Apenas cuatro meses después de la muerte de Roland Dumas , aparece en España ‘El último Picasso. Un volcán que nunca se apaga’ (Berenice), un libro que firma Dumas con Thierry Savatier . Decía Georges Pompidou que Picasso es «una especie de volcán y, como todos los volcanes, está en hirviente actividad permanente». Roland Dumas, abogado y político francés, fue ministro de Asuntos Exteriores entre 1984 y 1986 y, nuevamente, de 1988 a 1993, durante la presidencia de François Mitterrand. Falleció el pasado 3 de julio a los 101 años. Thierry Savatier, historiador del Arte y especialista en Courbet, tuvo acceso total a los archivos de Dumas. El libro es el fruto de trece extensas entrevistas centradas en Picasso.Durante los últimos seis años de la vida de Picasso, Roland Dumas fue su abogado y amigo, y uno de sus más estrechos confidentes. También, su albacea . Le encomendó el artista la misión de velar por el futuro del ‘Guernica’ , supervisar el destino del cuadro tras su muerte, incluida la compleja gestión de su traslado a España. Una tarea que le ocupó de 1969 a 1981. Noticias Relacionadas reportaje Si Matisse deslumbra en España por partida doble Natividad Pulido estandar Si El Guggenheim reivindica a la pintora Hilma af Klint La ‘inventora’ de la abstracción que se llevó el secreto a la tumba Natividad PulidoLa llamaba Alexandre (por el autor de ‘Los tres mosqueteros’) y había representado a figuras como Genet, Sartre, Giacometti, Pavarotti, Kahnweiler … A través de éste, que era su marchante, Picasso contactó con Dumas porque quería interponer una demanda contra Françoise Gilot (su pareja durante diez años y madre de sus hijos Claude y Paloma ) por la publicación del libro ‘Vida con Picasso’ . Se sentía maltratado en él. Dumas le desaconsejó hacerlo porque entendía que iba a perder. Desoyéndolo, se ocupó de ello su abogado habitual, Bernard Bacqué de Sariac. Se desestimó la demanda. Picasso pidió a Kahnweiler que organizara un encuentro con Dumas en Notre-Dame-de-Vie, la casa en Mougins donde el artista vivía. Lo integró en su círculo más estrecho. Incluso tenía un cuarto en su casa para alojarse. Era el único con permiso para entrar en el taller cuando pintaba. En sus últimas semanas de vida, Picasso esbozaba sexos de mujer en primer plano. Tras su muerte, se quemaronRelata en el libro infinidad de anécdotas con Gary Cooper y su nula puntería, Rostropovich , el loro que le mostraba su trasero… y curiosidades. En las últimas semanas de vida, a Picasso le dio por esbozar s exos de mujer en primer plano : «Tras su muerte, Jacqueline y yo los quemamos». Recuerda que le encantaba hacer bromas, imitaciones, contar historias… Una noche pintó un Picasso verdadero sobre uno falso del embajador de Canadá, y no asistió a la inauguración de la gran exposición en el Grand Palais de París con motivo de su 85 cumpleaños («¿Para qué ir a ver mis cuadros? Ya los conozco. Los hice yo»)… Genio y figura. «Hallamos bajo su cama maletas repletas de billetes de banco, cuyo valor se añadió a la herencia»Se decía que Picasso tenía un baúl con millones en efectivo. Revela Dumas que, al hacer inventario, tras su muerte, «hallamos bajo su cama maletas repletas de billetes de banco , cuyo valor se añadió a la herencia». No hablaba de religión. Sí de mujeres («gozaba mucho de cada una, luego se alejaba para conquistar a otras; siempre le gustó pintarlas, verlas, besarlas, admirarlas»). Cuando Dumas le presentó a su mujer, Picasso exclamó: «¡Dumas, quiero dos así!». Lo retrata como alguien que despreciaba a los mediocres y que intimidaba por su genialidad y fama. Chagall temblaba al verlo . Picasso soltó a los perros para que sus hijos no entraran en Notre-Dame-de-Vie, su casa en MouginsDumas defendió a Picasso en las demandas de sus hijos naturales para obtener el reconocimiento de la paternidad, lo que enfadó al artista. Un día fue testigo de cómo Picasso soltó a los perros para que sus hijos no entraran en Notre-Dame-de-Vie. Una reforma de 1972 equiparó a hijos legítimos y naturales. Cuenta que Picasso era muy supersticioso : guardaba su pelo y sus uñas cuando se los cortaba. Sentía horror por la muerte, nunca la mencionaba. De ahí que se negara a redactar testamento . «Tienen mucha prisa, no pueden esperar; están aquí