Craco es desde hace medio siglo una ciudad deshabitada . Los últimos habitantes que restaban se fueron en 1975, doce años después del terremoto que devastó la población. Situada sobre un promontorio de un valle de Basilicata , en el sur de Italia, Craco resistió guerras, asedios y saqueos, pero no pudo sobrevivir a su mayor enemigo: los movimientos sísmicos del subsuelo.Su declive irremediable comenzó en 1892 cuando se produjeron los primeros temblores. Sus casas, iglesias y palacios estaban sólidamente construidos en piedra para durar siglos, pero los cimientos de esas edificaciones estaban asentados sobre un terreno de arcilla, encima de una falla geológica . Los sismos se fueron intensificando en la primera mitad del siglo XX, provocando derrumbes de muros y tejados. La mitad de los edificios era ya inhabitable en los años 60.Craco tenía 2.000 habitantes en 1900 , que se fueron marchando tras constatar que la pequeña ciudad se iría desmoronando progresivamente sin ninguna posibilidad de frenar un proceso irreversible. Hoy su aspecto fantasmal atrae a miles de turistas que recorren sus calles vacías, sus casas señoriales, sus viejas iglesias y la torre intacta del castillo, desde donde se disfruta de unas espectaculares vistas.Un estudio geológico en los 50 determinó que la filtración de aguas y su cimentación sobre arcilla y arena provocarían el hundimiento de las edificacionesSu impresionante casco histórico y las leyendas que le rodean han atraído también a cineastas, que han utilizado Craco como un plató. Ningún lugar mejor para escenificar la decadencia y la devastación. Aquí se rodaron películas como ‘Cristo se paró en Éboli’, ‘ La pasión de Cristo ‘ y ‘ Quantum of Solace ‘, amén de una telenovela brasileña de éxito.«La ciudad produce sensaciones muy raras. Su vista desde lejos es impactante. Sus ruinas son impresionantes y generan la impresión de entrar en un mundo apocalíptico», afirma Pablo Colangelo, un ingeniero argentino que la visitó. Craco es una de las ciudades de la península itálica con mayor historia. Fue fundada probablemente por los griegos que huían de la peste en el siglo VIII antes de Cristo. Tras la caída del Imperio romano , pasó a depender de Bizancio. Era un territorio, perteneciente a un obispo de origen normando en el siglo XI, cuyas tierras proporcionaban cereales, vino y aceite.La población dio un gran salto durante el reinado de Federico II Hohenstaufen , rey de Sicilia y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que decidió en torno a 1220 convertir la ciudad en un centro estratégico en su campaña para conquistar los Santos Lugares.Craco, al igual que toda la región de Basilicata, sufrió el saqueo de bandidos, el llamado ‘brigantaggio’, durante los siglos posteriores. Eran pandillas de centenares de bandoleros que asaltaban las casas y se llevaban todo cuanto podían.En 1799, la villa se adhirió a la República Partenopea , inspirada en los ideales de la Revolución Francesa , en un movimiento de rebelión contra el poder absoluto de los Borbones. La restauración produjo una dura represión de los insurrectos. Décadas más tarde, durante la Unificación impulsada por Garibaldi , Craco fue tomada por Carmine Crocco, un desafecto a la causa del revolucionario italiano.A mediados de los años 50, un estudio geológico determinó que la filtración de aguas y su cimentación sobre arcilla y arena provocarían el progresivo hundimiento de las edificaciones, lo que agudizó el éxodo de sus habitantes en la medida que aumentaban los temblores. Ya en 1975 no quedaba nadie, pero la devastación dio un paso más con el terremoto de Irpinia en 1980 , que mató a miles de personas y provocó graves daños en el sur de Italia.Craco es hoy un símbolo de la fragilidad de la condición humana , siempre a merced de fuerzas naturales que no puede controlar. Es su desmoronamiento progresivo lo que hace tan atractivo este lugar. Craco