Me gusta que me gusten las series españolas. Me disgusta que no me gusten. Y que no entienda ni su existencia. Me pasa con ‘Su Majestad’ (Prime Video). Si Borja Cobeaga viene de ‘No me gusta conducir’ y Diego San José de ‘Celeste’, ¿cómo han llegado a esto? Esto es una serie sobre una heredera del trono, una viva la Virgen de TikTok que debe ponerse en primer plano de la institución porque su padre, el Rey, tiene un problema de dineros, una fortuna en paraísos fiscales. Y tiene que instalarse en el extranjero. La inspiración para la chica, aunque no se pare de hablar de Victoria Marichalar en las entrevistas, es, dicen los creadores, Estefanía de Mónaco en sus años jóvenes. A ver, entre ‘The Crown’ y ‘The Windsors’ hay muchas posibilidades. No esperaba un drama como el de Peter Morgan, tan ligero como didáctico. Tan desasnador como entretenido, tan convencional como notable. Y tampoco una comedia gamberra como ‘The Windsors’, donde todos son tontos y alguno, malvado. Solo se respetaba a Isabel II y un poco a Felipe de Edimburgo. El resto ejemplificaba las categorías esas por las que ha tenido que rectificar el gobierno argentino. Cualquiera de los personajes, príncipes, princesas, duquesas y otros, se ajustaba a lo de idiota, imbécil, débil mental profundo, débil mental moderado y débil mental leve. Pero lo de ‘Su Majestad’ no sé qué es. Una comedia, vale. Pero no le veo la gracia, pese a Anna Castillo. Quizá en España no sabemos retorcer un material tan delicado. A no ser que nos vayamos al siglo XVIII, como en la divertida ‘La vida breve’ (Movistar Plus +) con el reinado de Luis I, hijo de Felipe V. Esa sí ha salido bien. Quizá porque también en la monarquía española el humor es tragedia más tiempo. Una cosa es que cuando vimos ‘Felipe y Letizia’, comedia involuntaria, nos riéramos de que Don Juan Carlos y Doña Sofía se quisieran. Pero esto de la heredera del trono de España es un drama involuntario. Y, en todo caso, una mata que no ha echado. Lástima. Tampoco voy a lanzar las campanas al vuelo por la esperada ‘Soviet Jeans’ (Filmin). La idea de la serie letona sigue siendo estupenda. Un drama ligero sobre la Letonia soviética. Y está bien, es una buena producción. En los años 70 un joven aficionado al rock y a cualquier cosa que venga de EE.UU. es ingresado en un psiquiátrico por motivos políticos y allí fabrica y distribuye vaqueros falsificados. Stanislav Tokalovs, director, guionista y showrunner con la búlgara Teodora Markova, dice que era absurdo que la KGB se dedicara a proteger a los jóvenes de la música, los libros o los vaqueros. Y decidió tirar de ello. Ha contado a José Manuel Freire por qué ha podido hacer una serie de buen nivel. La considera el principio de una industria: «Solo fue posible gracias a los fondos de recuperación de la Covid». Amárrame los pavos.Estoy como Anna Castillo en ‘Arde Madrid’: «Yo lo que quiero es morirme». Me gusta que me gusten las series españolas. Me disgusta que no me gusten. Y que no entienda ni su existencia. Me pasa con ‘Su Majestad’ (Prime Video). Si Borja Cobeaga viene de ‘No me gusta conducir’ y Diego San José de ‘Celeste’, ¿cómo han llegado a esto? Esto es una serie sobre una heredera del trono, una viva la Virgen de TikTok que debe ponerse en primer plano de la institución porque su padre, el Rey, tiene un problema de dineros, una fortuna en paraísos fiscales. Y tiene que instalarse en el extranjero. La inspiración para la chica, aunque no se pare de hablar de Victoria Marichalar en las entrevistas, es, dicen los creadores, Estefanía de Mónaco en sus años jóvenes. A ver, entre ‘The Crown’ y ‘The Windsors’ hay muchas posibilidades. No esperaba un drama como el de Peter Morgan, tan ligero como didáctico. Tan desasnador como entretenido, tan convencional como notable. Y tampoco una comedia gamberra como ‘The Windsors’, donde todos son tontos y alguno, malvado. Solo se respetaba a Isabel II y un poco a Felipe de Edimburgo. El resto ejemplificaba las categorías esas por las que ha tenido que rectificar el gobierno argentino. Cualquiera de los personajes, príncipes, princesas, duquesas y otros, se ajustaba a lo de idiota, imbécil, débil mental profundo, débil mental moderado y débil mental leve. Pero lo de ‘Su Majestad’ no sé qué es. Una comedia, vale. Pero no le veo la gracia, pese a Anna Castillo. Quizá en España no sabemos retorcer un material tan delicado. A no ser que nos vayamos al