no hay nada comercial, no se puede vender nada, pero una cosa ayuda a la otra, y las dos generan un nuevo modelo de trabajo. —¿Qué define hoy a T-20?—C. P.: Hoy nos ha dicho un amigo que somos ‘acróbatas del arte’. Siempre estamos dando un mortal más.—N. R.: Hay una cosa que no podemos hacer y es aburrirte a ti ni aburrirnos nosotros. Perder la tensión debe de ser algo triste. —¿Qué se mantiene de su esencia desde el principio?—N. R.: La curiosidad, sobre todo. —C. P.: Estamos siempre pendientes de lo nuevo. No abandonamos esa parte tan característica nuestra. Y la gente se acerca a nuestros estands en ferias como ARCO buscando algo, esperando que allí suceda algo.—¿El éxito de la galería se mide en número de ferias?—N. R.: No. Antes de la crisis de 2009, tenías que estar en mil sitios a la vez. Nosotros llegamos a hacer nueve ferias anuales, que con nuestra infraestructura era una locura. Después de la crisis, que se dijo que el modelo de feria estaba acabado, el tiempo ha demostrado que es fuerte y solido, pero hoy se asume de una manera más razonable. Ya no te matas por estar en una feria en París o Londres. Son importantes, pero no perdemos la perspectiva de que lo importante son las galerías. No puede ser que toda la facturación del año lo hagas en una semana. Hay que potenciar lo que se hace en tu espacio, generar más actividad. T-20 Proyectos, en ese sentido, es la solución. Una galería que no genera actividad es un agujero negro en el centro de una ciudad. —¿Ha cambiado mucho la película en 25 años? —N. R.: Han aparecido las mega-galerías con mil sedes… Hoy, el cambio fundamental es internet y las redes sociales. —C. P.: El mayor cambio es la presencia que hay que tener en lo digital, que es una parte tan importante de la galería como cualquier otra.—N. R.: La primera vez que fuimos a ARCO, ABC Cultural nos dedicó la apertura del especial, una pieza de Sonia Navarro. Nosotros, ese sábado, nos fuimos a las 7:45 con churros a la Gran Vía a esperar a que abriera el kiosko. Significaba que toda España se iba a enterar de lo que estábamos haciendo. Era brutal. Hoy, eso es igual de importante, pero a través de redes sociales pues tener una presencia y contacto que antes no podías tener. En el año 2000 nos movíamos con diapositivas de 8×8 y 4×4. Mandábamos cartas con las ofertas. Hoy hay artistas que sin un currículum y una infraestructura mercantil logran muchísimo, una gran visibilidad. Claro que ha cambiado la escena. Pero las galerías no lo han hecho a la velocidad a la que lo han hecho las redes y los tiempos. Nos encontramos con el reto de generar un modelo nuevo y este pasa por la digitalización sí o sí. Nosotros vendemos desde la red, pero ese no es el modelo de futuro. Lo que tiene que cambiar las galerías es la manera de comunicar. —¿Cómo tienen pensado celebrarlo?—C. P.: Lo haremos desde el 17 de enero, con una muestra en la galería de Francesc Torres. A la par, en el Colegio de Arquitectos de Murcia, organizamos una segunda cita con la historia de T-20 a través de material de archivo. Nuestra historia gráfica. Ese viernes se presenta ARCO a medios nacionales en Murcia en el Centro Párraga…—N. R.: Estamos agradecidísimos y encantados, un bonito gesto descentralizador de la feria que nos parece necesario. —¿Por qué con este artista?—C. P.: En realidad su muestra estaba programada desde hace un año y medio, incluso antes de su premio.—Pero querían que coincidiera el aniversario con este autor…—C. P. : Eso sí. Y es así porque llevamos muchos años trabajando con él, queríamos celebrar con alguien de peso. Queríamos que fuera alguien muy vinculado a la firma y no repetir con los que celebramos en 2020.