Con una hija preadolescente y años de experiencia en colegios hablando con estudiantes sobre identidad, inmigración, integración y los derechos de las mujeres musulmanas en España, la escritora y columnista Najat El Hachmi ha detectado una necesidad urgente: no hay apenas referentes literarios que hablen de ello a los jóvenes. Por ello, los temas que ha explorado durante años en su narrativa adulta ahora encuentran una nueva voz en ‘Los secretos de Nur’ (Destino), su primera novela juvenil. El Hachmi defiende que, aunque suele pasar desapercibida, siempre hay una Nur en cada clase. Son niñas brillantes y con una enorme capacidad de adaptación, que cargan sobre sus hombros el peso de hacer de puente entre sus padres inmigrantes -con fuertes convicciones y que no dominan el idioma- y las convenciones sociales del extrarradio en el que residen. «Para mí son auténticas heroínas invisibles. Solucionan muchos problemas de sus familias. No las verás como ejemplo de nada, pero son las que están haciendo una revolución , porque están ahí llevando a cabo un proceso de negociación y de reflexión sobre ellas mismas, sobre sus familias y la sociedad que creo que es muy importante e interesante», afirma.Noticia Relacionada libros estandar Si Najat El Hachmi: «El buenismo también es racismo» La escritora marroquí afincada en Cataluña ha ganado el Premio Nadal con «El lunes nos querrán» y en esta conversación no sólo nos relata las claves de la historia, también nos desglosa cómo ser mujer en una sociedad musulmana, vivir en la periferia de la periferia En su novela, Nur es una niña de 12 años, de origen marroquí, que vive en la periferia de Barcelona y recibe una beca para estudiar en el mejor instituto de la ciudad. A través del formato de diario, El Hachmi trenza el relato de sus vivencias cotidianas con las preguntas que le despierta la realidad que le rodea. En esa escritura íntima se manifiesta una tensión que atraviesa a muchos hijos de inmigrantes : no han vivido en el país de origen de sus padres, pero tampoco consiguen quitarse de encima la etiqueta de «extranjeros» . «El problema es cuando los demás te dividen en dos. Te dicen que tienes que ser o de aquí o de allá. Eso es lo que resulta más conflictivo. ¿Cómo vas a escoger entre tu familia y tus amigas o tu barrio y tu educación? Ahora todos estamos siendo obligados a extremar nuestras posiciones, por desgracia, pero a mí me parece mucho más interesante el matiz, y el sí pero no. No somos de blanco y negro, las personas somos mucho más complejas».A caballo entre la infancia y la adultez, y entre dos culturas, Nur se enfrenta a la falacia de la igualdad de oportunidades y al racismo del ‘Barrio de Arriba’, pero también al machismo que impone su entorno familiar y religioso en el ‘Barrio de Abajo’, donde incluso sus propios compañeros presionan a las chicas si no llevan velo . «Yo quería transmitir lo complejo que es para una niña, casi te diría que esquizofrénico, estar recibiendo unos mensajes que chocan entre sí y vuelven todavía más complicado ese proceso de formación de la propia identidad». Najat piensa que la población femenina acusa más el choque. «Nur tiene tres ejes que la oprimen: el de su sexo, el de su procedencia y el de la clase social ». Por ser chica, tiene que llevar a cabo más tareas que sus hermanos y tiene mucha menos libertad que ellos. Y el machismo no se circunscribe al círculo familiar. «En institutos donde hay una mayoría de población musulmana hay un control muy fuerte sobre las chicas, sobre lo que hacen, con quién hablan, cómo se visten… Si no se previene o no se actúa, puede llegar a ser un entorno bastante asfixiante para ellas porque el control de la familia se hace extensivo también al entorno escolar al estar ahí esos chicos a los que, además, nadie educa para que respeten la libertad de las chicas. Todo lo contrario. Muchas veces se les dice que ellos tienen que controlarlas », relata El Hachmi. ‘Los secretos de Nur’ no elude la polémica del velo. «En los colegios de Educación Primaria debería estar prohibidísimo porque poner un pañuelo a una niña es hipersexualizarla. Estás diciendo que su cuerpo tiene una carga sexual que hay que ocultar. Extendería esa prohibición a Secundaria, pero