…dónde está el fuego, claro. Y espero que lo hayan leído cantando, intentando emular en la medida de lo posible, al gran Alfredo Kraus , que cantaba esta romanza tan popular en tiempos, de la zarzuela «Doña Francisquista». Basada en un soneto de Lope de Vega con la letra de Federico Romero Sarachaga y Guillermo Fernández-Shaw , con la música de Amadeo Vives . Me dirán que si ahora el Espía Mayor se va a ir de musicales o qué. Cosa que no me importaría, pues creo que me lo pegaron mis señores padres cuando los muy potrudos vieron en 1973 la de Jesucristo Superstar en Londres, y sus recuerdos hicieron que me volviera loco disfrutando, con el tiempo, de El fantasma de la ópera, My fair lady, El hombre de La Mancha y, mi favorito, Los Miserables . Muchos los he visto, tanto en la capital inglesa, como otros en la madrileña, cuando un alcalde que quería ser alcalde como José María Álvarez del Manzano , quiso que los cines de la Gran Vía se reconvirtieran todos en teatros musicales, no para hacer un nuevo Broadway , sino lo que fue y podía ser, pues eso mismo ya significaba la arteria madrileña. Pero vino el faraónico Gallardón a cargarse todo para que ahora tengamos tiendas de ropa barata y franquicias extranjeras, cargándose cafeterías y la vida cultural que también pudo ser y que en tiempos igualmente fue.El mal llamado «género chico»La Gran Vía se llamaba, de hecho, una de la zarzuelas más populares y coñonas, un verdadero exponente del llamado «género chico» . Que no corresponde a la zarzuela tal denominación tan malamente extendida, ya que este género lírico español se dividía en grande o chico, pero según el número de actos, siendo las de dos o más, de la primera clase, y los de uno solo, obviamente de la segunda. Un tema de duración, no de calidad, que hasta un tipo tan aparentemente seriote como el filósofo Friedrich Nietzsche , gustó mucho de algunos números de ella cuando la escuchara en Turín, una de las sedes más conocidas del belcanto . O sea, que de chico en cuanto que cosa menor y sin importancia, como que no. Para nada. ¡Que mira que nos gusta el cilicio a los españoles, y darnos al flagelo con todo lo propio! Es por eso que hay que reivindicar nuestra zarzuela, que fueron al mismo tiempo óperas (como Marina o la precursora El jardín de Falerina ), musicales (como La Corte de Faraón ), o revistas musicales divertidas (como Las leandras ). Un estilo musical español e hispano, que cruzara el océano con gran éxito.Hunos y HotrosY ahora me preguntarán que a qué vienen estas parrafadas musicales. Pues nada. Que como llevamos un verano de fuegos con los que atizarnos los hunos y los hotros a costa de quiénes los han apagado mejor o peor, me ha venido la romanza a la cabeza, y cantando el título de esta nota, he seguido con aquello «del humo del cariño nacen los celos» , y he llegado a la conclusión de que en este nuestro solar patrio, que solar lo están dejando tanto cabestro incendiario y tanto atorrante con ganas de barbacoa, los celos más bien nos los están convirtiendo en odio sarraceno, y que al menos en las zarzuelas los enredos, amoríos y dramas, acababan tan bien, que salían cantando los asistentes a las mismas como aquellos de Cuba. ¡Porque volvían y vivos! Pero ahora parece que preferimos dejarnos tuertos con tal de que el otro se quede ciego. En estas estamos en nuestra España. Y ahora por el humo se ve dónde está el fuego, pero dudo que queden brasas para avivar ningún cariño. Así de triste es nuestro panorama actual, y el elenco de canta… mañanas que nos gobiernan y opositan. …dónde está el fuego, claro. Y espero que lo hayan leído cantando, intentando emular en la medida de lo posible, al gran Alfredo Kraus , que cantaba esta romanza tan popular en tiempos, de la zarzuela «Doña Francisquista». Basada en un soneto de Lope de Vega con la letra de Federico Romero Sarachaga y Guillermo Fernández-Shaw , con la música de Amadeo Vives . Me dirán que si ahora el Espía Mayor se va a ir de musicales o qué. Cosa que no me importaría, pues creo que me lo pegaron mis señores padres cuando los muy potrudos vieron en 1973 la de Jesucristo Superstar en Londres, y sus recuerdos hicieron que me volviera loco disfrutando, con el tiempo, de El fantasma de la ópera, My fair lady, El hombre de La Mancha y, mi favorito, Los Miserables . Muchos los he visto, tanto en la capital inglesa, como otros en la madrileña, cuando un alcalde que quería ser alcalde como José María Álvarez del Manzano , quiso que los cines de la Gran Vía se reconvirtieran todos en teatros musicales, no para hacer un nuevo Broadway , sino lo que fue y podía ser, pues eso mismo ya significaba la arteria madrileña. Pero vino el faraónico Gallardón a cargarse todo para que ahora tengamos tiendas de ropa barata y franquicias extranjeras, cargándose cafeterías y la vida cultural que también pudo ser y que en tiempos igualmente fue.El mal llamado «género chico»La Gran Vía se llamaba, de hecho, una de la zarzuelas más populares y coñonas, un verdadero exponente del llamado «género chico» . Que no corresponde a la zarzuela tal denominación tan malamente extendida, ya que este género lírico español se dividía en grande o chico, pero según el número de actos, siendo las de dos o más, de la primera clase, y los de uno solo, obviamente de la segunda. Un tema de duración, no de calidad, que hasta un tipo tan aparentemente