—N. R.: En realidad, vamos a celebrar con todos los históricos, y va a ser una temporada preciosa, porque en marzo haremos una segunda tanda. Lo que queremos este año es no dormir. Que la galería no descanse. Un aniversario gitano. En marzo presentamos en ARCO ‘La galería’, un libro editado por La Fábrica, que son nuestras memorias. En ese mismo mes, en Verónicas, inauguramos ‘La noche americana’, una exposición comisariada por nosotros con todos los artistas relevantes en la historia de T-20 con un proyecto que habla del arte dentro del arte. Paralelamente, en el Museo de la Sangre, abrimos una exposición de tesis que se llamará ‘El furor’ que analiza la genealogía barroca de nuestros artistas, y, en el Museo de la Ciudad, una tercera titulada ‘Barro’, con nuestra colección de cerámica, tanto la antigua como la que estamos produciendo ahora con gente como Gordillo. Se inaugurarán juntas y hará que todo el mundo tenga que volver a Murcia. Album de recuerdos. De arriba abajo, Ruiz y Parra en ARCO 2004; reunión de artistas en la inauguración de una expo sobre el punk en T-20; y el salto de la galería a Londres Archivo T-20—C. P.: Y el culmen será la apertura en Madrid en otoño. Y, por el camino, ARCOlisboa, La Mar de Músicas … Porque lo habitual se va a mantener. —Ustedes son de los que se llevan el trabajo a casa. ¿Eso es ventaja o inconveniente?—C. P.: Como ha sido así toda la vida, no sabemos cómo se haría de otra. Nosotros sabemos, de todas maneras, separar muy bien. Quizás eso es lo que nos salva.—N. R.: Y de forma natural, desde que abrimos la galería, aprendimos a separar labores. Cuando entra algo vemos cómo cae de forma orgánica en un lado u otro. —C. P.: Quizás la gente puede pensar que estamos haciendo los dos lo mismo todo el rato, pero no es así, aunque sí que hay cuestiones que pasan necesariamente por los dos como elegir un artista o preparar una feria.—N. R.: T-20 es más Carolina y T-20 Proyectos es más mío, aunque al final seamos un equipo. Y bastante bueno.—¿Qué recuerdan con especial cariño?—C. P.: El primer ARCO.—N. R. : El primer ARCO fue precioso. O el año pasado, cuando el Museo Reina Sofía nos compró una pieza de Sonia Navarro. También cuando inauguramos este local, que esperamos que sea el definitivo. Escribiendo el libro nos hemos dado cuenta de que el trabajo se mezcla con la vida y de repente nacen nuestros hijos. No sabemos si T-20 es parte de nosotros o somos nosotros mismos. Se cruza eso que decía Beuys del arte con la vida: Sonia Navarro es la madrina de Martina, nuestra hija; nosotros somos ‘Nacho T-20’ y ‘Carolina T-20’. Es nuestro apellido. —C. P.: Las dos exposiciones de Isidoro Valcárcel Medina son un recuerdo maravilloso.—N. R.: Otro momentazo fue cuando Paloma de la Cruz inauguró en el Pompidou… —De forma que los 20, los celebraron en pandemia. ¿Fue uno de los momentos más duros?—C. P.: Qué va. Fue mucho peor la crisis de 2009 que la pandemia.—N. R.: La pandemia fue algo horrible, pero a nosotros como galería nos enseñó muchas cosas. Nos permitió parar y pensar. Empezamos a comunicarnos de otra manera. Las ventas no bajaron y veníamos de un ARCO bueno antes, lo que protegió de alguna manera al sector del arte español. —C. P.: Celebramos en enero el aniversario aún sin pandemia con ‘Old Masters. New Entries’. Las nuevas entradas eran Paloma, Gala Knorr y Arturo Comas. —¿Qué queda por hacer?—N. R.: Yo te diría que crecer. —C. P.: En principio hay que sacar lo de Madrid adelante, que no es poco.—N. R.: Hay que seguir investigando, seguir descubriendo a gente. Un reto muy importante es no quedarse descolgado. No perder el pulso del tiempo. Es muy fácil dormirse, pasa una generación y tú estás en otra onda. No podemos permitirnos eso. Los galeristas, en 2019 T-20—¿Se piensa en la jubilación?—N. R.: No presionamos a nuestros hijos en ese sentido. Ellos han crecido en este entorno, su álbum de fotos es precioso, están en brazos de todo el mundo…—C. P.: Pero tienen 11 y 15 años. Son muy pequeños para decidir si quieren continuar con esto.