Crítica de ‘Algo le pasa a mi yerno’En un hipotético punto equidistante entre Louis de Funès y Paco Martínez Soria se encuentra el actor Christian Clavier, cómico francés que encarna con efectivo aspaviento al padre, al suegro, al cuñado, al yerno, a lo que sea en una familia que va a tener problemas más bien tontos. En esta comedia que suena de lejos a ‘Los padres de ella’ y en la que Baptiste Lecaplain y Rayane Bensetti, dos actores ‘apañados’, tienen que hacer el papelón que hacían Ben Stiller y Owen Wilson, dos monstruos inimitables, la historia se repite: la presentación en casa del nuevo novio de la hija, la incomodidad del padre que no se fía de la calidad del yerno, un tipo patoso y lleno de traumas ridículos, y el antiguo novio de la niña, que es de guantazo a mano abierta…, en fin, motivos para encontrarle la gracia a esta película dirigida por Arnaud Lemort.Siempre y cuando no se le pida a la película de Lemort algo que está lejos de pretender (singularidad, hondura, riesgo en su comicidad), la historia funciona con sus gracietas simples y unos personajes algo cochambrosos pero simpáticos. En una cinematografía como la francesa, tan sutil a la hora de hacer comedia, esta se queda un poco espesa pero eficaz en su nadería.Fotograma de ‘La receta perfecta’Crítica de ‘La receta perfecta’ En ‘La receta perfecta’ la directora Louise Courvoisier le añade al de la comedia triste otro espíritu muy del cine francés, el de lo rural, y para ser la primera película que firma le ha salido francamente bien. Se sitúa en la región de Jura, próxima ya a Suiza, una zona montañosa, agrícola y ganadera donde se hace un queso muy particular llamado Comté. El personaje central es un muchacho, Totone , al que las circunstancias le obligan a la vida de pícaro, tiene que cuidar de su hermana pequeña (son huérfanos) y tiene que madurar rápidamente para que ambos sobrevivan.Courvoisier hace un magnífico repaso del lugar y de sus lugareños, con mirada cálida pero también con el apunte de lo aldeano y palurdo. Y trata con sensibilidad y gracia los pasos hacia el final de la adolescencia y la asunción de responsabilidades . Está muy bien interpretado el personaje por Clément Faveau, que encuentra en la actriz (también debutante) Maiwène Barthèlemy, joven granjera que llena de chisporroteo la historia, un buen apoyo para que la película se aclimate y resulte de temperatura agradable, incluso picaruela. Crítica de ‘Algo le pasa a mi yerno’En un hipotético punto equidistante entre Louis de Funès y Paco Martínez Soria se encuentra el actor Christian Clavier, cómico francés que encarna con efectivo aspaviento al padre, al suegro, al cuñado, al yerno, a lo que sea en una familia que va a tener problemas más bien tontos. En esta comedia que suena de lejos a ‘Los padres de ella’ y en la que Baptiste Lecaplain y Rayane Bensetti, dos actores ‘apañados’, tienen que hacer el papelón que hacían Ben Stiller y Owen Wilson, dos monstruos inimitables, la historia se repite: la presentación en casa del nuevo novio de la hija, la incomodidad del padre que no se fía de la calidad del yerno, un tipo patoso y lleno de traumas ridículos, y el antiguo novio de la niña, que es de guantazo a mano abierta…, en fin, motivos para encontrarle la gracia a esta película dirigida por Arnaud Lemort.Siempre y cuando no se le pida a la película de Lemort algo que está lejos de pretender (singularidad, hondura, riesgo en su comicidad), la historia funciona con sus gracietas simples y unos personajes algo cochambrosos pero simpáticos. En una cinematografía como la francesa, tan sutil a la hora de hacer comedia, esta se queda un poco espesa pero eficaz en su nadería.Fotograma de ‘La receta perfecta’Crítica de ‘La receta perfecta’ En ‘La receta perfecta’ la directora Louise Courvoisier le añade al de la comedia triste otro espíritu muy del cine francés, el de lo rural, y para ser la primera película que firma le ha salido francamente bien. Se sitúa en la región de Jura, próxima ya a Suiza, una zona montañosa, agrícola y ganadera donde se hace un queso muy particular llamado Comté. El personaje central es un muchacho, Totone , al que las circunstancias le obligan a la vida de pícaro, tiene que cuidar de su hermana pequeña (son huérfanos) y tiene que madurar rápidamente para que ambos sobrevivan.Courvoisier hace un magnífico repaso del lugar y de sus lugareños, con mirada cálida pero también con el apunte de lo aldeano y palurdo. Y trata con sensibilidad y gracia los pasos hacia el final de la adolescencia y la asunción de responsabilidades . Está muy bien interpretado el personaje por Clément Faveau, que encuentra en la actriz (también debutante) Maiwène Barthèlemy, joven granjera que llena de chisporroteo la historia, un buen apoyo para que la película se aclimate y resulte de temperatura agradable, incluso picaruela.
Reseña de los dos estrenos franceses de este viernes en la cartelera de cines
Crítica de ‘Algo le pasa a mi yerno’
En un hipotético punto equidistante entre Louis de Funès y Paco Martínez Soria se encuentra el actor Christian Clavier, cómico francés que encarna con efectivo aspaviento al padre, al suegro, al cuñado, al yerno, a lo que sea en una familia que va a tener problemas más bien tontos. En esta comedia que suena de lejos a ‘Los padres de ella’ y en la que Baptiste Lecaplain y Rayane Bensetti, dos actores ‘apañados’, tienen que hacer el papelón que hacían Ben Stiller y Owen Wilson, dos monstruos inimitables, la historia se repite: la presentación en casa del nuevo novio de la hija, la incomodidad del padre que no se fía de la calidad del yerno, un tipo patoso y lleno de traumas ridículos, y el antiguo novio de la niña, que es de guantazo a mano abierta…, en fin, motivos para encontrarle la gracia a esta película dirigida por Arnaud Lemort.
Siempre y cuando no se le pida a la película de Lemort algo que está lejos de pretender (singularidad, hondura, riesgo en su comicidad), la historia funciona con sus gracietas simples y unos personajes algo cochambrosos pero simpáticos. En una cinematografía como la francesa, tan sutil a la hora de hacer comedia, esta se queda un poco espesa pero eficaz en su nadería.
Crítica de ‘La receta perfecta’
En ‘La receta perfecta’ la directora Louise Courvoisier le añade al de la comedia triste otro espíritu muy del cine francés, el de lo rural, y para ser la primera película que firma le ha salido francamente bien. Se sitúa en la región de Jura, próxima ya a Suiza, una zona montañosa, agrícola y ganadera donde se hace un queso muy particular llamado Comté. El personaje central es un muchacho, Totone, al que las circunstancias le obligan a la vida de pícaro, tiene que cuidar de su hermana pequeña (son huérfanos) y tiene que madurar rápidamente para que ambos sobrevivan.
Courvoisier hace un magnífico repaso del lugar y de sus lugareños, con mirada cálida pero también con el apunte de lo aldeano y palurdo. Y trata con sensibilidad y gracia los pasos hacia el final de la adolescencia y la asunción de responsabilidades. Está muy bien interpretado el personaje por Clément Faveau, que encuentra en la actriz (también debutante) Maiwène Barthèlemy, joven granjera que llena de chisporroteo la historia, un buen apoyo para que la película se aclimate y resulte de temperatura agradable, incluso picaruela.
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