Hay en todas las novelas de Patricia Highsmith un tema que aparece y reaparece de forma obsesiva: la fascinación por el mal. Nadie mejor que Tom Ripley, el más popular de sus personajes que ha inspirado múltiples versiones cinematográficas y televisivas, representa una forma de vivir en la que no existen límites morales ni freno alguno al deseo o la ambición.La escritora tejana, fallecida en 1995 en Suiza, era misógina, histérica, alcohólica, lesbiana, recelaba de su madre y era amante de los gatos. No concedía entrevistas y era muy reacia a mostrar su intimidad. Fue tacaña, introvertida y maltrataba a las mujeres a las que amó. Esto quedaba velado en sus novelas de intriga, caracterizadas por un prodigioso retrato psicológico de los personajes.No hay duda al leer sus ‘Diarios’ de que tenía un fuerte sentimiento de culpa que provenía de su infancia tras ser abandonada por su padre. Y, por su educación puritana, no podía evitar la vergüenza por su homosexualidad en una sociedad que rechazaba esa opción. Cumplidos los 20 años, se liberó en el ambiente promiscuo del Village neoyorkino.Quizás porque compartía muchos de sus rasgos o, tal vez, porque soñaba ser como él, Highsmith forjó en su imaginación el personaje de Ripley, un oportunista y mentiroso sin escrúpulos. Se escondió tras su creación para escribir cinco novelas que la consolidaron como una maestra del género negro. La primera de las cuales, ‘El talento de Mr. Ripley’, fue publicada en 1955 y llevada al cine por René Clement con el título ‘ A pleno sol’. La película tuvo un enorme éxito, especialmente por la interpretación de Alain Delon, que acierta a encarnar el turbio y ambiguo arribista sobre el que gira la serie.No hay duda al leer sus ‘Diarios’ de que Highsmith tenía un fuerte sentimiento de culpa La trama de la obra se desarrolla en torno a la suplantación de Dickie Greenleaf, hijo de un millonario americano que pide a Ripley que localice a su hijo en Italia y que intente convencerle de que regrese a su hogar. Tom acepta el encargo y encuentra a Dickie y su novia en Mongibello, un pueblo cercano a Nápoles. A partir de ahí, comienza una compleja relación que acaba con un sorprendente desenlace.‘El talento de Mr. Ripley’ es una novela clásica de suspense, pero también un ‘thriller’ psicológico porque más importante que la acción son las motivaciones de sus tres protagonistas, que se sumergen en un banal hedonismo para huir de un mundo en el que no han hallado su sitio.Antes de publicar esta primera entrega, la escritora tejana, nacida en Fort Worth en 1921, había vendido un millón de ejemplares con ‘Carol’, aparecida bajo pseudónimo, en la que cuenta la relación homosexual entre una casada de clase alta y una joven vendedora de unos grandes almacenes. La novela, llevada al cine hace pocos años, acaba felizmente.‘El talento de Mr. Ripley’ gozó de una gran acogida del público y la crítica. Ello le impulsó a escribir otras cuatro novelas con el mismo personaje: ‘La máscara de Ripley’, ‘El juego de Ripley’, ‘Tras los pasos de Ripley’ y ‘Ripley en peligro’. En ellas, el protagonista se ha casado, vive confortablemente en Suiza y ha amasado una fortuna gracias a la falsificación de pinturas. Highsmith deja traslucir una evidente empatía hacia este hombre tranquilo y convencional, amante de la buena mesa y los placeres cotidianos, que no duda en recurrir al crimen, la estafa y el engaño para mantener una doble vida en la que nada es lo que parece. Tras superar la inseguridad de su juventud, Patricia se transformó en una mujer transgresora, que gustaba de provocar a la sociedad biempensante al mismo tiempo que se refugiaba en una soledad que se fue acentuando en sus últimos años. Se ha dicho que la autora estadounidense, que comenzó a trabajar en una agencia de publicidad de Nueva York y luego en la industria del cómic, describe al ser humano «con la misma frialdad que una araña escribiría sobre las moscas que atrapa en su red». Es cierto. Hay algo de inhumano y demoniaco en sus creaciones, que, la vez, evocan la perspicacia visionaria de un Dostoievski en el retrato de las pasiones y las emociones.Realmente nadie conoció a esta escritora solitaria e introvertida, que se refugiaba en una máscara de hostilidad para huir de la gente. Nos quedan sus novelas y Ripley, ese personaje de las mil caras que podría ser el alter ego de la autora. Hay