Cada mañana, Jula (Canadá, 24 años), que prefiere no dar su apellido, escoge, aleatoriamente, un disco de su colección de 10.000 vinilos —que incluye desde ópera hasta rock psicodélico de los sesenta o el estilo new wave de los setenta y ochenta—. Una colección que no ha creado ella, sino que la heredó de su padre tras su muerte en 2022. Sin distracciones, lo coloca en el tocadiscos y lo escucha entero. Cuando la última canción deja de sonar, enciende la cámara y graba sus reacciones, comentarios y pensamientos. Después, publica el vídeo en Instagram bajo el usuario Soundwavesoffwax. Vídeo que siempre comienza con el que se ha convertido en el eslogan de su perfil: “Bienvenidos a otro día escuchando la colección de discos de mi padre fallecido”. Una frase simple que captura la esencia de su proyecto: conectar con su padre a través de aquello que él más amó en vida.
“Un club de lectura con música”. Con estas palabras define Jula su cuenta de Instagram, un proyecto que comenzó como un proceso individual de duelo y que, ahora, se ha convertido en una conversación mundial sobre música encapsulada en los comentarios de sus publicaciones y en sus mensajes directos. “Mi abuela solía cantar conmigo canciones de Bobby Vinton cuando era pequeño. Gracias por traer de vuelta este recuerdo”, se puede leer en una de las publicaciones. En otro post, entre bromas, le dan las gracias por sus recomendaciones: “Abro Spotify después de tus reseñas y mi algoritmo se está volviendo loco”. Los casi 360.000 seguidores de Jula, aquellos que ven sus vídeos —obtienen alrededor de 100.000 visualizaciones—, escuchan los álbumes, hablan sobre las canciones y participan, con ella, en su proceso de duelo. “La mayoría de mis recuerdos son de mi padre hablando sobre canciones y tocando música”, comienza Jula a explicar la dinámica que impera en su perfil de redes sociales. “Entonces, de alguna manera, el diálogo que siempre tuve con él durante toda mi vida continúa”.
A pesar de que el primer vídeo de la cuenta de Instagram Soundwavesoffwax data de septiembre de 2024, el proyecto musical de Jula comenzó a gestarse mucho antes de que ella naciese: su padre tenía seis años y, gracias a pequeñas tareas con los que ganaba una paga, comenzó una colección de discos que solo dejó de crecer con su muerte en 2022. En ese momento, ella decidió guardar todos los vinilos hasta averiguar qué quería hacer con ellos. Y, dos años después, tras mudarse a su casa de la infancia donde guardaba los discos, una amiga de Jula, en una tarde de verano, le dio una idea que ahora le ha posicionado en el centro de la comunidad musical de redes sociales: “Quieres conectar con tu padre a través de la música y estoy segura de que hay al menos 10 personas de su edad en Instagram a las que le gustaría hablar contigo de estos discos”, le dijo.
“Mi padre murió y yo heredé todos sus discos. Y he decidido embarcarme en un viaje para escucharlos todos y documentarlo aquí”, así presentaba Jula, el 4 de septiembre de 2024, su proyecto en Instagram cuando aún no tenía ningún seguidor. Cuando publicó su primer vídeo, en ningún momento imaginó que su perfil se volvería el fenómeno que es ahora. “Esperaba pocos seguidores. Incluso si solo hubiese tenido 20, que realmente estuviesen interesados, habría estado genial”, comenta. Sin embargo, a los dos días ya tenía 10.000 seguidores. Y la cifra ha continuado creciendo desde entonces. En tres meses, Jula ha pasado de ser una completa desconocida a tener una comunidad mundial en redes sociales que le permite conectar con diferentes perfiles, con contenido similar al suyo, para compartir música o hablar sobre diferentes álbumes y géneros musicales. Pero su objetivo nunca ha sido ser conocida, sino conectar con su padre y conocerle mejor: “Es importante para mí hablar con personas que sean amantes de la música porque mi padre lo era”, cuenta.
