En 2001 tuvo lugar en el Museo Reina Sofía la exposición ‘Canogar: cincuenta años de pintura’ . Desde entonces no ha habido en Madrid otra exposición institucional dedicada a este gran artista, que, aunque nacido en Toledo, lleva toda una vida en esta ciudad. Nos hemos perdido, pues, el último cuarto de siglo de su trabajo. CentroCentro , el espacio cultural del Ayuntamiento de la capital, inicia una nueva andadura como centro de arte contemporáneo, bajo la dirección artística de Julieta de Haro : expondrá a artistas en activo de diferentes generaciones y disciplinas. Se estrena con ‘Rafael Canogar. [I]Realidades (Obras 1949-2024)’ , que este miércoles se presentaba con presencia de la delegada de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, Marta Rivera de la Cruz , y que podrá visitarse del 30 de enero al 18 de mayo. El comisario de la muestra, Alfonso de la Torre , reúne en la quinta planta del edificio de Cibeles medio centenar de trabajos de sus más de siete décadas de carrera : pinturas, collages y relieves escultóricos, la mayoría de la colección del artista, y tres préstamos muy destacados del Reina Sofía. También, documentos, como el manifiesto del grupo El Paso , que Canogar fundó junto con nombres como Luis Feito, Martín Chirino , Antonio Saura, Juana Francés, Manolo Millares, Manuel Rivera… Todos ellos hicieron posible que «una España ensimismada se asomara al mundo moderno». De la Torre comenta que el corazón de la vida de Canogar «vive cerca de aquí»: el estudio de Vázquez Díaz, donde aprendió el oficio; la galería Biosca, que celebró la última exposición de El Paso; la Biblioteca Nacional, donde Canogar expuso junto a Pollock… Noticias relacionadas estandar Si Picasso y Jeff Koons: cita en la Alhambra Natividad Pulido estandar Si Carmen Thyssen: «El ‘Mata Mua’ podría estar en la inauguración de mi museo en Barcelona. ¿Por qué no?» Natividad PulidoEl recorrido, que comienza con la naturaleza, una constante en su trabajo, aborda los años de El Paso, las abstracciones de los 80, el realismo como una reflexión doliente sobre la condición humana, y su admiración por Klee y Miró. El 17 de mayo Rafael Canogar cumplirá 90 años . Quién lo diría, viendo su lucidez y su envidiable forma física. Sigue trabajando a diario, algo que lleva haciendo religiosamente los últimos 75 años con coherencia y honestidad , marca de la casa. Obras de Canogar en la exposición en CentroCentro Ignacio Gil—«Soy antiguo; soy muy mayor, tengo muchos años», se lamenta Canogar.— Pues lo disimula muy bien, es un farsante.—Una galerista de Valencia que tenía expuestas algunas de mis obras me contó que un extranjero entró en la galería y preguntó si eran de un artista muy joven. Me gustó oírlo. — A las puertas de los 90, ¿siguen intactas la ilusión y las ganas?—Físicamente, puedo trabajar como siempre, por lo tanto no ha habido cambio en la forma de entender la vida y el trabajo. Nunca he querido academizar mi trabajo. Esto lo hemos tenido siempre como un principio los jóvenes de vanguardia. Hay una parte intuitiva, cuando se está buscando, que tiene una fuerza enorme. Una vez que domino un periodo, que suele durar diez o doce años, necesito cambiar. Estoy encantado de hacer esta exposición en un espacio bellísimo, un lugar emblemático de Madrid. Para mí es un regalo. Pese al silencio institucional madrileño en estos últimos 25 años, Canogar no ha parado de exponer en galerías españolas y extranjeras, en centros internacionales y en muestras colectivas. Participará en una en Opera Gallery de Madrid con artistas españoles del siglo XX, que se inaugurará el 6 de marzo. Y el año pasado abrió sus puertas el Espacio Canogar en Roca Tarpeya (Toledo) , con De la Torre también como comisario. Según Canogar, «la carrera no es la meta para un artista, sino el camino». Y cita a Cavafis, que en su poema ‘Ítaca’ dice: «Cuando emprendas tu viaje a Itaca/ pide que el camino sea largo,/ lleno de aventuras, lleno de experiencias». La muestra repasa 75 años de carrera de Rafael Canogar. Al fondo, ‘Escena urbana’, del Reina Sofía Ignacio Gil— Ese ‘olvido’ institucional de Madrid, ¿a qué lo atribuye?