María Ovelar (Alicante, 43 años) lleva décadas dedicada a la letra impresa a través de sus trabajos como periodista, poeta y traductora. No obstante, ha decidido dar un salto más para adentrarse por primera vez en el mundo de la novela a través de Suya era la noche (Consonni), un viaje introspectivo en el que toma como referencia el mundo de la fiesta nocturna madrileña para reflexionar sobre el placer y el dolor, el deseo y la culpa, el miedo y la capacidad de saltar al abismo. “El género de la novela no es nuevo para mí, aunque hasta ese momento no había publicado nada. Soy una mujer de principios, pero los finales, en general, me cuestan más. Esta novela lleva seis años gestándose”, confiesa. La historia, comenta, explora la tensión entre la necesidad de ser vista y el hallazgo de ser quien una es.
La premisa sirve a la autora para adentrarse en algo tan actual como el despertar de la conciencia personal y colectiva que las mujeres han protagonizado en los últimos años. “Estos personajes recorren un camino de búsqueda de identidad. Durante un tiempo, han anestesiado su sentir a través de encuentros sexuales, alcohol y drogas, evitando enfrentarse a lo que consideran erróneo y cargando con la culpa”, asegura Ovelar. En todo esto, la moda tiene un papel fundamental. La repetición de ciertas prendas de vestir refleja la evolución interna de los protagonistas. Esto se percibe incluso en detalles como la manera que algunos personajes tienen de arreglarse el pelo o el tipo de zapatillas que utilizan. “Al inicio se nota un esfuerzo por encajar, por cumplir con lo que se espera, y al final, cuando se liberan, ese mismo uniforme se resignifica. La estética pasa de ser una obligación a ser una elección personal, un reflejo de la lucha interna por encontrar y definir su propio placer y autenticidad”, dice Ovelar.
Todo ello, mientras se explora la relación entre las protagonistas: “Mireia, cuyo nombre evoca espejo en algunas culturas, y Victoria mantienen una relación compleja en la que, al inicio, no se sabe si se aman o se odian. Así se construye una dualidad entre la autodestrucción y la afirmación personal mediante el placer”, comenta. Al principio del libro, los personajes se dejan llevar por una ola hedonista, casi irracional, en la que se evaden los abusos y el dolor corporal. “El cuerpo no olvida, y así lo quise reflejar en las heridas en la piel de los protagonistas”, asegura Ovelar. Aunque no es estrictamente autobiográfica, la novela contiene muchos trazos de las noches de Ovelar por Madrid, las mismas que le abrieron las puertas de un mundo a veces sórdido que ahora ha querido plasmar. “Escribir la novela fue un proceso profundamente catártico. Para mí, escribir es bajar al cuerpo, a las vísceras”, comenta la traductora.
A través de la lectura de Suya era la noche, ahora Ovelar quiere invitar a que se renegocie el contrato social entre hombres y mujeres para renovar el entendimiento y la complicidad al tiempo que exige que quienes han cometido abusos reconozcan su parte. “Los primeros en publicar los titulares sobre el #MeToo y La manada fueron los medios de comunicación, pero todavía no ha habido un gran #MeToo dentro de los medios. Estamos todavía muy al principio de todo lo que tiene que suceder para que realmente haya una catarsis y una redención colectiva”, afirma la escritora.
Es por esto que para Ovelar es importante que, al leer Suya era la noche, las mujeres se sientan validadas. “No deben culparse por haber vivido relaciones tóxicas o abusivas. Desde fuera es fácil ver la situación, pero cuando se está dentro resulta casi imposible salir”, asegura la periodista. Eso sí: Ovelar reconoce que si los protagonistas vivieran en el Madrid de 2025, Mireia ya no residiría en barrios tradicionales como Lavapiés, sino que se habría ido de la ciudad. “Es un periodo en el que, a pesar de todo, se está renovando la posibilidad de crear una vida más sana y auténtica, en la que cada uno asuma su propia sexualidad y deseo sin presiones externas”.
La poeta y periodista María Ovelar debuta como novelista con una historia que explora el amor y el dolor, la noche madrileña y sus abusos
La poeta y periodista María Ovelar debuta como novelista con una historia que explora el amor y el dolor, la noche madrileña y sus abusos


