Toda estrella de la música que se precie ha pisado alguna vez el pantano reconvertido en megalópolis que es Nueva York y, al hacerlo, casi todas ellas dejaron su huella ya fuera en estudios de grabación, salas de conciertos, hoteles o incluso localizaciones a pie de calle como el rinconcito favorito de John Lennon en Central Park, el mítico Strawberry Fields, punto de partida perfecto para nuestro tour melómano por la ciudad que nunca duerme.Si uno tiene suerte, al visitar este jardín donde reposan las cenizas del exBeatle se topará con músicos excelentes que se reúnen allí para tocar sus canciones y, si el viaje coincide con el aniversario de su muerte, tendrá un momento inolvidable más que asegurado. A sólo tres minutos andando se puede completar la experiencia Lennon pasando unos instantes de recogimiento ante la entrada del Edificio Dakota, donde el artista fue asesinado y que a día de hoy sigue recibiendo a cientos de personas cada día para presentar sus respetos.En la esquina contraria de Central Park se rinde tributo a otro coloso , Duke Ellington, esta vez con un monumento de más de tres metros de altura ubicado junto a un piano de cola, y sin salir del parque también se pueden contemplar bustos dedicados a Beethoven y al compositor de ópera Víctor Herbert. El recorrido callejero puede continuar en el East Village visitando el mural de Joe Strummer de la fachada del Niagara Bar, uno de los favoritos de la comunidad punk-rockera de la ciudad. También hay otro para el Rey de la Bachata Romeo Santos en el Bronx, pero en cuanto a grafiti se refiere, el hip-hop manda: en Brooklyn hay uno dedicado a Notorious B.I.G. y otro a Ol’ Dirty Bastard; en el Bronx los protagonistas son Big Pun y The Lox, en Queens lo son Nas y A Tribe Called Quest, y por la ciudad también los hay para Wu-Tang Clan (en Stapleton), KRS One (East Village) o el recientemente fallecido DMX (Harlem). El rap, originario de Nueva York, tendrá además un ambicioso museo en la ciudad con 30.000 objetos expuestos que se está construyendo ahora mismo y se podrá visitar a partir del año que viene.MusicalesEl que sí está ya más que abierto y es altamente recomendable es el Museo de Broadway, obviamente dedicado al mundo de los musicales. Ubicado en pleno Times Square, recorre la historia de Broadway, empezando en 1732 con la primera representación documentada en Nueva York, y ofrece un paseo entre bastidores de la mano de las más grandes estrellas, incluyendo exposiciones dedicadas a momentos revolucionarios del musical.Volviendo al punk-rock, muchos de los aficionados al género no dejan pasar la oportunidad de plantarse en el antiguo CBGB , el garito más legendario del género, que ahora es una tienda de ropa rockera pero guardando tributo al pasado del local, aunque de forma relativa porque los precios son un auténtico escándalo.En la ciudad hay santuarios de la grabación como los Electric Lady Studios construidos por Jimi Hendrix y utilizados por rockeros insignes, o de la composición como el Brill Building, donde las duplas Doc Pomus y Mort Shuman, Gerry Goffin y Carole King, Barry y Greenwich o Leiber y Stoller coescribieron muchísimas de las grandes joyas del cancionero norteamericano. Pero es el mapa de la música en vivo de la escena neoyorquina lo que probablemente no tenga parangón en ningún lugar del mundo. Además del Madison Square Garden, posiblemente el estadio más famoso en la historiografía pop y rock, hay infinidad de puntos clave para el desarrollo de la música en directo del siglo XX. El Birdland, muy cerca de Times Square, brilla con nombre propio como uno de los templos más importantes del jazz en todo el mundo, con un escenario que ha sido bendecido con la presencia de los más grandes incluyendo el que se homenajea con el nombre del local, Charlie Parker ; y también son de obligada visita el Cotton Club, aunque no esté en su ubicación original ya que fue trasladado en los años setenta, y otros locales con menos historia pero sobrados de encanto, como el Smalls en Greenwich Village.Código Desktop Imagen para móvil, amp y app Código móvil Código AMP 520 Código APP El mismo aura de leyenda tienen salas como