Al igual que El Greco, Goya es una fuente de inspiración constante para el arte contemporáneo. Su sombra sigue siendo alargada y su rabiosa modernidad permanece vigente. En las últimas semanas hemos visto exposiciones de Ai Weiwei en el Musac de León y de Lita Cabellut en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en las que ambos artistas siguen de una u otra manera la estela del maestro aragonés. El primero, con una recreación del ‘Tres de Mayo’ hecha con piezas de Lego y en la que el artista chino pone su rostro a uno de los fusilados por los franceses que yace en el suelo. Goya es un artista al que admira enormemente por su empatía con el sufrimiento humano. Cabellut, por su parte, decidió enfrentarse a los ‘Disparates’ , una de sus series de estampas, y hacer una «lectura artística» de ellos. Sigmar Polke (Oels, Silesia, 1941-Colonia, 2010) , uno de los artistas más importantes del siglo XX, también anduvo atrapado en la telaraña goyesca, de la que pocos pueden escapar. Casi dos siglos los separan, pero son muchas las afinidades desveladas entre ellos, como apunta el título de la nueva exposición del Prado, que puede visitarse hasta el 16 de marzo de 2025 en las salas C y D del edificio Jerónimos. La pinacoteca y la Fundación Amigos del Museo del Prado, en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid, han organizado la primera muestra individual de Sigmar Polke en Madrid. Un sueño para el artista, según su hija Anna, presente en la presentación de la muestra: « Le conmovería ver expuesta su obra en el Prado junto a la de Goya. A lo mejor nos mira desde arriba sonriendo y diciendo: «Muy bien hecho, Gloria»». Recuerda que su padre estuvo seis semanas en Madrid y casi a diario iba al Prado a ver a Velázquez, Tiziano o Goya, siempre Goya: «No se cansaba de ver sus obras».Noticias Relacionadas estandar No Lita Cabellut: «Goya me enseñó a mirar a los fantasmas a la cara» Natividad Pulido estandar Si Ai Weiwei: «No son tiempos fáciles para el arte» Natividad PulidoDe la idea de exponer en el Prado hablaron en su día Polke y Gloria Moure , comisaria de varias exposiciones sobre el artista alemán y también de ésta: «Vino al Prado varias veces con su cámara de fotos y le pedía a Manuela Mena información sobre Goya y su trabajo». Un día, Moure se presentó en el Prado para hablarle del proyecto a Miguel Falomir, a quien no conocía: «Tuvo la inteligencia, sensibilidad y generosidad para enamorarse del proyecto». Sigmar Polke, fotografiando el cuadro ‘Las viejas’, de Goya, en el Palacio de Bellas Artes de Lille, 1982 © Britta ZoellneLa exposición reúne más de cuarenta obras de Polke (pinturas, fotografías y dibujos), junto a ‘Las viejas’ o ‘El Tiempo’ (1810-12), de Goya , que ha cedido el Museo de Lille. Este cuadro, que vio en 1982 y obsesionó a Polke hasta el punto de fotografiarlo, estudiar su radiografía, fragmentarlo y agrandarlo en fotocopias que alteró dibujando sobre ellas, se presenta por primera vez en España. A su lado, su radiografía. Un cuadro que le animó a experimentar nuevas búsquedas artísticas, confrontadas con la carga simbólica de la obra de Goya. Aquella pintura modificó los motivos y técnicas de Polke, así como los criterios compositivos de sus creaciones. En ‘Las viejas’ aparecen tres figuras centrales. Dos damas decrépitas , decadentes (una de ellas vestida de blanco, con joyas de gran tamaño, podría ser la reina; la otra, una sirvienta o alcahueta, porta un cartel que reza «Que tal?»), con pelucas que ocultan su calvicie y muecas grotescas. Semejan calaveras. La reina luce una joya con forma de flecha en su pelo. A Polke le interesa la silla, las joyas, el espejo… y hasta la firma de Goya, llena de arabescos. Junto a las viejas, domina la escena un Saturno o Cronos alado, armado con una escoba. Es el dios de la inestabilidad, el azar, el tiempo. Goya hizo una representación alegórica de la fugacidad de la vida. A la izquierda, ‘El Coloso’, que el Prado tiene como atribuido a Goya. Al fondo, ‘Miedo (hombre negro)’, de Polke Museo del Prado’Polke, interesado en conocer la pintura desde dentro, intuía que ese Goya ocultaba algo. Al contemplar la radiografía vio que en el ángulo superior izquierdo estaba pintada una Resurrección en una tela que Goya volvió a utilizar. También, unas nubes algodonosas en cuyo interior aparecen rostros de ángeles o ánimas. Explica Gloria Moure que a Polke le fascinaban las fantasmagorías , las auras y apariciones, lo paranormal: «Le interesaba la memoria, la densidad, la superposición e incluso el polvo que se acumula con el tiempo sobre las obras de arte». Entendía la pintura como capas que sedimentan el tiempo y la memoria . Subraya la comisaria, además, su gran sentido del humor (a la muerte le plantó una corbata), la ironía, el juego y la ambigüedad. Sigmar Polke volvió