María Ovelar (Alicante, 43 años) lleva décadas dedicada a la letra impresa a través de sus trabajos como periodista, poeta y traductora. No obstante, ha decidido dar un salto más para adentrarse por primera vez en el mundo de la novela a través de Suya era la noche (Consonni), un viaje introspectivo en el que toma como referencia el mundo de la fiesta nocturna madrileña para reflexionar sobre el placer y el dolor, el deseo y la culpa, el miedo y la capacidad de saltar al abismo. “El género de la novela no es nuevo para mí, aunque hasta ese momento no había publicado nada. Soy una mujer de principios, pero los finales, en general, me cuestan más. Esta novela lleva seis años gestándose”, confiesa. La historia, comenta, explora la tensión entre la necesidad de ser vista y el hallazgo de ser quien una es.

La premisa sirve a la autora para adentrarse en algo tan actual como el despertar de la conciencia personal y colectiva que las mujeres han protagonizado en los últimos años. “Estos personajes recorren un camino de búsqueda de identidad. Durante un tiempo, han anestesiado su sentir a través de encuentros sexuales, alcohol y drogas, evitando enfrentarse a lo que consideran erróneo y cargando con la culpa”, asegura Ovelar. En todo esto, la moda tiene un papel fundamental. La repetición de ciertas prendas de vestir refleja la evolución interna de los protagonistas. Esto se percibe incluso en detalles como la manera que algunos personajes tienen de arreglarse el pelo o el tipo de zapatillas que utilizan. “Al inicio se nota un esfuerzo por encajar, por cumplir con lo que se espera, y al final, cuando se liberan, ese mismo uniforme se resignifica. La estética pasa de ser una obligación a ser una elección personal, un reflejo de la lucha interna por encontrar y definir su propio placer y autenticidad”, dice Ovelar.
Todo ello, mientras se explora la relación entre las protagonistas: “Mireia, cuyo nombre evoca espejo en algunas culturas, y Victoria mantienen una relación compleja en la que, al inicio, no se sabe si se aman o se odian. Así se construye una dualidad entre la autodestrucción y la afirmación personal mediante el placer”, comenta. Al principio del libro, los personajes se dejan llevar por una ola hedonista, casi irracional, en la que se evaden los abusos y el dolor corporal. “El cuerpo no olvida, y así lo quise reflejar en las heridas en la piel de los protagonistas”, asegura Ovelar. Aunque no es estrictamente autobiográfica, la novela contiene muchos trazos de las noches de Ovelar por Madrid, las mismas que le abrieron las puertas de un mundo a veces sórdido que ahora ha querido plasmar. “Escribir la novela fue un proceso profundamente catártico. Para mí, escribir es bajar al cuerpo, a las vísceras”, comenta la traductora.
A través de la lectura de Suya era la noche, ahora Ovelar quiere invitar a que se renegocie el contrato social entre hombres y mujeres para renovar el entendimiento y la complicidad al tiempo que exige que quienes han cometido abusos reconozcan su parte. “Los primeros en publicar los titulares sobre el #MeToo y La manada fueron los medios de comunicación, pero todavía no ha habido un gran #MeToo dentro de los medios. Estamos todavía muy al principio de todo lo que tiene que suceder para que realmente haya una catarsis y una redención colectiva”, afirma la escritora.

Es por esto que para Ovelar es importante que, al leer Suya era la noche, las mujeres se sientan validadas. “No deben culparse por haber vivido relaciones tóxicas o abusivas. Desde fuera es fácil ver la situación, pero cuando se está dentro resulta casi imposible salir”, asegura la periodista. Eso sí: Ovelar reconoce que si los protagonistas vivieran en el Madrid de 2025, Mireia ya no residiría en barrios tradicionales como Lavapiés, sino que se habría ido de la ciudad. “Es un periodo en el que, a pesar de todo, se está renovando la posibilidad de crear una vida más sana y auténtica, en la que cada uno asuma su propia sexualidad y deseo sin presiones externas”.
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Sobre la firma

Es periodista de la edición de El PAÍS en Colombia. Anteriormente colaboró en EL PAÍS Madrid y El Confidencial en España. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster de periodismo UAM-EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.
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