‘First Dates ‘ cumplió hace unos días 2.000 programas repartiendo amor entre sus comensales. La tasa de ‘matches’ de los celestinos del programa de Cuatro es elevada. Por otra parte, no todos los solteros que pasan por el restaurante tienen suerte encontrando a su media naranja. Como en la vida misma. En el mejor de los casos ambos miembros de la pareja ven claro que entre ellos no hay química suficiente; otras veces, en cambio, uno de ellos tiene que pasar por el mal trago de ser rechazado. Es lo que le sucedió a María (74), quien rompió a llorar cuando Pedro rompió todas sus ilusiones. El soltero, que no quiso decir su edad porque no le gusta hacerlo, se presentó en el programa con mucho ánimo e ilusión por encontrar a una compañera de vida con la que pasar «los años que me quedan». La quería «guapa por dentro», aunque dejando caer que también «es agradable ver a una mujer bonita». Noticia Relacionada Cuatro estandar No La ideología política de un soltero hace saltar por los aires su cita en ‘First Dates’: «Muy carca» Mari Carmen Parra Carmen dijo ‘hasta aquí’ a Julio cuando entró en juego el tema de la política durante la velada en el restaurante de la cadena de MediasetAllí Pedro conoció a María , una enfermera jubilada que se presentó como una mujer «alegre, risueña, amorosa, cariñosa y detallista». Pero sin suerte en el amor. A la mujer le gustaría encontrar a un hombre parecido a Carlos Sobera, por lo que Pedro , a priori, no satisfizo sus expectativas. «Me hubiera gustado un poco más alto, pero bueno…», reveló ante las cámaras al ser preguntada por la primera impresión que su cita le causó. Él tampoco quedó excesivamente contento, pues María le pareció demasiado rubia. María se ilusiona con Pedro, pero él no la considera su tipo Pese a todo, pusieron ganas en conocerse. Durante la cena la soltera le contó que estuvo casada, mientras que su compañero de velada reveló que está separado tras 35 años de matrimonio. A María , muy religiosa, no le gustó demasiado que no estuviera divorciado con todas las de la ley. Sin embargo, la conversación fluyó, conectaron y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. Además, ambos buscaban lo mismo: una pareja para toda la vida. María se desahogó sobre su mala suerte en las relaciones. «Me siento muy sola, no he tenido suerte en el amor. Me ha pasado por ser buena. Yo no tengo malos sentimientos». A corazón abierto, se acordó también de su madre, momento en el que se le saltaron las lágrimas. «Ella para nosotros era madre y hermana», le explicó a su cita. María y Pedro cenando en el restaurante del amor Cuatro Pero Pedro no se conmovió. Es más, a esas alturas ya había decidido que no la veía como pareja, y durante su visita a la sala de intimidad del restaurante así lo expresó en los totales. Todo lo contrario a María, que manifestó encantamiento con su pretendiente y llegó a pensar que eran «almas gemelas». Una vez en llegado el momento de la decisión final, María no tenía duda: quería seguir conociéndolo, una posibilidad que la tenía de lo más ilusionada. Por eso le sentó como un jarro de agua fría el ‘no’ de su cita. «No eres mi tipo. Nada más. Yo estoy buscando otro tipo, otro ideal de mujer». Al escuchar esas palabras por boca de Pedro , le cambió la cara. «No te enfades», le pidió él, dándose cuenta. «¿Por qué me voy a enfadar? No le voy a obligar a que tenga una segunda cita. Por esto no voy ni a llorar ni a dejar de buscar el amor. Sigo buscando el amor, a mi alma gemela. Creí que contigo la iba a conseguir, pero me equivoqué. Consigue a tu media naranja», reaccionó ella. Después se levantó y se marchó sin darle dos besos ni despedirse. ‘First Dates ‘ cumplió hace unos días 2.000 programas repartiendo amor entre sus comensales. La tasa de ‘matches’ de los celestinos del programa de Cuatro es elevada. Por otra parte, no todos los solteros que pasan por el restaurante tienen suerte encontrando a su media naranja. Como en la vida misma. En el mejor de los casos ambos miembros de la pareja ven claro que entre ellos no hay química suficiente; otras veces, en cambio, uno de ellos tiene que pasar por el mal trago de ser rechazado. Es lo que le sucedió a María (74), quien rompió a llorar cuando Pedro rompió todas sus ilusiones. El soltero, que no quiso decir su edad porque no le gusta hacerlo, se presentó en el programa con mucho ánimo e ilusión por encontrar a una compañera de vida con la que pasar «los años que me quedan». La quería «guapa por dentro», aunque dejando caer que también «es agradable ver a una mujer bonita». Noticia Relacionada Cuatro estandar No La ideología política de un soltero hace saltar por los aires su cita en ‘First Dates’: «Muy carca» Mari Carmen Parra Carmen dijo ‘hasta aquí’ a Julio cuando entró en juego el tema de la política durante la velada en el restaurante de la cadena de MediasetAllí Pedro conoció a María , una enfermera jubilada que se presentó como una mujer «alegre, risueña, amorosa, cariñosa y detallista». Pero sin suerte en el amor. A la mujer le gustaría encontrar a un hombre parecido a Carlos Sobera, por lo que Pedro , a priori, no satisfizo sus expectativas. «Me hubiera gustado un poco más alto, pero bueno…», reveló ante las cámaras al ser preguntada por la primera impresión que su cita le causó. Él tampoco quedó excesivamente contento, pues María le pareció demasiado rubia. María se ilusiona con