Peter Cole (Paterson, Nueva Jersey, 1957) se define como un poeta moderno de tipo medieval: es alguien que vive entre la tradición y la intuición, entre la meditación y la plegaria. Tiene el pelo rebelde y los modales severos, y hay en su voz un eco del susurro con el que se dicen los himnos más íntimos, que son también los más antiguos, aquellos que fundaron el mundo… Harold Bloom dijo de él que era uno de los pocos poetas auténticos de su generación, y Eliot Weinberger que era un poeta urbano cuya ciudad es Jerusalén: todo es cierto. Cole se ha labrado un camino propio que lo ha llevado a rescatar la poesía hebrea escrita en España antes de la expulsión de los judíos y a dedicarle un extenso poema dramático al psicoanalista vienés Victor Tausk. Ahora publica en España ‘Poesía de la Cábala’ (editado por Vaso Roto, con traducción de Aurelio Major), donde recupera y enmarca esa tradición salvaje de la mística judía. Una muestra más de su inquietud. —Para entendernos: ¿qué es la Cábala?—La Cábala, en un sentido muy simple, es la tradición del misticismo judío. La palabra en sí simplemente significa tradición, pero la tradición que se recibe no siempre es la tradición visible. En el judaísmo normal tenemos la Torá y el Talmud, las escrituras y los comentarios. La Cábala presenta una especie de submundo de ideas mucho más complicadas, más salvajes, sobre la presencia mítica del judaísmo que no siempre entra en la presentación normativa de la cultura. Y lo más importante es que la Cábala pone el lenguaje en el centro.—Gershom Scholem decía que la Cábala era de «aquéllos que todavía creen que pueden escuchar el eco de la desaparecida palabra de la creación en la inmanencia del mundo»-—La Cábala habla del lenguaje como algo profundamente extraño y extrañamente profundo. La Cábala ve una especie de valor último y fuente última de significado en el propio lenguaje, en la sintaxis del lenguaje, pero también en los componentes esenciales del lenguaje, es decir, en la letra y la transformación gradual y continua del propio lenguaje. Esos cambios continuos dentro de la estructura de las palabras, esa inestabilidad, conduce a algo más maravilloso.—«Los poemas no sólo representan un proceso místico, lo producen», asegura en el prólogo. ¿Cree en el poder divino de la palabra? —Todos lo hacemos, de algún modo. Esa idea también es de Gershom Scholem, que es uno de los grandes estudiosos de la Cábala, el mejor amigo de Walter Benjamin y uno de los principales intelectuales del siglo XX. Dijo que los poemas no sólo registran la experiencia mística, sino que su lectura la produce de nuevo en el lector. Y lo que yo creo es que incluso si no crees en todas estas categorías religiosas, en Dios y todas las cosas que se discuten en la Cábala, puedes sentirlo. Un buen poema, como dijo Coleridge, te obliga a suspender la incredulidad. Puede que entres en el poema con incredulidad, pero el poder del lenguaje te lleva a su mundo. Y en el espacio ficticio del poema, que puede ser más verdadero que la no ficción, se experimenta una especie de creencia en estos poderes.—Dámaso Alonso dijo que toda la poesía es religiosa. —En un sentido, todos los poemas lo son. Todos los poemas están haciendo constantemente lo que los poemas cabalísticos hacen, que es ajustar la conciencia, recalibrarla. En el esquema cabalístico, sería para la reconstrucción continua de lo verdaderamente real. En un contexto no cabalístico, o sea, secular, sería para la reconstrucción de una realidad más significativa. —¿Qué lugar ocupa la Cábala en el mundo contemporáneo? ¿Qué nos puede ofrecer hoy?