—Es como es el país, tenemos que aceptarlo con sus muchos defectos. Con el anterior director del Reina Sofía [Manuel Borja-Villel] se estaba prestando poca atención al arte español. Se descolgaron en cierto momento obras en salas permanentes para llevar otras que realmente no eran obras de arte. Eran manifestaciones de un movimiento político. Era bastante sorprendente considerar obras de arte esa basura que pudieron dejar. — ¿Y frustrante?—Sí, muy frustrante. Este país está pasando por un momento muy complicado. Yo he dicho en algún momento que me siento a veces extraño. Sé que estamos en un buen momento de ayuda a la sociedad, de un nivel económico importante, pero es también una sociedad muy agresiva, muy dura.— ¿Siente que se ha ‘maltratado’ el arte de su generación en España?—Sí, el arte español, en las instituciones públicas, con el Reina Sofía como máximo escaparate de la obra de los artistas españoles, realmente ha estado ausente. No creo que sea maltrato, más bien posicionamientos sociopolíticos determinados.— Y cuando la política entra en el arte y en los museos, mal asunto, ¿no?—Es tremendo. Ahora creo que el Ministerio de Cultura está en otras cosas. Ojalá pase. Pero lo que ocurre también en el Congreso es una muestra del periodo de dificultades que estamos pasando.Algunas del medio centenar de obras de Rafael Canogar expuestas en el Ayuntamiento de Madrid Ignacio Gil— Alfonso de la Torre habla de que pintar a diario es para usted como una salvación. ¿Está de acuerdo?—Bueno, sí. La aventura del arte ha dado sentido a mi vida. Ha habido una larga y compleja evolución en mi trabajo. Es como un collar, en el que una cuenta es el informalismo, otra el realismo, otra la vuelta a la abstracción… Hay un hilo conductor: la búsqueda de esencialidades. Comunicar a los demás da sentido a mi vida como artista. Tengo que decir que yo he tenido cierta fortuna. Tuve reconocimiento muy pronto. En El Paso éramos conscientes de que nos tocaba la travesía del desierto, que no íbamos a vender. Pero uno o dos años después, empecé a vender todo. Muchos de los cuadros que están en esta exposición han sido comprados en el mercado. Los vendí y cuando he podido he recuperado algunos de ellos. Tengo documentadas unas 4.000 pinturas, que no es mucho. He pintado relativamente poco. — Usted es muy reconocido fuera de España, donde expone habitualmente. Parece que aquí nos cuesta reconocer el talento propio. —Otra característica de España es que tenemos, de alguna forma, un cierto complejo, que quizás sea un remanente de la leyenda negra que nosotros mismos hemos creído. Y eso es un problema. En 2001 tuvo lugar en el Museo Reina Sofía la exposición ‘Canogar: cincuenta años de pintura’ . Desde entonces no ha habido en Madrid otra exposición institucional dedicada a este gran artista, que, aunque nacido en Toledo, lleva toda una vida en esta ciudad. Nos hemos perdido, pues, el último cuarto de siglo de su trabajo. CentroCentro , el espacio cultural del Ayuntamiento de la capital, inicia una nueva andadura como centro de arte contemporáneo, bajo la dirección artística de Julieta de Haro : expondrá a artistas en activo de diferentes generaciones y disciplinas. Se estrena con ‘Rafael Canogar. [I]Realidades (Obras 1949-2024)’ , que este miércoles se presentaba con presencia de la delegada de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, Marta Rivera de la Cruz , y que podrá visitarse del 30 de enero al 18 de mayo. El comisario de la muestra, Alfonso de la Torre , reúne en la quinta planta del edificio de Cibeles medio centenar de trabajos de sus más de siete décadas de carrera : pinturas, collages y relieves escultóricos, la mayoría de la colección del artista, y tres préstamos muy destacados del Reina