Pedro, pero él no la considera su tipo Pese a todo, pusieron ganas en conocerse. Durante la cena la soltera le contó que estuvo casada, mientras que su compañero de velada reveló que está separado tras 35 años de matrimonio. A María , muy religiosa, no le gustó demasiado que no estuviera divorciado con todas las de la ley. Sin embargo, la conversación fluyó, conectaron y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. Además, ambos buscaban lo mismo: una pareja para toda la vida. María se desahogó sobre su mala suerte en las relaciones. «Me siento muy sola, no he tenido suerte en el amor. Me ha pasado por ser buena. Yo no tengo malos sentimientos». A corazón abierto, se acordó también de su madre, momento en el que se le saltaron las lágrimas. «Ella para nosotros era madre y hermana», le explicó a su cita. María y Pedro cenando en el restaurante del amor Cuatro Pero Pedro no se conmovió. Es más, a esas alturas ya había decidido que no la veía como pareja, y durante su visita a la sala de intimidad del restaurante así lo expresó en los totales. Todo lo contrario a María, que manifestó encantamiento con su pretendiente y llegó a pensar que eran «almas gemelas». Una vez en llegado el momento de la decisión final, María no tenía duda: quería seguir conociéndolo, una posibilidad que la tenía de lo más ilusionada. Por eso le sentó como un jarro de agua fría el ‘no’ de su cita. «No eres mi tipo. Nada más. Yo estoy buscando otro tipo, otro ideal de mujer». Al escuchar esas palabras por boca de Pedro , le cambió la cara. «No te enfades», le pidió él, dándose cuenta. «¿Por qué me voy a enfadar? No le voy a obligar a que tenga una segunda cita. Por esto no voy ni a llorar ni a dejar de buscar el amor. Sigo buscando el amor, a mi alma gemela. Creí que contigo la iba a conseguir, pero me equivoqué. Consigue a tu media naranja», reaccionó ella. Después se levantó y se marchó sin darle dos besos ni despedirse.
María creyó haber encontrado a su media naranja en el programa de Cuatro, pero se llevó una gran desilusión con la decisión de Pedro
‘First Dates‘ cumplió hace unos días 2.000 programas repartiendo amor entre sus comensales. La tasa de ‘matches’ de los celestinos del programa de Cuatro es elevada. Por otra parte, no todos los solteros que pasan por el restaurante tienen suerte encontrando a su media naranja. Como en la vida misma. En el mejor de los casos ambos miembros de la pareja ven claro que entre ellos no hay química suficiente; otras veces, en cambio, uno de ellos tiene que pasar por el mal trago de ser rechazado. Es lo que le sucedió a María (74), quien rompió a llorar cuando Pedro rompió todas sus ilusiones.
El soltero, que no quiso decir su edad porque no le gusta hacerlo, se presentó en el programa con mucho ánimo e ilusión por encontrar a una compañera de vida con la que pasar «los años que me quedan». La quería «guapa por dentro», aunque dejando caer que también «es agradable ver a una mujer bonita».
Allí Pedro conoció a María, una enfermera jubilada que se presentó como una mujer «alegre, risueña, amorosa, cariñosa y detallista». Pero sin suerte en el amor.
A la mujer le gustaría encontrar a un hombre parecido a Carlos Sobera, por lo que Pedro, a priori, no satisfizo sus expectativas. «Me hubiera gustado un poco más alto, pero bueno…», reveló ante las cámaras al ser preguntada por la primera impresión que su cita le causó. Él tampoco quedó excesivamente contento, pues María le pareció demasiado rubia.
María se ilusiona con Pedro, pero él no la considera su tipo
Pese a todo, pusieron ganas en conocerse. Durante la cena la soltera le contó que estuvo casada, mientras que su compañero de velada reveló que está separado tras 35 años de matrimonio. A María, muy religiosa, no le gustó demasiado que no estuviera divorciado con todas las de la ley.
Sin embargo, la conversación fluyó, conectaron y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. Además, ambos buscaban lo mismo: una pareja para toda la vida. María se desahogó sobre su mala suerte en las relaciones. «Me siento muy sola, no he tenido suerte en el amor. Me ha pasado por ser buena. Yo no tengo malos sentimientos». A corazón abierto, se acordó también de su madre, momento en el que se le saltaron las lágrimas. «Ella para nosotros era madre y hermana», le explicó a su cita.
Pero Pedro no se conmovió. Es más, a esas alturas ya había decidido que no la veía como pareja, y durante su visita a la sala de intimidad del restaurante así lo expresó en los totales. Todo lo contrario a María, que manifestó encantamiento con su pretendiente y llegó a pensar que eran «almas gemelas».
Una vez en llegado el momento de la decisión final, María no tenía duda: quería seguir conociéndolo, una posibilidad que la tenía de lo más ilusionada. Por eso le sentó como un jarro de agua fría el ‘no’ de su cita. «No eres mi tipo. Nada más. Yo estoy buscando otro tipo, otro ideal de mujer». Al escuchar esas palabras por boca de Pedro, le cambió la cara. «No te enfades», le pidió él, dándose cuenta.
«¿Por qué me voy a enfadar? No le voy a obligar a que tenga una segunda cita. Por esto no voy ni a llorar ni a dejar de buscar el amor. Sigo buscando el amor, a mi alma gemela. Creí que contigo la iba a conseguir, pero me equivoqué. Consigue a tu media naranja», reaccionó ella. Después se levantó y se marchó sin darle dos besos ni despedirse.
RSS de noticias de play