La maldad, la crueldad, la mentira y la imaginación para golpear de imprevisto no solo son los básicos de todo terrorista que se vista por los pies (y termine por el pasamontañas) sino también para hacer buenos chistes. O eso sostiene Robert Mankoff , viñetista y editor de ‘The New Yorker’ durante dos décadas, en donde logró publicar por fin tras dos años enviando diez caricaturas semanales sin respuesta de «la Biblia de las viñetas». Ahora, ya como mito, destripa en un libro recién publicado en España, ‘El humor de Nueva York’ (Bruguera), cómo funciona la creatividad y cuáles son los mecanismos del caos para fabricar la risa.«La viñeta fue elegida en una reunión de arte por el editor de ‘The New Yorker’, William Shawn, y el editor de viñetas, Lee Lorenz, ambos ya fallecidos, así que la respuesta definitiva se fue con ellos a la tumba. Tal vez fue el efecto acumulativo durante años lo que les hipnotizó hasta que finalmente cedieron», responde Mankoff sobre por qué justo esa primera caricatura en concreto tras dos años de ‘ghosting’. ¿No le dio miedo parecer un loco? «Lo acepté, aunque sobre todo el peligro fue para mi salud mental . Sin embargo, no creo que mi obsesión por convertirme en caricaturista de ‘The New Yorker’ me haya vuelto más loco de lo que ya estaba, porque ya lo era bastante».Noticia Relacionada estandar Si La lección de vida que un vigilante del MET aprendió entre obras maestras En ‘Toda la belleza del mundo’En este libro, originariamente publicado hace más de 20 años, Mankoff se lanza a desentrañar y mostrar cuál es el proceso creativo que lleva a hacer una viñeta graciosa, poner luz al misterio incluso para los propios dibujantes. Y algunos, de hecho, prefieren que siga siendo así, por si acaso «averiguan cómo hacen lo que hacen y dejan de hacerlo». El clásico temor a la parálisis por sobreanalizar. Sin embargo, no es su caso. ¿La razón? «Soy judío, analizar las cosas forma parte de mi naturaleza». ¿Y por qué los judíos aman tanto el análisis? «Psicoanálisis», responde lacónico.Recién superados los 80 años, las peripecias vitales de Mankoff en sus etapas de formación dieron vueltas, no circularmente sino más bien subido a lomos de una mosca, para ni siquiera recordar bien cómo pasó de querer ser trabajador social para luego enseñar técnicas de lectura rápida y acabar a punto de doctorarse en psicología experimental en medio de la guerra de Vietnam por el miedo a la muerte y abandonarlo para ser ¡viñetista! «Para mis padres fue una decepción hasta que logré tener éxito, lo que los hizo felices, pero, por más éxito que tuviera, siempre dudaron secretamente que realmente estuviera ganándome la vida con las viñetas y me preguntaban si necesitaba dinero».80.000 caricaturas’The New Yorker’ ha publicado más de 80.000 caricaturas desde que comenzó a publicarse en 1925, hace casi 100 años, una historia cómica del mundo, con nombres importantes como Lee Lorenz como jefe de arte y viñetas, antes de que llegara nuestro entrevistado, y ahora Emma Allen , que en 2017, con 29 años, se convirtió en la primera mujer y la más joven editora de caricaturas que tuvo jamás una revista «que es a las viñetas lo que Dios a la religión», en palabras de Mankoff: «Es un poco exagerado, hay otras revistas a la altura de ‘The New Yorker’, pero ahora no se me ocurre ninguna», dice guasón.En 1993, Mankoff realizó su pieza más popular, que han publicado y citado miles de veces y hasta forma parte de ‘The Yale Book of Quotations’, y en la que vemos a un ejecutivo decir por teléfono: «No, el jueves imposible. ¿Qué le parece nunca? ¿Nunca le iría bien?». Y aquí el quid de la cuestión, ¿por qué la crueldad funciona tan bien en comedia? « Shakespeare dijo que «la brevedad es el alma del ingenio», pero creo que la hostilidad podría ser una mejor candidata. Todo el género del ingenio verbal se basa en eso. ¿Y qué es la sátira sino un ridículo ingenioso? Retrocediendo milenios antes del Bardo, Aristóteles definió el ingenio como «insolencia educada» , y Platón afirmó que la risa es una «mezcla de placer y dolor que radica en la malicia de la