es mucho más conflictivo porque las chicas dicen que lo llevan porque quieren. No obstante, creo que la educación obligatoria debería estar libre de elementos que denigren y que transmitan ese sometimiento de las mujeres», apunta la escritora, que reconoce que sus opiniones ha hecho que le tilden de ‘islamófoba’. «Cuando me invitaron a hacer el pregón de la Mercè, algunas entidades pidieron que se cancelara mi participación», recuerda la autora, que recibió la propuesta poco tiempo después de ganar el premio Nadal con ‘El lunes nos querrán’ .Igualdad de oportunidadesPero para ella la prohibición del velo es solo la punta del iceberg. «Luego tendríamos que hablar de muchas otras cosas, como la posibilidad de participar en actividades como las otras niñas: natación, hacer excursiones o ir a campamentos. Hay muchísimas cosas que no pueden hacer por el simple hecho de ser niñas. Tendría que haber un trabajo a fondo con las familias para ir cambiando su perspectiva con estas cuestiones». La última barrera es la de la clase social, representada en su libro en el ‘Barrio de Abajo’. «Es la que está más normalizada, la que se ve menos. Es una exclusión física en el sentido de que te han relegado a ese barrio en el que se supone que tienes que vivir, un poco separados del resto. Pero las personas con las que convives son de tu misma procedencia y solo te das cuenta cuando vas creciendo. Al traspasar esa frontera invisible entre los de abajo y los de arriba es cuando te das cuenta de las diferencias. De hecho, Nur no padece el racismo hasta que no va al instituto del ‘Barrio de Arriba’ porque en el suyo todos son diversos».Cuando a Nur le anuncian que le han concedido una beca para ir a ese centro, le entran las dudas. No quiere abandonar a sus compañeros de siempre ni tener que trasladarse tan lejos. Sin poder hacer uso del comedor ni ir a las actividades que no están cubiertas por la ayuda, pone en evidencia el lado oscuro de la igualdad de oportunidades . «Las enormes diferencias entre unos centros y otros anulan su posible existencia. Es una especie de castración de las capacidades . Por ejemplo, las niñas muy inteligentes que se aburren porque no las pueden atender en su centro. No están disfrutando de su propia inteligencia, Y es terrible tener un don de este tipo y que tengas que disimularlo». Para la autora, la desigualdad no es solo una cuestión individual: es una pérdida colectiva . «Estamos desperdiciando inteligencia, creatividad, talento… y eso nos afecta a todos. Como sociedad, también salimos perdiendo ya simplemente porque no estamos destinando recursos a quienes no nacen ya en una familia que les puede estimular». Nur lo condensa cuando se pregunta: «Pero, ¿por qué no me dan esa educación donde estoy?». Con una hija preadolescente y años de experiencia en colegios hablando con estudiantes sobre identidad, inmigración, integración y los derechos de las mujeres musulmanas en España, la escritora y columnista Najat El Hachmi ha detectado una necesidad urgente: no hay apenas referentes literarios que hablen de ello a los jóvenes. Por ello, los temas que ha explorado durante años en su narrativa adulta ahora encuentran una nueva voz en ‘Los secretos de Nur’ (Destino), su primera novela juvenil. El Hachmi defiende que, aunque suele pasar desapercibida, siempre hay una Nur en cada clase. Son niñas brillantes y con una enorme capacidad de adaptación, que cargan sobre sus hombros el peso de hacer de puente entre sus padres inmigrantes -con fuertes convicciones y que no dominan el idioma- y las convenciones sociales del extrarradio en el que residen. «Para mí son auténticas heroínas invisibles. Solucionan muchos problemas de sus familias. No las verás como ejemplo de nada, pero son las que están haciendo una revolución , porque están ahí llevando a cabo un proceso de negociación y de reflexión sobre ellas mismas, sobre sus familias y la sociedad que creo que es muy importante e interesante», afirma.Noticia Relacionada libros estandar Si Najat El Hachmi: «El buenismo también es racismo» La escritora marroquí afincada en Cataluña ha ganado el Premio Nadal con «El lunes nos querrán» y en esta conversación no sólo nos relata las claves de la historia, también