—Es curioso, porque la popularidad de la Cábala es enorme hoy. Es un sistema muy complejo y, sin embargo, parece tener un enorme atractivo para la gente. Por ejemplo: la Cábala ha atraído a celebridades como Madonna y Roseanne Barr. Hay mucha gente interesada, gente que quiere algo más, y ese algo más que la Cábala parece sostener implica un retorno a una especie de dimensión mítica de la religión, una restauración de una especie de mitología poderosa y erótica que viene de la tradición judeocristiana. —Asegura que la Cábala fue fundamental en España. —La Cábala llegó muy pronto a España, y aquí tiene sus raíces: en Gerona, Guadalajara, Ávila, Segovia… Según la mayoría de los estudiosos, Moisés de León, que nació en León o tenía un padre de León, es el responsable principal de ‘El Zohar’, que es una de las obras fundamentales de la Cábala. Son comentarios sobre la Torá y sobre diferentes libros de la Biblia. Él dijo que había descubierto este manuscrito que tenía mil años de antigüedad, pero ahora sabemos con bastante certeza que fue escrito en arameo en España en el siglo XIII… ‘El Zohar’ es una especie de Biblia para la Cábala: es una obra salvaje. Mi amigo Harold Bloom decía que ‘El Zohar’ es un gran pícnic al que todo el mundo está invitado, aunque cada uno debe traer su propia comida. Y en cierto modo es así. Y es difícil. Es casi una especie de libro de comentarios de rabinos que han tomado drogas alucinógenas. Está lleno de todo tipo de historias asombrosas, a veces cuentos con narraciones, a veces comentarios filosóficos, a veces parábolas eróticas… La trama básica es que Shimon bar Yochai, que es un rabino talmúdico del siglo II de la Era Común, está vagando por el mundo. Y le suceden cosas. Y se encuentra con gente que le cuenta historias. Yo he sido adicto a esta obra.—Otro personaje fascinante de la Cábala española fue Abraham Abufalia.—Nació en Zaragoza en 1240, aunque se crió en Tudela. A la muerte de su padre, se fue a Israel a buscar las diez tribus perdidas y el mítico río Sambatión. Luego volvió a España y tuvo una revelación mística en Barcelona cuando tenía treinta años. Hizo algunas locuras, como intentar convencer al Papa Nicolás III de que se convirtiera al judaísmo. Fue condenado a la hoguera y se salvó porque el Papa se murió antes de su ejecución. Al final de su vida se exilió en una isla cercana a Malta, y allí tuvo un pequeño círculo de discípulos. Escribió una serie de obras verdaderamente salvajes conocidas como la ‘Cábala Profética’. Según él, el Mesías es el intelecto humano, es decir, en todo el mundo, y que la era mesiánica es ahora, siempre. —Hay quien dice que a San Juan de la Cruz hay que leerlo a la luz de la Cábala para entenderlo de verdad.—No sé si necesitas la Cábala para entenderlo. A veces no necesitas nada para entender el poema: solo las palabras sobre el papel. T.S. Eliot decía que a él ya le gustaba Dante antes de entenderlo. Y yo conozco muchos poemas que he amado toda mi vida y que tal vez aún no entiendo… No sé con certeza si hay pruebas de influencia de la Cábala en San Juan. Pero estas ideas estaban en el aire en España en esos momentos. —Sostiene en el libro que el estudio de la Cábala es peligroso…—La Cábala es peligrosa para tu equilibrio mental. Hay mucha gente que invoca la regla de no permitir estudiar la Cábala hasta los cuarenta años. Aunque la mayoría de los maestros históricos de la Cábala murieron antes de los cuarenta… Pero hay algo peligroso, es verdad. La dificultad de las ideas puede llegar a confundir, a marear, y hacer que una persona pierda su centro. Quiero decir: algunos de los estudiosos de la Cábala terminaron pensando que eran el Mesías… —Muchos de los poetas del libro se movieron entre el islam, el cristianismo y el judaísmo, y tomaron elementos de las tres religiones. ¿Puede la Cábala ser un lugar de encuentro entre religiones? —Puede serlo, y hoy en día nos gusta pensar que la Cábala es más ecuménica, digamos, que la guerra entre facciones y denominaciones que tiene lugar dentro de una religión o entre religiones. Pero también tenemos que ser realistas y admitir que los propios cabalistas no eran necesariamente ecuménicos. En realidad eran bastante xenófobos en su mayor parte, sobre todo en España. Eran una especie de grupo étnicamente autoprotector. Aunque lo que comenzó como una especie de círculo hermético muy cerrado se convirtió en algo mucho más abierto y ecuménico. En el Imperio Otomano, por ejemplo, en la Cábala hay elementos del misticismo islámico