diversión». En resumen, es más divertido lanzar un pastel en la cara de alguien que recibirlo tú mismo».En 2017, Mankoff cedió su corona y su reino, con un documental incluido sobre él mismo, sus labores y el departamento de 2015 en HBO llamado ‘Very Semi-Serious’ , unos años que además coinciden con el auge y consolidación de los memes y TikTok en nuestra era de las redes sociales y nuevos formatos. ¿Se pueden quedar las caricaturas obsoletas contra los memes? «Tal vez, un poco, pero esto también pasará, y dentro de cien años las viñetas de ayer y hoy de ‘The New Yorker’ seguirán siendo graciosas, mientras que los memes y tiktoks de hoy estarán en el basurero de la historia del humor».Malicia y mentiraAparte de la malicia, la mentira también es otro arma muy útil para hacer humor… Aunque sea en la revista con el departamento de verificación más famoso del mundo periodístico. «De hecho, ‘The New Yorker’ verificaba los datos en las viñetas. Estaba bien que un perro con traje pidiera «un whisky y agua de inodoro» en un bar, pero si los botones de una chaqueta de hombre estaban del lado equivocado, eso debía corregirse». Ah, y otra pregunta: ¿no es demasiado arriesgado decir que los pintores, escritores y científicos no son tan creativos como los viñetistas? Tal vez no lo hagan a diario pero… «¿Arriesgado? Ese grupo no parece muy bruto, así que no estoy preocupado de que me golpeen . Sostengo mi declaración… a menos que empiecen a fortalecerse, entonces haré una retirada cobarde»Y una última cuestión: ¿nos gusta más reírnos de nosotros mismos o de los demás? ¿Y qué nos dice esto de la humanidad? «Nos gusta más reírnos de los demás, pero si sólo nos reímos de los demás, somos Donald Trump . Esto nos dice que somos demasiado humanos, lo cual está bien, mientras no sea muy a menudo». La maldad, la crueldad, la mentira y la imaginación para golpear de imprevisto no solo son los básicos de todo terrorista que se vista por los pies (y termine por el pasamontañas) sino también para hacer buenos chistes. O eso sostiene Robert Mankoff , viñetista y editor de ‘The New Yorker’ durante dos décadas, en donde logró publicar por fin tras dos años enviando diez caricaturas semanales sin respuesta de «la Biblia de las viñetas». Ahora, ya como mito, destripa en un libro recién publicado en España, ‘El humor de Nueva York’ (Bruguera), cómo funciona la creatividad y cuáles son los mecanismos del caos para fabricar la risa.«La viñeta fue elegida en una reunión de arte por el editor de ‘The New Yorker’, William Shawn, y el editor de viñetas, Lee Lorenz, ambos ya fallecidos, así que la respuesta definitiva se fue con ellos a la tumba. Tal vez fue el efecto acumulativo durante años lo que les hipnotizó hasta que finalmente cedieron», responde Mankoff sobre por qué justo esa primera caricatura en concreto tras dos años de ‘ghosting’. ¿No le dio miedo parecer un loco? «Lo acepté, aunque sobre todo el peligro fue para mi salud mental . Sin embargo, no creo que mi obsesión por convertirme en caricaturista de ‘The New Yorker’ me haya vuelto más loco de lo que ya estaba, porque ya lo era bastante».Noticia Relacionada estandar Si La lección de vida que un vigilante del MET aprendió entre obras maestras En ‘Toda la belleza del mundo’En este libro, originariamente publicado hace más de 20 años, Mankoff se lanza a desentrañar y mostrar cuál es el proceso creativo que lleva a hacer una viñeta graciosa, poner luz al misterio incluso para los propios dibujantes. Y algunos, de hecho, prefieren que siga siendo así, por si acaso «averiguan cómo hacen lo que hacen y dejan de hacerlo». El clásico temor a la parálisis por sobreanalizar. Sin embargo, no es su caso. ¿La razón? «Soy judío, analizar las cosas forma parte de mi naturaleza». ¿Y por qué los judíos aman tanto el análisis? «Psicoanálisis», responde lacónico.Recién superados los 80 años, las peripecias vitales de Mankoff en sus etapas de formación dieron vueltas, no circularmente sino más bien subido a lomos de una mosca, para ni siquiera recordar bien cómo pasó de querer ser trabajador social para luego enseñar