Decía Winston Churchill que «la pintura es una distracción completa. No admito que interfiera con el desempeño de las responsabilidades profesionales. Es curioso, si no único, que esta gran y absorbente actividad no sólo sea compatible con los trabajos más exigentes, sino que en realidad alivie su presión». Estas palabras, extraídas de su ensayo ‘Painting as a Pastime’, reflejan cómo el hombre que lideró a Gran Bretaña en sus horas más oscuras encontró en la pintura un refugio y una fuente de equilibrio emocional.Churchill descubrió la pintura a los 40 años, tras la amarga derrota de la campaña de Galípoli en la Primera Guerra Mundial. Como Primer Lord del Almirantazgo, había desempeñado un papel clave en la planificación de esa operación militar, que resultó ser un desastre, y la derrota acabó en su dimisión y le llevó a un período de aislamiento político, del que como cuenta la historia volvió con más fuerza. Desde entonces, este pasatiempo le permitió desconectar de las tensiones políticas mientras desarrollaba una faceta creativa poco conocida por el público. En sus lienzos –pintó alrededor de 500 cuadros– plasmó paisajes, escenas rurales y momentos de tranquilidad que contrastaban con la intensidad de su vida pública.Winston Churchill, según Leslie Illingworth, 1954 © PunchSin embargo, no todas las representaciones visuales que otros hicieron de él fueron de su agrado. En 1954, rechazó el famoso retrato que Graham Sutherland pintó para conmemorar su 80 cumpleaños, calificándolo como «una interpretación cruel». Finalmente, el retrato fue destruido en secreto por Clementine Churchill, quien consideró que no hacía justicia al legado de su esposo, un incidente que evidencia la relación compleja de Churchill con las representaciones artísticas de su figura, lo que hace aún más intrigante la idea de una exposición centrada en caricaturas satíricas que, lejos de idealizarlo, lo critican, se burlan de él y celebran su singularidad.Noticia Relacionada ¿Criminales? estandar No Seis preguntas para saber si las legiones romanas eran bestiales en batalla Manuel P. Villatoro ¿Respetaban al pueblo vencido?, ¿existían para los generales los conflictos justos e injustos? Analizamos la trastienda de la maquinaria de guerra más perfecta de la antigüedadY es que el Imperial War Museum (IWM) de Londres ha decidido conmemorar el 150 aniversario de su nacimiento con la exposición ‘Churchill in Cartoons: Satirising a Statesman’ ( Churchill en Caricaturas: satirizando a un estadista), una muestra que reúne 24 caricaturas originales, fechadas entre 1909 y 2003, que ofrecen una perspectiva única sobre cómo los caricaturistas interpretaron al famoso político a lo largo de su vida. Desde sus inicios hasta su apoteosis como líder de una potencia mundial en tiempos de guerra, pasando por sus controversias políticas y su legado contemporáneo, las viñetas reflejan tanto la percepción pública de su tiempo como el impacto duradero de su figura en la cultura popular.Folleto de propaganda japonesa, 1955 National Army MuseumEntre las piezas destacadas se encuentra una caricatura publicada en 1914 en la influyente revista de humor y sátira política británica, fundada en 1841 por Henry Mayhew y Ebenezer Landells, ‘Punch’, que representa a Churchill sosteniendo al dios romano Neptuno con aviones, aludiendo así a la creación del Servicio Aéreo Naval Real (en inglés Royal Naval Air Service), el brazo aéreo de la Marina Real Británica desde su creación en 1914 hasta el final de la Primera Guerra Mundial en 1918. Durante los años 30, conocidos como sus ‘años en el desierto’, una obra del australiano Will Dyson lo retrata como un policía iracundo persiguiendo una reforma india que avanza a paso de caracol, en referencia a su oposición a la autonomía del país asiático. Después, durante la Segunda Guerra Mundial, las caricaturas británicas ensalzaron su imagen como el gran líder bélico, mientras que la propaganda nazi lo denigró como un belicista. Una caricatura checa lo muestra huyendo de las bombas alemanas mientras se le culpa del bombardeo. En contraste, un dibujo de David Low de 1941 lo presenta junto a Franklin D. Roosevelt durante la Conferencia del Atlántico, destacando su papel como estratega global.La exposición también incluye viñetas contemporáneas que exploran su legado. Un ejemplo notable es una caricatura de Peter Schrank de 2003, que compara a Churchill con Tony Blair tras la invasión de Irak, en la que hace una reflexión sobre el impacto de ambos en sus respectivas épocas. Además, se presentan obras de caricaturistas de países como Estados Unidos, Rusia, Australia, Canadá y Nueva Zelanda, junto con viñetas de Alemania, Japón, Cuba y la que fuera la Unión Soviética, que ofrecen perspectivas internacionales sobre su figura.