nos desglosa cómo ser mujer en una sociedad musulmana, vivir en la periferia de la periferia En su novela, Nur es una niña de 12 años, de origen marroquí, que vive en la periferia de Barcelona y recibe una beca para estudiar en el mejor instituto de la ciudad. A través del formato de diario, El Hachmi trenza el relato de sus vivencias cotidianas con las preguntas que le despierta la realidad que le rodea. En esa escritura íntima se manifiesta una tensión que atraviesa a muchos hijos de inmigrantes : no han vivido en el país de origen de sus padres, pero tampoco consiguen quitarse de encima la etiqueta de «extranjeros» . «El problema es cuando los demás te dividen en dos. Te dicen que tienes que ser o de aquí o de allá. Eso es lo que resulta más conflictivo. ¿Cómo vas a escoger entre tu familia y tus amigas o tu barrio y tu educación? Ahora todos estamos siendo obligados a extremar nuestras posiciones, por desgracia, pero a mí me parece mucho más interesante el matiz, y el sí pero no. No somos de blanco y negro, las personas somos mucho más complejas».A caballo entre la infancia y la adultez, y entre dos culturas, Nur se enfrenta a la falacia de la igualdad de oportunidades y al racismo del ‘Barrio de Arriba’, pero también al machismo que impone su entorno familiar y religioso en el ‘Barrio de Abajo’, donde incluso sus propios compañeros presionan a las chicas si no llevan velo . «Yo quería transmitir lo complejo que es para una niña, casi te diría que esquizofrénico, estar recibiendo unos mensajes que chocan entre sí y vuelven todavía más complicado ese proceso de formación de la propia identidad». Najat piensa que la población femenina acusa más el choque. «Nur tiene tres ejes que la oprimen: el de su sexo, el de su procedencia y el de la clase social ». Por ser chica, tiene que llevar a cabo más tareas que sus hermanos y tiene mucha menos libertad que ellos. Y el machismo no se circunscribe al círculo familiar. «En institutos donde hay una mayoría de población musulmana hay un control muy fuerte sobre las chicas, sobre lo que hacen, con quién hablan, cómo se visten… Si no se previene o no se actúa, puede llegar a ser un entorno bastante asfixiante para ellas porque el control de la familia se hace extensivo también al entorno escolar al estar ahí esos chicos a los que, además, nadie educa para que respeten la libertad de las chicas. Todo lo contrario. Muchas veces se les dice que ellos tienen que controlarlas », relata El Hachmi. ‘Los secretos de Nur’ no elude la polémica del velo. «En los colegios de Educación Primaria debería estar prohibidísimo porque poner un pañuelo a una niña es hipersexualizarla. Estás diciendo que su cuerpo tiene una carga sexual que hay que ocultar. Extendería esa prohibición a Secundaria, pero es mucho más conflictivo porque las chicas dicen que lo llevan porque quieren. No obstante, creo que la educación obligatoria debería estar libre de elementos que denigren y que transmitan ese sometimiento de las mujeres», apunta la escritora, que reconoce que sus opiniones ha hecho que le tilden de ‘islamófoba’. «Cuando me invitaron a hacer el pregón de la Mercè, algunas entidades pidieron que se cancelara mi participación», recuerda la autora, que recibió la propuesta poco tiempo después de ganar el premio Nadal con ‘El lunes nos querrán’ .Igualdad de oportunidadesPero para ella la prohibición del velo es solo la punta del iceberg. «Luego tendríamos que hablar de muchas otras cosas, como la posibilidad de participar en actividades como las otras niñas: natación, hacer excursiones o ir a campamentos. Hay muchísimas cosas que no pueden hacer por el simple hecho de ser niñas. Tendría que haber un trabajo a fondo con las familias para ir cambiando su perspectiva con estas cuestiones». La última barrera es la de la clase social, representada en su libro en el ‘Barrio de Abajo’. «Es la que está más normalizada, la que se ve menos. Es una exclusión física en el sentido de que te han relegado a ese barrio en el que se supone que tienes que vivir, un poco separados del resto. Pero las personas con las que convives son de tu misma procedencia y solo te das cuenta cuando vas creciendo. Al traspasar esa frontera invisible entre los de abajo y los de