en todas las novelas de Patricia Highsmith un tema que aparece y reaparece de forma obsesiva: la fascinación por el mal. Nadie mejor que Tom Ripley, el más popular de sus personajes que ha inspirado múltiples versiones cinematográficas y televisivas, representa una forma de vivir en la que no existen límites morales ni freno alguno al deseo o la ambición.La escritora tejana, fallecida en 1995 en Suiza, era misógina, histérica, alcohólica, lesbiana, recelaba de su madre y era amante de los gatos. No concedía entrevistas y era muy reacia a mostrar su intimidad. Fue tacaña, introvertida y maltrataba a las mujeres a las que amó. Esto quedaba velado en sus novelas de intriga, caracterizadas por un prodigioso retrato psicológico de los personajes.No hay duda al leer sus ‘Diarios’ de que tenía un fuerte sentimiento de culpa que provenía de su infancia tras ser abandonada por su padre. Y, por su educación puritana, no podía evitar la vergüenza por su homosexualidad en una sociedad que rechazaba esa opción. Cumplidos los 20 años, se liberó en el ambiente promiscuo del Village neoyorkino.Quizás porque compartía muchos de sus rasgos o, tal vez, porque soñaba ser como él, Highsmith forjó en su imaginación el personaje de Ripley, un oportunista y mentiroso sin escrúpulos. Se escondió tras su creación para escribir cinco novelas que la consolidaron como una maestra del género negro. La primera de las cuales, ‘El talento de Mr. Ripley’, fue publicada en 1955 y llevada al cine por René Clement con el título ‘ A pleno sol’. La película tuvo un enorme éxito, especialmente por la interpretación de Alain Delon, que acierta a encarnar el turbio y ambiguo arribista sobre el que gira la serie.No hay duda al leer sus ‘Diarios’ de que Highsmith tenía un fuerte sentimiento de culpa La trama de la obra se desarrolla en torno a la suplantación de Dickie Greenleaf, hijo de un millonario americano que pide a Ripley que localice a su hijo en Italia y que intente convencerle de que regrese a su hogar. Tom acepta el encargo y encuentra a Dickie y su novia en Mongibello, un pueblo cercano a Nápoles. A partir de ahí, comienza una compleja relación que acaba con un sorprendente desenlace.‘El talento de Mr. Ripley’ es una novela clásica de suspense, pero también un ‘thriller’ psicológico porque más importante que la acción son las motivaciones de sus tres protagonistas, que se sumergen en un banal hedonismo para huir de un mundo en el que no han hallado su sitio.Antes de publicar esta primera entrega, la escritora tejana, nacida en Fort Worth en 1921, había vendido un millón de ejemplares con ‘Carol’, aparecida bajo pseudónimo, en la que cuenta la relación homosexual entre una casada de clase alta y una joven vendedora de unos grandes almacenes. La novela, llevada al cine hace pocos años, acaba felizmente.‘El talento de Mr. Ripley’ gozó de una gran acogida del público y la crítica. Ello le impulsó a escribir otras cuatro novelas con el mismo personaje: ‘La máscara de Ripley’, ‘El juego de Ripley’, ‘Tras los pasos de Ripley’ y ‘Ripley en peligro’. En ellas, el protagonista se ha casado, vive confortablemente en Suiza y ha amasado una fortuna gracias a la falsificación de pinturas. Highsmith deja traslucir una evidente empatía hacia este hombre tranquilo y convencional, amante de la buena mesa y los placeres cotidianos, que no duda en recurrir al crimen, la estafa y el engaño para mantener una doble vida en la que nada es lo que parece. Tras superar la inseguridad de su juventud, Patricia se transformó en una mujer transgresora, que gustaba de provocar a la sociedad biempensante al mismo tiempo que se refugiaba en una soledad que se fue acentuando en sus últimos años. Se ha dicho que la autora estadounidense, que comenzó a trabajar en una agencia de publicidad de Nueva York y luego en la industria del cómic, describe al ser humano «con la misma frialdad que una araña escribiría sobre las moscas que atrapa en su red». Es cierto. Hay algo de inhumano y demoniaco en sus creaciones, que, la vez, evocan la perspicacia visionaria de un Dostoievski en el retrato de las pasiones y las emociones.Realmente nadie conoció a esta escritora solitaria e introvertida, que se refugiaba en una máscara de hostilidad para huir de la gente. Nos quedan sus novelas y Ripley, ese personaje de las mil caras que podría ser el alter ego de la autora.
