Compartieron hotel, compartieron paseíllo, compartieron una retirada para la historia. Fernando Robleño había anunciado que se despediría en la Corrida de la Hispanidad y la afición de Madrid, que tanto lo respeta, que tanto lo quiere, desplegó pancartas para demostrarle su cariño. Bien ganado se lo tiene un titán con un currículum intachable, curtido en las batallas más duras. Era su adiós, pero nadie sabía que también lo sería el de Morante. Un 12-O escrito ya en las páginas de oro más tristes de Las Ventas después de una mañana en la que fuimos más felices que nunca. Robleño no ha pegado ojo esta noche: «Sigo en una nube, no para de sonar el teléfono, tengo mensajes aún sin abrir. Lo de ayer se fue de las manos. El Wellington era un caos de gente, un caos bonito por tanto cariño». En el céntrico hotel madrileño han descansado sin apenar cerrar los ojos los guerreros. «Lo vivido es un sueño. Solo por vivir lo de ayer ha merecideo la pena una carrera de tanta lucha, tanto sufrimiento y tanto esfuerzo. Corté una oreja y me cogieron a hombros sin darme cuenta». Por la puerta de cuadrillas se llevaron a un héroe que bien merecía la Puerta Grande como broche a su carrera en la jornada más sentimental que se recuerda desde primera hora de la mañana, en un doblete histórico en Las Ventas propiciado por Morante de la Puebla. Los hijos de Fernando Robleño, Alberto y Gabriel, cortan la coleta al torero madrileño Plaza 1El sevillano se arrancaría el añadido en el cuarto toro, por sorpresa, entre el asomobro de propios y extraños. Robleño dice que se quedó en shok. «Estaba impactado ya por el triunfo suyo; a mí me quedaba el último toro de mi vida, con el que poder expresarme y escribir una última página». Su emoción estaba ya a flor de piel «cuando Morante se marchó a los medios y se quitó el añadido llorando a lágrima viva, una lágrima de un ser humano de verdad, que le salía de dentro; se me encogió el estómago». Noticia Relacionada Matinal de Las Ventas estandar Si El toreo de siempre como nunca: histórica Puerta Grande de Curro Vázquez y César Rincón Rosario Pérez César Rincón alza un monumento al toreo de las distancias y la colocación y corta dos orejas, como Curro Vázquez, que regala, a sus 74 años, una faena con empaque de otro tiempo. ¡Y nosotros que lo vimos! Les acompaña en la salida a hombros Olga Casado en un festival con la firma de Morante, que regaló una matinal inolvidableY seguidamente tenía que dar cuenta de Tropical, el toro de Garcigrande con el que abrochaba su meritísima trayectoria. «Doy las gracias al ganadero porque ese buen toro, al que vi enseguida su nobleza, me permitió expresarme». Una maciza faena en la que el pinchazo frenó la doble pañolada en una tarde que fue una catarata de emociones.Maestro, ¿qué se hace después de colgar el vestido? «Todavía no me ha dado tiempo a asimilarlo, pero como era algo decidido solo puedo decir que ha sido un privilegio carrera. Madrid me vio torear y Dios me puso un toro con seriedad, con trapío, con el que pude expresarme. Por la noche tuve que atender a cantidad de amigos en el hotel y llamé al ganadero para agradecérselo». Y regresa a «lo impresionante e inexplicable vivido en el hotel», a ese baño de cariño. ¿Retirada definitiva? «Sí, definitiva». Con el sello del corte de coleta de manos de sus hijos, Alberto, de 13 años, y Gabriel, de 10, orgullosos del padre y del torero. «Inolvidable».Como asegura que «no olvidar nunca el abrazo con Morante y lo que nos dijimos, que queda para nosotros». Dice que «fue el abrazo de dos hombres que se entregan al toreo, una profesión muy dura, que decían hasta aquí». Definitivo lo de Fernando Robleño, ¿volverá Morante? Compartieron hotel, compartieron paseíllo, compartieron una retirada para la historia. Fernando Robleño había anunciado que se despediría en la Corrida de la Hispanidad y la afición de Madrid, que tanto lo respeta, que tanto lo quiere, desplegó pancartas para demostrarle su cariño. Bien ganado se lo tiene un titán con un currículum intachable, curtido en las batallas más duras. Era su adiós, pero nadie sabía que también lo sería el de Morante. Un 12-O escrito ya en las páginas de oro más tristes de Las Ventas después de una mañana en la que fuimos más felices que nunca. Robleño no ha pegado ojo esta noche: «Sigo en una nube, no para de sonar el teléfono, tengo mensajes aún sin abrir. Lo de ayer se fue de las manos. El Wellington era un caos de gente, un caos bonito por tanto cariño». En el céntrico hotel madrileño han descansado sin apenar cerrar los ojos los guerreros. «Lo vivido es un sueño. Solo por vivir lo de ayer ha merecideo la pena una carrera de tanta lucha, tanto sufrimiento y tanto esfuerzo. Corté una oreja y me cogieron a hombros sin darme cuenta». Por la puerta de cuadrillas se llevaron a un héroe que bien merecía la Puerta Grande como broche a su carrera en la jornada más sentimental que se recuerda desde primera hora de la mañana, en un doblete histórico en Las Ventas propiciado por Morante de la Puebla. Los hijos de Fernando Robleño, Alberto y Gabriel, cortan la coleta al torero madrileño Plaza 1El sevillano se arrancaría el añadido en el cuarto toro, por sorpresa, entre el asomobro de propios y extraños. Robleño dice que se quedó en shok. «Estaba