Fue el cantante puertorriqueño Bad Bunny el que terminó convirtiendo Perro Negro en la discoteca de reguetón más famosa del mundo. Era octubre de 2023 y la superestrella global acababa de publicar junto al colombiano Feid una canción a la que había puesto el nombre de esa discoteca, levantada en un sótano del barrio Provenza de Medellín años atrás. Una estrofa de esa canción inmortalizó ese nombre: “Vi que te dejaste de tu novio, baby me alegro, vamos a celebrarlo en Perro Negro”. Ni los dueños del bar sabían que el puertorriqueño y el paisa iban a publicar esa canción. De repente, la discoteca, que ya era reputada en Medellín, pasaba a ser conocida globalmente. Un año exacto después del salto a la gloria, el emblemático bar abrirá una sede en Madrid.
La apertura será este jueves 14 de noviembre. El local, con una inversión de cinco millones de euros, estará ubicado entre las calles de Don Ramón de la Cruz y de Velázquez, en el corazón del distrito de Salamanca, una de las zonas con la renta media más alta de la capital española y con una afianzada presencia de latinoamericanos afincados en Madrid. Serán cuatro días seguidos de fiesta con una nómina de artistas que incluye a Alexis & Fido y a Luigi 21. Desde Colombia, aterrizarán en Barajas aviones fletados con invitados, empresarios y fanáticos. Sus dueños lo han descrito como “un espacio seguro para el perreo” o “el templo del reguetón”. En Colombia se la alaba como un lugar en el que se puede “perrear” sin estigmas, un sótano donde solo suena reguetón.
No es fortuito que Madrid acoja la tercera sede que abre Perro Negro, después de Medellín y Miami. De hecho, abre primero en la capital española que en Ciudad de México o en Nueva York, donde está previsto que lo haga en 2025. Desde hace casi un lustro, a Madrid algunos la llaman “la Miami de Europa”, resultado de una migración latinoamericana que empezó a principios de los años 2000 y que no se ha detenido.
Hoy, en Madrid capital viven alrededor de 660.000 personas nacidas en países de Latinoamérica y en toda la comunidad la cifra empieza a acercarse al millón. Pero también los españoles más jóvenes se han metido de lleno en el género. En julio pasado, la superestrella colombiana Karol G llenó cuatro días seguidos el Santiago Bernabéu. Apenas hace unos días, Maluma lanzó en plena Puerta de Alcalá su gira por Europa de 2025.
La empresa responsable de Perro Negro, The Hacienda, fue hace una década el sueño de tres muchachos paisas vinculados al mundo de la fiesta que vieron un vacío para llenar: un bar que se dedicara exclusivamente al reguetón, como otros consagrados a la salsa, al rock o al jazz. Después de abrir sus puertas, el mito lo empezó a alimentar el hecho de que algunas de las estrellas del género en Colombia — como Maluma, J Balvin o Karol G — lo visitaban ocasionalmente y de forma clandestina. En esas ocasiones, se ha prohibido el uso de móviles y cámaras para que no se haga viral en redes sociales. Sus dueños se empeñan en que el crecimiento sea orgánico. Y que siga teniendo la vibra de un sótano, con techos bajos, una pista de baile pequeña donde retumbe, todo el tiempo, el reguetón.
La emblemática discoteca nacida en Medellín, a la que superestrellas del género le dedican canciones, abre el 14 de noviembre en el barrio de Salamanca
Fue el cantante puertorriqueño Bad Bunny el que terminó convirtiendo Perro Negro en la discoteca de reguetón más famosa del mundo. Era octubre de 2023 y la superestrella global acababa de publicar junto al colombiano Feid una canción a la que había puesto el nombre de esa discoteca, levantada en un sótano del barrio Provenza de Medellín años atrás. Una estrofa de esa canción inmortalizó ese nombre: “Vi que te dejaste de tu novio, baby me alegro, vamos a celebrarlo en Perro Negro”. Ni los dueños del bar sabían que el puertorriqueño y el paisa iban a publicar esa canción. De repente, la discoteca, que ya era reputada en Medellín, pasaba a ser conocida globalmente. Un año exacto después del salto a la gloria, el emblemático bar abrirá una sede en Madrid.
La apertura será este jueves 14 de noviembre. El local, con una inversión de cinco millones de euros, estará ubicado entre las calles de Don Ramón de la Cruz y de Velázquez, en el corazón del distrito de Salamanca, una de las zonas con la renta media más alta de la capital española y con una afianzada presencia de latinoamericanos afincados en Madrid. Serán cuatro días seguidos de fiesta con una nómina de artistas que incluye a Alexis & Fido y a Luigi 21. Desde Colombia, aterrizarán en Barajas aviones fletados con invitados, empresarios y fanáticos. Sus dueños lo han descrito como “un espacio seguro para el perreo” o “el templo del reguetón”. En Colombia se la alaba como un lugar en el que se puede “perrear” sin estigmas, un sótano donde solo suena reguetón.
No es fortuito que Madrid acoja la tercera sede que abre Perro Negro, después de Medellín y Miami. De hecho, abre primero en la capital española que en Ciudad de México o en Nueva York, donde está previsto que lo haga en 2025. Desde hace casi un lustro, a Madrid algunos la llaman “la Miami de Europa”, resultado de una migración latinoamericana que empezó a principios de los años 2000 y que no se ha detenido.
Hoy, en Madrid capital viven alrededor de 660.000 personas nacidas en países de Latinoamérica y en toda la comunidad la cifra empieza a acercarse al millón. Pero también los españoles más jóvenes se han metido de lleno en el género. En julio pasado, la superestrella colombiana Karol G llenó cuatro días seguidos el Santiago Bernabéu. Apenas hace unos días, Maluma lanzó en plena Puerta de Alcalá su gira por Europa de 2025.
La empresa responsable de Perro Negro, The Hacienda, fue hace una década el sueño de tres muchachos paisas vinculados al mundo de la fiesta que vieron un vacío para llenar: un bar que se dedicara exclusivamente al reguetón, como otros consagrados a la salsa, al rock o al jazz. Después de abrir sus puertas, el mito lo empezó a alimentar el hecho de que algunas de las estrellas del género en Colombia — como Maluma, J Balvin o Karol G — lo visitaban ocasionalmente y de forma clandestina. En esas ocasiones, se ha prohibido el uso de móviles y cámaras para que no se haga viral en redes sociales. Sus dueños se empeñan en que el crecimiento sea orgánico. Y que siga teniendo la vibra de un sótano, con techos bajos, una pista de baile pequeña donde retumbe, todo el tiempo, el reguetón.
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