A Begoña (48) le gustan los ‘macho men’. «Que tengan abdominales, buen cuerpo, vistan bien…». También los quiere «simpáticos, charlatanes, que no sean calvos y muy españoles». «Acabo de ver la serie ‘Crónicas vampíricas’ y el protagonista, Damon, ( Ian Somerhalder ), está muy bien. Es un morenote de ojos claritos», añadió como extra a la lista de requisitos que la peluquera jubilada impuso a los celestinos de ‘First Dates ‘. Desde luego era complicado que el equipo del programa pudiera encontrar una cita para Begoña que se ajustara con su prototipo. Y Fernando (50), un jefe de turno en una empresa de seguridad de Madrid, poco o nada se parecía al hombre que la soltera esperaba ver aparecer por la puerta. La expresión de su cara era un libro abierto, pero tampoco se cortó un pelo a la hora de dar su veredicto sobre su pretendiente ante las cámaras. «Se me parece a Cantinflas . Es un personaje que antiguamente estaba bien, pero en el siglo XXI no es el prototipo de hombre que me llena». A él, en cambio, sí que Begoñ a le pareció una mujer atractiva. Noticia Relacionada estandar No El equipo de ‘First Dates’ tiene que frenar a un soltero por saltarse los límites con su cita: «Hay que frenar esto» María Robert La primera vez que Pablo participó en el programa no tuvo suerte, pero esta vez vivió un flechazo con Lola Fernando es un apasionado del mundo vikingo, «los veo unos hombres fuertes, rudos, bastante inteligentes y adelantados a la época». De hecho, se ha visto la serie ‘Vikingos’ varias veces y le encanta el protagonista, Ragnar Lothbrok. Eso sí, «como vikingo, no como hombre. Los hombres no me gustan», aclaró. Begoña acepta un beso «por no hacerle un feo» Para romper el hielo los solteros compartieron lo único que acabaron teniendo en común: un divorcio complicado con hijos de por medio. Pero Begoña no puso el menor interés en que la velada fluyera y se limitó a seguir la conversación con desgana. O más bien se dedicó a sacarle pegas a lo que él le contaba sobre su vida. Lo juzgó por no tener relación con su hijo por tema de la separación de su ex. Igual que cuando este le contó que trabaja en una empresa de seguridad, aunque especificando que no era vigilante de seguridad. «No me gusta, o sea, que me da igual lo que sea. Me va a dar lo mismo», admitía al equipo del programa. El final de la cita CuatroEn uno de los pocos momentos en los que se le soltó la lengua para hablar de sí misma, Begoña le explicó que está jubilada «por un tema de alergias a los productos químicos de mi profesión, pero en este momento me dedico a hacer lo que me apetece y soy muy feliz. Tengo alma de artista y me encanta restaurar muebles, hacerme mi propia ropa… Mi vida es fascinante, dedico mi vida a mí y vivo de mi pensión». El soltero, por su parte, se interesó por los tatuajes de Begoña y ella aprovechó para desentrañar el motivo de su particular look. Fernando confesó que pretendía dejarse coleta para parecer un vikingo. «Esas mechas y esa perilla no le hacen justicia. No tiene la forma de vestir que a mí me gusta, no me gustan las gafas en un chico… Que no me gusta, que no», criticaba a las cámaras la comensal. Sin embargo, en el reservado B egoña aparcaba toda reticencia para hacerse fotos con su cita y jugar a los papelitos del amor. Les tocó darse un beso sexy y ella aceptaba el gesto de Fernando «por no hacerle el feo al chaval, le he visto muy entusiasmado».Al cabo de un rato, con la decisión final vista para sentencia, él aceptaba una segunda cita porque le había parecido una mujer muy interesante. Ella, no obstante, se mantenía firme en que no le interesaba, pues físicamente no le atraía para tener una relación. A Begoña (48) le gustan los ‘macho men’. «Que tengan abdominales, buen cuerpo, vistan bien…». También los quiere «simpáticos, charlatanes, que no sean calvos y muy españoles». «Acabo de ver la serie ‘Crónicas vampíricas’ y el protagonista, Damon, ( Ian Somerhalder ), está muy bien. Es un morenote de ojos claritos», añadió como extra a la lista de requisitos que la peluquera jubilada impuso a los celestinos de ‘First Dates ‘. Desde luego era complicado que el equipo del programa pudiera encontrar una cita para Begoña que se ajustara con su prototipo. Y Fernando (50), un jefe de turno en una empresa de seguridad de Madrid, poco o nada se parecía al hombre que la soltera esperaba ver aparecer por la puerta. La expresión de su cara era un libro abierto, pero tampoco se cortó un pelo a la hora de dar su veredicto sobre su pretendiente ante las cámaras. «Se me parece a Cantinflas . Es un personaje que antiguamente estaba bien, pero en el siglo XXI no es el prototipo de hombre que me llena». A él, en cambio, sí que Begoñ a le pareció una mujer atractiva. Noticia Relacionada estandar No El equipo de ‘First Dates’ tiene que frenar a un soltero por saltarse los límites con su cita: «Hay que frenar esto» María Robert La primera vez que Pablo participó en el programa no tuvo suerte, pero esta vez vivió un flechazo con Lola Fernando es un apasionado del mundo vikingo, «los veo unos hombres fuertes, rudos, bastante inteligentes y adelantados a la época». De hecho, se ha visto la serie ‘Vikingos’ varias veces y le encanta el protagonista, Ragnar Lothbrok. Eso sí, «como vikingo, no como hombre. Los hombres no me gustan», aclaró. Begoña acepta un beso «por no hacerle un feo» Para romper el hielo los