técnicas de lectura rápida y acabar a punto de doctorarse en psicología experimental en medio de la guerra de Vietnam por el miedo a la muerte y abandonarlo para ser ¡viñetista! «Para mis padres fue una decepción hasta que logré tener éxito, lo que los hizo felices, pero, por más éxito que tuviera, siempre dudaron secretamente que realmente estuviera ganándome la vida con las viñetas y me preguntaban si necesitaba dinero».80.000 caricaturas’The New Yorker’ ha publicado más de 80.000 caricaturas desde que comenzó a publicarse en 1925, hace casi 100 años, una historia cómica del mundo, con nombres importantes como Lee Lorenz como jefe de arte y viñetas, antes de que llegara nuestro entrevistado, y ahora Emma Allen , que en 2017, con 29 años, se convirtió en la primera mujer y la más joven editora de caricaturas que tuvo jamás una revista «que es a las viñetas lo que Dios a la religión», en palabras de Mankoff: «Es un poco exagerado, hay otras revistas a la altura de ‘The New Yorker’, pero ahora no se me ocurre ninguna», dice guasón.En 1993, Mankoff realizó su pieza más popular, que han publicado y citado miles de veces y hasta forma parte de ‘The Yale Book of Quotations’, y en la que vemos a un ejecutivo decir por teléfono: «No, el jueves imposible. ¿Qué le parece nunca? ¿Nunca le iría bien?». Y aquí el quid de la cuestión, ¿por qué la crueldad funciona tan bien en comedia? « Shakespeare dijo que «la brevedad es el alma del ingenio», pero creo que la hostilidad podría ser una mejor candidata. Todo el género del ingenio verbal se basa en eso. ¿Y qué es la sátira sino un ridículo ingenioso? Retrocediendo milenios antes del Bardo, Aristóteles definió el ingenio como «insolencia educada» , y Platón afirmó que la risa es una «mezcla de placer y dolor que radica en la malicia de la diversión». En resumen, es más divertido lanzar un pastel en la cara de alguien que recibirlo tú mismo».En 2017, Mankoff cedió su corona y su reino, con un documental incluido sobre él mismo, sus labores y el departamento de 2015 en HBO llamado ‘Very Semi-Serious’ , unos años que además coinciden con el auge y consolidación de los memes y TikTok en nuestra era de las redes sociales y nuevos formatos. ¿Se pueden quedar las caricaturas obsoletas contra los memes? «Tal vez, un poco, pero esto también pasará, y dentro de cien años las viñetas de ayer y hoy de ‘The New Yorker’ seguirán siendo graciosas, mientras que los memes y tiktoks de hoy estarán en el basurero de la historia del humor».Malicia y mentiraAparte de la malicia, la mentira también es otro arma muy útil para hacer humor… Aunque sea en la revista con el departamento de verificación más famoso del mundo periodístico. «De hecho, ‘The New Yorker’ verificaba los datos en las viñetas. Estaba bien que un perro con traje pidiera «un whisky y agua de inodoro» en un bar, pero si los botones de una chaqueta de hombre estaban del lado equivocado, eso debía corregirse». Ah, y otra pregunta: ¿no es demasiado arriesgado decir que los pintores, escritores y científicos no son tan creativos como los viñetistas? Tal vez no lo hagan a diario pero… «¿Arriesgado? Ese grupo no parece muy bruto, así que no estoy preocupado de que me golpeen . Sostengo mi declaración… a menos que empiecen a fortalecerse, entonces haré una retirada cobarde»Y una última cuestión: ¿nos gusta más reírnos de nosotros mismos o de los demás? ¿Y qué nos dice esto de la humanidad? «Nos gusta más reírnos de los demás, pero si sólo nos reímos de los demás, somos Donald Trump . Esto nos dice que somos demasiado humanos, lo cual está bien, mientras no sea muy a menudo».
El caricaturista y editor de la revista durante dos décadas, Robert Mankoff, publica un libro en España con los trucos para destripar los mecanismos caóticos del humor
La maldad, la crueldad, la mentira y la imaginación para golpear de imprevisto no solo son los básicos de todo terrorista que se vista por los pies (y termine por el pasamontañas) sino también para hacer buenos chistes. O eso sostiene Robert Mankoff, viñetista …
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