Está en un buen momento el MUSAC. El proyecto de Álvaro Rodríguez Fominaya, que accedió al cargo en 2021, funciona (a costa de invertir gran parte del presupuesto en exposiciones con tirón, como las de Yoko Ono en 2022 o las de Ai Wei Wei y Pipilotti Rist en 2024) y el público vuelve al museo. El edificio proyectado por Mansilla+Tuñón, de elegantes meandros y proporciones colosales –con enormes salas de más de diez metros de altura–, es una tentación para cualquier artista que quiera (y pueda) exponer obras monumentales. Los tres que exponen actualmente, Luis Moro, Secundino Hernández y el Colectivo DRIFT, han superado el reto, y la oferta del museo para el verano, que se completa con una lectura de la colección permanente a cargo de Mariano Mayer y una pequeña exposición de retratos del japonés Yasumasa Morimura, es atractiva.Noticias relacionadas estandar Si EL MUSAC CUMPLE HOY 20 AÑOS Álvaro Rodríguez Fominaya, director del Musac: «Somos reflejo de las corrientes de pensamiento actuales» C. Monje estandar Si Crítica de: ‘En obras’, en Alcalá 31: las cartas sobre la mesa de Secundino Hernández Carlos Delgado MayordomoDiría que a Luis Moro (Segovia, 1969; Premio Castilla y León de las Artes 2022) le vino bien el confinamiento, que no fue tan drástico en México, donde reside la mitad del tiempo. ‘El bramido de la Tierra’, la exposición que comisaría Fernando Castro, tiene un tono crepuscular que no existía en su obra anterior, dedicada a metamorfosis e hibridaciones de criaturas diversas. Moro es un sensible dibujante de animales y plantas –y su pintura, incluso cuando se trata de grandes formatos como los que ha realizado para esta cita, se basa en el trazo– y el trabajo con elementos gráficos pequeños, como imágenes de prensa o páginas de libros, además de la reclusión y el pesimismo que provocó la pandemia, acaso le forzaran a dotar de más dramatismo a sus visiones de la relación entre humanos y Naturaleza. Reaparición animalCastro ha acertado edificando la exposición sobre esas pequeñas pinturas sobre recortes de periódicos que se exponen en vitrinas y en las que aparecen especialmente esas escenas que tanto nos fascinaron –e inquietaron– durante el confinamiento: las de los animales adentrándose en áreas pobladas al poco de abandonarlas los humanos. «Los animales y la Naturaleza parecían «reaparecer» precisamente cuando nuestro furor destructivo tenía que «desacelerarse»», escribe.Por su parte, la obra de Secundino Hernández (Madrid, 1975) también se ha impuesto al espacio, especialmente el espléndido conjunto de obras de la serie ‘Cuatro estaciones’ (2017), mucho más coloristas que el resto, que se exponen en la sala principal y que miden 461×300 cms. cada una. Piezas estas, por cierto, de carácter paisajístico, lo cual es excepcional en este artista, y que se exhiben por primera vez en España. La muestra ‘Estación total’ reúne piezas de los últimos diez años de este pintor representado en una docena de grandes museos de Europa, Norteamérica y Asia y que sigue empeñado en desarrollar una abstracción propia y en gran medida deconstructiva al margen de tendencias e incluso de referentes históricos.«Mi interés está en cómo la pintura sigue expandiendo sus límites, en cómo puede ser intervenida, sometida a tensiones, descompuesta, desmantelada y vuelta a ensamblar», declara. Lo cual suele hacer literal- mente, como se ve en las series aquí expuestas: borrando –«erosionando», diría él– las pinturas y recreándose en las huellas del proceso. O troceándolas y volviéndolas a componer utilizando las costuras –impecables y esenciales– para generar nuevas geometrías sutiles.Figuración y abstracción. De arriba abajo, obra de la muestra ‘El bramido de la Tierra’, de Luis Moro; y ‘Park Life’ y ‘Four Seasons’, de Secundino Hernández ABCPor último, Studio DRIFT es un colectivo (en realidad, un taller en el que trabajan 60 personas) formado por Lonneke Gordgin (1980) y Ralph Nauta (1978), fundado en 2007 y con sede en Ámsterdam. Son conocidos por sus ‘performances’, espectaculares instalaciones y esculturas cinéticas, producen muy poco y al parecer es imposible conseguir piezas suyas, por lo que el director y comisario, Rodríguez Fominaya, se mostró encantado de haberse traído al MUSAC dos de sus mejores piezas cinéticas: ‘Amplitud’ y ‘Pradera’, ambas de 2017. Lo cierto es que el trabajo de este colectivo es perfectamente maravilloso: aseguran que la intención es que sus obras provoquen