sufí. Peter Cole (Paterson, Nueva Jersey, 1957) se define como un poeta moderno de tipo medieval: es alguien que vive entre la tradición y la intuición, entre la meditación y la plegaria. Tiene el pelo rebelde y los modales severos, y hay en su voz un eco del susurro con el que se dicen los himnos más íntimos, que son también los más antiguos, aquellos que fundaron el mundo… Harold Bloom dijo de él que era uno de los pocos poetas auténticos de su generación, y Eliot Weinberger que era un poeta urbano cuya ciudad es Jerusalén: todo es cierto. Cole se ha labrado un camino propio que lo ha llevado a rescatar la poesía hebrea escrita en España antes de la expulsión de los judíos y a dedicarle un extenso poema dramático al psicoanalista vienés Victor Tausk. Ahora publica en España ‘Poesía de la Cábala’ (editado por Vaso Roto, con traducción de Aurelio Major), donde recupera y enmarca esa tradición salvaje de la mística judía. Una muestra más de su inquietud. —Para entendernos: ¿qué es la Cábala?—La Cábala, en un sentido muy simple, es la tradición del misticismo judío. La palabra en sí simplemente significa tradición, pero la tradición que se recibe no siempre es la tradición visible. En el judaísmo normal tenemos la Torá y el Talmud, las escrituras y los comentarios. La Cábala presenta una especie de submundo de ideas mucho más complicadas, más salvajes, sobre la presencia mítica del judaísmo que no siempre entra en la presentación normativa de la cultura. Y lo más importante es que la Cábala pone el lenguaje en el centro.—Gershom Scholem decía que la Cábala era de «aquéllos que todavía creen que pueden escuchar el eco de la desaparecida palabra de la creación en la inmanencia del mundo»-—La Cábala habla del lenguaje como algo profundamente extraño y extrañamente profundo. La Cábala ve una especie de valor último y fuente última de significado en el propio lenguaje, en la sintaxis del lenguaje, pero también en los componentes esenciales del lenguaje, es decir, en la letra y la transformación gradual y continua del propio lenguaje. Esos cambios continuos dentro de la estructura de las palabras, esa inestabilidad, conduce a algo más maravilloso.—«Los poemas no sólo representan un proceso místico, lo producen», asegura en el prólogo. ¿Cree en el poder divino de la palabra? —Todos lo hacemos, de algún modo. Esa idea también es de Gershom Scholem, que es uno de los grandes estudiosos de la Cábala, el mejor amigo de Walter Benjamin y uno de los principales intelectuales del siglo XX. Dijo que los poemas no sólo registran la experiencia mística, sino que su lectura la produce de nuevo en el lector. Y lo que yo creo es que incluso si no crees en todas estas categorías religiosas, en Dios y todas las cosas que se discuten en la Cábala, puedes sentirlo. Un buen poema, como dijo Coleridge, te obliga a suspender la incredulidad. Puede que entres en el poema con incredulidad, pero el poder del lenguaje te lleva a su mundo. Y en el espacio ficticio del poema, que puede ser más verdadero que la no ficción, se experimenta una especie de creencia en estos poderes.—Dámaso Alonso dijo que toda la poesía es religiosa. —En un sentido, todos los poemas lo son. Todos los poemas están haciendo constantemente lo que los poemas cabalísticos hacen, que es ajustar la conciencia, recalibrarla. En el esquema cabalístico, sería para la reconstrucción continua de lo verdaderamente real. En un contexto no cabalístico, o sea, secular, sería para la reconstrucción de una realidad más significativa. —¿Qué lugar ocupa la Cábala en el mundo contemporáneo? ¿Qué nos puede ofrecer hoy?