El idioma de los músicos es un milagro porque son capaces de entender las palabras del maestro Vasily Pentrenko: «No ‘tititá’. Es ‘piarará’». Con esas cuatro palabras, todos los músicos son capaces de interpretar una obra como Ravel de un modo radicalmente distinto. Son los jóvenes músicos de la Joven Orquesta de España (Jonde). El lenguaje que hablan va más allá de cada figura musical y cada nota de sus pentagramas. Un milagro. Estos 101 músicos celebran el primer encuentro del año en la que es su segunda casa, el Auditorio de Zaragoza, donde acuden desde 1997 a prepararse para la gira, que pondrá punto y final mañana en el Auditorio Nacional de Madrid y ABC ha podido acompañarlos durante la preparación de esta en la capital aragonesa. 9.15 horas. Mientras que los más remolones bajan a desayunar, otros como Pablo ha decidido quedar con sus compañeros en la puerta del hotel Ilunion donde se hospedan para ir juntos al auditorio. Solo tienen que atravesar una plaza y bordear el estadio de Zaragoza. Están contentos, emocionados, algunos algo nerviosos de que les siga la prensa, pero saben que si se quieren dedicar a la música, tendrán que tratar con ella siempre. Caminan con prisa porque quieren prepararse bien antes de que comience el ensayo con Vasily Petrenko, el director de orquesta que les acompañará durante la gira. Conforme bajan por las escaleras de la puerta de artistas, los chicos se dirigen a sus camerinos Algunos ensayan ya en los pasillos con cascos y partitura en mano, repasando las indicaciones que les dio el maestro durante el ensayo anterior. Llevan desde el 3 de enero reunidos en Zaragoza y es el segundo día de ensayo con Petrenko. «Tener a un director como el maestro, de un nivel internacional y una carrera increíble, no pasa siempre. Es famoso justo por las obras que estamos trabajando, como el concierto para orquesta de Bartók», reconoce Fidel Fernández, oboe de la Jonde. Tendrán más de seis horas de ensayo repartidas a lo largo del día. «Está siendo intenso, como todos los proyectos de la Jonde, pero el nivel es el que tiene que ser», añade Jorge Mora, percusión de la orquesta.Noticia Relacionada Vía YouTube estandar Si Ricardo Mollá, el compositor que saltó de un pueblo de Albacete a Nueva York Clara Molla Pagán El caudetano pasó de la banda municipal a componer para las mejores orquestas gracias al vídeo que subió un anónimo10.00 horas. Mientras que la orquesta termina de afinar y repasar detalles de última hora, Paco Martín, responsable de producción, comprueba que los jóvenes músicos están ya colocados correctamente y se encarga de acompañar al maestro hasta el escenario. Conoce perfectamente los tiempos, es ya todo un veterano en la Jonde, con 30 años a sus espaldas e infinidad de historias. «Hemos vivido de todo, hasta camiones fantasma que no aparecen para transportar los instrumentos», comenta susurrando. De repente, un silencio sepulcral invade la sala y el maestro entra a escena. Petrenko es el director musical de la Royal Philharmonic Orchestra, y aunque ha pasado por las mejores orquestas europeas, siempre ha estado vinculado a los jóvenes, dirigiendo durante diez años la European Union Youth Orchestra. «La Jonde es una muy buena orquesta, hay un nivel muy alto. Es la primera vez que tocan estas obras. Es volver al primer amor. Me encanta trabajar con ellos y es una semana especial«, reconoce el maestro. Alza la batuta y comienzan a sonar los primeros acordes de Bartók. Zaragoza suena a Ravel. Y no es porque se celebre el 150 aniversario del nacimiento del compositor (que también), sino porque los compases del francés atraviesan las ventanas de la sala Mozart. Allí, el corazón late al compás de sus instrumentos, con la ilusión de quien está a punto de empezar su carrera y el orgullo de formar parte de algo grande. Una composición recogida en las partituras que cuida con esmero Pedro Téllez Cámara. Es el verdadero guardián de esos documentos, que son alquilados y que se utilizan solo para esta gira. Por eso los artistas, mientras reciben las correcciones del maestro, apuntan con su lápiz cada matiz y se lo vuelven a colocar detrás de la oreja. Conforme acaba el ensayo, todos se dirigen rápidamente a la cafetería para reponer fuerzas. «Si piensas en frío lo que ocurre aquí es increíble. Estamos con uno de los maestros más influyentes del panorama internacional. Tiene muy buen carácter con los jóvenes, nos hace estar más confiados. Y hasta tiene muy buen sentido del humor», suelta Fidel haciendo reír al maestro mientras niega en broma con la cabeza. «Los jóvenes venimos con una energía que él nos sabe devolver», añade Raquel Roldán, que toca la viola en la