—N. R.: Vienen por aquí, se cuelan en los montajes, reconocen las obras, que eso es muy chulo… Pero yo creo que si quisiéramos que formaran parte y los forzásemos un poquito, sería contraproducente. Es mejor que fluya todo. Era el 13 de enero de 2000 cuando en la calle Trapería 20 de Murcia (de ahí su nombre) se inauguraba la exposición ‘1970. Circa’. Apoyando a los artistas de su generación, Carolina Parra y Nacho Ruiz ponían en marcha no solo una galería, sino una forma de entender la promoción artística que, con el tiempo, dio pie a su hermano T-20 Proyectos, con el que hacerse hueco en la escena institucional. Dos décadas y media después, T-20 es una firma sólida que promociona el arte español de distintas generaciones y que este 2025 sacia su hambre de crecimiento abriendo sucursal en Madrid. También un libro editado por La Fábrica repasará pronto sus logros. Noticias relacionadas estandar Si Jeff Koons: «Espero que la gente pueda relacionarse de forma sincera con mi trabajo y reflexione sobre él sin prejuicios» Javier Díaz-Guardiola estandar Si ARTE Sístoles y diástoles de la producción artística anual Javier Díaz-Guardiola—Veinticinco años, se dice pronto. ¿Se han pasado rápido?—Carolina Parra: A mí, sí. En realidad, como no hemos parado, no nos ha dado tiempo a ser conscientes. —Nacho Ruiz: Han sido segundos. Es que no nos hemos aburrido nunca. —¿Cómo se decide lo de abrir una galería?—N. R.: La culpa es de Carolina.—C. P.: Cuando terminamos la carrera y nos pusimos a darle vueltas a qué íbamos a hacer, estaba la opción de hacer un máster de museología, de montaje y gestión, seguir con el doctorado, que al final también hicimos. Pero finalmente decidimos…—N. R.: Decidió.—C. P.: ‘Decidí’… Que el dinero que teníamos para ese máster que era un préstamo-beca del Banco de Santander en el que el aval era tu expediente académico, unas 600,000 pesetas cada uno, dedicarlo para montar la galería, algo que permitía las bases. Te dejaban dos años de carencia para pagarlo. Nos gustaba el asunto de fundar una galería y tenía más sentido fundarla directamente sin máster que hacer máster y montarla luego.—¿Qué referentes tenían en la cabeza?—C. P.: Lo que conocíamos de Murcia era la experiencia de Espacio Mínimo.—N. R.: Eran la gran referencia, con un modelo casi perfecto. Desde Murcia consiguieron una dimensión nacional. En Madrid nos fascinaba Oliva Arauna…—C. P.: De hecho fue a una de las primeras galeristas a las que nos presentamos para conocerla y decirle lo que queríamos hacer. Se portó siempre muy bien con nosotros.—¿Y cómo personalizaban ustedes el modelo?—N. R.: Había algo básico y es que todas las galerías, en ese momento eran muy parecidas. El patrón repetía lo que hacían las tres grandes: Helga, Soledad y Arauna. Se estaba dando un giro hacia la foto, pero las líneas eran similares. Nosotros quisimos plantear una alternativa. Y sumar riesgo comenzando a trabajar con artistas de nuestra generación, que estaban todos en la facultad o acabando la carrera: Sonia Navarro, Nico Munuera, Eugenio Merino… —C. P.: El proyecto de fin de carrera de Sonia Navarro fue su primera individual en la galería. La primera exposición se tituló ‘1970. Circa’ porque precisamente se ocupaba de artistas con los que compartíamos generación. Hacíamos la declaración de intenciones de crecer con ellos.—N. R.: En ese momento había dos alternativas: O hincharte a comer chocolate o desfilar por la pasarela. Nosotros queríamos lo segundo, es decir, no ceder a lo comercial, lo que era mucho más difícil e hizo que los comienzos fueran difíciles. Pero la fórmula funcionó. Momentazos. De arriba abajo, los galeristas en 2001 en la inauguración de Eugenio Merino; Ruiz y Parra con Valcárcel Medina; y la galerista con Paco Jarauta en la inauguración de T-20 Archivo T-20—Esa es la pregunta: ¿Qué ha ocurrido en todo este tiempo?