«Casi 150 años después de su nacimiento, Churchill sigue siendo una de las figuras públicas más reconocidas de la historia», comentó a la prensa Kate Clements, comisaria principal de la exposición, y añadió que «su imagen distintiva fue un regalo para los caricaturistas satíricos y, durante su carrera, especialmente en la Segunda Guerra Mundial, las caricaturas jugaron un papel importante en moldear cómo la gente pensaba sobre él». Según Clements, esta muestra invita a explorar la compleja trayectoria de Churchill desde una óptica diferente a la que el público está acostumbrado.Leslie Illingworth. ‘Que muchos deban mucho a estos pocos’. ‘Daily Mail’, 1940 © Associated NewspapersAl ver las obras, y conociendo algunos detalles sobre la vida del que fuera dos veces premier británico, es inevitable preguntarse qué pensaría él mismo de esta exposición. Un hombre que renegó de un retrato que consideraba indigno, ¿habría aceptado con humor estas viñetas? ¿O habría fumado su puro en silencio, tal vez con una media sonrisa sardónica, mientras contemplaba cómo incluso sus detractores no podían resistirse a caricaturizar su carácter monumental? Al público no le quedará más remedio que imaginarse una respuesta mientras disfruta, hasta el 23 de febrero, de esta muestra sobre un hombre que no pudo evitar convertirse, a la vez, en un mito y en un personaje para el arte y la sátira. Decía Winston Churchill que «la pintura es una distracción completa. No admito que interfiera con el desempeño de las responsabilidades profesionales. Es curioso, si no único, que esta gran y absorbente actividad no sólo sea compatible con los trabajos más exigentes, sino que en realidad alivie su presión». Estas palabras, extraídas de su ensayo ‘Painting as a Pastime’, reflejan cómo el hombre que lideró a Gran Bretaña en sus horas más oscuras encontró en la pintura un refugio y una fuente de equilibrio emocional.Churchill descubrió la pintura a los 40 años, tras la amarga derrota de la campaña de Galípoli en la Primera Guerra Mundial. Como Primer Lord del Almirantazgo, había desempeñado un papel clave en la planificación de esa operación militar, que resultó ser un desastre, y la derrota acabó en su dimisión y le llevó a un período de aislamiento político, del que como cuenta la historia volvió con más fuerza. Desde entonces, este pasatiempo le permitió desconectar de las tensiones políticas mientras desarrollaba una faceta creativa poco conocida por el público. En sus lienzos –pintó alrededor de 500 cuadros– plasmó paisajes, escenas rurales y momentos de tranquilidad que contrastaban con la intensidad de su vida pública.Winston Churchill, según Leslie Illingworth, 1954 © PunchSin embargo, no todas las representaciones visuales que otros hicieron de él fueron de su agrado. En 1954, rechazó el famoso retrato que Graham Sutherland pintó para conmemorar su 80 cumpleaños, calificándolo como «una interpretación cruel». Finalmente, el retrato fue destruido en secreto por Clementine Churchill, quien consideró que no hacía justicia al legado de su esposo, un incidente que evidencia la relación compleja de Churchill con las representaciones artísticas de su figura, lo que hace aún más intrigante la idea de una exposición centrada en caricaturas satíricas que, lejos de idealizarlo, lo critican, se burlan de él y celebran su singularidad.Noticia Relacionada ¿Criminales? estandar No Seis preguntas para saber si las legiones romanas eran bestiales en batalla Manuel P. Villatoro ¿Respetaban al pueblo vencido?, ¿existían para los generales los conflictos justos e injustos? Analizamos la trastienda de la maquinaria de guerra más perfecta de la antigüedadY es que el Imperial War Museum (IWM) de Londres ha decidido conmemorar el 150 aniversario de su nacimiento con la exposición ‘Churchill in Cartoons: Satirising a Statesman’ ( Churchill en Caricaturas: satirizando a un estadista), una muestra