«Estás invitado a la presentación de Happytalismo y las Meta Mascotas de Luis Miguel Gallardo», leo en el buzón del mail. Ojalá haber tenido un poco de tiempo para indagar. Aunque probablemente lo perdí en algo parecido viendo microvídeos en redes de gente sub 21 dándome consejos para una vida triunfal, plena y consciente, vinculados a las finanzas, las inversiones, las ‘criptos’ y los brokers. Me enredan en la red, salen todo el rato. Y también saben de felicidad, ojo. Sabios-niños híbridos, chavales renacentistas en cochazos o jets, budas-bebés con pelucos que cuestan 100 SMIs, miles de hombrecitos que saben qué hacer. O el tal Llados, que ha reinstaurado la mili para los descarriados de quienes se lucra para salvarles de la droga. Ahora un cómic superlativo, que en verdad es un ensayo, ‘La voz del oráculo’, de Liv Strömquist, habla un poco de esto. Es un tebeo de bocadillos que lo abarcan casi todo, no explota la forma del dibujo, e incluso en páginas finales hay algunas de solo texto. También apoya sus tesis citando a luminarias, como los malos columnistas, pero… y qué. Hablamos de un quinqué en la oscuridad, un libro de autoayuda contra los que nada te ayudan (¿tu mamá?). ¡Toca temas importantes y penetra en ellos como Garrincha! Danza entre la filosofía, la psicología, la sociología, la risa y el guau, aborda la obsesión por el bienestar, los peligros del ahora sacrosanto dogma del ‘poner límites’, sobre ‘descubrir a tu yo auténtico’… Y no compro todo, su fondo sí, aún con su sesgo o eclipse del matiz que no le interesa. Luz en la complejidad. ¿Saben que ‘las personas’ que dan consejos como forma de estar en el mundo te están vampirizando, te están chupando tu estado de ánimo quizá ya jibarizado, extrayendo tu autoestima para inocularse el jugo anímico a su barreño-piscina de jauja y dolor para el resto? Se menta un experimento en un instituto de Florida, imbatible. No digo que los que aconsejan sepan el mecanismo, que sean unos malnacidos, pero un terrorista de su instinto te está mermando. ‘Buenos consejos, peores personas’, halló Carolina Durante en una canción de la que nada más recuerdo. Así que un último consejo: aléjate de quienes dan consejos… ¡¡¡corre, sal de esta columna!!! «Estás invitado a la presentación de Happytalismo y las Meta Mascotas de Luis Miguel Gallardo», leo en el buzón del mail. Ojalá haber tenido un poco de tiempo para indagar. Aunque probablemente lo perdí en algo parecido viendo microvídeos en redes de gente sub 21 dándome consejos para una vida triunfal, plena y consciente, vinculados a las finanzas, las inversiones, las ‘criptos’ y los brokers. Me enredan en la red, salen todo el rato. Y también saben de felicidad, ojo. Sabios-niños híbridos, chavales renacentistas en cochazos o jets, budas-bebés con pelucos que cuestan 100 SMIs, miles de hombrecitos que saben qué hacer. O el tal Llados, que ha reinstaurado la mili para los descarriados de quienes se lucra para salvarles de la droga. Ahora un cómic superlativo, que en verdad es un ensayo, ‘La voz del oráculo’, de Liv Strömquist, habla un poco de esto. Es un tebeo de bocadillos que lo abarcan casi todo, no explota la forma del dibujo, e incluso en páginas finales hay algunas de solo texto. También apoya sus tesis citando a luminarias, como los malos columnistas, pero… y qué. Hablamos de un quinqué en la oscuridad, un libro de autoayuda contra los que nada te ayudan (¿tu mamá?). ¡Toca temas importantes y penetra en ellos como Garrincha! Danza entre la filosofía, la psicología, la sociología, la risa y el guau, aborda la obsesión por el bienestar, los peligros del ahora sacrosanto dogma del ‘poner límites’, sobre ‘descubrir a tu yo auténtico’… Y no compro todo, su fondo sí, aún con su sesgo o eclipse del matiz que no le interesa. Luz en la complejidad. ¿Saben que ‘las personas’ que dan consejos como forma de estar en el mundo te están vampirizando, te están chupando tu estado de ánimo quizá ya jibarizado, extrayendo tu autoestima para inocularse el jugo anímico a su barreño-piscina de jauja y dolor para el resto? Se menta un experimento en un instituto de Florida, imbatible. No digo que los que aconsejan sepan el mecanismo, que sean unos malnacidos, pero un terrorista de su instinto te está mermando. ‘Buenos consejos, peores personas’, halló Carolina Durante en una canción de la que nada más recuerdo. Así que un último consejo: aléjate de quienes dan consejos… ¡¡¡corre, sal de esta columna!!!
ANTICASITODO
«Estás invitado a la presentación de Happytalismo y las Meta Mascotas de Luis Miguel Gallardo», leo en el buzón del mail. Ojalá haber tenido un poco de tiempo para indagar. Aunque probablemente lo perdí en algo parecido viendo microvídeos en redes de gente sub 21 dándome consejos … para una vida triunfal, plena y consciente, vinculados a las finanzas, las inversiones, las ‘criptos’ y los brokers. Me enredan en la red, salen todo el rato. Y también saben de felicidad, ojo. Sabios-niños híbridos, chavales renacentistas en cochazos o jets, budas-bebés con pelucos que cuestan 100 SMIs, miles de hombrecitos que saben qué hacer. O el tal Llados, que ha reinstaurado la mili para los descarriados de quienes se lucra para salvarles de la droga.
Ahora un cómic superlativo, que en verdad es un ensayo, ‘La voz del oráculo’, de Liv Strömquist, habla un poco de esto. Es un tebeo de bocadillos que lo abarcan casi todo, no explota la forma del dibujo, e incluso en páginas finales hay algunas de solo texto. También apoya sus tesis citando a luminarias, como los malos columnistas, pero… y qué. Hablamos de un quinqué en la oscuridad, un libro de autoayuda contra los que nada te ayudan (¿tu mamá?). ¡Toca temas importantes y penetra en ellos como Garrincha! Danza entre la filosofía, la psicología, la sociología, la risa y el guau, aborda la obsesión por el bienestar, los peligros del ahora sacrosanto dogma del ‘poner límites’, sobre ‘descubrir a tu yo auténtico’… Y no compro todo, su fondo sí, aún con su sesgo o eclipse del matiz que no le interesa. Luz en la complejidad.
¿Saben que ‘las personas’ que dan consejos como forma de estar en el mundo te están vampirizando, te están chupando tu estado de ánimo quizá ya jibarizado, extrayendo tu autoestima para inocularse el jugo anímico a su barreño-piscina de jauja y dolor para el resto? Se menta un experimento en un instituto de Florida, imbatible. No digo que los que aconsejan sepan el mecanismo, que sean unos malnacidos, pero un terrorista de su instinto te está mermando. ‘Buenos consejos, peores personas’, halló Carolina Durante en una canción de la que nada más recuerdo. Así que un último consejo: aléjate de quienes dan consejos… ¡¡¡corre, sal de esta columna!!!
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