es desde hace medio siglo una ciudad deshabitada . Los últimos habitantes que restaban se fueron en 1975, doce años después del terremoto que devastó la población. Situada sobre un promontorio de un valle de Basilicata , en el sur de Italia, Craco resistió guerras, asedios y saqueos, pero no pudo sobrevivir a su mayor enemigo: los movimientos sísmicos del subsuelo.Su declive irremediable comenzó en 1892 cuando se produjeron los primeros temblores. Sus casas, iglesias y palacios estaban sólidamente construidos en piedra para durar siglos, pero los cimientos de esas edificaciones estaban asentados sobre un terreno de arcilla, encima de una falla geológica . Los sismos se fueron intensificando en la primera mitad del siglo XX, provocando derrumbes de muros y tejados. La mitad de los edificios era ya inhabitable en los años 60.Craco tenía 2.000 habitantes en 1900 , que se fueron marchando tras constatar que la pequeña ciudad se iría desmoronando progresivamente sin ninguna posibilidad de frenar un proceso irreversible. Hoy su aspecto fantasmal atrae a miles de turistas que recorren sus calles vacías, sus casas señoriales, sus viejas iglesias y la torre intacta del castillo, desde donde se disfruta de unas espectaculares vistas.Un estudio geológico en los 50 determinó que la filtración de aguas y su cimentación sobre arcilla y arena provocarían el hundimiento de las edificacionesSu impresionante casco histórico y las leyendas que le rodean han atraído también a cineastas, que han utilizado Craco como un plató. Ningún lugar mejor para escenificar la decadencia y la devastación. Aquí se rodaron películas como ‘Cristo se paró en Éboli’, ‘ La pasión de Cristo ‘ y ‘ Quantum of Solace ‘, amén de una telenovela brasileña de éxito.«La ciudad produce sensaciones muy raras. Su vista desde lejos es impactante. Sus ruinas son impresionantes y generan la impresión de entrar en un mundo apocalíptico», afirma Pablo Colangelo, un ingeniero argentino que la visitó. Craco es una de las ciudades de la península itálica con mayor historia. Fue fundada probablemente por los griegos que huían de la peste en el siglo VIII antes de Cristo. Tras la caída del Imperio romano , pasó a depender de Bizancio. Era un territorio, perteneciente a un obispo de origen normando en el siglo XI, cuyas tierras proporcionaban cereales, vino y aceite.La población dio un gran salto durante el reinado de Federico II Hohenstaufen , rey de Sicilia y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que decidió en torno a 1220 convertir la ciudad en un centro estratégico en su campaña para conquistar los Santos Lugares.Craco, al igual que toda la región de Basilicata, sufrió el saqueo de bandidos, el llamado ‘brigantaggio’, durante los siglos posteriores. Eran pandillas de centenares de bandoleros que asaltaban las casas y se llevaban todo cuanto podían.En 1799, la villa se adhirió a la República Partenopea , inspirada en los ideales de la Revolución Francesa , en un movimiento de rebelión contra el poder absoluto de los Borbones. La restauración produjo una dura represión de los insurrectos. Décadas más tarde, durante la Unificación impulsada por Garibaldi , Craco fue tomada por Carmine Crocco, un desafecto a la causa del revolucionario italiano.A mediados de los años 50, un estudio geológico determinó que la filtración de aguas y su cimentación sobre arcilla y arena provocarían el progresivo hundimiento de las edificaciones, lo que agudizó el éxodo de sus habitantes en la medida que aumentaban los temblores. Ya en 1975 no quedaba nadie, pero la devastación dio un paso más con el terremoto de Irpinia en 1980 , que mató a miles de personas y provocó graves daños en el sur de Italia.Craco es hoy un símbolo de la fragilidad de la condición humana , siempre a merced de fuerzas naturales que no puede controlar. Es su desmoronamiento progresivo lo que hace tan atractivo este lugar.