bienestar y una suerte de comunión entre personas merced a los ritmos lentos que las piezas generan; pero sucede también que los artefactos de Studio DRIFT tienen detrás años de estudio de fenómenos naturales y que estos se reproducen a la perfección en sus piezas porque estas son de una sofisticación técnica apabullante. Tanto ‘Amplitud’ –una onda gigante de tubos de cristal– como ‘Pradera’ –un campo de flores luminosas suspendidas del techo– son piezas que parecen hechas para las inmensas salas del museo y no sorprende que el estudio haya optado por exponer aquí.Por lo demás, ‘Así como suceden las cosas, también nada sucede’, la aproximación a la colección del MUSAC de Mariano Mayer, podría ser un ensayo sobre los propósitos del conceptual: «La selección de obras y artistas convocados revisa los vínculos y las relaciones que el arte contemporáneo establece con las formas preexistentes para conformar un vocabulario de realización».Verano de 2025 en el MUSAC Luis Moro El bramido de la Tierra. Comisario: Fernando Castro. Cuatro estrellas. Secundino Hernández Estación total. Studio. Cuatro estrellas. DRIFT Amplitud / Pradera. Comisario: Álvaro Rodríguez Fominaya. Cuatro estrellas. MUSAC. León. Avenida de los Reyes Leonenes, 24. Hasta el 19 de octubre Y en la Sala 2, junto a la entrada, Yasumasa Morimura (1951): ‘Autorretratos a través de la Historia del Arte’ es una interpretación fotográfica de obras icónicas donde el artista se caracteriza para protagonizar piezas de Vermeer, Leonardo, Caravaggio, Rembarndt o Van Gogh, añadiendo un toque oriental que cortocircuita narrativas tradicionales. Está en un buen momento el MUSAC. El proyecto de Álvaro Rodríguez Fominaya, que accedió al cargo en 2021, funciona (a costa de invertir gran parte del presupuesto en exposiciones con tirón, como las de Yoko Ono en 2022 o las de Ai Wei Wei y Pipilotti Rist en 2024) y el público vuelve al museo. El edificio proyectado por Mansilla+Tuñón, de elegantes meandros y proporciones colosales –con enormes salas de más de diez metros de altura–, es una tentación para cualquier artista que quiera (y pueda) exponer obras monumentales. Los tres que exponen actualmente, Luis Moro, Secundino Hernández y el Colectivo DRIFT, han superado el reto, y la oferta del museo para el verano, que se completa con una lectura de la colección permanente a cargo de Mariano Mayer y una pequeña exposición de retratos del japonés Yasumasa Morimura, es atractiva.Noticias relacionadas estandar Si EL MUSAC CUMPLE HOY 20 AÑOS Álvaro Rodríguez Fominaya, director del Musac: «Somos reflejo de las corrientes de pensamiento actuales» C. Monje estandar Si Crítica de: ‘En obras’, en Alcalá 31: las cartas sobre la mesa de Secundino Hernández Carlos Delgado MayordomoDiría que a Luis Moro (Segovia, 1969; Premio Castilla y León de las Artes 2022) le vino bien el confinamiento, que no fue tan drástico en México, donde reside la mitad del tiempo. ‘El bramido de la Tierra’, la exposición que comisaría Fernando Castro, tiene un tono crepuscular que no existía en su obra anterior, dedicada a metamorfosis e hibridaciones de criaturas diversas. Moro es un sensible dibujante de animales y plantas –y su pintura, incluso cuando se trata de grandes formatos como los que ha realizado para esta cita, se basa en el trazo– y el trabajo con elementos gráficos pequeños, como imágenes de prensa o páginas de libros, además de la reclusión y el pesimismo que provocó la pandemia, acaso le forzaran a dotar de más dramatismo a sus visiones de la relación entre humanos y Naturaleza. Reaparición animalCastro ha acertado edificando la exposición sobre esas pequeñas pinturas sobre recortes de periódicos que se exponen en vitrinas y en las que aparecen especialmente esas escenas que tanto nos fascinaron –e inquietaron– durante el confinamiento: las de los animales adentrándose en áreas pobladas al poco de abandonarlas los humanos. «Los animales y la Naturaleza parecían «reaparecer» precisamente cuando nuestro furor destructivo tenía que «desacelerarse»», escribe.Por su parte, la obra de Secundino Hernández (Madrid, 1975) también se ha impuesto al espacio, especialmente el espléndido conjunto de obras de la serie ‘Cuatro estaciones’ (2017), mucho más coloristas que el resto, que se exponen en la sala principal y que miden 461×300 cms. cada una. Piezas estas, por cierto, de carácter paisajístico, lo cual es excepcional en este artista, y que se exhiben por primera vez en España. La muestra ‘Estación total’ reúne piezas de los últimos diez años de este pintor representado en una docena de grandes museos de Europa, Norteamérica y Asia y que sigue empeñado en desarrollar una abstracción propia y en gran medida deconstructiva al margen de tendencias e incluso de referentes históricos.