En torno a los años noventa, Susanne S. D. Themlitz (Lisboa, 1968) conquista el panorama artístico de la época con sus fotos, pinturas de paisajes con representaciones de la figura humana que recuerdan a los personajes de Stephan Balkenhol. Por aquellos años destacan también los pequeños objetos combinados que, con el paso del tiempo, derivarán en grandes instalaciones mixtas donde se insertan todas o casi todas las disciplinas: vídeo, foto, textos… Themlitz reutiliza para sus muestras piezas que encuentra en anticuarios o en los almacenes de los propios centros de arte. Cada sala de la planta baja del MARCO funciona de manera independiente: un cosmos de objetos con un poso o memoria borrada en el momento de la inauguración, para estrenar identidad desde una nueva geografía.Noticias relacionadas estandar Si CRÍTICA DE: Juana Francés y Rosario de Velasco, dos ‘excepcionales excepciones’ Juan Bautista Peiró estandar Si CRÍTICA DE: ‘Afinidades desveladas’, de Sigmar Polke, en el Museo del Prado: El alemán y las excrecencias del perro semihundido Fernando Castro FlórezPaseamos por la instalación sonora con cañas de bambú cuya sombra se proyecta en las paredes; nos encontramos objetos suspendidos, otros apoyados en el suelo, y un sonido eclesiástico que rebota en todas las habitaciones . Tal banda sonora convierte el museo en un paisaje teatral, sembrado con obras en distintos formatos como si de un parque temático se tratara. El parque en cuestión nos permite revisitar la obra de la artista lisboeta a lo largo de su trayectoria, lienzos, esculturas, objetos y más objetos. Unos elaborados, otros encontrados, misteriosos en ocasiones y en otras banales. Tal vez la sensación más impactante es que no sobra ni uno. Tampoco falta. Esa exactitud genera una atmósfera que involucra al espectador en una especie de geografía visual extraña, difícil de acotar con palabras.Es cierto: el arte de la instalación es un deporte de riesgo en el sentido en que consiste, principalmente, en tomar decisiones. La distancia, las líneas, los espacios, las sombras, los materiales, las formas, las texturas, el sonido. Equipararíamos la figura de Themlitz con la de una escaladora que elige donde poner el pie antes de pisar. Filipa Oliveira, en una entrevista a Themlitz en 2023, señala que sus obras piden un caminar lento y despierto, a lo que la artista responde: «Cada paso es tiempo. Un pulso. O un respiro. Un cambio de perspectiva. Un proceso de digestión. Repensar. Una perla de un collar». Y es que la exposición esquiva los criterios y las críticas particulares y nos introduce en una arqueología que no existía. Cada sala del MARCO se convierte en un laboratorio de artista, en un cuaderno de bocetos, doméstico e imperfecto.Susanne S. D. Themlitz ‘El lenguaje de las cosas mudas’. MARCO. Viga. C/ Príncipe, 54. Comisario: M. Fernández-Cid. Hasta el 13 de abril de 2025. Cuatro estrellas. Así es como Susanne Themlitz congela un instante libre de prejuicios. Un elogio al intervalo entre la calle y el museo. Entre el yo que piensa y el yo que mira. Un tipo de presencia que es solo silencio. En torno a los años noventa, Susanne S. D. Themlitz (Lisboa, 1968) conquista el panorama artístico de la época con sus fotos, pinturas de paisajes con representaciones de la figura humana que recuerdan a los personajes de Stephan Balkenhol. Por aquellos años destacan también los pequeños objetos combinados que, con el paso del tiempo, derivarán en grandes instalaciones mixtas donde se insertan todas o casi todas las disciplinas: vídeo, foto, textos… Themlitz reutiliza para sus muestras piezas que encuentra en anticuarios o en los almacenes de los propios centros de arte. Cada sala de la planta baja del MARCO funciona de manera independiente: un cosmos de objetos con un poso o memoria borrada en el momento de la inauguración, para estrenar identidad desde una nueva geografía.Noticias relacionadas estandar Si CRÍTICA DE: Juana Francés y Rosario de Velasco, dos ‘excepcionales excepciones’ Juan Bautista Peiró estandar Si CRÍTICA DE: ‘Afinidades desveladas’, de Sigmar Polke, en el Museo del Prado: El alemán y las excrecencias del perro semihundido Fernando Castro FlórezPaseamos por la instalación sonora con cañas de bambú cuya sombra se proyecta en las paredes; nos encontramos objetos suspendidos, otros apoyados en el suelo, y un sonido eclesiástico que rebota en todas las habitaciones . Tal banda sonora convierte el museo en un paisaje teatral, sembrado con obras en distintos formatos como si de un parque temático se tratara. El parque en cuestión nos permite revisitar la obra de la artista lisboeta a lo largo de su trayectoria, lienzos, esculturas, objetos y más objetos. Unos elaborados, otros encontrados, misteriosos en ocasiones y en otras banales. Tal vez la sensación más impactante es que no sobra ni uno. Tampoco falta. Esa exactitud genera una atmósfera que involucra al espectador en una especie de geografía visual extraña, difícil de acotar con palabras.Es cierto: el arte de la instalación es un deporte de riesgo en el sentido en que consiste, principalmente, en tomar decisiones. La distancia, las líneas, los espacios, las sombras, los materiales, las formas, las texturas, el sonido. Equipararíamos la figura de Themlitz con la de una escaladora que elige donde poner el pie antes de pisar. Filipa Oliveira, en una entrevista a Themlitz en 2023, señala que sus obras piden un caminar lento y despierto, a lo que la artista responde: «Cada paso es tiempo. Un pulso. O un respiro. Un cambio de perspectiva. Un proceso de digestión. Repensar. Una perla de un collar». Y es que la exposición esquiva los criterios y las críticas particulares y nos introduce en una arqueología que no existía. Cada sala del MARCO se convierte en un laboratorio de artista, en un cuaderno de bocetos, doméstico e imperfecto.Susanne S. D. Themlitz ‘El lenguaje de las cosas mudas’. MARCO. Viga. C/ Príncipe, 54. Comisario: M. Fernández-Cid. Hasta el 13 de abril de 2025. Cuatro estrellas. Así es como Susanne Themlitz congela un instante libre de prejuicios. Un elogio al intervalo entre la calle y el museo. Entre el yo que piensa y el yo que mira. Un tipo de presencia que es solo silencio.
CRÍTICA DE:
VIGO
Cada sala del MARCO de Vigo se convierte en un laboratorio de artista, en un cuaderno de bocetos de esta creadora lisboeta
En torno a los años noventa, Susanne S. D. Themlitz (Lisboa, 1968) conquista el panorama artístico de la época con sus fotos, pinturas de paisajes con representaciones de la figura humana que recuerdan a los personajes de Stephan Balkenhol. Por aquellos años destacan …
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