De la popularidad que alcanzó ‘ La corte de Faraón ‘ tras su estreno en el Teatro Eslava de Madrid el 21 de enero de 1910 da fe, cuenta Emilio Sagi , el que enseguida se representara en varios teatros de la capital a la vez y se alcanzaran pronto las mil representaciones. Y es que esta opereta inspirada en un episodio bíblico -concretamente del Génesis-, que se transforma en una pieza tan divertida como ‘picante’, se ha convertido, como explica Manuel Lagos en sus notas al programa, en «el referente de un tipo de teatro frívolo, de humor inigualable, que contiene la dosis justa de voluptuosidad y crítica para reconciliar al ser humano con su vida, y cuya partitura musical ha quedado grabada en el subconsciente colectivo de los países hispanohablantes». ¿A quién no le suenan las ‘Cuplés babilónicos’?: «Ay, ba… Ay, ba… Ay, babilonio que marea./ Ay, va… Ay, va… Ay, vámonos pronto a Judea».El Teatro de la Zarzuela abre el año con el estreno de ‘La corte de Faraón’ y recupera una producción estrenada hace doce años en el Teatro Arriaga de Bilbao. Su responsable, uno de los más curtidos lobos de mar del género, Emilio Sagi, que dice de la obra que es una de sus favoritas: «Es divertida, llena de humor y energía positiva, con abundantes diálogos cargados de ironía y crítica social, además de sensualidad y sexualidad». La obra, a caballo entre la opereta, la zarzuela y la revista, es un ejemplo perfecto de lo que fue el género denominado « sicalíptico », cuyas características eran sus diálogos insinuantes y equívocos, generalmente de carácter sexual. El director asturiano cuenta con un reparto que integran María Rey-Joly, María Rodríguez, Enrique Viana (que firma junto al propio Sagi la versión del libro), Annya Pinto, Amparo Navarro, Amelia Font, Leticia Rodríguez, Luis Cansino y Enric Martínez-Castignani (que se alternan en el papel de Faraón), Jorge Rodríguez-Norton, Ramiro Maturana, José Manuel Díaz, Jesús García Gallera y Rafael Lobeto. La dirección musical es de Carlos Aragón , que cuenta con la Orquesta de la Comunidad de Madrid y el Coro del Teatro de la Zarzuela, y en el equipo artístico se encuentran Daniel Bianco (escenografía), Gabriela Salaverri (vestuario), Eduardo Bravo (iluminación) y Nuria Castejón (coreografía).«Borges decía que él quería con sus obras ‘emocionar y entretener’ -apunta Emilio Sagi-. Yo, que no soy Borges, he querido con ‘La corte de Faraón’ entretenimiento, que el público se ría con esta obra que en su día se consideraba ‘verde’, y que mantiene su ambigüedad erótico-festiva ». Para ello ha diseñado un espectáculo lleno de brillos dorados -«llueve oro», añade-, «frívolo, irónico, ambiguo y con algo de picante». ‘La corte de Faraón’ cuenta con libreto de Guillermo Perrín y Miguel de Palacios y música de Vicente Lleó . Ambientada en el Egipto de los faraones, presenta al ‘glorioso Putifar’, un guerrero al que han casado con Lota; una herida de guerra va a impedir al general ‘cumplir’ con su esposa y ésta intenta seducir, sin lograrlo, al ‘casto’ José, un esclavo vendido a Putifar. El argumento se enreda con los caprichos de la faraona y los sueños del faraón. La parodia de la ‘grand opera’ francesa y de la verdiana ‘Aida’ se mezcla con formas musicales tan españolas como un garrotín flamenco o unos cuplés. «Es una obra maestra», asegura el director musical, Carlos Aragón, que añade que Vicente Lleó trabajaba en el Teatro Eslava, donde transcribía operetas francesas y otras partituras, y trasladó a su manera estos conocimientos a ‘La corte de Faraón’, «una suerte de crisol de lo que el compositor escuchaba. Es una música muy viva, que cambia de color en cuestión de pocos minutos, y que convierte a la orquesta en un actor más».Tanto Aragón como Sagi coinciden en señalar que ha sido una partitura maltratada a menudo. «Considero que Lleó es un genio de la orquestación -dice el director de orquesta-, y ésta es una joya que combina el fin de la ‘belle epoque’ con lo español, y a la que me he acercado con respeto y con mimo». El director de escena, por su parte, asegura que la han interpretado en el pasado actores mayores que cantaban mal, pero que hoy en día no se puede tolerar eso. « Esta zarzuela hay que cantarla », afirma contundente. La intervención sobre el libreto incluye añadidos -«hay textos y soliloquios que no existían»- y recortes -«cosas que me ofendían incluso a mí mismo, y que no alteraban la obra si se eliminaban»-. De