Contaba la escritora americana Jane Lazarre en El nudo materno (Las Afueras, 1994) que vivir sin escribir ni dejar constancia de las cosas siempre le ha resultado desconcertante. Porque la escritura no solo registra el paso del tiempo, sino que da sentido a lo vivido. A menudo también lo transforma. Porque el acto de escribir permite a quien lo hace poner en otros el peso de lo vivido, imaginar rumbos distintos o finales impensables.
En esta selección de libros, sus autoras hablan de temas universales como la maternidad, la amistad, la muerte de los padres o el peso de las convenciones sociales, y lo hacen desde la ficción o colocándose en lo biográfico. Desde el humor negro de Irene Cuevas, que desmonta las convenciones con una protagonista inolvidable en Un momento de ternura y piedad, hasta la escritura subversiva de Constance Debré, que dinamita las normas de la maternidad tradicional en Love me tender. También están presentes en esta selección la exploración fragmentaria del duelo que ofrece Amy Fusselman en Ocho o la prosa poética y nostálgica que emplea Nina Bouraoui para hablar de los cuidados paliativos en Un gran señor.
Estas novedades literarias adentran al lector en temas universales como la maternidad, la amistad, el duelo, la memoria y las relaciones en el hogar
Contaba la escritora americana Jane Lazarre en El nudo materno (Las Afueras, 1994) que vivir sin escribir ni dejar constancia de las cosas siempre le ha resultado desconcertante. Porque la escritura no solo registra el paso del tiempo, sino que da sentido a lo vivido. A menudo también lo transforma. Porque el acto de escribir permite a quien lo hace poner en otros el peso de lo vivido, imaginar rumbos distintos o finales impensables.
En esta selección de libros, sus autoras hablan de temas universales como la maternidad, la amistad, la muerte de los padres o el peso de las convenciones sociales, y lo hacen desde la ficción o colocándose en lo biográfico. Desde el humor negro de Irene Cuevas, que desmonta las convenciones con una protagonista inolvidable en Un momento de ternura y piedad, hasta la escritura subversiva de Constance Debré, que dinamita las normas de la maternidad tradicional en Love me tender. También están presentes en esta selección la exploración fragmentaria del duelo que ofrece Amy Fusselman en Ocho o la prosa poética y nostálgica que emplea Nina Bouraoui para hablar de los cuidados paliativos en Un gran señor.
Marie, Camille, Marthe y Nora son cuatro amigas que se encuentran en un momento crucial de sus vidas: han llegado a los 40 años y todas necesitan un cambio, o desean un cambio, o lo quieren, aunque aún no lo sepan. Esta novela gráfica de la autora francesa Cati Baur explora con un exquisito sentido del humor temas como la amistad, el cuidado mutuo, la maternidad y la sororidad. A través de sus páginas, se revela el poder transformador que tienen las mujeres cuando se unen y se apoyan entre sí, mostrando que juntas pueden tomar otros rumbos vitales y conseguir lo que se propongan, como, por ejemplo, hacer realidad el famoso “montemos un bar” durante una noche de fiesta.
‘Ocho’ es un libro extraño en el que la biografía de la autora se entrelaza con profundas reflexiones sobre cuestiones tan universales como la maternidad, la muerte, el paso del tiempo o los vínculos que tejemos. La obra se divide en dos partes: en la primera, titulada ‘Diario de abordo’, Fusselman narra su experiencia con la reproducción asistida y la muerte de su padre, recorriendo los últimos días en el hospital con la complicación de un enfisema pulmonar. “Cuando mi padre entró al hospital, no pensamos que se fuera a morir”, escribe. Intercaladas leemos las notas dispersas de un diario escrito por su padre durante los ocho meses que pasó a bordo de un barco de la marina mercante en 1946. En la segunda parte, ‘Ocho’, que también da título al libro, la autora abandona el diario y el duelo, y ahora como madre aborda de forma fragmentaria temas como el trauma y el abuso, sin dejar de lado la búsqueda de la alegría, la sorpresa y la belleza en lo cotidiano. Quizás también la sanación.
Que al terminar la última página uno sienta una pena genuina ya dice mucho de una novela. Y es que Irene Cuevas ha creado a una antiheroína inolvidable, una peculiar asesina a sueldo de ancianas que trabaja como tal para pagar el psiquiátrico de su madre. Eso, la relación de la protagonista con su madre-suicida, lo explica casi todo. También su voz: irónica, descreída, cruda, manchada de humor negro y de ternura, repleta de reflexiones que llevan de la profundidad filosófica a la carcajada, un regalo para los lectores. Un encargo para asesinar a una mujer mayor que recuerda inevitablemente a la escritora Lucía Berlín pondrá patas arriba el negocio y la vida de la protagonista de esta originalísima novela que desmonta el tópico de que no existen los finales felices. Dependerá, en todo caso, de cómo se mire.