«Mi interés está en cómo la pintura sigue expandiendo sus límites, en cómo puede ser intervenida, sometida a tensiones, descompuesta, desmantelada y vuelta a ensamblar», declara. Lo cual suele hacer literal- mente, como se ve en las series aquí expuestas: borrando –«erosionando», diría él– las pinturas y recreándose en las huellas del proceso. O troceándolas y volviéndolas a componer utilizando las costuras –impecables y esenciales– para generar nuevas geometrías sutiles.Figuración y abstracción. De arriba abajo, obra de la muestra ‘El bramido de la Tierra’, de Luis Moro; y ‘Park Life’ y ‘Four Seasons’, de Secundino Hernández ABCPor último, Studio DRIFT es un colectivo (en realidad, un taller en el que trabajan 60 personas) formado por Lonneke Gordgin (1980) y Ralph Nauta (1978), fundado en 2007 y con sede en Ámsterdam. Son conocidos por sus ‘performances’, espectaculares instalaciones y esculturas cinéticas, producen muy poco y al parecer es imposible conseguir piezas suyas, por lo que el director y comisario, Rodríguez Fominaya, se mostró encantado de haberse traído al MUSAC dos de sus mejores piezas cinéticas: ‘Amplitud’ y ‘Pradera’, ambas de 2017. Lo cierto es que el trabajo de este colectivo es perfectamente maravilloso: aseguran que la intención es que sus obras provoquen bienestar y una suerte de comunión entre personas merced a los ritmos lentos que las piezas generan; pero sucede también que los artefactos de Studio DRIFT tienen detrás años de estudio de fenómenos naturales y que estos se reproducen a la perfección en sus piezas porque estas son de una sofisticación técnica apabullante. Tanto ‘Amplitud’ –una onda gigante de tubos de cristal– como ‘Pradera’ –un campo de flores luminosas suspendidas del techo– son piezas que parecen hechas para las inmensas salas del museo y no sorprende que el estudio haya optado por exponer aquí.Por lo demás, ‘Así como suceden las cosas, también nada sucede’, la aproximación a la colección del MUSAC de Mariano Mayer, podría ser un ensayo sobre los propósitos del conceptual: «La selección de obras y artistas convocados revisa los vínculos y las relaciones que el arte contemporáneo establece con las formas preexistentes para conformar un vocabulario de realización».Verano de 2025 en el MUSAC Luis Moro El bramido de la Tierra. Comisario: Fernando Castro. Cuatro estrellas. Secundino Hernández Estación total. Studio. Cuatro estrellas. DRIFT Amplitud / Pradera. Comisario: Álvaro Rodríguez Fominaya. Cuatro estrellas. MUSAC. León. Avenida de los Reyes Leonenes, 24. Hasta el 19 de octubre Y en la Sala 2, junto a la entrada, Yasumasa Morimura (1951): ‘Autorretratos a través de la Historia del Arte’ es una interpretación fotográfica de obras icónicas donde el artista se caracteriza para protagonizar piezas de Vermeer, Leonardo, Caravaggio, Rembarndt o Van Gogh, añadiendo un toque oriental que cortocircuita narrativas tradicionales.
Está en un buen momento el MUSAC. El proyecto de Álvaro Rodríguez Fominaya, que accedió al cargo en 2021, funciona (a costa de invertir gran parte del presupuesto en exposiciones con tirón, como las de Yoko Ono en 2022 o las de … Ai Wei Wei y Pipilotti Rist en 2024) y el público vuelve al museo. El edificio proyectado por Mansilla+Tuñón, de elegantes meandros y proporciones colosales –con enormes salas de más de diez metros de altura–, es una tentación para cualquier artista que quiera (y pueda) exponer obras monumentales.
Los tres que exponen actualmente, Luis Moro,Secundino Hernández y el Colectivo DRIFT, han superado el reto, y la oferta del museo para el verano, que se completa con una lectura de la colección permanente a cargo de Mariano Mayer y una pequeña exposición de retratos del japonés Yasumasa Morimura, es atractiva.
Diría que a Luis Moro (Segovia, 1969; Premio Castilla y León de las Artes 2022) le vino bien el confinamiento, que no fue tan drástico en México, donde reside la mitad del tiempo. ‘El bramido de la Tierra’, la exposición que comisaría Fernando Castro, tiene un tono crepuscular que no existía en su obra anterior, dedicada a metamorfosis e hibridaciones de criaturas diversas.