con la boca abierta y la mano tendida», decía Picasso sobre sus herederos. Los herederos de Picasso, sus abogados y los peritos el día del cierre de la sucesión, con la ausencia de Jacqueline Picasso, 13 de noviembre de 1979 Archivos Roland DumasEn cuanto a la sucesión , explica Dumas a Savatier que fue compleja: «Pese a la ingente cantidad de dinero en juego, se resolvió en poco más de seis años, tiempo relativamente breve». En su inventario, que hizo Maurice Rheims, miles y miles de obras, que se guardaron en un banco de París. «Hubo enfrentamientos y guerras de egos » entre los herederos, recuerda Dumas. En 1979 se cerró el acuerdo y se organizaron los lotes. Antes, los impuestos de sucesión se liquidaron con obras de Picasso (dación), que forman hoy la colección del Museo Picasso de París en el antiguo Hôtel Salé. Para ello, Dumas contactó con Valéry Giscard d’Estaing , que fue ministro de Hacienda antes de presidente de la República. Franco empezó a mostrar interés por el ‘Guernica’ en 1968El capítulo con más enjundia del libro es el dedicado al ‘Guernica’. Roland Dumas cuenta que Franco empezó en 1968 a mostrar interés en el cuadro y a averiguar con discreción el estado jurídico del lienzo, pues quería traerlo a España. Dumas dejó claro que, por expreso deseo de Picasso, el cuadro no iría a España hasta que se restableciese la democracia. Bien con la República o con una Monarquía Constitucional. Relata sus encuentros con el Rey Juan Carlos para hablar del traslado del ‘Guernica’ a España, muerto Franco y aprobada la Constitución. Hubo dudas sobre la estabilidad y solidez del nuevo régimen. «Había muchos aprovechados a la espera de sacar beneficio; intermediarios dudosos, oportunistas…» Como Lucio Urtubia o un político español que, al parecer, acudió al MoMA para proponer un intercambio del ‘Guernica’ por uno o dos Velázquez. Del abogado José María Armero , al que el Gobierno había encomendado las gestiones legales, dice Dumas que era «una mosca cojonera». A la izquierda, carta de Pablo Picasso a Roland Dumas encargándole que supervise las condiciones del traslado a España del ‘Guernica’ y los trabajos preparatorios que lo acompañan, 15 de diciembre de 1969. A la derecha, certificado de Picasso confirmando que el ‘Guernica’ y los trabajos preparatorios que lo acompañaban estaban destinados al Gobierno de la República española, 14 de abril de 1971 Archivos Roland DumasEl diplomático Rafael Fernández Quintanilla se presentó como la persona designada por el Gobierno español para negociar las condiciones del traslado del cuadro. En junio de 1979 le presentó a Dumas un dosier con cinco documentos. Eran fotocopias , no los originales (aparecieron en 1981). Sin dudar de la honradez ni la buena fe del diplomático, hay dudas sobre la autenticidad de una nota fechada el 28 de mayo de 1937 de Max Aub dirigida a Luis Araquistáin en torno al derecho de propiedad del Estado español sobre el cuadro. Se decía que la República había abonado a Picasso un cheque de 150.000 francos franceses y que el recibo firmado por Picasso se depositó en la caja fuerte de la embajada, pero nunca se encontró. «Picasso no quería que su familia se encargara del destino del ‘Guernica’»Picasso, advierte Dumas, «no quería que su familia se encargara del destino del ‘Guernica’» y lo escogió a él para llevar a cabo esa misión. Revela la « intromisión de los herederos », empeñados en imponer condiciones y hacer valer sus derechos morales . También, las presiones de Madrid, Málaga, Guernica y Barcelona para acoger la obra.Dumas viajó en secreto a Madrid en julio de 1979 para reunirse con el Rey y con Adolfo SuárezEl 19 de julio de 1979, Dumas se reúne en la Zarzuela con el Rey y después en la Moncloa con Adolfo Suárez . Se alojaba en el Ritz con nombre falso para asegurar la confidencialidad del viaje. Era una visita secreta . «No podíamos correr el riesgo de comprometer el asunto. Si la negociación fracasaba, nadie debía saberlo», dice Dumas. «La voluntad de Picasso –comentó al Monarca– era ver el ‘Guernica’ en el Prado». Según él, el Rey expresó que, por razones técnicas, iba a ser difícil exponerlo en el Prado: «¿Por qué no exponerlo en el País Vasco y, en concreto, en Guernica? Estará mejor cuidado por los vascos ». Suárez le