Craco es desde hace medio siglo una ciudad deshabitada. Los últimos habitantes que restaban se fueron en 1975, doce años después del terremoto que devastó la población. Situada sobre un promontorio de un valle de Basilicata, en el sur de Italia, Craco … resistió guerras, asedios y saqueos, pero no pudo sobrevivir a su mayor enemigo: los movimientos sísmicos del subsuelo.
Su declive irremediable comenzó en 1892 cuando se produjeron los primeros temblores. Sus casas, iglesias y palacios estaban sólidamente construidos en piedra para durar siglos, pero los cimientos de esas edificaciones estaban asentados sobre un terreno de arcilla, encima de una falla geológica. Los sismos se fueron intensificando en la primera mitad del siglo XX, provocando derrumbes de muros y tejados. La mitad de los edificios era ya inhabitable en los años 60.
Craco tenía 2.000 habitantes en 1900, que se fueron marchando tras constatar que la pequeña ciudad se iría desmoronando progresivamente sin ninguna posibilidad de frenar un proceso irreversible. Hoy su aspecto fantasmal atrae a miles de turistas que recorren sus calles vacías, sus casas señoriales, sus viejas iglesias y la torre intacta del castillo, desde donde se disfruta de unas espectaculares vistas.
Un estudio geológico en los 50 determinó que la filtración de aguas y su cimentación sobre arcilla y arena provocarían el hundimiento de las edificaciones
Su impresionante casco histórico y las leyendas que le rodean han atraído también a cineastas, que han utilizado Craco como un plató. Ningún lugar mejor para escenificar la decadencia y la devastación. Aquí se rodaron películas como ‘Cristo se paró en Éboli’, ‘La pasión de Cristo‘ y ‘Quantum of Solace‘, amén de una telenovela brasileña de éxito.
«La ciudad produce sensaciones muy raras. Su vista desde lejos es impactante. Sus ruinas son impresionantes y generan la impresión de entrar en un mundo apocalíptico», afirma Pablo Colangelo, un ingeniero argentino que la visitó.
Craco es una de las ciudades de la península itálica con mayor historia. Fue fundada probablemente por los griegos que huían de la peste en el siglo VIII antes de Cristo. Tras la caída del Imperio romano, pasó a depender de Bizancio. Era un territorio, perteneciente a un obispo de origen normando en el siglo XI, cuyas tierras proporcionaban cereales, vino y aceite.
La población dio un gran salto durante el reinado de Federico II Hohenstaufen, rey de Sicilia y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, que decidió en torno a 1220 convertir la ciudad en un centro estratégico en su campaña para conquistar los Santos Lugares.
Craco, al igual que toda la región de Basilicata, sufrió el saqueo de bandidos, el llamado ‘brigantaggio’, durante los siglos posteriores. Eran pandillas de centenares de bandoleros que asaltaban las casas y se llevaban todo cuanto podían.
En 1799, la villa se adhirió a la República Partenopea, inspirada en los ideales de la Revolución Francesa, en un movimiento de rebelión contra el poder absoluto de los Borbones. La restauración produjo una dura represión de los insurrectos. Décadas más tarde, durante la Unificación impulsada por Garibaldi, Craco fue tomada por Carmine Crocco, un desafecto a la causa del revolucionario italiano.
A mediados de los años 50, un estudio geológico determinó que la filtración de aguas y su cimentación sobre arcilla y arena provocarían el progresivo hundimiento de las edificaciones, lo que agudizó el éxodo de sus habitantes en la medida que aumentaban los temblores. Ya en 1975 no quedaba nadie, pero la devastación dio un paso más con el terremoto de Irpinia en 1980, que mató a miles de personas y provocó graves daños en el sur de Italia.
Craco es hoy un símbolo de la fragilidad de la condición humana, siempre a merced de fuerzas naturales que no puede controlar. Es su desmoronamiento progresivo lo que hace tan atractivo este lugar.
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