Las grandes metrópolis tienen mil caras y hay infinidad de formas de conocerlas, pero hay una especialmente divertida y eficaz para descubrir sus verdaderas esencias, y es a través de su música. No sólo descubriendo sus salas y clubes, sino también los monumentos, museos, plazas y cualquier rincón dedicado a los músicos que o bien nacieron allí o mantuvieron una relación especial con su escena artística. Y qué mejor forma de arrancar un recorrido como este que empezando por la que acoge la casa de la patrona de todos ellos: Roma. En la zona norte del casco histórico, cerca de la escalinata de la Plaza de España, se erige la Accademia Nazionale di Santa Cecilia , una de las instituciones musicales más antiguas del mundo, fundada en 1585 por el Papa Sixto V. En su interior se encuentra la gran Sala Académica, inaugurada a finales del siglo XIX como la mayor sala de conciertos de Roma y donde se puede admirar el Gran Órgano Walcker-Tamburini, construido en 1894 y que sigue siendo protagonista de prestigiosos eventos. Entre los miembros honorarios de la Academia figuran ilustrísimos compositores como Donizetti, Rossini, Paganini, Auber, Liszt, Mendelssohn o Berlioz (entre sus miles y miles de alumnos está la mítica soprano riojana Lola Rodríguez de Aragón), y sus instalaciones se pueden visitar (con entrada de 10 euros) para contemplar su valiosísimo patrimonio, que incluye una biblioteca con ediciones, manuscritos, archivos, libretos, partituras raras y publicaciones antiquísimas, así como para acceder a su Museo de Instrumentos Musicales, donde se guardan auténticas reliquias.Los amantes de los instrumentos pueden profundizar su exploración romana en el Museo Nazionale degli Strumenti Musicali, que brinda la oportunidad de ver artilugios sonoros que se remontan al siglo VI a. C.; y si lo que se busca son lugares emblemáticos para escuchar las grandes obras de la música clásica, hay dos edificios clave: el Teatro Argentina y el Teatro dell’Opera di Roma. El primero, fundado en 1732, tiene una hermosísima sala en forma de herradura con cinco gradas de palcos, y en su fachada neoclásica del siglo XIX se puede leer «A las artes de Melpómene, Euterpe y Terpsícore», una dedicatoria a las musas de la tragedia, la música y la danza. El segundo es más reciente, de 1880, pero también ha acogido estrenos históricos y desde hace casi un siglo organiza un ciclo de conciertos en uno de los escenarios al aire libre más alucinantes que existen para escuchar música en directo: las Termas de Caracalla. Allí, entre las imponentes ruinas del complejo hidráulico construido a principios del siglo III d.C., pueden verse conciertos de todo tipo, desde óperas a musicales modernos pasando por espectáculos de géneros actuales.Muy cerca de las termas, encontramos un lugar clave muy respetado en la escena europea de jazz: la Casa del Jazz. Gestionada por la Fondazione Musica per Roma, es un complejo de tres edificios que acogen actuaciones en directo de los músicos italianos e internacionales más famosos y de jóvenes talentos emergentes. Allí también se imparten clases de historia del jazz, se acogen presentaciones de discos, libros y películas y se ofrecen guías de escucha para los turistas. Además, en su interior hay un estudio de grabación conocido por su excelencia sonora, una biblioteca abierta al público y un archivo audiovisual con servicios multimedia donde sumergirse en la historia del jazz y revivir conciertos, entrevistas y eventos históricos.Garitos romanosEn una onda más desacomplejada y casual, es esencial el Big Mama Blues Bar , un club con más de cuarenta años de historia que acoge conciertos de lunes a sábado, y que además de hacer honor a su nombre es lugar de peregrinación para las más selectas propuestas europeas de rock, pop y otros estilos. Otros garitos recomendables para melómanos omnívoros que ofrece la ciudad son Stazione Birra (Via Placanica, 172), Monk Club (Via Giuseppe Mirri, 35), The Cotton Club (Via Bellinzona, 2), Traffic Live Club (Via Prenestina, 738) y, para amantes de la electrónica, el Circolo degli Illuminati (Via Giuseppe Libetta, 1) y el Wishlist (Via dei Volsci, 126).A mitad de la Via del Babuino se alza la Iglesia