Radio City Music Hall o Carnegie Hall, que han albergado innumerables hitos históricos de la música popular y ambos pueden ser visitados en tours guiados, y por supuesto en Nueva York está también la meca de la música negra: el Teatro Apollo de Harlem donde se curtieron leyendas como James Brown, Ella Fitzgerald o Aretha Franklin. Evidentemente, sobran los clubes rockeros con solera, como The Bitter End, el más antiguo de la ciudad, The Bowery Electric, The Iridium, The Mercury Lounge, Bower Ballroom o The Red Lion. Otro punto interesante es el Hotel Chelsea, donde se alojaron cientos de estrellas durante décadas y que reabrió en 2022 para seguir brindando la posibilidad de pasar una noche en una de las habitaciones donde se produjeron algunas de las más turbulentas leyendas urbanas de la ciudad. Y además, Nueva York también ofrece rutas guiadas dedicadas a grandes personajes de su historia musical. Por ejemplo, pueden seguirse los pasos de Billie Holiday desde su primera residencia en la ciudad hasta los locales de sus primeras actuaciones, o visitar el Lower East Side para ver el sitio donde actuaron por primera vez Lou Reed, John Cale y Sterling Morrison con Angus Malcase cuando aún no tenían nombre, así como el lugar donde, ya como The Velvet Underground & Nico, formaron parte de las rompedoras fiestas Exploding Plastic Inevitable de Andy Warhol. Toda estrella de la música que se precie ha pisado alguna vez el pantano reconvertido en megalópolis que es Nueva York y, al hacerlo, casi todas ellas dejaron su huella ya fuera en estudios de grabación, salas de conciertos, hoteles o incluso localizaciones a pie de calle como el rinconcito favorito de John Lennon en Central Park, el mítico Strawberry Fields, punto de partida perfecto para nuestro tour melómano por la ciudad que nunca duerme.Si uno tiene suerte, al visitar este jardín donde reposan las cenizas del exBeatle se topará con músicos excelentes que se reúnen allí para tocar sus canciones y, si el viaje coincide con el aniversario de su muerte, tendrá un momento inolvidable más que asegurado. A sólo tres minutos andando se puede completar la experiencia Lennon pasando unos instantes de recogimiento ante la entrada del Edificio Dakota, donde el artista fue asesinado y que a día de hoy sigue recibiendo a cientos de personas cada día para presentar sus respetos.En la esquina contraria de Central Park se rinde tributo a otro coloso , Duke Ellington, esta vez con un monumento de más de tres metros de altura ubicado junto a un piano de cola, y sin salir del parque también se pueden contemplar bustos dedicados a Beethoven y al compositor de ópera Víctor Herbert. El recorrido callejero puede continuar en el East Village visitando el mural de Joe Strummer de la fachada del Niagara Bar, uno de los favoritos de la comunidad punk-rockera de la ciudad. También hay otro para el Rey de la Bachata Romeo Santos en el Bronx, pero en cuanto a grafiti se refiere, el hip-hop manda: en Brooklyn hay uno dedicado a Notorious B.I.G. y otro a Ol’ Dirty Bastard; en el Bronx los protagonistas son Big Pun y The Lox, en Queens lo son Nas y A Tribe Called Quest, y por la ciudad también los hay para Wu-Tang Clan (en Stapleton), KRS One (East Village) o el recientemente fallecido DMX (Harlem). El rap, originario de Nueva York, tendrá además un ambicioso museo en la ciudad con 30.000 objetos expuestos que se está construyendo ahora mismo y se podrá visitar a partir del año que viene.MusicalesEl que sí está ya más que abierto y es altamente recomendable es el Museo de Broadway, obviamente dedicado al mundo de los musicales. Ubicado en pleno Times Square, recorre la historia de Broadway, empezando en 1732 con la primera representación documentada en Nueva York, y ofrece un paseo entre bastidores de la mano de las más grandes estrellas, incluyendo exposiciones dedicadas a momentos revolucionarios del musical.Volviendo al punk-rock, muchos de los aficionados al género no dejan pasar la oportunidad de plantarse en el antiguo CBGB , el garito más legendario del género, que ahora es una tienda de ropa rockera pero guardando tributo al pasado del local, aunque de forma