confirmó que se instalaría en el Casón del Buen Retiro, a la espera del futuro museo de arte moderno. El golpe de Estado de Tejero el 23 de febrero de 1981 estuvo a punto de dar al traste con las negociaciones Dumas fue elegido por el Estado español para negociar con el MoMA , donde estaba depositado el cuadro desde 1939. Los herederos, cuenta Dumas, lucharon por los bocetos preparatorios del ‘Guernica’ . Pero les recordó que en un documento firmado por Picasso se especifica que también los bocetos debían viajar a España. Relata que Claude, hijo de Picasso, amenazó con demandar al museo neoyorquino si enviaban a España los bocetos. «Era una batalla de retaguardia para retrasar las negociaciones. El proceso estuvo trufado de numerosas batallas en la retaguardia», dice Dumas. Pero se acordó que si los herederos se oponían al traslado pagarían los gastos de un eventual juicio contra el MoMA y el Estado español. La voluntad de Picasso era muy clara: cuando se dieran las condiciones propicias, el ‘Guernica’ volvería a España y no volvería a salir: «¡Quienes quieran verlo irán a Madrid!». Pero el golpe de Estado de Tejero el 23 de febrero de 1981 estuvo a punto de dar al traste con las negociaciones. Dumas mantuvo un nuevo encuentro con Juan Carlos I. Su rápida, firme y decidida respuesta al Golpe le tranquilizó. «Cumplía una promesa hecha a Picasso. Me encargó cuidar de lo que más quería», dice Dumas. El resto ya es historia. El 10 de septiembre de 1981 , el ‘Guernica’ llegaba a bordo de un avión de Iberia a Madrid, procedente de Nueva York, junto con sus bocetos. La llamada ‘Operación cuadro grande’ tocaba a su fin. «¿Qué diría Goya si viese el ‘Guernica’?, le preguntó un día Picasso a Malraux . «Creo que le gustaría bastante», respondió el propio Picasso. Apenas cuatro meses después de la muerte de Roland Dumas , aparece en España ‘El último Picasso. Un volcán que nunca se apaga’ (Berenice), un libro que firma Dumas con Thierry Savatier . Decía Georges Pompidou que Picasso es «una especie de volcán y, como todos los volcanes, está en hirviente actividad permanente». Roland Dumas, abogado y político francés, fue ministro de Asuntos Exteriores entre 1984 y 1986 y, nuevamente, de 1988 a 1993, durante la presidencia de François Mitterrand. Falleció el pasado 3 de julio a los 101 años. Thierry Savatier, historiador del Arte y especialista en Courbet, tuvo acceso total a los archivos de Dumas. El libro es el fruto de trece extensas entrevistas centradas en Picasso.Durante los últimos seis años de la vida de Picasso, Roland Dumas fue su abogado y amigo, y uno de sus más estrechos confidentes. También, su albacea . Le encomendó el artista la misión de velar por el futuro del ‘Guernica’ , supervisar el destino del cuadro tras su muerte, incluida la compleja gestión de su traslado a España. Una tarea que le ocupó de 1969 a 1981. Noticias Relacionadas reportaje Si Matisse deslumbra en España por partida doble Natividad Pulido estandar Si El Guggenheim reivindica a la pintora Hilma af Klint La ‘inventora’ de la abstracción que se llevó el secreto a la tumba Natividad PulidoLa llamaba Alexandre (por el autor de ‘Los tres mosqueteros’) y había representado a figuras como Genet, Sartre, Giacometti, Pavarotti, Kahnweiler … A través de éste, que era su marchante, Picasso contactó con Dumas porque quería interponer una demanda contra Françoise Gilot (su pareja durante diez años y madre de sus hijos Claude y Paloma ) por la publicación del libro ‘Vida con Picasso’ . Se sentía maltratado en él. Dumas le desaconsejó hacerlo porque entendía que iba a perder. Desoyéndolo, se ocupó de ello su abogado habitual, Bernard Bacqué de Sariac. Se desestimó la demanda. Picasso pidió a Kahnweiler que organizara un encuentro con Dumas en Notre-Dame-de-Vie, la casa en Mougins donde el artista vivía. Lo integró en su círculo más estrecho. Incluso tenía un cuarto en su casa para alojarse. Era el único con permiso para entrar en el taller cuando pintaba. En sus últimas semanas de vida, Picasso esbozaba sexos de mujer en primer plano. Tras su muerte, se quemaronRelata en el libro infinidad de anécdotas con Gary Cooper y su nula puntería, Rostropovich , el loro que le mostraba su trasero… y curiosidades. En las últimas semanas de vida, a