Moro es un sensible dibujante de animales y plantas –y su pintura, incluso cuando se trata de grandes formatos como los que ha realizado para esta cita, se basa en el trazo– y el trabajo con elementos gráficos pequeños, como imágenes de prensa o páginas de libros, además de la reclusión y el pesimismo que provocó la pandemia, acaso le forzaran a dotar de más dramatismo a sus visiones de la relación entre humanos y Naturaleza.
Reaparición animal
Castro ha acertado edificando la exposición sobre esas pequeñas pinturas sobre recortes de periódicos que se exponen en vitrinas y en las que aparecen especialmente esas escenas que tanto nos fascinaron –e inquietaron– durante el confinamiento: las de los animales adentrándose en áreas pobladas al poco de abandonarlas los humanos. «Los animales y la Naturaleza parecían «reaparecer» precisamente cuando nuestro furor destructivo tenía que «desacelerarse»», escribe.
Por su parte, la obra de Secundino Hernández (Madrid, 1975) también se ha impuesto al espacio, especialmente el espléndido conjunto de obras de la serie ‘Cuatro estaciones’ (2017), mucho más coloristas que el resto, que se exponen en la sala principal y que miden 461×300 cms. cada una. Piezas estas, por cierto, de carácter paisajístico, lo cual es excepcional en este artista, y que se exhiben por primera vez en España.
La muestra ‘Estación total’ reúne piezas de los últimos diez años de este pintor representado en una docena de grandes museos de Europa, Norteamérica y Asia y que sigue empeñado en desarrollar una abstracción propia y en gran medida deconstructiva al margen de tendencias e incluso de referentes históricos.
«Mi interés está en cómo la pintura sigue expandiendo sus límites, en cómo puede ser intervenida, sometida a tensiones, descompuesta, desmantelada y vuelta a ensamblar», declara. Lo cual suele hacer literal- mente, como se ve en las series aquí expuestas: borrando –«erosionando», diría él– las pinturas y recreándose en las huellas del proceso. O troceándolas y volviéndolas a componer utilizando las costuras –impecables y esenciales– para generar nuevas geometrías sutiles.



De arriba abajo, obra de la muestra ‘El bramido de la Tierra’, de Luis Moro; y ‘Park Life’ y ‘Four Seasons’, de Secundino Hernández
ABC
Por último, Studio DRIFT es un colectivo (en realidad, un taller en el que trabajan 60 personas) formado por Lonneke Gordgin (1980) y Ralph Nauta (1978), fundado en 2007 y con sede en Ámsterdam. Son conocidos por sus ‘performances’, espectaculares instalaciones y esculturas cinéticas, producen muy poco y al parecer es imposible conseguir piezas suyas, por lo que el director y comisario, Rodríguez Fominaya, se mostró encantado de haberse traído al MUSAC dos de sus mejores piezas cinéticas: ‘Amplitud’ y ‘Pradera’, ambas de 2017.
Lo cierto es que el trabajo de este colectivo es perfectamente maravilloso: aseguran que la intención es que sus obras provoquen bienestar y una suerte de comunión entre personas merced a los ritmos lentos que las piezas generan; pero sucede también que los artefactos de Studio DRIFT tienen detrás años de estudio de fenómenos naturales y que estos se reproducen a la perfección en sus piezas porque estas son de una sofisticación técnica apabullante. Tanto ‘Amplitud’ –una onda gigante de tubos de cristal– como ‘Pradera’ –un campo de flores luminosas suspendidas del techo– son piezas que parecen hechas para las inmensas salas del museo y no sorprende que el estudio haya optado por exponer aquí.
Por lo demás, ‘Así como suceden las cosas, también nada sucede’, la aproximación a la colección del MUSAC de Mariano Mayer, podría ser un ensayo sobre los propósitos del conceptual: «La selección de obras y artistas convocados revisa los vínculos y las relaciones que el arte contemporáneo establece con las formas preexistentes para conformar un vocabulario de realización».
Verano de 2025 en el MUSAC
Luis Moro El bramido de la Tierra. Comisario: Fernando Castro. Cuatro estrellas.
Secundino Hernández Estación total. Studio. Cuatro estrellas.
DRIFT Amplitud / Pradera. Comisario: Álvaro Rodríguez Fominaya. Cuatro estrellas.
MUSAC. León. Avenida de los Reyes Leonenes, 24. Hasta el 19 de octubre
Y en la Sala 2, junto a la entrada, Yasumasa Morimura (1951): ‘Autorretratos a través de la Historia del Arte’ es una interpretación fotográfica de obras icónicas donde el artista se caracteriza para protagonizar piezas de Vermeer, Leonardo, Caravaggio, Rembarndt o Van Gogh, añadiendo un toque oriental que cortocircuita narrativas tradicionales.
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