Las respuestas que esperaba obtener sobre su padre con su proyecto se transformaron, a lo largo de su recorrido por la colección de vinilos, en preguntas: “Hablo constantemente con mi madre y le preguntó: ¿alguna vez escuchaste este disco?; o intento saber cuándo lo compró, qué edad tenía, incluso si le gustaba, porque alguna de las cosas que escucho son bastante peculiares”, confiesa. Pero, a pesar de sus dudas, está convencida de que, cada día, conoce a su padre un poco mejor: “Tenía discos físicos y ocupan demasiado espacio”, comienza. “Y esto solo muestra, a un nivel más profundo, cuánto amaba la música y cómo de importante eran sus discos en su vida”. Así que para Jula, repasar los vinilos, volver a ellos, le permite adentrarse en el mundo de su padre y descubrir, día a día, quién era.
La música, en general, y sus discos, en particular, determinaron los días del padre de Jula y la de aquellos que lo rodeaban. Tocaba la guitarra y el acordeón, interpretaba cualquier tema en cada reunión social, siempre estaba escribiendo canciones, o hablando de ellas, y formó una pequeña banda con sus amigos en su veintena. “Era un apasionado y un loco por la música”, subraya su hija. “Siempre estaba compartiendo la música que descubría. Y, cuando yo comparto su música, como siempre hizo, siento que estoy viviendo su sueño por él”.
Jula no es nueva en el mundo de la música: no solo revisita y reseña los álbumes heredados, sino que también compone y crea. “Siempre me ha gustado el sonido. Y lo que hago es música electrónica experimental con un poco de influencia pop”, explica. “Toco el ordenador”, resume. Y sobre las conexiones entre su música y la que su padre solía tocar, no duda: “Creo que cualquier forma de arte que creas te conecta con todo lo que has experimentado. Todo está inspirado por todo. Somos una especie de collage falso”.
En la estantería a Jula aún le quedan álbumes por escuchar. Y, en Instagram, vídeos por publicar. “Al hacer esto, le estoy honrando. Y eso me hace sentir más cerca de él porque siento que está conmigo cada día”, concluye sobre un proceso cuyo propósito final es cerrar el círculo de la vida de su padre conociéndole mejor y conectando con otros amantes de la música.
Cuando el progenitor de Jula murió, esta canadiense de 24 años heredó una colección de 10.000 vinilos. Y, desde septiembre comparte un álbum cada día en la plataforma con unos vídeos que la ayudan con su duelo, a conectar con su familiar a través de lo que más amó y con otras personas que comparten su pasión por la música
Cada mañana, Jula (Canadá, 24 años), que prefiere no dar su apellido, escoge, aleatoriamente, un disco de su colección de 10.000 vinilos —que incluye desde ópera hasta rock psicodélico de los sesenta o el estilo new wave de los setenta y ochenta—. Una colección que no ha creado ella, sino que la heredó de su padre tras su muerte en 2022. Sin distracciones, lo coloca en el tocadiscos y lo escucha entero. Cuando la última canción deja de sonar, enciende la cámara y graba sus reacciones, comentarios y pensamientos. Después, publica el vídeo en Instagram bajo el usuario Soundwavesoffwax. Vídeo que siempre comienza con el que se ha convertido en el eslogan de su perfil: “Bienvenidos a otro día escuchando la colección de discos de mi padre fallecido”. Una frase simple que captura la esencia de su proyecto: conectar con su padre a través de aquello que él más amó en vida.
“Un club de lectura con música”. Con estas palabras define Jula su cuenta de Instagram, un proyecto que comenzó como un proceso individual de duelo y que, ahora, se ha convertido en una conversación mundial sobre música encapsulada en los comentarios de sus publicaciones y en sus mensajes directos. “Mi abuela solía cantar conmigo canciones de Bobby Vinton cuando era pequeño. Gracias por traer de vuelta este recuerdo”, se puede leer en una de las publicaciones. En otro post, entre bromas, le dan las gracias por sus recomendaciones: “Abro Spotify después de tus reseñas y mi algoritmo se está volviendo loco”. Los casi 360.000 seguidores de Jula, aquellos que ven sus vídeos —obtienen alrededor de 100.000 visualizaciones—, escuchan los álbumes, hablan sobre las canciones y participan, con ella, en su proceso de duelo. “La mayoría de mis recuerdos son de mi padre hablando sobre canciones y tocando música”, comienza Jula a explicar la dinámica que impera en su perfil de redes sociales. “Entonces, de alguna manera, el diálogo que siempre tuve con él durante toda mi vida continúa”.