—N. R.: Pues que ahora trabajamos con algunos artistas que podrían ser nuestros hijos: Paloma de la Cruz, Diego Balazs … Han ocurrido muchas cosas. Para empezar, de las galerías mencionadas solo sigue activa Helga. Cuando empezamos, ‘los artistas’ eran Tàpies y Chillida. Han muerto los dos. Internet era algo lejano y las galerías no tenían web. El mundo ha cambiado completamente. T-20 ha cambiado pero mantiene la filosofía inicial.—C. P.: Esos artistas desconocidos con los que comenzamos ya están en el mercado. El modelo ha funcionado y trabajamos también con artistas que eran como ellos cuando empezamos, sin dejar a los otros, de forma que se está creando una red que se retroalimenta. Seguimos siendo una galería lanzadera de descubrimientos y vemos que hay muchos artistas que empiezan que nos buscan precisamente por esto.—¿Es natural que se renueve constantemente la nómina de artistas?—N. R.: Es algo natural. Nosotros solo continuamos con tres con los que empezamos: Miguel Fructuoso, FOD y Sonia Navarro. Con ellos celebramos el 20 aniversario. Pero también es natural que el artista busque otros destinos. Para empezar, porque las relaciones, ni las de pareja siquiera, duran para siempre. Los celos, la intensidad emocional de las relaciones de pareja se repiten en una galería. Por otro lado, la galería tiene que renovar su programación. Los coleccionistas exigen lo del descubrimiento. ¿Recuerdas el anuncio de Pirelli: ‘La fuerza sin control no funciona’? Un galerista ha de tener ojo pero también la capacidad de acompañar al artista hasta unos destinos. Una vez que eso ocurre, la galería define su filosofía y el artista también. —Pero una cosa es pensar con la cabeza y otra con el corazón. Hay artistas muy buenos que no funcionan comercialmente. ¿Con qué piensa T-20?—N. R.: Nosotros siempre apoyamos al artista, se venda o no. —C. P.: Y hemos tenido artistas que han estado ARCOs, años, ferias, sin vender nada. Pero el tiempo nos ha dado la razón. Y unos compensan a otros. La galería vive de los que venden más, que permiten arriesgar con otros.—N. R.: Y un artista muy bueno puede vender mucho. De Isidoro Valcárcel Medina, nunca hemos vendido una pieza. Es uno de los grandes maestros y seguiremos trabajando con él. Luego hay otros creadores fantásticos en otros terrenos que mantienen todo en equilibrio. A nosotros nos toca compensar todo eso. Una galería cobra un porcentaje muy alto sobre una venta. Pero si nos limitamos a vender nos convertimos en una tienda. Nosotros somos otra cosa: somos agentes, somos socios de los artistas. Entre ambas partes invertimos y construimos cosas. Y siempre que empezamos con algún artista que vemos que no se vende decimos lo mismo, porque sabemos que es un buen nombre: ‘Lo pagaréis más caro’.—El nombre de T-20 viene de su primera sede en Murcia, en la calle Trapería, 20. ¿Cuál es su filosofía hoy? ¿Qué tienen en común Valcárcel Medina y Paloma de la Cruz?—N. R.: Es verdad que no es que sean emergentes, un término que, de tanto usarlo, como el de ‘indie’, lo hemos agotado. Pero es cierto que todos compartimos un cierto modelo de lo artístico que vive de espaldas a todo tipo de listas y ránkings. No participamos del ‘mainstream’. Cuando hablas con Francesc Torres, Premio Velázquez en 2024, encuentras una actitud más contestataria que en muchos de los artistas que hoy trabajan un determinado tipo de pintura y que fluyen por IG. Lo mismo todos buscamos algo que hizo que todos fuéramos emergentes y es la búsqueda de cierta reacción contra el aburguesamiento y contra la modorra. Contra lo convencional.—Han trabajado siempre desde la periferia. ¿Por qué siguen en Murcia?