siglo XVIII, como en la divertida ‘La vida breve’ (Movistar Plus +) con el reinado de Luis I, hijo de Felipe V. Esa sí ha salido bien. Quizá porque también en la monarquía española el humor es tragedia más tiempo. Una cosa es que cuando vimos ‘Felipe y Letizia’, comedia involuntaria, nos riéramos de que Don Juan Carlos y Doña Sofía se quisieran. Pero esto de la heredera del trono de España es un drama involuntario. Y, en todo caso, una mata que no ha echado. Lástima. Tampoco voy a lanzar las campanas al vuelo por la esperada ‘Soviet Jeans’ (Filmin). La idea de la serie letona sigue siendo estupenda. Un drama ligero sobre la Letonia soviética. Y está bien, es una buena producción. En los años 70 un joven aficionado al rock y a cualquier cosa que venga de EE.UU. es ingresado en un psiquiátrico por motivos políticos y allí fabrica y distribuye vaqueros falsificados. Stanislav Tokalovs, director, guionista y showrunner con la búlgara Teodora Markova, dice que era absurdo que la KGB se dedicara a proteger a los jóvenes de la música, los libros o los vaqueros. Y decidió tirar de ello. Ha contado a José Manuel Freire por qué ha podido hacer una serie de buen nivel. La considera el principio de una industria: «Solo fue posible gracias a los fondos de recuperación de la Covid». Amárrame los pavos.Estoy como Anna Castillo en ‘Arde Madrid’: «Yo lo que quiero es morirme».
TVEO
Lo de ‘Su Majestad’ no sé qué es. Una comedia, vale. Pero no le veo la gracia
Me gusta que me gusten las series españolas. Me disgusta que no me gusten. Y que no entienda ni su existencia. Me pasa con ‘Su Majestad’ (Prime Video). Si Borja Cobeaga viene de ‘No me gusta conducir’ y Diego San José de ‘Celeste’, ¿ … cómo han llegado a esto? Esto es una serie sobre una heredera del trono, una viva la Virgen de TikTok que debe ponerse en primer plano de la institución porque su padre, el Rey, tiene un problema de dineros, una fortuna en paraísos fiscales. Y tiene que instalarse en el extranjero. La inspiración para la chica, aunque no se pare de hablar de Victoria Marichalar en las entrevistas, es, dicen los creadores, Estefanía de Mónaco en sus años jóvenes.
A ver, entre ‘The Crown’ y ‘The Windsors’ hay muchas posibilidades. No esperaba un drama como el de Peter Morgan, tan ligero como didáctico. Tan desasnador como entretenido, tan convencional como notable. Y tampoco una comedia gamberra como ‘The Windsors’, donde todos son tontos y alguno, malvado. Solo se respetaba a Isabel II y un poco a Felipe de Edimburgo. El resto ejemplificaba las categorías esas por las que ha tenido que rectificar el gobierno argentino. Cualquiera de los personajes, príncipes, princesas, duquesas y otros, se ajustaba a lo de idiota, imbécil, débil mental profundo, débil mental moderado y débil mental leve. Pero lo de ‘Su Majestad’ no sé qué es. Una comedia, vale. Pero no le veo la gracia, pese a Anna Castillo. Quizá en España no sabemos retorcer un material tan delicado. A no ser que nos vayamos al siglo XVIII, como en la divertida ‘La vida breve’ (Movistar Plus +) con el reinado de Luis I, hijo de Felipe V. Esa sí ha salido bien. Quizá porque también en la monarquía española el humor es tragedia más tiempo. Una cosa es que cuando vimos ‘Felipe y Letizia’, comedia involuntaria, nos riéramos de que Don Juan Carlos y Doña Sofía se quisieran. Pero esto de la heredera del trono de España es un drama involuntario. Y, en todo caso, una mata que no ha echado. Lástima.
Tampoco voy a lanzar las campanas al vuelo por la esperada ‘Soviet Jeans’ (Filmin). La idea de la serie letona sigue siendo estupenda. Un drama ligero sobre la Letonia soviética. Y está bien, es una buena producción. En los años 70 un joven aficionado al rock y a cualquier cosa que venga de EE.UU. es ingresado en un psiquiátrico por motivos políticos y allí fabrica y distribuye vaqueros falsificados. Stanislav Tokalovs, director, guionista y showrunner con la búlgara Teodora Markova, dice que era absurdo que la KGB se dedicara a proteger a los jóvenes de la música, los libros o los vaqueros. Y decidió tirar de ello. Ha contado a José Manuel Freire por qué ha podido hacer una serie de buen nivel. La considera el principio de una industria: «Solo fue posible gracias a los fondos de recuperación de la Covid». Amárrame los pavos.
Estoy como Anna Castillo en ‘Arde Madrid’: «Yo lo que quiero es morirme».
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