Sofía. También, documentos, como el manifiesto del grupo El Paso , que Canogar fundó junto con nombres como Luis Feito, Martín Chirino , Antonio Saura, Juana Francés, Manolo Millares, Manuel Rivera… Todos ellos hicieron posible que «una España ensimismada se asomara al mundo moderno». De la Torre comenta que el corazón de la vida de Canogar «vive cerca de aquí»: el estudio de Vázquez Díaz, donde aprendió el oficio; la galería Biosca, que celebró la última exposición de El Paso; la Biblioteca Nacional, donde Canogar expuso junto a Pollock… Noticias relacionadas estandar Si Picasso y Jeff Koons: cita en la Alhambra Natividad Pulido estandar Si Carmen Thyssen: «El ‘Mata Mua’ podría estar en la inauguración de mi museo en Barcelona. ¿Por qué no?» Natividad PulidoEl recorrido, que comienza con la naturaleza, una constante en su trabajo, aborda los años de El Paso, las abstracciones de los 80, el realismo como una reflexión doliente sobre la condición humana, y su admiración por Klee y Miró. El 17 de mayo Rafael Canogar cumplirá 90 años . Quién lo diría, viendo su lucidez y su envidiable forma física. Sigue trabajando a diario, algo que lleva haciendo religiosamente los últimos 75 años con coherencia y honestidad , marca de la casa. Obras de Canogar en la exposición en CentroCentro Ignacio Gil—«Soy antiguo; soy muy mayor, tengo muchos años», se lamenta Canogar.— Pues lo disimula muy bien, es un farsante.—Una galerista de Valencia que tenía expuestas algunas de mis obras me contó que un extranjero entró en la galería y preguntó si eran de un artista muy joven. Me gustó oírlo. — A las puertas de los 90, ¿siguen intactas la ilusión y las ganas?—Físicamente, puedo trabajar como siempre, por lo tanto no ha habido cambio en la forma de entender la vida y el trabajo. Nunca he querido academizar mi trabajo. Esto lo hemos tenido siempre como un principio los jóvenes de vanguardia. Hay una parte intuitiva, cuando se está buscando, que tiene una fuerza enorme. Una vez que domino un periodo, que suele durar diez o doce años, necesito cambiar. Estoy encantado de hacer esta exposición en un espacio bellísimo, un lugar emblemático de Madrid. Para mí es un regalo. Pese al silencio institucional madrileño en estos últimos 25 años, Canogar no ha parado de exponer en galerías españolas y extranjeras, en centros internacionales y en muestras colectivas. Participará en una en Opera Gallery de Madrid con artistas españoles del siglo XX, que se inaugurará el 6 de marzo. Y el año pasado abrió sus puertas el Espacio Canogar en Roca Tarpeya (Toledo) , con De la Torre también como comisario. Según Canogar, «la carrera no es la meta para un artista, sino el camino». Y cita a Cavafis, que en su poema ‘Ítaca’ dice: «Cuando emprendas tu viaje a Itaca/ pide que el camino sea largo,/ lleno de aventuras, lleno de experiencias». La muestra repasa 75 años de carrera de Rafael Canogar. Al fondo, ‘Escena urbana’, del Reina Sofía Ignacio Gil— Ese ‘olvido’ institucional de Madrid, ¿a qué lo atribuye?—Es como es el país, tenemos que aceptarlo con sus muchos defectos. Con el anterior director del Reina Sofía [Manuel Borja-Villel] se estaba prestando poca atención al arte español. Se descolgaron en cierto momento obras en salas permanentes para llevar otras que realmente no eran obras de arte. Eran manifestaciones de un movimiento político. Era bastante sorprendente considerar obras de arte esa basura que pudieron dejar. — ¿Y frustrante?—Sí, muy frustrante. Este país está pasando por un momento muy complicado. Yo he dicho en algún momento que me siento a veces extraño. Sé que estamos en un buen momento de ayuda a la sociedad, de un nivel económico importante, pero es también una sociedad muy agresiva, muy dura.— ¿Siente que se ha ‘maltratado’ el arte de su generación en España?—Sí, el arte español, en las instituciones públicas, con el Reina Sofía como máximo escaparate de la obra de los artistas españoles, realmente ha estado ausente. No creo que sea maltrato, más bien posicionamientos sociopolíticos determinados.