—C. P.: Cuando montamos la galería nunca nos planteamos que fuera en otro sitio. Vivíamos aquí, nos encantaba, y había buenos referentes. Trabajar desde la periferia era positivo. Nos ayudaba a colaborar con ciertos artistas que ya tenían galería en Madrid, a colaborar con galerías de allí que nos cedían artistas…—N. R.: Nosotros aquí podíamos programar lo que queríamos. Por otra parte, teníamos un compromiso con nuestra ciudad y hemos creado una escena. Hemos enriquecido el contexto en Murcia. Y hay una idea que no nos termina de gustar: España sigue siendo un país muy centralista como lo es Francia o Inglaterra. Pero cuando piensas en la lista de artistas que te gustan posiblemente la mitad no es de ahí. Que todo fluya hacia Madrid es inevitable y todos estamos en Madrid de una manera o de otra, a través de ferias. Pero es fundamental que defendamos las posiciones excéntricas. La periferia es central. Fíjate, el estar lejos de Madrid fue una rémora pero también ha sido un cúmulo de posibilidades en otra. —¿Y en 25 años ha habido la tentación de dar el salto? No necesariamente a Madrid. —C. P.: Siempre hemos pensado que estamos muy bien aquí y vamos a seguir aquí, pero te contamos en primicia que vamos a abrir en Madrid en 2025…—N. R.: Nos hemos pensado mucho si te lo decíamos o no. Porque no vamos a cerrar en Murcia. Y la galería principal será la de Murcia. Madrid será una sucursal. Es necesario mantener nuestra filosofía y la galería es necesaria en Murcia. —¿En Madrid, en dónde?—Ambos: En Doctor Fourquet. —C. P.: Firmamos la compra del espacio en breve.—N. R: Estamos diseñando el proyecto global porque si nunca hemos querido que el proyecto de T-20 fuera convencional queremos darle una vuelta a la idea de programación. —C. P.: Y aunque será en 2025, será avanzado el año, posiblemente para Apertura. Hay que reformar el espacio.Proyectazos. De arriba abajo, propuestas de T-20 Proyectos en Caravaca de la Cruz (Santiago Ydáñez), Genalguacil Pueblo Museo y Banco de Santander Archivo T-20—¿Al final es inevitable para una galería acabar en Madrid?—N. R.: Siempre hemos estado allí, porque parte de nuestro mercado está en Madrid. Y la mayoría de galerías de nuestro perfil de fuera de la ciudad repite el modelo porque los grandes recursos están aquí: el Museo Reina Sofía está en Madrid. —C. P.: Sin tener espacio físico, siempre hemos trabajado en Madrid, mucho más que en Murcia si nos referimos a ventas.—N. R.: He inevitablemente llega un momento en el que tienes que creer. En el punto en el que estábamos o crecíamos o nos aburguesábamos. Hace poco, un ‘coach’ financiero nos decía que nosotros estábamos ya para ser venerables, vivir de las rentas, vender fondos… Eso nos dio muy mal rollo. Así que nos hemos ido a todo lo contrario. —Sí que es cierto que fueron de las primeras firmas que se dieron cuenta de la necesidad de diversificar el negocio. ¿Qué fue y que es T-20 Proyectos?—N. R.: T-20 Proyectos generó un modelo nuevo que para nosotros fue perfecto y que nos hizo crecer en todos los sentidos. Primero, porque nos ha permitido trabajar también en el plano institucional y ha obligado a la galería a generar músculo, con mejores contactos, con mejores proyectos. Creo que, gracias a esto, cada vez estamos mejor asentados. T-20 Proyectos, con propuestas como la actual de Tegeo en Caravaca, la que hicimos junto al Banco de Santander, o lo de Solana en Málaga, ha sido una aventura maravillosa que nos ha hecho aprender muchísimo. Todo eso repercute en la galería. En T-20 Proyectos no hay nada comercial, no se puede vender nada, pero una cosa ayuda a la otra, y las dos generan un nuevo modelo de trabajo. —¿Qué define hoy a T-20?—C. P.: Hoy nos ha dicho un amigo que somos ‘acróbatas del arte’. Siempre estamos dando un mortal más.—N. R.: Hay una cosa que no podemos hacer y es aburrirte a ti ni aburrirnos nosotros. Perder la tensión debe de ser algo triste. —¿Qué se mantiene de su esencia desde el principio?—N. R.: La curiosidad, sobre todo. —C. P.: Estamos siempre pendientes de lo nuevo. No abandonamos esa parte tan característica nuestra. Y la gente se acerca a nuestros estands en ferias como ARCO buscando algo, esperando que allí suceda algo.