—Es curioso, porque la popularidad de la Cábala es enorme hoy. Es un sistema muy complejo y, sin embargo, parece tener un enorme atractivo para la gente. Por ejemplo: la Cábala ha atraído a celebridades como Madonna y Roseanne Barr. Hay mucha gente interesada, gente que quiere algo más, y ese algo más que la Cábala parece sostener implica un retorno a una especie de dimensión mítica de la religión, una restauración de una especie de mitología poderosa y erótica que viene de la tradición judeocristiana. —Asegura que la Cábala fue fundamental en España. —La Cábala llegó muy pronto a España, y aquí tiene sus raíces: en Gerona, Guadalajara, Ávila, Segovia… Según la mayoría de los estudiosos, Moisés de León, que nació en León o tenía un padre de León, es el responsable principal de ‘El Zohar’, que es una de las obras fundamentales de la Cábala. Son comentarios sobre la Torá y sobre diferentes libros de la Biblia. Él dijo que había descubierto este manuscrito que tenía mil años de antigüedad, pero ahora sabemos con bastante certeza que fue escrito en arameo en España en el siglo XIII… ‘El Zohar’ es una especie de Biblia para la Cábala: es una obra salvaje. Mi amigo Harold Bloom decía que ‘El Zohar’ es un gran pícnic al que todo el mundo está invitado, aunque cada uno debe traer su propia comida. Y en cierto modo es así. Y es difícil. Es casi una especie de libro de comentarios de rabinos que han tomado drogas alucinógenas. Está lleno de todo tipo de historias asombrosas, a veces cuentos con narraciones, a veces comentarios filosóficos, a veces parábolas eróticas… La trama básica es que Shimon bar Yochai, que es un rabino talmúdico del siglo II de la Era Común, está vagando por el mundo. Y le suceden cosas. Y se encuentra con gente que le cuenta historias. Yo he sido adicto a esta obra.—Otro personaje fascinante de la Cábala española fue Abraham Abufalia.—Nació en Zaragoza en 1240, aunque se crió en Tudela. A la muerte de su padre, se fue a Israel a buscar las diez tribus perdidas y el mítico río Sambatión. Luego volvió a España y tuvo una revelación mística en Barcelona cuando tenía treinta años. Hizo algunas locuras, como intentar convencer al Papa Nicolás III de que se convirtiera al judaísmo. Fue condenado a la hoguera y se salvó porque el Papa se murió antes de su ejecución. Al final de su vida se exilió en una isla cercana a Malta, y allí tuvo un pequeño círculo de discípulos. Escribió una serie de obras verdaderamente salvajes conocidas como la ‘Cábala Profética’. Según él, el Mesías es el intelecto humano, es decir, en todo el mundo, y que la era mesiánica es ahora, siempre. —Hay quien dice que a San Juan de la Cruz hay que leerlo a la luz de la Cábala para entenderlo de verdad.—No sé si necesitas la Cábala para entenderlo. A veces no necesitas nada para entender el poema: solo las palabras sobre el papel. T.S. Eliot decía que a él ya le gustaba Dante antes de entenderlo. Y yo conozco muchos poemas que he amado toda mi vida y que tal vez aún no entiendo… No sé con certeza si hay pruebas de influencia de la Cábala en San Juan. Pero estas ideas estaban en el aire en España en esos momentos. —Sostiene en el libro que el estudio de la Cábala es peligroso…—La Cábala es peligrosa para tu equilibrio mental. Hay mucha gente que invoca la regla de no permitir estudiar la Cábala hasta los cuarenta años. Aunque la mayoría de los maestros históricos de la Cábala murieron antes de los cuarenta… Pero hay algo peligroso, es verdad. La dificultad de las ideas puede llegar a confundir, a marear, y hacer que una persona pierda su centro. Quiero decir: algunos de los estudiosos de la Cábala terminaron pensando que eran el Mesías… —Muchos de los poetas del libro se movieron entre el islam, el cristianismo y el judaísmo, y tomaron elementos de las tres religiones. ¿Puede la Cábala ser un lugar de encuentro entre religiones? —Puede serlo, y hoy en día nos gusta pensar que la Cábala es más ecuménica, digamos, que la guerra entre facciones y denominaciones que tiene lugar dentro de una religión o entre religiones. Pero también tenemos que ser realistas y admitir que los propios cabalistas no eran necesariamente ecuménicos. En realidad eran bastante xenófobos en su mayor parte, sobre todo en España. Eran una especie de grupo étnicamente autoprotector. Aunque lo que comenzó como una especie de círculo hermético muy cerrado se convirtió en algo mucho más abierto y ecuménico. En el Imperio Otomano, por ejemplo, en la Cábala hay elementos del misticismo islámico sufí.