Jonde.12.00 horas. Los jóvenes vuelven al ensayo rápidamente para seguir repasando a Bartók y las propinas. Algunos pueden escaparse del ensayo porque no tienen que tocar la obra, de modo que se ponen a estudiar en las salas del auditorio. La mayoría de los músicos que actualmente están en las orquestas del mundo han pasado por la Jonde. «Nuestro objetivo es hacer de bastión para preservar lo humano. Son tiempos complicados, en ocasiones al borde del abismo, parece que todo ataca al ser humano en vez de preservarlo. Luchamos para que la cultura permanezca en la sociedad como referencia de lo que el ser humano nunca tiene que dejar de ser y de lo que realmente en profundidad somos». Quién habla así es Ana Comesaña, la directora artística de la Jonde. Sus ojos transmiten la firme convicción que esta orquesta es más que necesaria para preservar el talento musical de los jóvenes españoles.Arriba: El maestro invitado Vasily Petrenko ensaya junto a la Jonde. Izquierda: Almudena Quintanilla, primer violín, durante el ensayo. Derecha: Fidel Fernández y Jorge Mora antes del concierto Isabel ImazPara cualquier músico es tan importante el estudio como el descanso. Por eso, los músicos marchan a comer y a descansar. Andan juntos, riendo, recordando las anécdotas del ensayo. Y ninguno solo porque lo pueden ‘matar’. Desde hace años, durante cada gira juegan a ‘El asesino’, en el que cada miembro recibe el nombre de un compañero al que puede ‘matar’ si este está solo. Es una dinámica que parte de ellos, para integrarse y que nadie quede descolgado. El compañerismo es algo que se transmite desde la Jonde. «La clave está cuando te das cuenta de que contra quien compites es contra ti mismo. Lo que haces es trabajar para que mañana toques mejor que ayer. De quien está al lado tuyo, lo único que puedes hacer es aprender cosas de él», asegura Fidel. 17.00 horas. Los músicos ya están de nuevo en el auditorio para repasar Ravel y Milhaud. «Para mí es un misterio. Mirad que es sencillo Ravel, pero siempre hay algún problema», indica el maestro a la orquesta. La Jonde tiene una gran peculiaridad y es que los jóvenes pueden estar allí un máximo de dos años y, sin embargo, tienen que tener la destreza y capacidad de mostrarse una orquesta estable y afianzada. ¿El secreto? Trabajo y libertad. «Se nos da espacio para cometer errores, algo que en una orquesta profesional no se hace o se hace bastante menos. Aquí tenemos la seguridad de atrevernos a tomar riesgos, a equivocarnos y eso es realmente el mejor entrenamiento que se nos puede dar», reconoce Almudena Quintanilla, primer violín de la orquesta. La joven escurialense se gira en ocasiones para dar alguna indicación a sus compañeros. Mientras otros se ponen de pie y se asoman a las partituras de los músicos que tienen delante para copiar lo que ha indicado Petrenko. «El rol del maestro es ayudar a los músicos a tocar mejor, con un repertorio distinto y un estilo diferente. La época de los dictadores ya terminó. El trabajo del maestro es ayudar, nada más», indica Petrenko.Fidel Fernández, oboe, Raquel Roldán, viola, Almudena Quintanilla, violín, y Jorge Mora, percusión, antes del concierto Isabel Imaz20:00 horas. La vida en la Jonde es la vida soñada por cualquier músico. Es un lugar donde formarse, pero también la casa en la que conocer a compañeros con los que compartirán orquestas más adelante. Hay vértigo por el futuro, no son capaces de ocultarlo, pero al mismo tiempo les motiva. «Es bonito vivir esa incertidumbre de no saber muy bien si vas a acabar en una orquesta u otra. Pero tienes la tranquilidad de que vas a estar haciendo lo que lo que te gusta», asegura Jorge Mora. Después de cada ensayo, y sobre todo de cada concierto, los jóvenes aprovechan para conocer la ciudad en la que tocan y conocerse más entre ellos. «Después de los conciertos sales con muchas ganas de comerte el mundo y es genial salir con gente que sabes que te vas a llevar para toda la vida», añade Quintanilla. «Los músicos no tenemos la barrera del idioma. El ‘esperanto’ es la música y es real, es verdad. El que aprende música tiene una capacidad de hablar y entenderse con cualquier ser humano de este mundo. Tiene ahí un vehículo de comunicación que nunca falla nunca», reconoce la directora de la Jonde. El idioma de los músicos es un milagro porque la música es capaz de hermanar a todos aquellos que están enemistados. El idioma de los músicos es un milagro porque son capaces de entender las palabras del maestro Vasily Pentrenko: «No ‘tititá’. Es ‘piarará’». Con esas cuatro palabras, todos los músicos son capaces de interpretar una obra como Ravel de un modo radicalmente distinto. Son los jóvenes músicos de la Joven Orquesta de España (Jonde). El lenguaje que hablan va más allá de cada figura musical y cada nota de sus pentagramas. Un milagro. Estos 101 músicos celebran el primer encuentro del año en la que es su segunda casa, el Auditorio de Zaragoza, donde acuden desde 1997 a prepararse para la gira, que pondrá punto y final mañana en el Auditorio Nacional de Madrid y ABC ha podido acompañarlos durante la preparación de esta en la capital aragonesa. 