Isamay Benavente habla de «mujeres de armas tomar» cuando se refiere a las protagonistas de «Cómicas». «Un proyecto de memoria» –añade– que, además de la historia de sus personajes, rescata la tonadilla escénica para la causa. Un género que no pisaba la Zarzuela desde 1997. «Es un legado tan rico que deberíamos aprovecharnos. Nadie entendería que tuviéramos cuadros de Goya y Velázquez escondidos en el sótano», señala el maestro Aaron Zapico, hombre al frente del conjunto musical Forma Antiqva.
Pero más allá de las melodías, el montaje se centra en sus cuatro protagonistas: tres cómicas y una maestra de ceremonias, Cristina Medina. Con dramaturgia de Antonio Álamo y dirección de escena de Pepa Gamboa, el resto del reparto se conforma con las solistas Jone Martínez, en el papel de María Ladvenant; María Hinojosa Montenegro, en el rol de María Antonia Fernández «La Caramba»; y Pilar Alva-Martín, como María del Rosario Fernández «La Tirana». Para Benavente –directora de la Zarzuela–, estamos ante «mujeres que cantaban como leonas y acabaron todas regular». Aunque no fueron solo estas tres, sino «muchas más», señala el equipo.
Poner en situación
Junto a ellas, Medina se encargará de poner en situación histórica y teatral al espectador: «Doy la información para admirar más aún lo que se está viendo», explica una intérprete que también recuerda cómo estas actuaciones comenzaron siendo el intermedio de comedias y sainetes para acabar siendo un género en sí mismo.
Por su parte, Zapico subraya que, como ocurría en su contexto original, la música se pone al servicio de unos textos «sorprendentes por su modernidad y mensaje» en los que se critica a los hombres («incapaces de tratar con respeto a las mujeres») y en los que «sin duda» las intérpretes metían mano, aunque estuvieran firmados por los autores de las canciones.
Su música, continúa el maestro, es «irrepetible en el panorama europeo de la época». España, y en concreto Madrid, era en esa época (siglo XVIII) una ciudad cosmopolita y abierta, y estas creaciones «bastardas, cinematográficas y divertidas» combinan el género patrio de tonadillas y villancicos con influencias extranjeras, sobre todo de música francesa e italiana.
- Dónde: Teatro de la Zarzuela, Madrid. Cuándo: del 8 al 11 de mayo. Cuánto: de 5 a 50 euros.
Pepa Gamboa y Aaron Zapico rescatan la tonadilla escénica en la Zarzuela, donde ha estado ausente desde 1997
Isamay Benavente habla de «mujeres de armas tomar» cuando se refiere a las protagonistas de «Cómicas». «Un proyecto de memoria» –añade– que, además de la historia de sus personajes, rescata la tonadilla escénica para la causa. Un género que no pisaba la Zarzuela desde 1997. «Es un legado tan rico que deberíamos aprovecharnos. Nadie entendería que tuviéramos cuadros de Goya y Velázquez escondidos en el sótano», señala el maestro Aaron Zapico, hombre al frente del conjunto musical Forma Antiqva.
Pero más allá de las melodías, el montaje se centra en sus cuatro protagonistas: tres cómicas y una maestra de ceremonias, Cristina Medina. Con dramaturgia de Antonio Álamo y dirección de escena de Pepa Gamboa, el resto del reparto se conforma con las solistas Jone Martínez, en el papel de María Ladvenant; María Hinojosa Montenegro, en el rol de María Antonia Fernández «La Caramba»; y Pilar Alva-Martín, como María del Rosario Fernández «La Tirana». Para Benavente –directora de la Zarzuela–, estamos ante «mujeres que cantaban como leonas y acabaron todas regular». Aunque no fueron solo estas tres, sino «muchas más», señala el equipo.
Junto a ellas, Medina se encargará de poner en situación histórica y teatral al espectador: «Doy la información para admirar más aún lo que se está viendo», explica una intérprete que también recuerda cómo estas actuaciones comenzaron siendo el intermedio de comedias y sainetes para acabar siendo un género en sí mismo.
Por su parte, Zapico subraya que, como ocurría en su contexto original, la música se pone al servicio de unos textos «sorprendentes por su modernidad y mensaje» en los que se critica a los hombres («incapaces de tratar con respeto a las mujeres») y en los que «sin duda» las intérpretes metían mano, aunque estuvieran firmados por los autores de las canciones.
Su música, continúa el maestro, es «irrepetible en el panorama europeo de la época». España, y en concreto Madrid, era en esa época (siglo XVIII) una ciudad cosmopolita y abierta, y estas creaciones «bastardas, cinematográficas y divertidas» combinan el género patrio de tonadillas y villancicos con influencias extranjeras, sobre todo de música francesa e italiana.
- Dónde: Teatro de la Zarzuela, Madrid. Cuándo: del 8 al 11 de mayo. Cuánto: de 5 a 50 euros.
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