relativa porque los precios son un auténtico escándalo.En la ciudad hay santuarios de la grabación como los Electric Lady Studios construidos por Jimi Hendrix y utilizados por rockeros insignes, o de la composición como el Brill Building, donde las duplas Doc Pomus y Mort Shuman, Gerry Goffin y Carole King, Barry y Greenwich o Leiber y Stoller coescribieron muchísimas de las grandes joyas del cancionero norteamericano. Pero es el mapa de la música en vivo de la escena neoyorquina lo que probablemente no tenga parangón en ningún lugar del mundo. Además del Madison Square Garden, posiblemente el estadio más famoso en la historiografía pop y rock, hay infinidad de puntos clave para el desarrollo de la música en directo del siglo XX. El Birdland, muy cerca de Times Square, brilla con nombre propio como uno de los templos más importantes del jazz en todo el mundo, con un escenario que ha sido bendecido con la presencia de los más grandes incluyendo el que se homenajea con el nombre del local, Charlie Parker ; y también son de obligada visita el Cotton Club, aunque no esté en su ubicación original ya que fue trasladado en los años setenta, y otros locales con menos historia pero sobrados de encanto, como el Smalls en Greenwich Village.Código Desktop Imagen para móvil, amp y app Código móvil Código AMP 520 Código APP El mismo aura de leyenda tienen salas como Radio City Music Hall o Carnegie Hall, que han albergado innumerables hitos históricos de la música popular y ambos pueden ser visitados en tours guiados, y por supuesto en Nueva York está también la meca de la música negra: el Teatro Apollo de Harlem donde se curtieron leyendas como James Brown, Ella Fitzgerald o Aretha Franklin. Evidentemente, sobran los clubes rockeros con solera, como The Bitter End, el más antiguo de la ciudad, The Bowery Electric, The Iridium, The Mercury Lounge, Bower Ballroom o The Red Lion. Otro punto interesante es el Hotel Chelsea, donde se alojaron cientos de estrellas durante décadas y que reabrió en 2022 para seguir brindando la posibilidad de pasar una noche en una de las habitaciones donde se produjeron algunas de las más turbulentas leyendas urbanas de la ciudad. Y además, Nueva York también ofrece rutas guiadas dedicadas a grandes personajes de su historia musical. Por ejemplo, pueden seguirse los pasos de Billie Holiday desde su primera residencia en la ciudad hasta los locales de sus primeras actuaciones, o visitar el Lower East Side para ver el sitio donde actuaron por primera vez Lou Reed, John Cale y Sterling Morrison con Angus Malcase cuando aún no tenían nombre, así como el lugar donde, ya como The Velvet Underground & Nico, formaron parte de las rompedoras fiestas Exploding Plastic Inevitable de Andy Warhol.
ciudades y música (III)
La ciudad que nunca duerme acoge grandes templos de la composición, grabación e interpretación musical
Toda estrella de la música que se precie ha pisado alguna vez el pantano reconvertido en megalópolis que es Nueva York y, al hacerlo, casi todas ellas dejaron su huella ya fuera en estudios de grabación, salas de conciertos, hoteles o incluso localizaciones a pie … de calle como el rinconcito favorito de John Lennon en Central Park, el mítico Strawberry Fields, punto de partida perfecto para nuestro tour melómano por la ciudad que nunca duerme.
Si uno tiene suerte, al visitar este jardín donde reposan las cenizas del exBeatle se topará con músicos excelentes que se reúnen allí para tocar sus canciones y, si el viaje coincide con el aniversario de su muerte, tendrá un momento inolvidable más que asegurado. A sólo tres minutos andando se puede completar la experiencia Lennon pasando unos instantes de recogimiento ante la entrada del Edificio Dakota, donde el artista fue asesinado y que a día de hoy sigue recibiendo a cientos de personas cada día para presentar sus respetos.
En la esquina contraria de Central Park se rinde tributo a otro coloso, Duke Ellington, esta vez con un monumento de más de tres metros de altura ubicado junto a un piano de cola, y sin salir del parque también se pueden contemplar bustos dedicados a Beethoven y al compositor de ópera Víctor Herbert.