arriba es cuando te das cuenta de las diferencias. De hecho, Nur no padece el racismo hasta que no va al instituto del ‘Barrio de Arriba’ porque en el suyo todos son diversos».Cuando a Nur le anuncian que le han concedido una beca para ir a ese centro, le entran las dudas. No quiere abandonar a sus compañeros de siempre ni tener que trasladarse tan lejos. Sin poder hacer uso del comedor ni ir a las actividades que no están cubiertas por la ayuda, pone en evidencia el lado oscuro de la igualdad de oportunidades . «Las enormes diferencias entre unos centros y otros anulan su posible existencia. Es una especie de castración de las capacidades . Por ejemplo, las niñas muy inteligentes que se aburren porque no las pueden atender en su centro. No están disfrutando de su propia inteligencia, Y es terrible tener un don de este tipo y que tengas que disimularlo». Para la autora, la desigualdad no es solo una cuestión individual: es una pérdida colectiva . «Estamos desperdiciando inteligencia, creatividad, talento… y eso nos afecta a todos. Como sociedad, también salimos perdiendo ya simplemente porque no estamos destinando recursos a quienes no nacen ya en una familia que les puede estimular». Nur lo condensa cuando se pregunta: «Pero, ¿por qué no me dan esa educación donde estoy?».
En su primera novela juvenil, la escritora proyecta en la voz de una preadolescente sus reflexiones acerca de la identidad, la inmigración, la integración y los derechos de las mujeres musulmanas en España
Con una hija preadolescente y años de experiencia en colegios hablando con estudiantes sobre identidad, inmigración, integración y los derechos de las mujeres musulmanas en España, la escritora y columnista Najat El Hachmi ha detectado una necesidad urgente: no hay apenas referentes literarios que hablen de ello a los jóvenes. Por ello, los temas que ha explorado durante años en su narrativa adulta ahora encuentran una nueva voz en ‘Los secretos de Nur’ (Destino), su primera novela juvenil.
El Hachmi defiende que, aunque suele pasar desapercibida, siempre hay una Nur en cada clase. Son niñas brillantes y con una enorme capacidad de adaptación, que cargan sobre sus hombros el peso de hacer de puente entre sus padres inmigrantes -con fuertes convicciones y que no dominan el idioma- y las convenciones sociales del extrarradio en el que residen. «Para mí son auténticas heroínas invisibles. Solucionan muchos problemas de sus familias. No las verás como ejemplo de nada, pero son las que están haciendo una revolución, porque están ahí llevando a cabo un proceso de negociación y de reflexión sobre ellas mismas, sobre sus familias y la sociedad que creo que es muy importante e interesante», afirma.
En su novela, Nur es una niña de 12 años, de origen marroquí, que vive en la periferia de Barcelona y recibe una beca para estudiar en el mejor instituto de la ciudad. A través del formato de diario, El Hachmi trenza el relato de sus vivencias cotidianas con las preguntas que le despierta la realidad que le rodea. En esa escritura íntima se manifiesta una tensión que atraviesa a muchos hijos de inmigrantes: no han vivido en el país de origen de sus padres, pero tampoco consiguen quitarse de encima la etiqueta de «extranjeros». «El problema es cuando los demás te dividen en dos. Te dicen que tienes que ser o de aquí o de allá. Eso es lo que resulta más conflictivo. ¿Cómo vas a escoger entre tu familia y tus amigas o tu barrio y tu educación? Ahora todos estamos siendo obligados a extremar nuestras posiciones, por desgracia, pero a mí me parece mucho más interesante el matiz, y el sí pero no. No somos de blanco y negro, las personas somos mucho más complejas».
A caballo entre la infancia y la adultez, y entre dos culturas, Nur se enfrenta a la falacia de la igualdad de oportunidades y al racismo del ‘Barrio de Arriba’, pero también al machismo que impone su entorno familiar y religioso en el ‘Barrio de Abajo’, donde incluso sus propios compañeros presionan a las chicas si no llevan velo. «Yo quería transmitir lo complejo que es para una niña, casi te diría que esquizofrénico, estar recibiendo unos mensajes que chocan entre sí y vuelven todavía más complicado ese proceso de formación de la propia identidad».