la popularidad que alcanzó ‘ La corte de Faraón ‘ tras su estreno en el Teatro Eslava de Madrid el 21 de enero de 1910 da fe, cuenta Emilio Sagi , el que enseguida se representara en varios teatros de la capital a la vez y se alcanzaran pronto las mil representaciones. Y es que esta opereta inspirada en un episodio bíblico -concretamente del Génesis-, que se transforma en una pieza tan divertida como ‘picante’, se ha convertido, como explica Manuel Lagos en sus notas al programa, en «el referente de un tipo de teatro frívolo, de humor inigualable, que contiene la dosis justa de voluptuosidad y crítica para reconciliar al ser humano con su vida, y cuya partitura musical ha quedado grabada en el subconsciente colectivo de los países hispanohablantes». ¿A quién no le suenan las ‘Cuplés babilónicos’?: «Ay, ba… Ay, ba… Ay, babilonio que marea./ Ay, va… Ay, va… Ay, vámonos pronto a Judea».El Teatro de la Zarzuela abre el año con el estreno de ‘La corte de Faraón’ y recupera una producción estrenada hace doce años en el Teatro Arriaga de Bilbao. Su responsable, uno de los más curtidos lobos de mar del género, Emilio Sagi, que dice de la obra que es una de sus favoritas: «Es divertida, llena de humor y energía positiva, con abundantes diálogos cargados de ironía y crítica social, además de sensualidad y sexualidad». La obra, a caballo entre la opereta, la zarzuela y la revista, es un ejemplo perfecto de lo que fue el género denominado « sicalíptico », cuyas características eran sus diálogos insinuantes y equívocos, generalmente de carácter sexual. El director asturiano cuenta con un reparto que integran María Rey-Joly, María Rodríguez, Enrique Viana (que firma junto al propio Sagi la versión del libro), Annya Pinto, Amparo Navarro, Amelia Font, Leticia Rodríguez, Luis Cansino y Enric Martínez-Castignani (que se alternan en el papel de Faraón), Jorge Rodríguez-Norton, Ramiro Maturana, José Manuel Díaz, Jesús García Gallera y Rafael Lobeto. La dirección musical es de Carlos Aragón , que cuenta con la Orquesta de la Comunidad de Madrid y el Coro del Teatro de la Zarzuela, y en el equipo artístico se encuentran Daniel Bianco (escenografía), Gabriela Salaverri (vestuario), Eduardo Bravo (iluminación) y Nuria Castejón (coreografía).«Borges decía que él quería con sus obras ‘emocionar y entretener’ -apunta Emilio Sagi-. Yo, que no soy Borges, he querido con ‘La corte de Faraón’ entretenimiento, que el público se ría con esta obra que en su día se consideraba ‘verde’, y que mantiene su ambigüedad erótico-festiva ». Para ello ha diseñado un espectáculo lleno de brillos dorados -«llueve oro», añade-, «frívolo, irónico, ambiguo y con algo de picante». ‘La corte de Faraón’ cuenta con libreto de Guillermo Perrín y Miguel de Palacios y música de Vicente Lleó . Ambientada en el Egipto de los faraones, presenta al ‘glorioso Putifar’, un guerrero al que han casado con Lota; una herida de guerra va a impedir al general ‘cumplir’ con su esposa y ésta intenta seducir, sin lograrlo, al ‘casto’ José, un esclavo vendido a Putifar. El argumento se enreda con los caprichos de la faraona y los sueños del faraón. La parodia de la ‘grand opera’ francesa y de la verdiana ‘Aida’ se mezcla con formas musicales tan españolas como un garrotín flamenco o unos cuplés. «Es una obra maestra», asegura el director musical, Carlos Aragón, que añade que Vicente Lleó trabajaba en el Teatro Eslava, donde transcribía operetas francesas y otras partituras, y trasladó a su manera estos conocimientos a ‘La corte de Faraón’, «una suerte de crisol de lo que el compositor escuchaba. Es una música muy viva, que cambia de color en cuestión de pocos minutos, y que convierte a la orquesta en un actor más».Tanto Aragón como Sagi coinciden en señalar que ha sido una partitura maltratada a menudo. «Considero que Lleó es un genio de la orquestación -dice el director de orquesta-, y ésta es una joya que combina el fin de la ‘belle epoque’ con lo español, y a la que me he acercado con respeto y con mimo». El director de escena, por su parte, asegura que la han interpretado en el pasado actores mayores que cantaban mal, pero que hoy en día no se puede tolerar eso. « Esta zarzuela hay que cantarla », afirma contundente. La intervención sobre el libreto incluye añadidos -«hay textos y soliloquios que no existían»- y recortes -«cosas que me ofendían incluso a mí mismo, y que no alteraban la obra si se eliminaban»-.
