Para Gervasio Posadas , la sátira es un género menospreciado en España. Según el autor, a diferencia de Inglaterra o Francia, si un libro nos hace gracia, parece que no puede ser literario . Eso es precisamente lo que ha hecho el escritor y director del Ámbito Cultural de El Corte Inglés con ‘El fracaso de mi éxito’ (Espasa). Una disección de la obsesión contemporánea por el éxito , amplificada por las redes sociales. «Cualquiera con una cámara y acceso a internet puede alcanzar la fama rápidamente. Se ha democratizado. Se puede llegar a ella sin necesidad de intermediarios, como antes podían ser la televisión o los periódicos. Eso ha provocado, no solamente que estemos interesados en el éxito en mayúsculas, sino que incluso nos hayamos obsesionado por tener triunfar dentro de nuestro ámbito. Que la gente piense que llevamos una vida exitosa, que vamos a viajes magníficos , que comemos en restaurantes estupendos . Eso es lo que ponemos en nuestras redes sociales aunque solo tengamos 200 seguidores », subraya el autor.Noticia Relacionada certamen literario estandar No La novela negra, género predominante entre las finalistas a los Premios Ateneo de Sevilla Andrés González-Barba Seis obras concurren en la categoría sénior y tres en la joven, de un total de 231 trabajos presentadosA través de Gonzalo, un escritor frustrado porque nadie publica ya sus libros, Posadas ilustra mordazmente la lucha entre autenticidad y reconocimiento . Gonzalo piensa que ahora solo triunfa la mediocridad, pero se enfrenta a la acuciante realidad de sus facturas, así que acepta a regañadientes escribir la autobiografía de un famoso futbolista. Hacer de negro , vaya. «Yo lo he hecho varias veces, entre otras cosas porque suele estar muy bien pagado. Te lo ofrecen cuando eres un poco de clase media y saben que te viene bien el dinero, a Arturo Pérez-Reverte no, claro», revela Posadas. Él ha escrito autobiografías de políticos y empresarios, no de futbolistas, pero conoce y le gusta el deporte rey (publicó durante años una columna en ‘Marca’). «Es un punto que me divierte, quizá no es considerado muy literario, pero contiene buenas historias. También me ha servido para abordar lo caprichoso que es el éxito . En el caso de los futbolistas o deportistas, y hasta los escritores, es dramática la influencia que tiene la suerte. Messi tiene tres hermanos, ¿alguien los conoce?», sentencia.Brechas y cuentas ‘fake’Su sátira brilla en la recreación de la brecha generacional . Posadas crea para Gonzalo a una hija adolescente enganchada al móvil que nunca ha leído un libro. «Creo que estamos en un momento en el que las generaciones están más separadas que nunca. La brecha generacional siempre ha existido, pero encima hay una digital. Ahora mismo los padres ni saben ni entienden siquiera el mundo en el que viven sus hijos. Por otro lado, también estaba un poco proyectando , imaginándome cómo podía ser la relación en el futuro entre mi hija, con tres años ahora, y yo cuando tenga ochenta y tantos», confiesa. Para acercarse a la suya, Gonzalo crea una cuenta de Instagram donde se hace pasar por un joven poeta digital. «La instapoesía es un poco el reflejo de la literatura hoy en día. Al final, yo creo que tiene una parte positiva, porque es verdad que la poesía que estaba un poco arrinconada en algunos bares en los que se seguía recitando poesía los lunes por la noche. De repente vive un momento de auge que encumbra a muchos chicos que, a lo mejor, no son los poetas de toda la vida, pero sí que están ayudando a darle visibilidad. Por otro lado, pienso que hay alguna gente que se aprovecha de esta moda para conseguir la celebridad a costa de una poesía muy sensiblera, que busca impactar a los corazones adolescentes».Contra todo pronóstico, la cuenta ‘fake’ se vuelve viral. Sin embargo, es consciente de que todo ello es a costa de traicionar sus principios literarios y morales. «Yo creo que todo éxito esconde también un fracaso. Siempre tiene una servidumbre, incluso en las redes sociales. De repente te ves con 200.000 seguidores y piensas que estás triunfando, pero, claro, luego a esa máquina hay que darle de comer todos los días y eso mete una presión bestial . Hay casos en los que la gente se suicida porque es incapaz de renunciar. Se prefiere la muerte a cerrar las redes sociales. Es una locura». Para