Peter Cole (Paterson, Nueva Jersey, 1957) se define como un poeta moderno de tipo medieval: es alguien que vive entre la tradición y la intuición, entre la meditación y la plegaria. Tiene el pelo rebelde y los modales severos, y hay en su voz un … eco del susurro con el que se dicen los himnos más íntimos, que son también los más antiguos, aquellos que fundaron el mundo… Harold Bloom dijo de él que era uno de los pocos poetas auténticos de su generación, y Eliot Weinberger que era un poeta urbano cuya ciudad es Jerusalén: todo es cierto. Cole se ha labrado un camino propio que lo ha llevado a rescatar la poesía hebrea escrita en España antes de la expulsión de los judíos y a dedicarle un extenso poema dramático al psicoanalista vienés Victor Tausk. Ahora publica en España ‘Poesía de la Cábala’ (editado por Vaso Roto, con traducción de Aurelio Major), donde recupera y enmarca esa tradición salvaje de la mística judía. Una muestra más de su inquietud.
—Para entendernos: ¿qué es la Cábala?
—La Cábala, en un sentido muy simple, es la tradición del misticismo judío. La palabra en sí simplemente significa tradición, pero la tradición que se recibe no siempre es la tradición visible. En el judaísmo normal tenemos la Torá y el Talmud, las escrituras y los comentarios. La Cábala presenta una especie de submundo de ideas mucho más complicadas, más salvajes, sobre la presencia mítica del judaísmo que no siempre entra en la presentación normativa de la cultura. Y lo más importante es que la Cábala pone el lenguaje en el centro.
—Gershom Scholem decía que la Cábala era de «aquéllos que todavía creen que pueden escuchar el eco de la desaparecida palabra de la creación en la inmanencia del mundo»-
—La Cábala habla del lenguaje como algo profundamente extraño y extrañamente profundo. La Cábala ve una especie de valor último y fuente última de significado en el propio lenguaje, en la sintaxis del lenguaje, pero también en los componentes esenciales del lenguaje, es decir, en la letra y la transformación gradual y continua del propio lenguaje. Esos cambios continuos dentro de la estructura de las palabras, esa inestabilidad, conduce a algo más maravilloso.
—«Los poemas no sólo representan un proceso místico, lo producen», asegura en el prólogo. ¿Cree en el poder divino de la palabra?
—Todos lo hacemos, de algún modo. Esa idea también es de Gershom Scholem, que es uno de los grandes estudiosos de la Cábala, el mejor amigo de Walter Benjamin y uno de los principales intelectuales del siglo XX. Dijo que los poemas no sólo registran la experiencia mística, sino que su lectura la produce de nuevo en el lector. Y lo que yo creo es que incluso si no crees en todas estas categorías religiosas, en Dios y todas las cosas que se discuten en la Cábala, puedes sentirlo. Un buen poema, como dijo Coleridge, te obliga a suspender la incredulidad. Puede que entres en el poema con incredulidad, pero el poder del lenguaje te lleva a su mundo. Y en el espacio ficticio del poema, que puede ser más verdadero que la no ficción, se experimenta una especie de creencia en estos poderes.
—Dámaso Alonso dijo que toda la poesía es religiosa.
—En un sentido, todos los poemas lo son. Todos los poemas están haciendo constantemente lo que los poemas cabalísticos hacen, que es ajustar la conciencia, recalibrarla. En el esquema cabalístico, sería para la reconstrucción continua de lo verdaderamente real. En un contexto no cabalístico, o sea, secular, sería para la reconstrucción de una realidad más significativa.
—¿Qué lugar ocupa la Cábala en el mundo contemporáneo? ¿Qué nos puede ofrecer hoy?
—Es curioso, porque la popularidad de la Cábala es enorme hoy. Es un sistema muy complejo y, sin embargo, parece tener un enorme atractivo para la gente. Por ejemplo: la Cábala ha atraído a celebridades como Madonna y Roseanne Barr. Hay mucha gente interesada, gente que quiere algo más, y ese algo más que la Cábala parece sostener implica un retorno a una especie de dimensión mítica de la religión, una restauración de una especie de mitología poderosa y erótica que viene de la tradición judeocristiana.
—Asegura que la Cábala fue fundamental en España.