solteros compartieron lo único que acabaron teniendo en común: un divorcio complicado con hijos de por medio. Pero Begoña no puso el menor interés en que la velada fluyera y se limitó a seguir la conversación con desgana. O más bien se dedicó a sacarle pegas a lo que él le contaba sobre su vida. Lo juzgó por no tener relación con su hijo por tema de la separación de su ex. Igual que cuando este le contó que trabaja en una empresa de seguridad, aunque especificando que no era vigilante de seguridad. «No me gusta, o sea, que me da igual lo que sea. Me va a dar lo mismo», admitía al equipo del programa. El final de la cita CuatroEn uno de los pocos momentos en los que se le soltó la lengua para hablar de sí misma, Begoña le explicó que está jubilada «por un tema de alergias a los productos químicos de mi profesión, pero en este momento me dedico a hacer lo que me apetece y soy muy feliz. Tengo alma de artista y me encanta restaurar muebles, hacerme mi propia ropa… Mi vida es fascinante, dedico mi vida a mí y vivo de mi pensión». El soltero, por su parte, se interesó por los tatuajes de Begoña y ella aprovechó para desentrañar el motivo de su particular look. Fernando confesó que pretendía dejarse coleta para parecer un vikingo. «Esas mechas y esa perilla no le hacen justicia. No tiene la forma de vestir que a mí me gusta, no me gustan las gafas en un chico… Que no me gusta, que no», criticaba a las cámaras la comensal. Sin embargo, en el reservado B egoña aparcaba toda reticencia para hacerse fotos con su cita y jugar a los papelitos del amor. Les tocó darse un beso sexy y ella aceptaba el gesto de Fernando «por no hacerle el feo al chaval, le he visto muy entusiasmado».Al cabo de un rato, con la decisión final vista para sentencia, él aceptaba una segunda cita porque le había parecido una mujer muy interesante. Ella, no obstante, se mantenía firme en que no le interesaba, pues físicamente no le atraía para tener una relación.
A Begoña (48) le gustan los ‘macho men’. «Que tengan abdominales, buen cuerpo, vistan bien…». También los quiere «simpáticos, charlatanes, que no sean calvos y muy españoles». «Acabo de ver la serie ‘Crónicas vampíricas’ y el protagonista, Damon, (Ian Somerhalder), está muy bien. Es un morenote de ojos claritos», añadió como extra a la lista de requisitos que la peluquera jubilada impuso a los celestinos de ‘First Dates‘.
Desde luego era complicado que el equipo del programa pudiera encontrar una cita para Begoña que se ajustara con su prototipo. Y Fernando (50), un jefe de turno en una empresa de seguridad de Madrid, poco o nada se parecía al hombre que la soltera esperaba ver aparecer por la puerta. La expresión de su cara era un libro abierto, pero tampoco se cortó un pelo a la hora de dar su veredicto sobre su pretendiente ante las cámaras. «Se me parece a Cantinflas. Es un personaje que antiguamente estaba bien, pero en el siglo XXI no es el prototipo de hombre que me llena». A él, en cambio, sí que Begoña le pareció una mujer atractiva.
Fernando es un apasionado del mundo vikingo, «los veo unos hombres fuertes, rudos, bastante inteligentes y adelantados a la época». De hecho, se ha visto la serie ‘Vikingos’ varias veces y le encanta el protagonista, Ragnar Lothbrok. Eso sí, «como vikingo, no como hombre. Los hombres no me gustan», aclaró.
Begoña acepta un beso «por no hacerle un feo»
Para romper el hielo los solteros compartieron lo único que acabaron teniendo en común: un divorcio complicado con hijos de por medio. Pero Begoña no puso el menor interés en que la velada fluyera y se limitó a seguir la conversación con desgana. O más bien se dedicó a sacarle pegas a lo que él le contaba sobre su vida. Lo juzgó por no tener relación con su hijo por tema de la separación de su ex.
Igual que cuando este le contó que trabaja en una empresa de seguridad, aunque especificando que no era vigilante de seguridad. «No me gusta, o sea, que me da igual lo que sea. Me va a dar lo mismo», admitía al equipo del programa.
Cuatro
En uno de los pocos momentos en los que se le soltó la lengua para hablar de sí misma, Begoña le explicó que está jubilada «por un tema de alergias a los productos químicos de mi profesión, pero en este momento me dedico a hacer lo que me apetece y soy muy feliz. Tengo alma de artista y me encanta restaurar muebles, hacerme mi propia ropa… Mi vida es fascinante, dedico mi vida a mí y vivo de mi pensión».
El soltero, por su parte, se interesó por los tatuajes de Begoña y ella aprovechó para desentrañar el motivo de su particular look. Fernando confesó que pretendía dejarse coleta para parecer un vikingo. «Esas mechas y esa perilla no le hacen justicia. No tiene la forma de vestir que a mí me gusta, no me gustan las gafas en un chico… Que no me gusta, que no», criticaba a las cámaras la comensal.
Sin embargo, en el reservado Begoña aparcaba toda reticencia para hacerse fotos con su cita y jugar a los papelitos del amor. Les tocó darse un beso sexy y ella aceptaba el gesto de Fernando «por no hacerle el feo al chaval, le he visto muy entusiasmado».
Al cabo de un rato, con la decisión final vista para sentencia, él aceptaba una segunda cita porque le había parecido una mujer muy interesante. Ella, no obstante, se mantenía firme en que no le interesaba, pues físicamente no le atraía para tener una relación.
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