Picasso le dio por esbozar s exos de mujer en primer plano : «Tras su muerte, Jacqueline y yo los quemamos». Recuerda que le encantaba hacer bromas, imitaciones, contar historias… Una noche pintó un Picasso verdadero sobre uno falso del embajador de Canadá, y no asistió a la inauguración de la gran exposición en el Grand Palais de París con motivo de su 85 cumpleaños («¿Para qué ir a ver mis cuadros? Ya los conozco. Los hice yo»)… Genio y figura. «Hallamos bajo su cama maletas repletas de billetes de banco, cuyo valor se añadió a la herencia»Se decía que Picasso tenía un baúl con millones en efectivo. Revela Dumas que, al hacer inventario, tras su muerte, «hallamos bajo su cama maletas repletas de billetes de banco , cuyo valor se añadió a la herencia». No hablaba de religión. Sí de mujeres («gozaba mucho de cada una, luego se alejaba para conquistar a otras; siempre le gustó pintarlas, verlas, besarlas, admirarlas»). Cuando Dumas le presentó a su mujer, Picasso exclamó: «¡Dumas, quiero dos así!». Lo retrata como alguien que despreciaba a los mediocres y que intimidaba por su genialidad y fama. Chagall temblaba al verlo . Picasso soltó a los perros para que sus hijos no entraran en Notre-Dame-de-Vie, su casa en MouginsDumas defendió a Picasso en las demandas de sus hijos naturales para obtener el reconocimiento de la paternidad, lo que enfadó al artista. Un día fue testigo de cómo Picasso soltó a los perros para que sus hijos no entraran en Notre-Dame-de-Vie. Una reforma de 1972 equiparó a hijos legítimos y naturales. Cuenta que Picasso era muy supersticioso : guardaba su pelo y sus uñas cuando se los cortaba. Sentía horror por la muerte, nunca la mencionaba. De ahí que se negara a redactar testamento . «Tienen mucha prisa, no pueden esperar; están aquí con la boca abierta y la mano tendida», decía Picasso sobre sus herederos. Los herederos de Picasso, sus abogados y los peritos el día del cierre de la sucesión, con la ausencia de Jacqueline Picasso, 13 de noviembre de 1979 Archivos Roland DumasEn cuanto a la sucesión , explica Dumas a Savatier que fue compleja: «Pese a la ingente cantidad de dinero en juego, se resolvió en poco más de seis años, tiempo relativamente breve». En su inventario, que hizo Maurice Rheims, miles y miles de obras, que se guardaron en un banco de París. «Hubo enfrentamientos y guerras de egos » entre los herederos, recuerda Dumas. En 1979 se cerró el acuerdo y se organizaron los lotes. Antes, los impuestos de sucesión se liquidaron con obras de Picasso (dación), que forman hoy la colección del Museo Picasso de París en el antiguo Hôtel Salé. Para ello, Dumas contactó con Valéry Giscard d’Estaing , que fue ministro de Hacienda antes de presidente de la República. Franco empezó a mostrar interés por el ‘Guernica’ en 1968El capítulo con más enjundia del libro es el dedicado al ‘Guernica’. Roland Dumas cuenta que Franco empezó en 1968 a mostrar interés en el cuadro y a averiguar con discreción el estado jurídico del lienzo, pues quería traerlo a España. Dumas dejó claro que, por expreso deseo de Picasso, el cuadro no iría a España hasta que se restableciese la democracia. Bien con la República o con una Monarquía Constitucional. Relata sus encuentros con el Rey Juan Carlos para hablar del traslado del ‘Guernica’ a España, muerto Franco y aprobada la Constitución. Hubo dudas sobre la estabilidad y solidez del nuevo régimen. «Había muchos aprovechados a la espera de sacar beneficio; intermediarios dudosos, oportunistas…» Como Lucio Urtubia o un político español que, al parecer, acudió al MoMA para proponer un intercambio del ‘Guernica’ por uno o dos Velázquez. Del abogado José María Armero , al que el Gobierno había encomendado las gestiones legales, dice Dumas que era «una mosca cojonera». A la izquierda, carta de Pablo Picasso a Roland Dumas encargándole que supervise las condiciones del traslado a España del ‘Guernica’ y los trabajos preparatorios que lo acompañan, 15 de diciembre de 1969. A la derecha, certificado de Picasso confirmando que el ‘Guernica’ y los trabajos preparatorios que lo acompañaban estaban destinados al Gobierno de la República española, 14 de abril de 1971 Archivos Roland DumasEl diplomático Rafael Fernández Quintanilla se presentó como la persona