El recorrido callejero puede continuar en el East Village visitando el mural de Joe Strummer de la fachada del Niagara Bar, uno de los favoritos de la comunidad punk-rockera de la ciudad. También hay otro para el Rey de la Bachata Romeo Santos en el Bronx, pero en cuanto a grafiti se refiere, el hip-hop manda: en Brooklyn hay uno dedicado a Notorious B.I.G. y otro a Ol’ Dirty Bastard; en el Bronx los protagonistas son Big Pun y The Lox, en Queens lo son Nas y A Tribe Called Quest, y por la ciudad también los hay para Wu-Tang Clan (en Stapleton), KRS One (East Village) o el recientemente fallecido DMX (Harlem). El rap, originario de Nueva York, tendrá además un ambicioso museo en la ciudad con 30.000 objetos expuestos que se está construyendo ahora mismo y se podrá visitar a partir del año que viene.
Musicales
El que sí está ya más que abierto y es altamente recomendable es el Museo de Broadway, obviamente dedicado al mundo de los musicales. Ubicado en pleno Times Square, recorre la historia de Broadway, empezando en 1732 con la primera representación documentada en Nueva York, y ofrece un paseo entre bastidores de la mano de las más grandes estrellas, incluyendo exposiciones dedicadas a momentos revolucionarios del musical.
Volviendo al punk-rock, muchos de los aficionados al género no dejan pasar la oportunidad de plantarse en el antiguo CBGB, el garito más legendario del género, que ahora es una tienda de ropa rockera pero guardando tributo al pasado del local, aunque de forma relativa porque los precios son un auténtico escándalo.
En la ciudad hay santuarios de la grabación como los Electric Lady Studios construidos por Jimi Hendrix y utilizados por rockeros insignes, o de la composición como el Brill Building, donde las duplas Doc Pomus y Mort Shuman, Gerry Goffin y Carole King, Barry y Greenwich o Leiber y Stoller coescribieron muchísimas de las grandes joyas del cancionero norteamericano. Pero es el mapa de la música en vivo de la escena neoyorquina lo que probablemente no tenga parangón en ningún lugar del mundo. Además del Madison Square Garden, posiblemente el estadio más famoso en la historiografía pop y rock, hay infinidad de puntos clave para el desarrollo de la música en directo del siglo XX. El Birdland, muy cerca de Times Square, brilla con nombre propio como uno de los templos más importantes del jazz en todo el mundo, con un escenario que ha sido bendecido con la presencia de los más grandes incluyendo el que se homenajea con el nombre del local, Charlie Parker; y también son de obligada visita el Cotton Club, aunque no esté en su ubicación original ya que fue trasladado en los años setenta, y otros locales con menos historia pero sobrados de encanto, como el Smalls en Greenwich Village.
El mismo aura de leyenda tienen salas como Radio City Music Hall o Carnegie Hall, que han albergado innumerables hitos históricos de la música popular y ambos pueden ser visitados en tours guiados, y por supuesto en Nueva York está también la meca de la música negra: el Teatro Apollo de Harlem donde se curtieron leyendas como James Brown, Ella Fitzgerald o Aretha Franklin. Evidentemente, sobran los clubes rockeros con solera, como The Bitter End, el más antiguo de la ciudad, The Bowery Electric, The Iridium, The Mercury Lounge, Bower Ballroom o The Red Lion.
Otro punto interesante es el Hotel Chelsea, donde se alojaron cientos de estrellas durante décadas y que reabrió en 2022 para seguir brindando la posibilidad de pasar una noche en una de las habitaciones donde se produjeron algunas de las más turbulentas leyendas urbanas de la ciudad. Y además, Nueva York también ofrece rutas guiadas dedicadas a grandes personajes de su historia musical. Por ejemplo, pueden seguirse los pasos de Billie Holiday desde su primera residencia en la ciudad hasta los locales de sus primeras actuaciones, o visitar el Lower East Side para ver el sitio donde actuaron por primera vez Lou Reed, John Cale y Sterling Morrison con Angus Malcase cuando aún no tenían nombre, así como el lugar donde, ya como The Velvet Underground & Nico, formaron parte de las rompedoras fiestas Exploding Plastic Inevitable de Andy Warhol.
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