ÁNIMA NEGRA
La escritora norteamericana inventó el personaje de Ripley, que protagonizó cinco de sus novelas e inspiró versiones cinematográficas y televisivas
Hay en todas las novelas de Patricia Highsmith un tema que aparece y reaparece de forma obsesiva: la fascinación por el mal. Nadie mejor que Tom Ripley, el más popular de sus personajes que ha inspirado múltiples versiones cinematográficas y televisivas, representa una forma de … vivir en la que no existen límites morales ni freno alguno al deseo o la ambición.
La escritora tejana, fallecida en 1995 en Suiza, era misógina, histérica, alcohólica, lesbiana, recelaba de su madre y era amante de los gatos. No concedía entrevistas y era muy reacia a mostrar su intimidad. Fue tacaña, introvertida y maltrataba a las mujeres a las que amó. Esto quedaba velado en sus novelas de intriga, caracterizadas por un prodigioso retrato psicológico de los personajes.
No hay duda al leer sus ‘Diarios’ de que tenía un fuerte sentimiento de culpa que provenía de su infancia tras ser abandonada por su padre. Y, por su educación puritana, no podía evitar la vergüenza por su homosexualidad en una sociedad que rechazaba esa opción. Cumplidos los 20 años, se liberó en el ambiente promiscuo del Village neoyorkino.
Quizás porque compartía muchos de sus rasgos o, tal vez, porque soñaba ser como él, Highsmith forjó en su imaginación el personaje de Ripley, un oportunista y mentiroso sin escrúpulos. Se escondió tras su creación para escribir cinco novelas que la consolidaron como una maestra del género negro. La primera de las cuales, ‘El talento de Mr. Ripley’, fue publicada en 1955 y llevada al cine por René Clement con el título ‘A pleno sol’. La película tuvo un enorme éxito, especialmente por la interpretación de Alain Delon, que acierta a encarnar el turbio y ambiguo arribista sobre el que gira la serie.
No hay duda al leer sus ‘Diarios’ de que Highsmith tenía un fuerte sentimiento de culpa
La trama de la obra se desarrolla en torno a la suplantación de Dickie Greenleaf, hijo de un millonario americano que pide a Ripley que localice a su hijo en Italia y que intente convencerle de que regrese a su hogar. Tom acepta el encargo y encuentra a Dickie y su novia en Mongibello, un pueblo cercano a Nápoles. A partir de ahí, comienza una compleja relación que acaba con un sorprendente desenlace.
‘El talento de Mr. Ripley’ es una novela clásica de suspense, pero también un ‘thriller’ psicológico porque más importante que la acción son las motivaciones de sus tres protagonistas, que se sumergen en un banal hedonismo para huir de un mundo en el que no han hallado su sitio.
Antes de publicar esta primera entrega, la escritora tejana, nacida en Fort Worth en 1921, había vendido un millón de ejemplares con ‘Carol’, aparecida bajo pseudónimo, en la que cuenta la relación homosexual entre una casada de clase alta y una joven vendedora de unos grandes almacenes. La novela, llevada al cine hace pocos años, acaba felizmente.
‘El talento de Mr. Ripley’ gozó de una gran acogida del público y la crítica. Ello le impulsó a escribir otras cuatro novelas con el mismo personaje: ‘La máscara de Ripley’, ‘El juego de Ripley’, ‘Tras los pasos de Ripley’ y ‘Ripley en peligro’. En ellas, el protagonista se ha casado, vive confortablemente en Suiza y ha amasado una fortuna gracias a la falsificación de pinturas. Highsmith deja traslucir una evidente empatía hacia este hombre tranquilo y convencional, amante de la buena mesa y los placeres cotidianos, que no duda en recurrir al crimen, la estafa y el engaño para mantener una doble vida en la que nada es lo que parece.
Tras superar la inseguridad de su juventud, Patricia se transformó en una mujer transgresora, que gustaba de provocar a la sociedad biempensante al mismo tiempo que se refugiaba en una soledad que se fue acentuando en sus últimos años. Se ha dicho que la autora estadounidense, que comenzó a trabajar en una agencia de publicidad de Nueva York y luego en la industria del cómic, describe al ser humano «con la misma frialdad que una araña escribiría sobre las moscas que atrapa en su red».
Es cierto. Hay algo de inhumano y demoniaco en sus creaciones, que, la vez, evocan la perspicacia visionaria de un Dostoievski en el retrato de las pasiones y las emociones.
Realmente nadie conoció a esta escritora solitaria e introvertida, que se refugiaba en una máscara de hostilidad para huir de la gente. Nos quedan sus novelas y Ripley, ese personaje de las mil caras que podría ser el alter ego de la autora.
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