El coliseo estrena ‘La corte de Faraón’, en una producción que dirige Emilio Sagi
De la popularidad que alcanzó ‘La corte de Faraón‘ tras su estreno en el Teatro Eslava de Madrid el 21 de enero de 1910 da fe, cuenta Emilio Sagi, el que enseguida se representara en varios teatros de la capital a la vez y se alcanzaran pronto las mil representaciones. Y es que esta opereta inspirada en un episodio bíblico -concretamente del Génesis-, que se transforma en una pieza tan divertida como ‘picante’, se ha convertido, como explica Manuel Lagos en sus notas al programa, en «el referente de un tipo de teatro frívolo, de humor inigualable, que contiene la dosis justa de voluptuosidad y crítica para reconciliar al ser humano con su vida, y cuya partitura musical ha quedado grabada en el subconsciente colectivo de los países hispanohablantes». ¿A quién no le suenan las ‘Cuplés babilónicos’?: «Ay, ba… Ay, ba… Ay, babilonio que marea./ Ay, va… Ay, va… Ay, vámonos pronto a Judea».
El Teatro de la Zarzuela abre el año con el estreno de ‘La corte de Faraón’ y recupera una producción estrenada hace doce años en el Teatro Arriaga de Bilbao. Su responsable, uno de los más curtidos lobos de mar del género, Emilio Sagi, que dice de la obra que es una de sus favoritas: «Es divertida, llena de humor y energía positiva, con abundantes diálogos cargados de ironía y crítica social, además de sensualidad y sexualidad». La obra, a caballo entre la opereta, la zarzuela y la revista, es un ejemplo perfecto de lo que fue el género denominado «sicalíptico», cuyas características eran sus diálogos insinuantes y equívocos, generalmente de carácter sexual.
El director asturiano cuenta con un reparto que integran María Rey-Joly, María Rodríguez, Enrique Viana (que firma junto al propio Sagi la versión del libro), Annya Pinto, Amparo Navarro, Amelia Font, Leticia Rodríguez, Luis Cansino y Enric Martínez-Castignani (que se alternan en el papel de Faraón), Jorge Rodríguez-Norton, Ramiro Maturana, José Manuel Díaz, Jesús García Gallera y Rafael Lobeto. La dirección musical es de Carlos Aragón, que cuenta con la Orquesta de la Comunidad de Madrid y el Coro del Teatro de la Zarzuela, y en el equipo artístico se encuentran Daniel Bianco (escenografía), Gabriela Salaverri (vestuario), Eduardo Bravo (iluminación) y Nuria Castejón (coreografía).
«Borges decía que él quería con sus obras ‘emocionar y entretener’ -apunta Emilio Sagi-. Yo, que no soy Borges, he querido con ‘La corte de Faraón’ entretenimiento, que el público se ría con esta obra que en su día se consideraba ‘verde’, y que mantiene su ambigüedad erótico-festiva». Para ello ha diseñado un espectáculo lleno de brillos dorados -«llueve oro», añade-, «frívolo, irónico, ambiguo y con algo de picante».
‘La corte de Faraón’ cuenta con libreto de Guillermo Perrín y Miguel de Palacios y música de Vicente Lleó. Ambientada en el Egipto de los faraones, presenta al ‘glorioso Putifar’, un guerrero al que han casado con Lota; una herida de guerra va a impedir al general ‘cumplir’ con su esposa y ésta intenta seducir, sin lograrlo, al ‘casto’ José, un esclavo vendido a Putifar. El argumento se enreda con los caprichos de la faraona y los sueños del faraón. La parodia de la ‘grand opera’ francesa y de la verdiana ‘Aida’ se mezcla con formas musicales tan españolas como un garrotín flamenco o unos cuplés. «Es una obra maestra», asegura el director musical, Carlos Aragón, que añade que Vicente Lleó trabajaba en el Teatro Eslava, donde transcribía operetas francesas y otras partituras, y trasladó a su manera estos conocimientos a ‘La corte de Faraón’, «una suerte de crisol de lo que el compositor escuchaba. Es una música muy viva, que cambia de color en cuestión de pocos minutos, y que convierte a la orquesta en un actor más».
Tanto Aragón como Sagi coinciden en señalar que ha sido una partitura maltratada a menudo. «Considero que Lleó es un genio de la orquestación -dice el director de orquesta-, y ésta es una joya que combina el fin de la ‘belle epoque’ con lo español, y a la que me he acercado con respeto y con mimo». El director de escena, por su parte, asegura que la han interpretado en el pasado actores mayores que cantaban mal, pero que hoy en día no se puede tolerar eso. «Esta zarzuela hay que cantarla», afirma contundente. La intervención sobre el libreto incluye añadidos -«hay textos y soliloquios que no existían»- y recortes -«cosas que me ofendían incluso a mí mismo, y que no alteraban la obra si se eliminaban»-.
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