Gervasio Posadas , la sátira es un género menospreciado en España. Según el autor, a diferencia de Inglaterra o Francia, si un libro nos hace gracia, parece que no puede ser literario . Eso es precisamente lo que ha hecho el escritor y director del Ámbito Cultural de El Corte Inglés con ‘El fracaso de mi éxito’ (Espasa). Una disección de la obsesión contemporánea por el éxito , amplificada por las redes sociales. «Cualquiera con una cámara y acceso a internet puede alcanzar la fama rápidamente. Se ha democratizado. Se puede llegar a ella sin necesidad de intermediarios, como antes podían ser la televisión o los periódicos. Eso ha provocado, no solamente que estemos interesados en el éxito en mayúsculas, sino que incluso nos hayamos obsesionado por tener triunfar dentro de nuestro ámbito. Que la gente piense que llevamos una vida exitosa, que vamos a viajes magníficos , que comemos en restaurantes estupendos . Eso es lo que ponemos en nuestras redes sociales aunque solo tengamos 200 seguidores », subraya el autor.Noticia Relacionada certamen literario estandar No La novela negra, género predominante entre las finalistas a los Premios Ateneo de Sevilla Andrés González-Barba Seis obras concurren en la categoría sénior y tres en la joven, de un total de 231 trabajos presentadosA través de Gonzalo, un escritor frustrado porque nadie publica ya sus libros, Posadas ilustra mordazmente la lucha entre autenticidad y reconocimiento . Gonzalo piensa que ahora solo triunfa la mediocridad, pero se enfrenta a la acuciante realidad de sus facturas, así que acepta a regañadientes escribir la autobiografía de un famoso futbolista. Hacer de negro , vaya. «Yo lo he hecho varias veces, entre otras cosas porque suele estar muy bien pagado. Te lo ofrecen cuando eres un poco de clase media y saben que te viene bien el dinero, a Arturo Pérez-Reverte no, claro», revela Posadas. Él ha escrito autobiografías de políticos y empresarios, no de futbolistas, pero conoce y le gusta el deporte rey (publicó durante años una columna en ‘Marca’). «Es un punto que me divierte, quizá no es considerado muy literario, pero contiene buenas historias. También me ha servido para abordar lo caprichoso que es el éxito . En el caso de los futbolistas o deportistas, y hasta los escritores, es dramática la influencia que tiene la suerte. Messi tiene tres hermanos, ¿alguien los conoce?», sentencia.Brechas y cuentas ‘fake’Su sátira brilla en la recreación de la brecha generacional . Posadas crea para Gonzalo a una hija adolescente enganchada al móvil que nunca ha leído un libro. «Creo que estamos en un momento en el que las generaciones están más separadas que nunca. La brecha generacional siempre ha existido, pero encima hay una digital. Ahora mismo los padres ni saben ni entienden siquiera el mundo en el que viven sus hijos. Por otro lado, también estaba un poco proyectando , imaginándome cómo podía ser la relación en el futuro entre mi hija, con tres años ahora, y yo cuando tenga ochenta y tantos», confiesa. Para acercarse a la suya, Gonzalo crea una cuenta de Instagram donde se hace pasar por un joven poeta digital. «La instapoesía es un poco el reflejo de la literatura hoy en día. Al final, yo creo que tiene una parte positiva, porque es verdad que la poesía que estaba un poco arrinconada en algunos bares en los que se seguía recitando poesía los lunes por la noche. De repente vive un momento de auge que encumbra a muchos chicos que, a lo mejor, no son los poetas de toda la vida, pero sí que están ayudando a darle visibilidad. Por otro lado, pienso que hay alguna gente que se aprovecha de esta moda para conseguir la celebridad a costa de una poesía muy sensiblera, que busca impactar a los corazones adolescentes».Contra todo pronóstico, la cuenta ‘fake’ se vuelve viral. Sin embargo, es consciente de que todo ello es a costa de traicionar sus principios literarios y morales. «Yo creo que todo éxito esconde también un fracaso. Siempre tiene una servidumbre, incluso en las redes sociales. De repente te ves con 200.000 seguidores y piensas que estás triunfando, pero, claro, luego a esa máquina hay que darle de comer todos los días y eso mete una presión bestial . Hay casos en los que la gente se suicida porque es incapaz de renunciar. Se prefiere la muerte a cerrar las redes sociales. Es una locura».