—¿El éxito de la galería se mide en número de ferias?—N. R.: No. Antes de la crisis de 2009, tenías que estar en mil sitios a la vez. Nosotros llegamos a hacer nueve ferias anuales, que con nuestra infraestructura era una locura. Después de la crisis, que se dijo que el modelo de feria estaba acabado, el tiempo ha demostrado que es fuerte y solido, pero hoy se asume de una manera más razonable. Ya no te matas por estar en una feria en París o Londres. Son importantes, pero no perdemos la perspectiva de que lo importante son las galerías. No puede ser que toda la facturación del año lo hagas en una semana. Hay que potenciar lo que se hace en tu espacio, generar más actividad. T-20 Proyectos, en ese sentido, es la solución. Una galería que no genera actividad es un agujero negro en el centro de una ciudad. —¿Ha cambiado mucho la película en 25 años? —N. R.: Han aparecido las mega-galerías con mil sedes… Hoy, el cambio fundamental es internet y las redes sociales. —C. P.: El mayor cambio es la presencia que hay que tener en lo digital, que es una parte tan importante de la galería como cualquier otra.—N. R.: La primera vez que fuimos a ARCO, ABC Cultural nos dedicó la apertura del especial, una pieza de Sonia Navarro. Nosotros, ese sábado, nos fuimos a las 7:45 con churros a la Gran Vía a esperar a que abriera el kiosko. Significaba que toda España se iba a enterar de lo que estábamos haciendo. Era brutal. Hoy, eso es igual de importante, pero a través de redes sociales pues tener una presencia y contacto que antes no podías tener. En el año 2000 nos movíamos con diapositivas de 8×8 y 4×4. Mandábamos cartas con las ofertas. Hoy hay artistas que sin un currículum y una infraestructura mercantil logran muchísimo, una gran visibilidad. Claro que ha cambiado la escena. Pero las galerías no lo han hecho a la velocidad a la que lo han hecho las redes y los tiempos. Nos encontramos con el reto de generar un modelo nuevo y este pasa por la digitalización sí o sí. Nosotros vendemos desde la red, pero ese no es el modelo de futuro. Lo que tiene que cambiar las galerías es la manera de comunicar. —¿Cómo tienen pensado celebrarlo?—C. P.: Lo haremos desde el 17 de enero, con una muestra en la galería de Francesc Torres. A la par, en el Colegio de Arquitectos de Murcia, organizamos una segunda cita con la historia de T-20 a través de material de archivo. Nuestra historia gráfica. Ese viernes se presenta ARCO a medios nacionales en Murcia en el Centro Párraga…—N. R.: Estamos agradecidísimos y encantados, un bonito gesto descentralizador de la feria que nos parece necesario. —¿Por qué con este artista?—C. P.: En realidad su muestra estaba programada desde hace un año y medio, incluso antes de su premio.—Pero querían que coincidiera el aniversario con este autor…—C. P. : Eso sí. Y es así porque llevamos muchos años trabajando con él, queríamos celebrar con alguien de peso. Queríamos que fuera alguien muy vinculado a la firma y no repetir con los que celebramos en 2020.—N. R.: En realidad, vamos a celebrar con todos los históricos, y va a ser una temporada preciosa, porque en marzo haremos una segunda tanda. Lo que queremos este año es no dormir. Que la galería no descanse. Un aniversario gitano. En marzo presentamos en ARCO ‘La galería’, un libro editado por La Fábrica, que son nuestras memorias. En ese mismo mes, en Verónicas, inauguramos ‘La noche americana’, una exposición comisariada por nosotros con todos los artistas relevantes en la historia de T-20 con un proyecto que habla del arte dentro del arte. Paralelamente, en el Museo de la Sangre, abrimos una exposición de tesis que se llamará ‘El furor’ que analiza la genealogía barroca de nuestros artistas, y, en el Museo de la Ciudad, una tercera titulada ‘Barro’, con nuestra colección de cerámica, tanto la antigua como la que estamos produciendo ahora con gente como Gordillo. Se inaugurarán juntas y hará que todo el mundo tenga que volver a Murcia. Album de recuerdos. De arriba abajo, Ruiz y Parra en ARCO 2004; reunión de artistas en la inauguración de una expo sobre el punk en T-20; y el salto de la galería a Londres Archivo T-20—C. P.: Y el culmen será la apertura en Madrid en otoño. Y, por el camino, ARCOlisboa, La Mar de Músicas … Porque lo habitual se va a mantener. —Ustedes son de los que se llevan el trabajo a casa. ¿Eso es ventaja o inconveniente?