seriote como el filósofo Friedrich Nietzsche , gustó mucho de algunos números de ella cuando la escuchara en Turín, una de las sedes más conocidas del belcanto . O sea, que de chico en cuanto que cosa menor y sin importancia, como que no. Para nada. ¡Que mira que nos gusta el cilicio a los españoles, y darnos al flagelo con todo lo propio! Es por eso que hay que reivindicar nuestra zarzuela, que fueron al mismo tiempo óperas (como Marina o la precursora El jardín de Falerina ), musicales (como La Corte de Faraón ), o revistas musicales divertidas (como Las leandras ). Un estilo musical español e hispano, que cruzara el océano con gran éxito.Hunos y HotrosY ahora me preguntarán que a qué vienen estas parrafadas musicales. Pues nada. Que como llevamos un verano de fuegos con los que atizarnos los hunos y los hotros a costa de quiénes los han apagado mejor o peor, me ha venido la romanza a la cabeza, y cantando el título de esta nota, he seguido con aquello «del humo del cariño nacen los celos» , y he llegado a la conclusión de que en este nuestro solar patrio, que solar lo están dejando tanto cabestro incendiario y tanto atorrante con ganas de barbacoa, los celos más bien nos los están convirtiendo en odio sarraceno, y que al menos en las zarzuelas los enredos, amoríos y dramas, acababan tan bien, que salían cantando los asistentes a las mismas como aquellos de Cuba. ¡Porque volvían y vivos! Pero ahora parece que preferimos dejarnos tuertos con tal de que el otro se quede ciego. En estas estamos en nuestra España. Y ahora por el humo se ve dónde está el fuego, pero dudo que queden brasas para avivar ningún cariño. Así de triste es nuestro panorama actual, y el elenco de canta… mañanas que nos gobiernan y opositan.
notas del espía mayor
…dónde está el fuego, claro. Y espero que lo hayan leído cantando, intentando emular en la medida de lo posible, al gran Alfredo Kraus, que cantaba esta romanza tan popular en tiempos, de la zarzuela «Doña Francisquista». Basada en un soneto de Lope de Vega con la letra de Federico Romero Sarachaga y Guillermo Fernández-Shaw, con la música de Amadeo Vives. Me dirán que si ahora el Espía Mayor se va a ir de musicales o qué. Cosa que no me importaría, pues creo que me lo pegaron mis señores padres cuando los muy potrudos vieron en 1973 la de Jesucristo Superstar en Londres, y sus recuerdos hicieron que me volviera loco disfrutando, con el tiempo, de El fantasma de la ópera, My fair lady, El hombre de La Mancha y, mi favorito, Los Miserables. Muchos los he visto, tanto en la capital inglesa, como otros en la madrileña, cuando un alcalde que quería ser alcalde como José María Álvarez del Manzano, quiso que los cines de la Gran Vía se reconvirtieran todos en teatros musicales, no para hacer un nuevo Broadway, sino lo que fue y podía ser, pues eso mismo ya significaba la arteria madrileña. Pero vino el faraónico Gallardón a cargarse todo para que ahora tengamos tiendas de ropa barata y franquicias extranjeras, cargándose cafeterías y la vida cultural que también pudo ser y que en tiempos igualmente fue.
El mal llamado «género chico»
La Gran Vía se llamaba, de hecho, una de la zarzuelas más populares y coñonas, un verdadero exponente del llamado «género chico». Que no corresponde a la zarzuela tal denominación tan malamente extendida, ya que este género lírico español se dividía en grande o chico, pero según el número de actos, siendo las de dos o más, de la primera clase, y los de uno solo, obviamente de la segunda. Un tema de duración, no de calidad, que hasta un tipo tan aparentemente seriote como el filósofo Friedrich Nietzsche, gustó mucho de algunos números de ella cuando la escuchara en Turín, una de las sedes más conocidas del belcanto. O sea, que de chico en cuanto que cosa menor y sin importancia, como que no. Para nada. ¡Que mira que nos gusta el cilicio a los españoles, y darnos al flagelo con todo lo propio! Es por eso que hay que reivindicar nuestra zarzuela, que fueron al mismo tiempo óperas (como Marina o la precursora El jardín de Falerina), musicales (como La Corte de Faraón), o revistas musicales divertidas (como Las leandras). Un estilo musical español e hispano, que cruzara el océano con gran éxito.
Hunos y Hotros
Y ahora me preguntarán que a qué vienen estas parrafadas musicales. Pues nada. Que como llevamos un verano de fuegos con los que atizarnos los hunos y los hotros a costa de quiénes los han apagado mejor o peor, me ha venido la romanza a la cabeza, y cantando el título de esta nota, he seguido con aquello «del humo del cariño nacen los celos», y he llegado a la conclusión de que en este nuestro solar patrio, que solar lo están dejando tanto cabestro incendiario y tanto atorrante con ganas de barbacoa, los celos más bien nos los están convirtiendo en odio sarraceno, y que al menos en las zarzuelas los enredos, amoríos y dramas, acababan tan bien, que salían cantando los asistentes a las mismas como aquellos de Cuba. ¡Porque volvían y vivos! Pero ahora parece que preferimos dejarnos tuertos con tal de que el otro se quede ciego. En estas estamos en nuestra España. Y ahora por el humo se ve dónde está el fuego, pero dudo que queden brasas para avivar ningún cariño. Así de triste es nuestro panorama actual, y el elenco de canta… mañanas que nos gobiernan y opositan.
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