su mirada a las pinturas de Goya en San Antonio de la Florida, al ‘Perro semihundido’ (una de sus pinturas negras) y al ‘Coloso’ , cuadro presente en la muestra, al que el Prado mantiene como atribuido a Goya. Polke debió considerarlo un auténtico Goya y se basó en él para obras como ‘Hombre negro’. «Polke –subraya la comisaria– defendía la bandera de la pintura desde un profundo conocimiento de la historia de la pintura». Decía el artista alemán: «Me gusta que mi arte esté influenciado por el arte del pasado, por mis raíces. No puedo dejar de lado lo que han hecho mis antecesores. No puedes existir en el vacío, estás arraigado en el tiempo ». A la izquierda, ‘Ver las cosas como son’. A la derecha, ‘Gorro para dormir’. Ambas obras son de Sigmar Polke Museo del PradoAl igual que ocurrió hace dos siglos con Goya, Polke también vivió una época de grandes cambios sociales y políticos . Los dos fueron testigos de cómo se desmoronaba el mundo establecido y se iniciaba otro distinto. Si Goya fue un ilustrado en una España reaccionaria, Polke vivió la posguerra alemana en el lado oriental y en el occidental, la caída del Muro de Berlín… Polke reconoció en Goya «el arquetipo del agitador ilustrado que acabó por exiliarse». El director del Prado, Miguel Falomir , vuelve a abrir las puertas del museo al arte contemporáneo. Deja claro que el Prado «no es un museo de arte contemporáneo; los hay espléndidos en España», pero añade: «No queremos ignorar a artistas para los que este museo ha sido decisivo». Fue el caso de Fernando Zóbel y lo es el de Polke. Tanto el presidente del Patronato del Prado, Javier Solana , como Falomir y la comisaria agradecieron la ayuda del Ayuntamiento de Madrid. Un aviso a navegantes, ante la noticia de que la Comunidad de Madrid pretende retirar la financiación nominativa de 150.000 euros al Prado. A partir de ahora el dinero que reciba será para proyectos concretos. Para Marta Rivera de la Cruz , delegada del Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de la capital, «el Prado es la mejor pinacoteca del Mundo. El Ayuntamiento de Madrid colabora con una subvención nominativa y lo va a seguir haciendo. Es un dinero muy bien invertido ». Al igual que El Greco, Goya es una fuente de inspiración constante para el arte contemporáneo. Su sombra sigue siendo alargada y su rabiosa modernidad permanece vigente. En las últimas semanas hemos visto exposiciones de Ai Weiwei en el Musac de León y de Lita Cabellut en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, en las que ambos artistas siguen de una u otra manera la estela del maestro aragonés. El primero, con una recreación del ‘Tres de Mayo’ hecha con piezas de Lego y en la que el artista chino pone su rostro a uno de los fusilados por los franceses que yace en el suelo. Goya es un artista al que admira enormemente por su empatía con el sufrimiento humano. Cabellut, por su parte, decidió enfrentarse a los ‘Disparates’ , una de sus series de estampas, y hacer una «lectura artística» de ellos. Sigmar Polke (Oels, Silesia, 1941-Colonia, 2010) , uno de los artistas más importantes del siglo XX, también anduvo atrapado en la telaraña goyesca, de la que pocos pueden escapar. Casi dos siglos los separan, pero son muchas las afinidades desveladas entre ellos, como apunta el título de la nueva exposición del Prado, que puede visitarse hasta el 16 de marzo de 2025 en las salas C y D del edificio Jerónimos. La pinacoteca y la Fundación Amigos del Museo del Prado, en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid, han organizado la primera muestra individual de Sigmar Polke en Madrid. Un sueño para el artista, según su hija Anna, presente en la presentación de la muestra: « Le conmovería ver expuesta su obra en el Prado junto a la de Goya. A lo mejor nos mira desde arriba sonriendo y diciendo: «Muy bien hecho, Gloria»». Recuerda que su padre estuvo seis semanas en Madrid y casi a diario iba al Prado a ver a Velázquez, Tiziano o Goya, siempre Goya: «No se cansaba de ver sus obras».Noticias Relacionadas estandar No Lita Cabellut: «Goya me enseñó a mirar a los fantasmas a la cara» Natividad Pulido estandar Si Ai Weiwei: «No son tiempos fáciles para el arte» Natividad PulidoDe la idea de exponer en el Prado hablaron en su día Polke y Gloria Moure , comisaria de varias exposiciones sobre el artista alemán y también de ésta: «Vino al Prado varias veces con su cámara de fotos y le pedía a Manuela Mena información sobre Goya y su trabajo». Un día, Moure se presentó en el Prado para hablarle del proyecto a Miguel Falomir, a quien no conocía: «Tuvo la inteligencia, sensibilidad y generosidad para enamorarse del proyecto». Sigmar Polke, fotografiando el cuadro ‘Las viejas’, de Goya, en el Palacio de Bellas Artes de Lille, 1982 © Britta ZoellneLa exposición reúne más de cuarenta