Najat piensa que la población femenina acusa más el choque. «Nur tiene tres ejes que la oprimen: el de su sexo, el de su procedencia y el de la clase social». Por ser chica, tiene que llevar a cabo más tareas que sus hermanos y tiene mucha menos libertad que ellos. Y el machismo no se circunscribe al círculo familiar. «En institutos donde hay una mayoría de población musulmana hay un control muy fuerte sobre las chicas, sobre lo que hacen, con quién hablan, cómo se visten… Si no se previene o no se actúa, puede llegar a ser un entorno bastante asfixiante para ellas porque el control de la familia se hace extensivo también al entorno escolar al estar ahí esos chicos a los que, además, nadie educa para que respeten la libertad de las chicas. Todo lo contrario. Muchas veces se les dice que ellos tienen que controlarlas», relata El Hachmi.
‘Los secretos de Nur’ no elude la polémica del velo. «En los colegios de Educación Primaria debería estar prohibidísimo porque poner un pañuelo a una niña es hipersexualizarla. Estás diciendo que su cuerpo tiene una carga sexual que hay que ocultar. Extendería esa prohibición a Secundaria, pero es mucho más conflictivo porque las chicas dicen que lo llevan porque quieren. No obstante, creo que la educación obligatoria debería estar libre de elementos que denigren y que transmitan ese sometimiento de las mujeres», apunta la escritora, que reconoce que sus opiniones ha hecho que le tilden de ‘islamófoba’. «Cuando me invitaron a hacer el pregón de la Mercè, algunas entidades pidieron que se cancelara mi participación», recuerda la autora, que recibió la propuesta poco tiempo después de ganar el premio Nadal con ‘El lunes nos querrán’.
Igualdad de oportunidades
Pero para ella la prohibición del velo es solo la punta del iceberg. «Luego tendríamos que hablar de muchas otras cosas, como la posibilidad de participar en actividades como las otras niñas: natación, hacer excursiones o ir a campamentos. Hay muchísimas cosas que no pueden hacer por el simple hecho de ser niñas. Tendría que haber un trabajo a fondo con las familias para ir cambiando su perspectiva con estas cuestiones».
La última barrera es la de la clase social, representada en su libro en el ‘Barrio de Abajo’. «Es la que está más normalizada, la que se ve menos. Es una exclusión física en el sentido de que te han relegado a ese barrio en el que se supone que tienes que vivir, un poco separados del resto. Pero las personas con las que convives son de tu misma procedencia y solo te das cuenta cuando vas creciendo. Al traspasar esa frontera invisible entre los de abajo y los de arriba es cuando te das cuenta de las diferencias. De hecho, Nur no padece el racismo hasta que no va al instituto del ‘Barrio de Arriba’ porque en el suyo todos son diversos».
Cuando a Nur le anuncian que le han concedido una beca para ir a ese centro, le entran las dudas. No quiere abandonar a sus compañeros de siempre ni tener que trasladarse tan lejos. Sin poder hacer uso del comedor ni ir a las actividades que no están cubiertas por la ayuda, pone en evidencia el lado oscuro de la igualdad de oportunidades. «Las enormes diferencias entre unos centros y otros anulan su posible existencia. Es una especie de castración de las capacidades. Por ejemplo, las niñas muy inteligentes que se aburren porque no las pueden atender en su centro. No están disfrutando de su propia inteligencia, Y es terrible tener un don de este tipo y que tengas que disimularlo».
Para la autora, la desigualdad no es solo una cuestión individual: es una pérdida colectiva. «Estamos desperdiciando inteligencia, creatividad, talento… y eso nos afecta a todos. Como sociedad, también salimos perdiendo ya simplemente porque no estamos destinando recursos a quienes no nacen ya en una familia que les puede estimular». Nur lo condensa cuando se pregunta: «Pero, ¿por qué no me dan esa educación donde estoy?».
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