El autor publica ‘El fracaso de mi éxito’, una disección satírica de la fama en la era de las redes sociales
Para Gervasio Posadas, la sátira es un género menospreciado en España. Según el autor, a diferencia de Inglaterra o Francia, si un libro nos hace gracia, parece que no puede ser literario. Eso es precisamente lo que ha hecho el escritor y director del Ámbito Cultural de El Corte Inglés con ‘El fracaso de mi éxito’ (Espasa).
Una disección de la obsesión contemporánea por el éxito, amplificada por las redes sociales. «Cualquiera con una cámara y acceso a internet puede alcanzar la fama rápidamente. Se ha democratizado. Se puede llegar a ella sin necesidad de intermediarios, como antes podían ser la televisión o los periódicos. Eso ha provocado, no solamente que estemos interesados en el éxito en mayúsculas, sino que incluso nos hayamos obsesionado por tener triunfar dentro de nuestro ámbito. Que la gente piense que llevamos una vida exitosa, que vamos a viajes magníficos, que comemos en restaurantes estupendos. Eso es lo que ponemos en nuestras redes sociales aunque solo tengamos 200 seguidores», subraya el autor.
A través de Gonzalo, un escritor frustrado porque nadie publica ya sus libros, Posadas ilustra mordazmente la lucha entre autenticidad y reconocimiento. Gonzalo piensa que ahora solo triunfa la mediocridad, pero se enfrenta a la acuciante realidad de sus facturas, así que acepta a regañadientes escribir la autobiografía de un famoso futbolista. Hacer de negro, vaya. «Yo lo he hecho varias veces, entre otras cosas porque suele estar muy bien pagado. Te lo ofrecen cuando eres un poco de clase media y saben que te viene bien el dinero, a Arturo Pérez-Reverte no, claro», revela Posadas. Él ha escrito autobiografías de políticos y empresarios, no de futbolistas, pero conoce y le gusta el deporte rey (publicó durante años una columna en ‘Marca’). «Es un punto que me divierte, quizá no es considerado muy literario, pero contiene buenas historias. También me ha servido para abordar lo caprichoso que es el éxito. En el caso de los futbolistas o deportistas, y hasta los escritores, es dramática la influencia que tiene la suerte. Messi tiene tres hermanos, ¿alguien los conoce?», sentencia.
Brechas y cuentas ‘fake’
Su sátira brilla en la recreación de la brecha generacional. Posadas crea para Gonzalo a una hija adolescente enganchada al móvil que nunca ha leído un libro. «Creo que estamos en un momento en el que las generaciones están más separadas que nunca. La brecha generacional siempre ha existido, pero encima hay una digital. Ahora mismo los padres ni saben ni entienden siquiera el mundo en el que viven sus hijos. Por otro lado, también estaba un poco proyectando, imaginándome cómo podía ser la relación en el futuro entre mi hija, con tres años ahora, y yo cuando tenga ochenta y tantos», confiesa.
Para acercarse a la suya, Gonzalo crea una cuenta de Instagram donde se hace pasar por un joven poeta digital. «La instapoesía es un poco el reflejo de la literatura hoy en día. Al final, yo creo que tiene una parte positiva, porque es verdad que la poesía que estaba un poco arrinconada en algunos bares en los que se seguía recitando poesía los lunes por la noche. De repente vive un momento de auge que encumbra a muchos chicos que, a lo mejor, no son los poetas de toda la vida, pero sí que están ayudando a darle visibilidad. Por otro lado, pienso que hay alguna gente que se aprovecha de esta moda para conseguir la celebridad a costa de una poesía muy sensiblera, que busca impactar a los corazones adolescentes».
Contra todo pronóstico, la cuenta ‘fake’ se vuelve viral. Sin embargo, es consciente de que todo ello es a costa de traicionar sus principios literarios y morales. «Yo creo que todo éxito esconde también un fracaso. Siempre tiene una servidumbre, incluso en las redes sociales. De repente te ves con 200.000 seguidores y piensas que estás triunfando, pero, claro, luego a esa máquina hay que darle de comer todos los días y eso mete una presión bestial. Hay casos en los que la gente se suicida porque es incapaz de renunciar. Se prefiere la muerte a cerrar las redes sociales. Es una locura».
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