— Y cuando la política entra en el arte y en los museos, mal asunto, ¿no?—Es tremendo. Ahora creo que el Ministerio de Cultura está en otras cosas. Ojalá pase. Pero lo que ocurre también en el Congreso es una muestra del periodo de dificultades que estamos pasando.Algunas del medio centenar de obras de Rafael Canogar expuestas en el Ayuntamiento de Madrid Ignacio Gil— Alfonso de la Torre habla de que pintar a diario es para usted como una salvación. ¿Está de acuerdo?—Bueno, sí. La aventura del arte ha dado sentido a mi vida. Ha habido una larga y compleja evolución en mi trabajo. Es como un collar, en el que una cuenta es el informalismo, otra el realismo, otra la vuelta a la abstracción… Hay un hilo conductor: la búsqueda de esencialidades. Comunicar a los demás da sentido a mi vida como artista. Tengo que decir que yo he tenido cierta fortuna. Tuve reconocimiento muy pronto. En El Paso éramos conscientes de que nos tocaba la travesía del desierto, que no íbamos a vender. Pero uno o dos años después, empecé a vender todo. Muchos de los cuadros que están en esta exposición han sido comprados en el mercado. Los vendí y cuando he podido he recuperado algunos de ellos. Tengo documentadas unas 4.000 pinturas, que no es mucho. He pintado relativamente poco. — Usted es muy reconocido fuera de España, donde expone habitualmente. Parece que aquí nos cuesta reconocer el talento propio. —Otra característica de España es que tenemos, de alguna forma, un cierto complejo, que quizás sea un remanente de la leyenda negra que nosotros mismos hemos creído. Y eso es un problema.
En 2001 tuvo lugar en el Museo Reina Sofía la exposición ‘Canogar: cincuenta años de pintura’. Desde entonces no ha habido en Madrid otra exposición institucional dedicada a este gran artista, que, aunque nacido en Toledo, lleva toda una vida en esta ciudad. … Nos hemos perdido, pues, el último cuarto de siglo de su trabajo. CentroCentro, el espacio cultural del Ayuntamiento de la capital, inicia una nueva andadura como centro de arte contemporáneo, bajo la dirección artística de Julieta de Haro: expondrá a artistas en activo de diferentes generaciones y disciplinas. Se estrena con ‘Rafael Canogar. [I]Realidades (Obras 1949-2024)’, que este miércoles se presentaba con presencia de la delegada de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid, Marta Rivera de la Cruz, y que podrá visitarse del 30 de enero al 18 de mayo.
El comisario de la muestra, Alfonso de la Torre, reúne en la quinta planta del edificio de Cibeles medio centenar de trabajos de sus más de siete décadas de carrera: pinturas, collages y relieves escultóricos, la mayoría de la colección del artista, y tres préstamos muy destacados del Reina Sofía. También, documentos, como el manifiesto del grupo El Paso, que Canogar fundó junto con nombres como Luis Feito, Martín Chirino, Antonio Saura, Juana Francés, Manolo Millares, Manuel Rivera… Todos ellos hicieron posible que «una España ensimismada se asomara al mundo moderno». De la Torre comenta que el corazón de la vida de Canogar «vive cerca de aquí»: el estudio de Vázquez Díaz, donde aprendió el oficio; la galería Biosca, que celebró la última exposición de El Paso; la Biblioteca Nacional, donde Canogar expuso junto a Pollock…
El recorrido, que comienza con la naturaleza, una constante en su trabajo, aborda los años de El Paso, las abstracciones de los 80, el realismo como una reflexión doliente sobre la condición humana, y su admiración por Klee y Miró. El 17 de mayo Rafael Canogar cumplirá 90 años. Quién lo diría, viendo su lucidez y su envidiable forma física. Sigue trabajando a diario, algo que lleva haciendo religiosamente los últimos 75 años con coherencia y honestidad, marca de la casa.
Ignacio Gil
—«Soy antiguo; soy muy mayor, tengo muchos años», se lamenta Canogar.
—Pues lo disimula muy bien, es un farsante.