La traducción al español del título de un álbum de Pink Floyd, ‘Atom Heart Mother’, da nombre a la nueva novela de Agustín Fernández Mallo. Este no es en apariencia un libro sobre la figura de la madre, sino sobre el padre del autor: un veterinario curioso, inteligente y algo adicto al trabajo que hizo algo tan sorprendente como viajar a Estados Unidos en los años sesenta para traer en avión hasta Galicia un grupo de animales. Si esos animales fueron vacas o cerdos, dependerá del relato que aceptemos: el del recuerdo de infancia del autor sobre la narración oral del padre o una fotografía encontrada en el diario escrito durante aquel viaje. Y es que en este libro, de la portada al punto final, nada es lo que parece. Temas como la identidad de los padres, las elipsis y los giros que se producen en los relatos familiares, la memoria y la pertenencia están muy presentes. También los cuidados en la última etapa de la vida, muy diferentes a los que requiere un bebé o un niño, como bien recuerda sus páginas. “Desvelarse por una persona que está en su recta final invierte por completo el signo de esa ecuación, para convertirse en algo mucho más amargo: cuidar para una extinción, para un final”, escribe Fernández Mallo.
En esta novela de autoficción, Constance Debré relata el abandono de una vida tradicional: tras dos décadas casada, con un hijo y una carrera como abogada, decide romper con todo para resurgir como un ave fénix, redefiniéndose como una mujer que se considera libre. “Si él estuviera presente, no podría hacer todo lo que hago”, dice refiriéndose al hijo. Y lo que hace es “esperar, nadar y follar con mujeres”. Porque Debré cambia hasta su orientación sexual, se acuesta con mujeres, explora el deseo sexual, pero intenta no vincularse. Ha abandonado el trabajo para ser escritora y vive una vida minimalista: apenas tiene ropa, utensilios, y esto le permite moverse continuamente de un lado a otro sin ataduras. Se convence de que el desapego por lo material y por lo humano le evitará el sufrimiento. “Tiene ventajas, me dije a mí misma tras la muerte de mi madre. Lo mismo ocurre con la ausencia de un hijo. Porque la familia es un infierno. Porque te enloquece. Porque vivir demasiado cerca acaba generando odio. La vida doméstica no se me da muy bien”. Con una escritura subversiva y provocadora, la autora dinamita desde el privilegio de su posición las convenciones sobre la maternidad y la vida doméstica. Y enfrenta al lector con sus propias certezas sobre lo que implica cuidar y amar. “No existe el amor sin odio”, nos dice Debré.
“Sé que si no exteriorizamos una pena, si no la expresamos, nos arriesgamos a que resurja tiempo después y nos desoriente por inesperada. La pena tiene memoria”. Con esta potente reflexión arranca el personalísimo libro que la autora francesa de origen argelino Nina Bouraoui dedica a la muerte de su padre, cuya vida se apaga en un centro de cuidados paliativos. Bellísimamente escrito, cargado de profundas y emotivas reflexiones, este texto sobre la muerte —plagado de recuerdos, de imágenes sobre una genuina relación padre-hija, de incomprensión hacia la enfermedad— desprende, sin embargo, vida. Y es que exteriorizando su pena, Bouraoui transmite con su escritura unas ganas enormes de vivir, de tomar consciencia de la suerte que tenemos de estar vivos. De esa suerte que, como escribe, demasiadas veces asumimos como “una rutina, una costumbre mecánica”. Traducción de Malika Embarek López.
La multipremiada ilustradora coreana Keum Suk Gendry-Kim, autora, entre otros títulos, de ‘Hierba’ (2022) y ‘Perros’ (2024), se consolida en las librerías españolas con esta novela gráfica tan personal como universal. En ella, vuelve a recurrir a su poderoso trazo en blanco y negro para narrar la historia de una pareja que no puede tener hijos y que se ve sometida a las presiones de una sociedad profundamente tradicionalista y machista en la que las mujeres solo parecen tener valor en la medida en que son capaces de traer hijos al mundo. La autora coreana refleja a la perfección ese machismo y cómo la pareja se tambalea ante la imposibilidad de tener descendencia —ni siquiera tras varios intentos con técnicas de reproducción asistida— y ante la presión de familiares y amigos. Una pequeña y dura tragedia, magníficamente contada, que cierra con un epílogo luminoso y a todo color.
Por fin está disponible en España esta joya con la que la pareja de autores suizos formada por Germano Zullo y Albertine conquistó el prestigioso Premio Bolonia 2016 en la categoría Ficción. Apenas unos breves apuntes de texto y las minimalistas ilustraciones de Albertine sirven a ambos para dar forma a un pequeño álbum ilustrado que transmite movimiento al pasar las páginas, una bella coreografía que refleja el amor maternal y el paso del tiempo en una relación madre-hijo; y que reivindica sobre el papel, de una forma poética, la importancia de los cuidados de ida y vuelta. Una pequeña maravilla para regalar y regalarse.
EL PAÍS