—La Cábala llegó muy pronto a España, y aquí tiene sus raíces: en Gerona, Guadalajara, Ávila, Segovia… Según la mayoría de los estudiosos, Moisés de León, que nació en León o tenía un padre de León, es el responsable principal de ‘El Zohar’, que es una de las obras fundamentales de la Cábala. Son comentarios sobre la Torá y sobre diferentes libros de la Biblia. Él dijo que había descubierto este manuscrito que tenía mil años de antigüedad, pero ahora sabemos con bastante certeza que fue escrito en arameo en España en el siglo XIII… ‘El Zohar’ es una especie de Biblia para la Cábala: es una obra salvaje. Mi amigo Harold Bloom decía que ‘El Zohar’ es un gran pícnic al que todo el mundo está invitado, aunque cada uno debe traer su propia comida. Y en cierto modo es así. Y es difícil. Es casi una especie de libro de comentarios de rabinos que han tomado drogas alucinógenas. Está lleno de todo tipo de historias asombrosas, a veces cuentos con narraciones, a veces comentarios filosóficos, a veces parábolas eróticas… La trama básica es que Shimon bar Yochai, que es un rabino talmúdico del siglo II de la Era Común, está vagando por el mundo. Y le suceden cosas. Y se encuentra con gente que le cuenta historias. Yo he sido adicto a esta obra.
—Otro personaje fascinante de la Cábala española fue Abraham Abufalia.
—Nació en Zaragoza en 1240, aunque se crió en Tudela. A la muerte de su padre, se fue a Israel a buscar las diez tribus perdidas y el mítico río Sambatión. Luego volvió a España y tuvo una revelación mística en Barcelona cuando tenía treinta años. Hizo algunas locuras, como intentar convencer al Papa Nicolás III de que se convirtiera al judaísmo. Fue condenado a la hoguera y se salvó porque el Papa se murió antes de su ejecución. Al final de su vida se exilió en una isla cercana a Malta, y allí tuvo un pequeño círculo de discípulos. Escribió una serie de obras verdaderamente salvajes conocidas como la ‘Cábala Profética’. Según él, el Mesías es el intelecto humano, es decir, en todo el mundo, y que la era mesiánica es ahora, siempre.
—Hay quien dice que a San Juan de la Cruz hay que leerlo a la luz de la Cábala para entenderlo de verdad.
—No sé si necesitas la Cábala para entenderlo. A veces no necesitas nada para entender el poema: solo las palabras sobre el papel. T.S. Eliot decía que a él ya le gustaba Dante antes de entenderlo. Y yo conozco muchos poemas que he amado toda mi vida y que tal vez aún no entiendo… No sé con certeza si hay pruebas de influencia de la Cábala en San Juan. Pero estas ideas estaban en el aire en España en esos momentos.
—Sostiene en el libro que el estudio de la Cábala es peligroso…
—La Cábala es peligrosa para tu equilibrio mental. Hay mucha gente que invoca la regla de no permitir estudiar la Cábala hasta los cuarenta años. Aunque la mayoría de los maestros históricos de la Cábala murieron antes de los cuarenta… Pero hay algo peligroso, es verdad. La dificultad de las ideas puede llegar a confundir, a marear, y hacer que una persona pierda su centro. Quiero decir: algunos de los estudiosos de la Cábala terminaron pensando que eran el Mesías…
—Muchos de los poetas del libro se movieron entre el islam, el cristianismo y el judaísmo, y tomaron elementos de las tres religiones. ¿Puede la Cábala ser un lugar de encuentro entre religiones?
—Puede serlo, y hoy en día nos gusta pensar que la Cábala es más ecuménica, digamos, que la guerra entre facciones y denominaciones que tiene lugar dentro de una religión o entre religiones. Pero también tenemos que ser realistas y admitir que los propios cabalistas no eran necesariamente ecuménicos. En realidad eran bastante xenófobos en su mayor parte, sobre todo en España. Eran una especie de grupo étnicamente autoprotector. Aunque lo que comenzó como una especie de círculo hermético muy cerrado se convirtió en algo mucho más abierto y ecuménico. En el Imperio Otomano, por ejemplo, en la Cábala hay elementos del misticismo islámico sufí.
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