A pesar de que el primer vídeo de la cuenta de Instagram Soundwavesoffwax data de septiembre de 2024, el proyecto musical de Jula comenzó a gestarse mucho antes de que ella naciese: su padre tenía seis años y, gracias a pequeñas tareas con los que ganaba una paga, comenzó una colección de discos que solo dejó de crecer con su muerte en 2022. En ese momento, ella decidió guardar todos los vinilos hasta averiguar qué quería hacer con ellos. Y, dos años después, tras mudarse a su casa de la infancia donde guardaba los discos, una amiga de Jula, en una tarde de verano, le dio una idea que ahora le ha posicionado en el centro de la comunidad musical de redes sociales: “Quieres conectar con tu padre a través de la música y estoy segura de que hay al menos 10 personas de su edad en Instagram a las que le gustaría hablar contigo de estos discos”, le dijo.
“Mi padre murió y yo heredé todos sus discos. Y he decidido embarcarme en un viaje para escucharlos todos y documentarlo aquí”, así presentaba Jula, el 4 de septiembre de 2024, su proyecto en Instagram cuando aún no tenía ningún seguidor. Cuando publicó su primer vídeo, en ningún momento imaginó que su perfil se volvería el fenómeno que es ahora. “Esperaba pocos seguidores. Incluso si solo hubiese tenido 20, que realmente estuviesen interesados, habría estado genial”, comenta. Sin embargo, a los dos días ya tenía 10.000 seguidores. Y la cifra ha continuado creciendo desde entonces. En tres meses, Jula ha pasado de ser una completa desconocida a tener una comunidad mundial en redes sociales que le permite conectar con diferentes perfiles, con contenido similar al suyo, para compartir música o hablar sobre diferentes álbumes y géneros musicales. Pero su objetivo nunca ha sido ser conocida, sino conectar con su padre y conocerle mejor: “Es importante para mí hablar con personas que sean amantes de la música porque mi padre lo era”, cuenta.
Las respuestas que esperaba obtener sobre su padre con su proyecto se transformaron, a lo largo de su recorrido por la colección de vinilos, en preguntas: “Hablo constantemente con mi madre y le preguntó: ¿alguna vez escuchaste este disco?; o intento saber cuándo lo compró, qué edad tenía, incluso si le gustaba, porque alguna de las cosas que escucho son bastante peculiares”, confiesa. Pero, a pesar de sus dudas, está convencida de que, cada día, conoce a su padre un poco mejor: “Tenía discos físicos y ocupan demasiado espacio”, comienza. “Y esto solo muestra, a un nivel más profundo, cuánto amaba la música y cómo de importante eran sus discos en su vida”. Así que para Jula, repasar los vinilos, volver a ellos, le permite adentrarse en el mundo de su padre y descubrir, día a día, quién era.
La música, en general, y sus discos, en particular, determinaron los días del padre de Jula y la de aquellos que lo rodeaban. Tocaba la guitarra y el acordeón, interpretaba cualquier tema en cada reunión social, siempre estaba escribiendo canciones, o hablando de ellas, y formó una pequeña banda con sus amigos en su veintena. “Era un apasionado y un loco por la música”, subraya su hija. “Siempre estaba compartiendo la música que descubría. Y, cuando yo comparto su música, como siempre hizo, siento que estoy viviendo su sueño por él”.
Jula no es nueva en el mundo de la música: no solo revisita y reseña los álbumes heredados, sino que también compone y crea. “Siempre me ha gustado el sonido. Y lo que hago es música electrónica experimental con un poco de influencia pop”, explica. “Toco el ordenador”, resume. Y sobre las conexiones entre su música y la que su padre solía tocar, no duda: “Creo que cualquier forma de arte que creas te conecta con todo lo que has experimentado. Todo está inspirado por todo. Somos una especie de collage falso”.
En la estantería a Jula aún le quedan álbumes por escuchar. Y, en Instagram, vídeos por publicar. “Al hacer esto, le estoy honrando. Y eso me hace sentir más cerca de él porque siento que está conmigo cada día”, concluye sobre un proceso cuyo propósito final es cerrar el círculo de la vida de su padre conociéndole mejor y conectando con otros amantes de la música.
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