que reúne 24 caricaturas originales, fechadas entre 1909 y 2003, que ofrecen una perspectiva única sobre cómo los caricaturistas interpretaron al famoso político a lo largo de su vida. Desde sus inicios hasta su apoteosis como líder de una potencia mundial en tiempos de guerra, pasando por sus controversias políticas y su legado contemporáneo, las viñetas reflejan tanto la percepción pública de su tiempo como el impacto duradero de su figura en la cultura popular.Folleto de propaganda japonesa, 1955 National Army MuseumEntre las piezas destacadas se encuentra una caricatura publicada en 1914 en la influyente revista de humor y sátira política británica, fundada en 1841 por Henry Mayhew y Ebenezer Landells, ‘Punch’, que representa a Churchill sosteniendo al dios romano Neptuno con aviones, aludiendo así a la creación del Servicio Aéreo Naval Real (en inglés Royal Naval Air Service), el brazo aéreo de la Marina Real Británica desde su creación en 1914 hasta el final de la Primera Guerra Mundial en 1918. Durante los años 30, conocidos como sus ‘años en el desierto’, una obra del australiano Will Dyson lo retrata como un policía iracundo persiguiendo una reforma india que avanza a paso de caracol, en referencia a su oposición a la autonomía del país asiático. Después, durante la Segunda Guerra Mundial, las caricaturas británicas ensalzaron su imagen como el gran líder bélico, mientras que la propaganda nazi lo denigró como un belicista. Una caricatura checa lo muestra huyendo de las bombas alemanas mientras se le culpa del bombardeo. En contraste, un dibujo de David Low de 1941 lo presenta junto a Franklin D. Roosevelt durante la Conferencia del Atlántico, destacando su papel como estratega global.La exposición también incluye viñetas contemporáneas que exploran su legado. Un ejemplo notable es una caricatura de Peter Schrank de 2003, que compara a Churchill con Tony Blair tras la invasión de Irak, en la que hace una reflexión sobre el impacto de ambos en sus respectivas épocas. Además, se presentan obras de caricaturistas de países como Estados Unidos, Rusia, Australia, Canadá y Nueva Zelanda, junto con viñetas de Alemania, Japón, Cuba y la que fuera la Unión Soviética, que ofrecen perspectivas internacionales sobre su figura.«Casi 150 años después de su nacimiento, Churchill sigue siendo una de las figuras públicas más reconocidas de la historia», comentó a la prensa Kate Clements, comisaria principal de la exposición, y añadió que «su imagen distintiva fue un regalo para los caricaturistas satíricos y, durante su carrera, especialmente en la Segunda Guerra Mundial, las caricaturas jugaron un papel importante en moldear cómo la gente pensaba sobre él». Según Clements, esta muestra invita a explorar la compleja trayectoria de Churchill desde una óptica diferente a la que el público está acostumbrado.Leslie Illingworth. ‘Que muchos deban mucho a estos pocos’. ‘Daily Mail’, 1940 © Associated NewspapersAl ver las obras, y conociendo algunos detalles sobre la vida del que fuera dos veces premier británico, es inevitable preguntarse qué pensaría él mismo de esta exposición. Un hombre que renegó de un retrato que consideraba indigno, ¿habría aceptado con humor estas viñetas? ¿O habría fumado su puro en silencio, tal vez con una media sonrisa sardónica, mientras contemplaba cómo incluso sus detractores no podían resistirse a caricaturizar su carácter monumental? Al público no le quedará más remedio que imaginarse una respuesta mientras disfruta, hasta el 23 de febrero, de esta muestra sobre un hombre que no pudo evitar convertirse, a la vez, en un mito y en un personaje para el arte y la sátira.
El Imperial War Museum de Londres conmemora el 150 aniversario de su nacimiento con ‘Churchill en caricaturas: satirizando a un estadista’), una muestra que reúne 24 obras originales sobre el famoso líder político
Decía Winston Churchill que «la pintura es una distracción completa. No admito que interfiera con el desempeño de las responsabilidades profesionales. Es curioso, si no único, que esta gran y absorbente actividad no sólo sea compatible con los trabajos más exigentes, sino que en …
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Volver a intentar
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Sigue navegando
Artículo solo para suscriptores
RSS de noticias de cultura