—C. P.: Como ha sido así toda la vida, no sabemos cómo se haría de otra. Nosotros sabemos, de todas maneras, separar muy bien. Quizás eso es lo que nos salva.—N. R.: Y de forma natural, desde que abrimos la galería, aprendimos a separar labores. Cuando entra algo vemos cómo cae de forma orgánica en un lado u otro. —C. P.: Quizás la gente puede pensar que estamos haciendo los dos lo mismo todo el rato, pero no es así, aunque sí que hay cuestiones que pasan necesariamente por los dos como elegir un artista o preparar una feria.—N. R.: T-20 es más Carolina y T-20 Proyectos es más mío, aunque al final seamos un equipo. Y bastante bueno.—¿Qué recuerdan con especial cariño?—C. P.: El primer ARCO.—N. R. : El primer ARCO fue precioso. O el año pasado, cuando el Museo Reina Sofía nos compró una pieza de Sonia Navarro. También cuando inauguramos este local, que esperamos que sea el definitivo. Escribiendo el libro nos hemos dado cuenta de que el trabajo se mezcla con la vida y de repente nacen nuestros hijos. No sabemos si T-20 es parte de nosotros o somos nosotros mismos. Se cruza eso que decía Beuys del arte con la vida: Sonia Navarro es la madrina de Martina, nuestra hija; nosotros somos ‘Nacho T-20’ y ‘Carolina T-20’. Es nuestro apellido. —C. P.: Las dos exposiciones de Isidoro Valcárcel Medina son un recuerdo maravilloso.—N. R.: Otro momentazo fue cuando Paloma de la Cruz inauguró en el Pompidou… —De forma que los 20, los celebraron en pandemia. ¿Fue uno de los momentos más duros?—C. P.: Qué va. Fue mucho peor la crisis de 2009 que la pandemia.—N. R.: La pandemia fue algo horrible, pero a nosotros como galería nos enseñó muchas cosas. Nos permitió parar y pensar. Empezamos a comunicarnos de otra manera. Las ventas no bajaron y veníamos de un ARCO bueno antes, lo que protegió de alguna manera al sector del arte español. —C. P.: Celebramos en enero el aniversario aún sin pandemia con ‘Old Masters. New Entries’. Las nuevas entradas eran Paloma, Gala Knorr y Arturo Comas. —¿Qué queda por hacer?—N. R.: Yo te diría que crecer. —C. P.: En principio hay que sacar lo de Madrid adelante, que no es poco.—N. R.: Hay que seguir investigando, seguir descubriendo a gente. Un reto muy importante es no quedarse descolgado. No perder el pulso del tiempo. Es muy fácil dormirse, pasa una generación y tú estás en otra onda. No podemos permitirnos eso. Los galeristas, en 2019 T-20—¿Se piensa en la jubilación?—N. R.: No presionamos a nuestros hijos en ese sentido. Ellos han crecido en este entorno, su álbum de fotos es precioso, están en brazos de todo el mundo…—C. P.: Pero tienen 11 y 15 años. Son muy pequeños para decidir si quieren continuar con esto.—N. R.: Vienen por aquí, se cuelan en los montajes, reconocen las obras, que eso es muy chulo… Pero yo creo que si quisiéramos que formaran parte y los forzásemos un poquito, sería contraproducente. Es mejor que fluya todo.
ARTE
mercado
La galería T-20 nació en Murcia hace dos décadas y media. Ahora es una activa firma que desde la periferia se ha diversificado también en oficina de proyectos. Este 2025 abre sucursal en Madrid
Era el 13 de enero de 2000 cuando en la calle Trapería 20 de Murcia (de ahí su nombre) se inauguraba la exposición ‘1970. Circa’. Apoyando a los artistas de su generación, Carolina Parra y Nacho Ruiz ponían en marcha no solo una galería, …
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