anglicana de Todos los Santos, otro de los lugares más evocadores para los conciertos de música clásica y las arias de ópera más famosas que tienen lugar en la temporada de conciertos, durante la cual se reciben solistas y grupos musicales de todo el mundo; y en la Via Pietro de Coubertin se encuentra otro punto clave de este recorrido, el Auditorio Parco della Musica, un complejo que incluye tres recintos de conciertos, una zona de exhibición arqueológica y un museo, que desde su apertura en 2002 se ha convertido en una de las instalaciones musicales más visitadas de Europa.Para terminar, a pie de calle hay tres lugares donde a cualquier melómano le gustaría hacerse un buen selfie. Uno es el monumento a la soprano Maria Callas , ubicada cerca de la Iglesia ortodoxa de San Teodoro Tyron, y los otros dos son sendos murales dedicados al compositor Ennio Morricone . El primero, pintado en una pared del Trastevere (en la intersección de Via delle Fratte y Via dei Fienaroli) por el artista Harry Greb en 2020, muestra al genial autor de bandas sonoras sosteniendo uno de sus dos premios Oscar y haciendo el gesto de pedir silencio; y el segundo, aún más espectacular, ocupa desde 2022 gran parte de la fachada de un edificio del distrito Tor Marancia, muy conocido por su arte callejero. Las grandes metrópolis tienen mil caras y hay infinidad de formas de conocerlas, pero hay una especialmente divertida y eficaz para descubrir sus verdaderas esencias, y es a través de su música. No sólo descubriendo sus salas y clubes, sino también los monumentos, museos, plazas y cualquier rincón dedicado a los músicos que o bien nacieron allí o mantuvieron una relación especial con su escena artística. Y qué mejor forma de arrancar un recorrido como este que empezando por la que acoge la casa de la patrona de todos ellos: Roma. En la zona norte del casco histórico, cerca de la escalinata de la Plaza de España, se erige la Accademia Nazionale di Santa Cecilia , una de las instituciones musicales más antiguas del mundo, fundada en 1585 por el Papa Sixto V. En su interior se encuentra la gran Sala Académica, inaugurada a finales del siglo XIX como la mayor sala de conciertos de Roma y donde se puede admirar el Gran Órgano Walcker-Tamburini, construido en 1894 y que sigue siendo protagonista de prestigiosos eventos. Entre los miembros honorarios de la Academia figuran ilustrísimos compositores como Donizetti, Rossini, Paganini, Auber, Liszt, Mendelssohn o Berlioz (entre sus miles y miles de alumnos está la mítica soprano riojana Lola Rodríguez de Aragón), y sus instalaciones se pueden visitar (con entrada de 10 euros) para contemplar su valiosísimo patrimonio, que incluye una biblioteca con ediciones, manuscritos, archivos, libretos, partituras raras y publicaciones antiquísimas, así como para acceder a su Museo de Instrumentos Musicales, donde se guardan auténticas reliquias.Los amantes de los instrumentos pueden profundizar su exploración romana en el Museo Nazionale degli Strumenti Musicali, que brinda la oportunidad de ver artilugios sonoros que se remontan al siglo VI a. C.; y si lo que se busca son lugares emblemáticos para escuchar las grandes obras de la música clásica, hay dos edificios clave: el Teatro Argentina y el Teatro dell’Opera di Roma. El primero, fundado en 1732, tiene una hermosísima sala en forma de herradura con cinco gradas de palcos, y en su fachada neoclásica del siglo XIX se puede leer «A las artes de Melpómene, Euterpe y Terpsícore», una dedicatoria a las musas de la tragedia, la música y la danza. El segundo es más reciente, de 1880, pero también ha acogido estrenos históricos y desde hace casi un siglo organiza un ciclo de conciertos en uno de los escenarios al aire libre más alucinantes que existen para escuchar música en directo: las Termas de Caracalla. Allí, entre las imponentes ruinas del complejo hidráulico construido a principios del siglo III d.C., pueden verse conciertos de todo tipo, desde óperas a musicales modernos pasando por espectáculos de géneros actuales.Muy cerca de las termas, encontramos un lugar clave muy respetado en la escena europea de jazz: la Casa del Jazz. Gestionada por la Fondazione Musica per