9.15 horas. Mientras que los más remolones bajan a desayunar, otros como Pablo ha decidido quedar con sus compañeros en la puerta del hotel Ilunion donde se hospedan para ir juntos al auditorio. Solo tienen que atravesar una plaza y bordear el estadio de Zaragoza. Están contentos, emocionados, algunos algo nerviosos de que les siga la prensa, pero saben que si se quieren dedicar a la música, tendrán que tratar con ella siempre. Caminan con prisa porque quieren prepararse bien antes de que comience el ensayo con Vasily Petrenko, el director de orquesta que les acompañará durante la gira. Conforme bajan por las escaleras de la puerta de artistas, los chicos se dirigen a sus camerinos Algunos ensayan ya en los pasillos con cascos y partitura en mano, repasando las indicaciones que les dio el maestro durante el ensayo anterior. Llevan desde el 3 de enero reunidos en Zaragoza y es el segundo día de ensayo con Petrenko. «Tener a un director como el maestro, de un nivel internacional y una carrera increíble, no pasa siempre. Es famoso justo por las obras que estamos trabajando, como el concierto para orquesta de Bartók», reconoce Fidel Fernández, oboe de la Jonde. Tendrán más de seis horas de ensayo repartidas a lo largo del día. «Está siendo intenso, como todos los proyectos de la Jonde, pero el nivel es el que tiene que ser», añade Jorge Mora, percusión de la orquesta.Noticia Relacionada Vía YouTube estandar Si Ricardo Mollá, el compositor que saltó de un pueblo de Albacete a Nueva York Clara Molla Pagán El caudetano pasó de la banda municipal a componer para las mejores orquestas gracias al vídeo que subió un anónimo10.00 horas. Mientras que la orquesta termina de afinar y repasar detalles de última hora, Paco Martín, responsable de producción, comprueba que los jóvenes músicos están ya colocados correctamente y se encarga de acompañar al maestro hasta el escenario. Conoce perfectamente los tiempos, es ya todo un veterano en la Jonde, con 30 años a sus espaldas e infinidad de historias. «Hemos vivido de todo, hasta camiones fantasma que no aparecen para transportar los instrumentos», comenta susurrando. De repente, un silencio sepulcral invade la sala y el maestro entra a escena. Petrenko es el director musical de la Royal Philharmonic Orchestra, y aunque ha pasado por las mejores orquestas europeas, siempre ha estado vinculado a los jóvenes, dirigiendo durante diez años la European Union Youth Orchestra. «La Jonde es una muy buena orquesta, hay un nivel muy alto. Es la primera vez que tocan estas obras. Es volver al primer amor. Me encanta trabajar con ellos y es una semana especial«, reconoce el maestro. Alza la batuta y comienzan a sonar los primeros acordes de Bartók. Zaragoza suena a Ravel. Y no es porque se celebre el 150 aniversario del nacimiento del compositor (que también), sino porque los compases del francés atraviesan las ventanas de la sala Mozart. Allí, el corazón late al compás de sus instrumentos, con la ilusión de quien está a punto de empezar su carrera y el orgullo de formar parte de algo grande. Una composición recogida en las partituras que cuida con esmero Pedro Téllez Cámara. Es el verdadero guardián de esos documentos, que son alquilados y que se utilizan solo para esta gira. Por eso los artistas, mientras reciben las correcciones del maestro, apuntan con su lápiz cada matiz y se lo vuelven a colocar detrás de la oreja. Conforme acaba el ensayo, todos se dirigen rápidamente a la cafetería para reponer fuerzas. «Si piensas en frío lo que ocurre aquí es increíble. Estamos con uno de los maestros más influyentes del panorama internacional. Tiene muy buen carácter con los jóvenes, nos hace estar más confiados. Y hasta tiene muy buen sentido del humor», suelta Fidel haciendo reír al maestro mientras niega en broma con la cabeza. «Los jóvenes venimos con una energía que él nos sabe devolver», añade Raquel Roldán, que toca la viola en la Jonde.12.00 horas. Los jóvenes vuelven al ensayo rápidamente para seguir repasando a Bartók y las propinas. Algunos pueden escaparse del ensayo porque no tienen que tocar la obra, de modo que se ponen a estudiar en las salas del auditorio. La mayoría de los músicos que actualmente están