—Una galerista de Valencia que tenía expuestas algunas de mis obras me contó que un extranjero entró en la galería y preguntó si eran de un artista muy joven. Me gustó oírlo.
—A las puertas de los 90, ¿siguen intactas la ilusión y las ganas?
—Físicamente, puedo trabajar como siempre, por lo tanto no ha habido cambio en la forma de entender la vida y el trabajo. Nunca he querido academizar mi trabajo. Esto lo hemos tenido siempre como un principio los jóvenes de vanguardia. Hay una parte intuitiva, cuando se está buscando, que tiene una fuerza enorme. Una vez que domino un periodo, que suele durar diez o doce años, necesito cambiar. Estoy encantado de hacer esta exposición en un espacio bellísimo, un lugar emblemático de Madrid. Para mí es un regalo.
Pese al silencio institucional madrileño en estos últimos 25 años, Canogar no ha parado de exponer en galerías españolas y extranjeras, en centros internacionales y en muestras colectivas. Participará en una en Opera Gallery de Madrid con artistas españoles del siglo XX, que se inaugurará el 6 de marzo. Y el año pasado abrió sus puertas el Espacio Canogar en Roca Tarpeya (Toledo), con De la Torre también como comisario. Según Canogar, «la carrera no es la meta para un artista, sino el camino». Y cita a Cavafis, que en su poema ‘Ítaca’ dice: «Cuando emprendas tu viaje a Itaca/ pide que el camino sea largo,/ lleno de aventuras, lleno de experiencias».
Ignacio Gil
—Ese ‘olvido’ institucional de Madrid, ¿a qué lo atribuye?
—Es como es el país, tenemos que aceptarlo con sus muchos defectos. Con el anterior director del Reina Sofía [Manuel Borja-Villel] se estaba prestando poca atención al arte español. Se descolgaron en cierto momento obras en salas permanentes para llevar otras que realmente no eran obras de arte. Eran manifestaciones de un movimiento político. Era bastante sorprendente considerar obras de arte esa basura que pudieron dejar.
—¿Y frustrante?
—Sí, muy frustrante. Este país está pasando por un momento muy complicado. Yo he dicho en algún momento que me siento a veces extraño. Sé que estamos en un buen momento de ayuda a la sociedad, de un nivel económico importante, pero es también una sociedad muy agresiva, muy dura.
—¿Siente que se ha ‘maltratado’ el arte de su generación en España?
—Sí, el arte español, en las instituciones públicas, con el Reina Sofía como máximo escaparate de la obra de los artistas españoles, realmente ha estado ausente. No creo que sea maltrato, más bien posicionamientos sociopolíticos determinados.
—Y cuando la política entra en el arte y en los museos, mal asunto, ¿no?
—Es tremendo. Ahora creo que el Ministerio de Cultura está en otras cosas. Ojalá pase. Pero lo que ocurre también en el Congreso es una muestra del periodo de dificultades que estamos pasando.
Ignacio Gil
—Alfonso de la Torre habla de que pintar a diario es para usted como una salvación. ¿Está de acuerdo?
—Bueno, sí. La aventura del arte ha dado sentido a mi vida. Ha habido una larga y compleja evolución en mi trabajo. Es como un collar, en el que una cuenta es el informalismo, otra el realismo, otra la vuelta a la abstracción… Hay un hilo conductor: la búsqueda de esencialidades. Comunicar a los demás da sentido a mi vida como artista. Tengo que decir que yo he tenido cierta fortuna. Tuve reconocimiento muy pronto. En El Paso éramos conscientes de que nos tocaba la travesía del desierto, que no íbamos a vender. Pero uno o dos años después, empecé a vender todo. Muchos de los cuadros que están en esta exposición han sido comprados en el mercado. Los vendí y cuando he podido he recuperado algunos de ellos. Tengo documentadas unas 4.000 pinturas, que no es mucho. He pintado relativamente poco.
—Usted es muy reconocido fuera de España, donde expone habitualmente. Parece que aquí nos cuesta reconocer el talento propio.
—Otra característica de España es que tenemos, de alguna forma, un cierto complejo, que quizás sea un remanente de la leyenda negra que nosotros mismos hemos creído. Y eso es un problema.
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