impactado ya por el triunfo suyo; a mí me quedaba el último toro de mi vida, con el que poder expresarme y escribir una última página». Su emoción estaba ya a flor de piel «cuando Morante se marchó a los medios y se quitó el añadido llorando a lágrima viva, una lágrima de un ser humano de verdad, que le salía de dentro; se me encogió el estómago». Noticia Relacionada Matinal de Las Ventas estandar Si El toreo de siempre como nunca: histórica Puerta Grande de Curro Vázquez y César Rincón Rosario Pérez César Rincón alza un monumento al toreo de las distancias y la colocación y corta dos orejas, como Curro Vázquez, que regala, a sus 74 años, una faena con empaque de otro tiempo. ¡Y nosotros que lo vimos! Les acompaña en la salida a hombros Olga Casado en un festival con la firma de Morante, que regaló una matinal inolvidableY seguidamente tenía que dar cuenta de Tropical, el toro de Garcigrande con el que abrochaba su meritísima trayectoria. «Doy las gracias al ganadero porque ese buen toro, al que vi enseguida su nobleza, me permitió expresarme». Una maciza faena en la que el pinchazo frenó la doble pañolada en una tarde que fue una catarata de emociones.Maestro, ¿qué se hace después de colgar el vestido? «Todavía no me ha dado tiempo a asimilarlo, pero como era algo decidido solo puedo decir que ha sido un privilegio carrera. Madrid me vio torear y Dios me puso un toro con seriedad, con trapío, con el que pude expresarme. Por la noche tuve que atender a cantidad de amigos en el hotel y llamé al ganadero para agradecérselo». Y regresa a «lo impresionante e inexplicable vivido en el hotel», a ese baño de cariño. ¿Retirada definitiva? «Sí, definitiva». Con el sello del corte de coleta de manos de sus hijos, Alberto, de 13 años, y Gabriel, de 10, orgullosos del padre y del torero. «Inolvidable».Como asegura que «no olvidar nunca el abrazo con Morante y lo que nos dijimos, que queda para nosotros». Dice que «fue el abrazo de dos hombres que se entregan al toreo, una profesión muy dura, que decían hasta aquí». Definitivo lo de Fernando Robleño, ¿volverá Morante?
Compartieron hotel, compartieron paseíllo, compartieron una retirada para la historia. Fernando Robleño había anunciado que se despediría en la Corrida de la Hispanidad y la afición de Madrid, que tanto lo respeta, que tanto lo quiere, desplegó pancartas para demostrarle su cariño. Bien ganado … se lo tiene un titán con un currículum intachable, curtido en las batallas más duras. Era su adiós, pero nadie sabía que también lo sería el de Morante. Un 12-O escrito ya en las páginas de oro más tristes de Las Ventas después de una mañana en la que fuimos más felices que nunca.
Robleño no ha pegado ojo esta noche: «Sigo en una nube, no para de sonar el teléfono, tengo mensajes aún sin abrir. Lo de ayer se fue de las manos. El Wellington era un caos de gente, un caos bonito por tanto cariño». En el céntrico hotel madrileño han descansado sin apenar cerrar los ojos los guerreros. «Lo vivido es un sueño. Solo por vivir lo de ayer ha merecideo la pena una carrera de tanta lucha, tanto sufrimiento y tanto esfuerzo. Corté una oreja y me cogieron a hombros sin darme cuenta». Por la puerta de cuadrillas se llevaron a un héroe que bien merecía la Puerta Grande como broche a su carrera en la jornada más sentimental que se recuerda desde primera hora de la mañana, en un doblete histórico en Las Ventas propiciado por Morante de la Puebla.
Plaza 1
El sevillano se arrancaría el añadido en el cuarto toro, por sorpresa, entre el asomobro de propios y extraños. Robleño dice que se quedó en shok. «Estaba impactado ya por el triunfo suyo; a mí me quedaba el último toro de mi vida, con el que poder expresarme y escribir una última página». Su emoción estaba ya a flor de piel «cuando Morante se marchó a los medios y se quitó el añadido llorando a lágrima viva, una lágrima de un ser humano de verdad, que le salía de dentro; se me encogió el estómago».
Y seguidamente tenía que dar cuenta de Tropical, el toro de Garcigrande con el que abrochaba su meritísima trayectoria. «Doy las gracias al ganadero porque ese buen toro, al que vi enseguida su nobleza, me permitió expresarme». Una maciza faena en la que el pinchazo frenó la doble pañolada en una tarde que fue una catarata de emociones.
Maestro, ¿qué se hace después de colgar el vestido? «Todavía no me ha dado tiempo a asimilarlo, pero como era algo decidido solo puedo decir que ha sido un privilegio carrera. Madrid me vio torear y Dios me puso un toro con seriedad, con trapío, con el que pude expresarme. Por la noche tuve que atender a cantidad de amigos en el hotel y llamé al ganadero para agradecérselo». Y regresa a «lo impresionante e inexplicable vivido en el hotel», a ese baño de cariño. ¿Retirada definitiva? «Sí, definitiva». Con el sello del corte de coleta de manos de sus hijos, Alberto, de 13 años, y Gabriel, de 10, orgullosos del padre y del torero. «Inolvidable».
Como asegura que «no olvidar nunca el abrazo con Morante y lo que nos dijimos, que queda para nosotros». Dice que «fue el abrazo de dos hombres que se entregan al toreo, una profesión muy dura, que decían hasta aquí». Definitivo lo de Fernando Robleño, ¿volverá Morante?
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