‘No somos nadie’: de menos a lo de siempre

Han pasado varias cosas en el estreno de lo nuevo de Ten, No somos nadie. Por ejemplo, que el programa arranque con unos segundos en negro mientras escuchábamos las voces inconfundibles de María Patiño y Belén Esteban. Podríamos hacer juegos de palabras, gags varios y convertir ese detalle en presagio, pero basta de periodismo que dice lo que cree que va a pasar y no lo que ha pasado. Fue un error técnico que habrá motivado pánico y decibelios, y ya está. Descansemos del drama.

Salió la Patiño haciendo lo que mejor sabe hacer, de despistada cuando sabe perfectamente cómo funciona la cocina por dentro, que sabe que la mejor Patiño es la que hace que el surrealismo funcione. “¿Tú tomas el sol cuando vas a la playa?”, le preguntó a Carolina Sobe, colaboradora racializada del programa. Ella respondió que sí y que se tiene que echar crema porque si no se quema. “Pensé que era una piel como más fuerte”, respondió la presentadora, ante la atenta mirada de la Esteban, la propia Sobe y Alberto Guzmán, que es buen periodista pero mejor cómico. No sé en otras casas, pero a mí me ha hecho mucha gracia.

Arrancó la cosa, que es una mezcla de Ni que fúeramos shhh, Tentáculos, Ni que fuéramos tentáculos y La familia de la tele —ahí es nada— y fue de menos a lo de siempre. Y que solo gustará a los fans incondicionales de los distintos programas. Porque lo intentan, porque a veces lo logran, pero qué cansados están, y qué poco tiempo han tenido para el duelo.

El bloque dedicado a la vuelta de Lydia Lozano a Telecinco quiso vestirse como esos comunicados de divorcio en los que se dice que se quieren más que nunca y así será por los restos y que traen consigo las guerras más crueles. “Pues yo me alegro por ella”, se dijo en el sofá, y resultó creíble solo por un rato. Salió la parte que a la que escribe más ha agotado de los sucesivos formatos, esa querencia por el despecho y la venganza y el rencor, la incapacidad de pasar página. Los duelos y los traumas a la sesión de terapia, amigas, que hemos venido a jugar. No me interesa lo que va a ganar Lydia Lozano por programa, y además me desanimo.

Qué necesaria es, por cierto, la voz de David Valldeperas sacudiendo el avispero y tocando las narices a Belén Esteban y poniendo las cosas en su sitio. “Pedro Jota está en San Javier para contarnos todo lo de Leonor. Dejad tranquilo su pelo”, advirtió cuando la cosa se desmadró con el pobre Pedro Jota, “nuestro enviado especial a Murcia”, que bastante tenía con atender la conexión y que respondió con soltura qué le recomendaría hacer a la princesa de Asturias si opta por salir de marcha por la ciudad cuando tenga tiempo libre. En ese momento Belén aprovechó para preguntar a Siri si los pilotos cuando van en el avión llevan gafas, a lo que Siri respondió que pueden llevarlas graduadas o de sol.

Ya, es un disparate. Pero es que les han dibujado así. Le tocó turno a Terelu Campos y su hija Alejandra Rubio y a otros miembros de la familia, Carmen Borrego y su hijo José María Almoguera, que responden a los motes de Potota y Pototito. Luego comentaron acerca de Kiko Rivera e Irene Rosales y su divorcio, del que afortunadamente nadie dijo esa cosa tan terrible de que él “no le ha dado su lugar a ella”. Como si nos hiciera falta un señor para estar situadas en la vida.

Los últimos minutos tuvieron dos momentos bastante graciosos. El primero estuvo protagonizado por una señora a la que presentaron como “Eva Tu Finca”, que trabaja como asesora inmobiliaria y fue a hablar de una casa de Shakira y Piqué y aprovechó para decir: “Ahora mismo es muy rentable comprar en Asturias”. Inmediatamente después nos contó que vive en Gijón y las excelencias de esa bonita comunidad autónoma.

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El segundo estuvo protagonizado por María Patiño contándonos una exclusiva. Al parecer, hace unos 15 días la Reina Sofía estuvo en unos grandes almacenes de Madrid con su hermana y allí mismo le pidió 500 euros a sus escoltas para regalarle una chaqueta a un señor con el que también acudió al citado establecimiento. ¿Qué sabemos del hombre? “Es muy atractivo y tiene un sonotone”, dijo la periodista. “¿Qué tiene un sonotone?”, preguntó Belén con el tono que ustedes ya conocen de sobra. La escena le sirvió a Eva Tu finca para decir que le parece un regalo algo pobre porque ya puestos podía Doña Sofía haberle regalado el pantalón y la camisa.

Y se les acabó el tiempo y volvieron a negro. Lo de siempre, como siempre.