Roma, es un complejo de tres edificios que acogen actuaciones en directo de los músicos italianos e internacionales más famosos y de jóvenes talentos emergentes. Allí también se imparten clases de historia del jazz, se acogen presentaciones de discos, libros y películas y se ofrecen guías de escucha para los turistas. Además, en su interior hay un estudio de grabación conocido por su excelencia sonora, una biblioteca abierta al público y un archivo audiovisual con servicios multimedia donde sumergirse en la historia del jazz y revivir conciertos, entrevistas y eventos históricos.Garitos romanosEn una onda más desacomplejada y casual, es esencial el Big Mama Blues Bar , un club con más de cuarenta años de historia que acoge conciertos de lunes a sábado, y que además de hacer honor a su nombre es lugar de peregrinación para las más selectas propuestas europeas de rock, pop y otros estilos. Otros garitos recomendables para melómanos omnívoros que ofrece la ciudad son Stazione Birra (Via Placanica, 172), Monk Club (Via Giuseppe Mirri, 35), The Cotton Club (Via Bellinzona, 2), Traffic Live Club (Via Prenestina, 738) y, para amantes de la electrónica, el Circolo degli Illuminati (Via Giuseppe Libetta, 1) y el Wishlist (Via dei Volsci, 126).A mitad de la Via del Babuino se alza la Iglesia anglicana de Todos los Santos, otro de los lugares más evocadores para los conciertos de música clásica y las arias de ópera más famosas que tienen lugar en la temporada de conciertos, durante la cual se reciben solistas y grupos musicales de todo el mundo; y en la Via Pietro de Coubertin se encuentra otro punto clave de este recorrido, el Auditorio Parco della Musica, un complejo que incluye tres recintos de conciertos, una zona de exhibición arqueológica y un museo, que desde su apertura en 2002 se ha convertido en una de las instalaciones musicales más visitadas de Europa.Para terminar, a pie de calle hay tres lugares donde a cualquier melómano le gustaría hacerse un buen selfie. Uno es el monumento a la soprano Maria Callas , ubicada cerca de la Iglesia ortodoxa de San Teodoro Tyron, y los otros dos son sendos murales dedicados al compositor Ennio Morricone . El primero, pintado en una pared del Trastevere (en la intersección de Via delle Fratte y Via dei Fienaroli) por el artista Harry Greb en 2020, muestra al genial autor de bandas sonoras sosteniendo uno de sus dos premios Oscar y haciendo el gesto de pedir silencio; y el segundo, aún más espectacular, ocupa desde 2022 gran parte de la fachada de un edificio del distrito Tor Marancia, muy conocido por su arte callejero.
Las grandes metrópolis tienen mil caras y hay infinidad de formas de conocerlas, pero hay una especialmente divertida y eficaz para descubrir sus verdaderas esencias, y es a través de su música. No sólo descubriendo sus salas y clubes, sino también los monumentos, museos, plazas … y cualquier rincón dedicado a los músicos que o bien nacieron allí o mantuvieron una relación especial con su escena artística. Y qué mejor forma de arrancar un recorrido como este que empezando por la que acoge la casa de la patrona de todos ellos: Roma.
En la zona norte del casco histórico, cerca de la escalinata de la Plaza de España, se erige la Accademia Nazionale di Santa Cecilia, una de las instituciones musicales más antiguas del mundo, fundada en 1585 por el Papa Sixto V. En su interior se encuentra la gran Sala Académica, inaugurada a finales del siglo XIX como la mayor sala de conciertos de Roma y donde se puede admirar el Gran Órgano Walcker-Tamburini, construido en 1894 y que sigue siendo protagonista de prestigiosos eventos. Entre los miembros honorarios de la Academia figuran ilustrísimos compositores como Donizetti, Rossini, Paganini, Auber, Liszt, Mendelssohn o Berlioz (entre sus miles y miles de alumnos está la mítica soprano riojana Lola Rodríguez de Aragón), y sus instalaciones se pueden visitar (con entrada de 10 euros) para contemplar su valiosísimo patrimonio, que incluye una biblioteca con ediciones, manuscritos, archivos, libretos, partituras raras y publicaciones antiquísimas, así como para acceder a su Museo de Instrumentos Musicales, donde se guardan auténticas reliquias.