obras de Polke (pinturas, fotografías y dibujos), junto a ‘Las viejas’ o ‘El Tiempo’ (1810-12), de Goya , que ha cedido el Museo de Lille. Este cuadro, que vio en 1982 y obsesionó a Polke hasta el punto de fotografiarlo, estudiar su radiografía, fragmentarlo y agrandarlo en fotocopias que alteró dibujando sobre ellas, se presenta por primera vez en España. A su lado, su radiografía. Un cuadro que le animó a experimentar nuevas búsquedas artísticas, confrontadas con la carga simbólica de la obra de Goya. Aquella pintura modificó los motivos y técnicas de Polke, así como los criterios compositivos de sus creaciones. En ‘Las viejas’ aparecen tres figuras centrales. Dos damas decrépitas , decadentes (una de ellas vestida de blanco, con joyas de gran tamaño, podría ser la reina; la otra, una sirvienta o alcahueta, porta un cartel que reza «Que tal?»), con pelucas que ocultan su calvicie y muecas grotescas. Semejan calaveras. La reina luce una joya con forma de flecha en su pelo. A Polke le interesa la silla, las joyas, el espejo… y hasta la firma de Goya, llena de arabescos. Junto a las viejas, domina la escena un Saturno o Cronos alado, armado con una escoba. Es el dios de la inestabilidad, el azar, el tiempo. Goya hizo una representación alegórica de la fugacidad de la vida. A la izquierda, ‘El Coloso’, que el Prado tiene como atribuido a Goya. Al fondo, ‘Miedo (hombre negro)’, de Polke Museo del Prado’Polke, interesado en conocer la pintura desde dentro, intuía que ese Goya ocultaba algo. Al contemplar la radiografía vio que en el ángulo superior izquierdo estaba pintada una Resurrección en una tela que Goya volvió a utilizar. También, unas nubes algodonosas en cuyo interior aparecen rostros de ángeles o ánimas. Explica Gloria Moure que a Polke le fascinaban las fantasmagorías , las auras y apariciones, lo paranormal: «Le interesaba la memoria, la densidad, la superposición e incluso el polvo que se acumula con el tiempo sobre las obras de arte». Entendía la pintura como capas que sedimentan el tiempo y la memoria . Subraya la comisaria, además, su gran sentido del humor (a la muerte le plantó una corbata), la ironía, el juego y la ambigüedad. Sigmar Polke volvió su mirada a las pinturas de Goya en San Antonio de la Florida, al ‘Perro semihundido’ (una de sus pinturas negras) y al ‘Coloso’ , cuadro presente en la muestra, al que el Prado mantiene como atribuido a Goya. Polke debió considerarlo un auténtico Goya y se basó en él para obras como ‘Hombre negro’. «Polke –subraya la comisaria– defendía la bandera de la pintura desde un profundo conocimiento de la historia de la pintura». Decía el artista alemán: «Me gusta que mi arte esté influenciado por el arte del pasado, por mis raíces. No puedo dejar de lado lo que han hecho mis antecesores. No puedes existir en el vacío, estás arraigado en el tiempo ». A la izquierda, ‘Ver las cosas como son’. A la derecha, ‘Gorro para dormir’. Ambas obras son de Sigmar Polke Museo del PradoAl igual que ocurrió hace dos siglos con Goya, Polke también vivió una época de grandes cambios sociales y políticos . Los dos fueron testigos de cómo se desmoronaba el mundo establecido y se iniciaba otro distinto. Si Goya fue un ilustrado en una España reaccionaria, Polke vivió la posguerra alemana en el lado oriental y en el occidental, la caída del Muro de Berlín… Polke reconoció en Goya «el arquetipo del agitador ilustrado que acabó por exiliarse». El director del Prado, Miguel Falomir , vuelve a abrir las puertas del museo al arte contemporáneo. Deja claro que el Prado «no es un museo de arte contemporáneo; los hay espléndidos en España», pero añade: «No queremos ignorar a artistas para los que este museo ha sido decisivo». Fue el caso de Fernando Zóbel y lo es el de Polke. Tanto el presidente del Patronato del Prado, Javier Solana , como Falomir y la comisaria agradecieron la ayuda del Ayuntamiento de Madrid. Un aviso a navegantes, ante la noticia de que la Comunidad de Madrid pretende retirar la financiación nominativa de 150.000 euros al Prado. A partir de ahora el dinero que reciba será para proyectos concretos. Para Marta Rivera de la Cruz , delegada del Área de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de la capital, «el Prado es la mejor pinacoteca del Mundo. El Ayuntamiento de Madrid colabora con una subvención nominativa y lo va a seguir haciendo. Es un dinero muy bien invertido ».
El museo desvela en la primera monográfica en Madrid del artista alemán sus afinidades con el maestro español
Al igual que El Greco, Goya es una fuente de inspiración constante para el arte contemporáneo. Su sombra sigue siendo alargada y su rabiosa modernidad permanece vigente. En las últimas semanas hemos visto exposiciones de Ai Weiwei en el Musac de León y …
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