en las orquestas del mundo han pasado por la Jonde. «Nuestro objetivo es hacer de bastión para preservar lo humano. Son tiempos complicados, en ocasiones al borde del abismo, parece que todo ataca al ser humano en vez de preservarlo. Luchamos para que la cultura permanezca en la sociedad como referencia de lo que el ser humano nunca tiene que dejar de ser y de lo que realmente en profundidad somos». Quién habla así es Ana Comesaña, la directora artística de la Jonde. Sus ojos transmiten la firme convicción que esta orquesta es más que necesaria para preservar el talento musical de los jóvenes españoles.Arriba: El maestro invitado Vasily Petrenko ensaya junto a la Jonde. Izquierda: Almudena Quintanilla, primer violín, durante el ensayo. Derecha: Fidel Fernández y Jorge Mora antes del concierto Isabel ImazPara cualquier músico es tan importante el estudio como el descanso. Por eso, los músicos marchan a comer y a descansar. Andan juntos, riendo, recordando las anécdotas del ensayo. Y ninguno solo porque lo pueden ‘matar’. Desde hace años, durante cada gira juegan a ‘El asesino’, en el que cada miembro recibe el nombre de un compañero al que puede ‘matar’ si este está solo. Es una dinámica que parte de ellos, para integrarse y que nadie quede descolgado. El compañerismo es algo que se transmite desde la Jonde. «La clave está cuando te das cuenta de que contra quien compites es contra ti mismo. Lo que haces es trabajar para que mañana toques mejor que ayer. De quien está al lado tuyo, lo único que puedes hacer es aprender cosas de él», asegura Fidel. 17.00 horas. Los músicos ya están de nuevo en el auditorio para repasar Ravel y Milhaud. «Para mí es un misterio. Mirad que es sencillo Ravel, pero siempre hay algún problema», indica el maestro a la orquesta. La Jonde tiene una gran peculiaridad y es que los jóvenes pueden estar allí un máximo de dos años y, sin embargo, tienen que tener la destreza y capacidad de mostrarse una orquesta estable y afianzada. ¿El secreto? Trabajo y libertad. «Se nos da espacio para cometer errores, algo que en una orquesta profesional no se hace o se hace bastante menos. Aquí tenemos la seguridad de atrevernos a tomar riesgos, a equivocarnos y eso es realmente el mejor entrenamiento que se nos puede dar», reconoce Almudena Quintanilla, primer violín de la orquesta. La joven escurialense se gira en ocasiones para dar alguna indicación a sus compañeros. Mientras otros se ponen de pie y se asoman a las partituras de los músicos que tienen delante para copiar lo que ha indicado Petrenko. «El rol del maestro es ayudar a los músicos a tocar mejor, con un repertorio distinto y un estilo diferente. La época de los dictadores ya terminó. El trabajo del maestro es ayudar, nada más», indica Petrenko.Fidel Fernández, oboe, Raquel Roldán, viola, Almudena Quintanilla, violín, y Jorge Mora, percusión, antes del concierto Isabel Imaz20:00 horas. La vida en la Jonde es la vida soñada por cualquier músico. Es un lugar donde formarse, pero también la casa en la que conocer a compañeros con los que compartirán orquestas más adelante. Hay vértigo por el futuro, no son capaces de ocultarlo, pero al mismo tiempo les motiva. «Es bonito vivir esa incertidumbre de no saber muy bien si vas a acabar en una orquesta u otra. Pero tienes la tranquilidad de que vas a estar haciendo lo que lo que te gusta», asegura Jorge Mora. Después de cada ensayo, y sobre todo de cada concierto, los jóvenes aprovechan para conocer la ciudad en la que tocan y conocerse más entre ellos. «Después de los conciertos sales con muchas ganas de comerte el mundo y es genial salir con gente que sabes que te vas a llevar para toda la vida», añade Quintanilla. «Los músicos no tenemos la barrera del idioma. El ‘esperanto’ es la música y es real, es verdad. El que aprende música tiene una capacidad de hablar y entenderse con cualquier ser humano de este mundo. Tiene ahí un vehículo de comunicación que nunca falla nunca», reconoce la directora de la Jonde. El idioma de los músicos es un milagro porque la música es capaz de hermanar a todos aquellos que están enemistados.
ABC acompaña a la Joven Orquesta Nacional de España durante los ensayos del primer encuentro del año. Se preparan para la gira que termina mañana en el Auditorio Nacional de Madrid

El idioma de los músicos es un milagro porque son capaces de entender las palabras del maestro Vasily Pentrenko: «No ‘tititá’. Es ‘piarará’». Con esas cuatro palabras, todos los músicos son capaces de interpretar una obra como Ravel de un modo radicalmente distinto. Son los jóvenes músicos de la Joven Orquesta de España (Jonde).…
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