Los amantes de los instrumentos pueden profundizar su exploración romana en el Museo Nazionale degli Strumenti Musicali, que brinda la oportunidad de ver artilugios sonoros que se remontan al siglo VI a. C.; y si lo que se busca son lugares emblemáticos para escuchar las grandes obras de la música clásica, hay dos edificios clave: el Teatro Argentina y el Teatro dell’Opera di Roma. El primero, fundado en 1732, tiene una hermosísima sala en forma de herradura con cinco gradas de palcos, y en su fachada neoclásica del siglo XIX se puede leer «A las artes de Melpómene, Euterpe y Terpsícore», una dedicatoria a las musas de la tragedia, la música y la danza. El segundo es más reciente, de 1880, pero también ha acogido estrenos históricos y desde hace casi un siglo organiza un ciclo de conciertos en uno de los escenarios al aire libre más alucinantes que existen para escuchar música en directo: las Termas de Caracalla. Allí, entre las imponentes ruinas del complejo hidráulico construido a principios del siglo III d.C., pueden verse conciertos de todo tipo, desde óperas a musicales modernos pasando por espectáculos de géneros actuales.
Muy cerca de las termas, encontramos un lugar clave muy respetado en la escena europea de jazz: la Casa del Jazz. Gestionada por la Fondazione Musica per Roma, es un complejo de tres edificios que acogen actuaciones en directo de los músicos italianos e internacionales más famosos y de jóvenes talentos emergentes. Allí también se imparten clases de historia del jazz, se acogen presentaciones de discos, libros y películas y se ofrecen guías de escucha para los turistas. Además, en su interior hay un estudio de grabación conocido por su excelencia sonora, una biblioteca abierta al público y un archivo audiovisual con servicios multimedia donde sumergirse en la historia del jazz y revivir conciertos, entrevistas y eventos históricos.
Garitos romanos
En una onda más desacomplejada y casual, es esencial el Big Mama Blues Bar, un club con más de cuarenta años de historia que acoge conciertos de lunes a sábado, y que además de hacer honor a su nombre es lugar de peregrinación para las más selectas propuestas europeas de rock, pop y otros estilos. Otros garitos recomendables para melómanos omnívoros que ofrece la ciudad son Stazione Birra (Via Placanica, 172), Monk Club (Via Giuseppe Mirri, 35), The Cotton Club (Via Bellinzona, 2), Traffic Live Club (Via Prenestina, 738) y, para amantes de la electrónica, el Circolo degli Illuminati (Via Giuseppe Libetta, 1) y el Wishlist (Via dei Volsci, 126).
A mitad de la Via del Babuino se alza la Iglesia anglicana de Todos los Santos, otro de los lugares más evocadores para los conciertos de música clásica y las arias de ópera más famosas que tienen lugar en la temporada de conciertos, durante la cual se reciben solistas y grupos musicales de todo el mundo; y en la Via Pietro de Coubertin se encuentra otro punto clave de este recorrido, el Auditorio Parco della Musica, un complejo que incluye tres recintos de conciertos, una zona de exhibición arqueológica y un museo, que desde su apertura en 2002 se ha convertido en una de las instalaciones musicales más visitadas de Europa.
Para terminar, a pie de calle hay tres lugares donde a cualquier melómano le gustaría hacerse un buen selfie. Uno es el monumento a la soprano Maria Callas, ubicada cerca de la Iglesia ortodoxa de San Teodoro Tyron, y los otros dos son sendos murales dedicados al compositor Ennio Morricone. El primero, pintado en una pared del Trastevere (en la intersección de Via delle Fratte y Via dei Fienaroli) por el artista Harry Greb en 2020, muestra al genial autor de bandas sonoras sosteniendo uno de sus dos premios Oscar y haciendo el gesto de pedir silencio; y el segundo, aún más espectacular, ocupa desde 2022 gran parte de la fachada de un edificio del distrito Tor Marancia, muy conocido por su arte callejero.
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