designada por el Gobierno español para negociar las condiciones del traslado del cuadro. En junio de 1979 le presentó a Dumas un dosier con cinco documentos. Eran fotocopias , no los originales (aparecieron en 1981). Sin dudar de la honradez ni la buena fe del diplomático, hay dudas sobre la autenticidad de una nota fechada el 28 de mayo de 1937 de Max Aub dirigida a Luis Araquistáin en torno al derecho de propiedad del Estado español sobre el cuadro. Se decía que la República había abonado a Picasso un cheque de 150.000 francos franceses y que el recibo firmado por Picasso se depositó en la caja fuerte de la embajada, pero nunca se encontró. «Picasso no quería que su familia se encargara del destino del ‘Guernica’»Picasso, advierte Dumas, «no quería que su familia se encargara del destino del ‘Guernica’» y lo escogió a él para llevar a cabo esa misión. Revela la « intromisión de los herederos », empeñados en imponer condiciones y hacer valer sus derechos morales . También, las presiones de Madrid, Málaga, Guernica y Barcelona para acoger la obra.Dumas viajó en secreto a Madrid en julio de 1979 para reunirse con el Rey y con Adolfo SuárezEl 19 de julio de 1979, Dumas se reúne en la Zarzuela con el Rey y después en la Moncloa con Adolfo Suárez . Se alojaba en el Ritz con nombre falso para asegurar la confidencialidad del viaje. Era una visita secreta . «No podíamos correr el riesgo de comprometer el asunto. Si la negociación fracasaba, nadie debía saberlo», dice Dumas. «La voluntad de Picasso –comentó al Monarca– era ver el ‘Guernica’ en el Prado». Según él, el Rey expresó que, por razones técnicas, iba a ser difícil exponerlo en el Prado: «¿Por qué no exponerlo en el País Vasco y, en concreto, en Guernica? Estará mejor cuidado por los vascos ». Suárez le confirmó que se instalaría en el Casón del Buen Retiro, a la espera del futuro museo de arte moderno. El golpe de Estado de Tejero el 23 de febrero de 1981 estuvo a punto de dar al traste con las negociaciones Dumas fue elegido por el Estado español para negociar con el MoMA , donde estaba depositado el cuadro desde 1939. Los herederos, cuenta Dumas, lucharon por los bocetos preparatorios del ‘Guernica’ . Pero les recordó que en un documento firmado por Picasso se especifica que también los bocetos debían viajar a España. Relata que Claude, hijo de Picasso, amenazó con demandar al museo neoyorquino si enviaban a España los bocetos. «Era una batalla de retaguardia para retrasar las negociaciones. El proceso estuvo trufado de numerosas batallas en la retaguardia», dice Dumas. Pero se acordó que si los herederos se oponían al traslado pagarían los gastos de un eventual juicio contra el MoMA y el Estado español. La voluntad de Picasso era muy clara: cuando se dieran las condiciones propicias, el ‘Guernica’ volvería a España y no volvería a salir: «¡Quienes quieran verlo irán a Madrid!». Pero el golpe de Estado de Tejero el 23 de febrero de 1981 estuvo a punto de dar al traste con las negociaciones. Dumas mantuvo un nuevo encuentro con Juan Carlos I. Su rápida, firme y decidida respuesta al Golpe le tranquilizó. «Cumplía una promesa hecha a Picasso. Me encargó cuidar de lo que más quería», dice Dumas. El resto ya es historia. El 10 de septiembre de 1981 , el ‘Guernica’ llegaba a bordo de un avión de Iberia a Madrid, procedente de Nueva York, junto con sus bocetos. La llamada ‘Operación cuadro grande’ tocaba a su fin. «¿Qué diría Goya si viese el ‘Guernica’?, le preguntó un día Picasso a Malraux . «Creo que le gustaría bastante», respondió el propio Picasso.
El abogado y exministro francés, albacea de Picasso, fallecido el pasado mes de julio a los 101 años, relata los últimos años del artista español en un libro que resume trece extensas entrevistas con el historiador del arte Thierry Savatier. Cuenta en él jugosas anécdotas y hay muchas revelaciones
Roland Dumas presenta su alegato a Picasso en la villa de Notre-Dame-de-Vie (hacia 1970) Archivos Roland Dumas
Apenas cuatro meses después de la muerte de Roland Dumas, aparece en España ‘El último Picasso. Un volcán que nunca se apaga’ (Berenice), un libro que firma Dumas con Thierry Savatier. Decía Georges Pompidou que Picasso es «una especie de …
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