«Fiat Lux!». No puedo imaginar mejor manera de comenzar esta crítica. Sin luz no hay visión. Una tautología tan evidente –y cegadora– que nos sirve para calibrar la importancia del papel que el [f]actor luz juega dentro del teatro de las artes visuales. Un teatro de luces y también de sombras, no lo olvi- demos. El arquitecto norteamericano Louis Khan nos dirá: «La luz es la auténtica fuente de todo ser. En realidad nacemos de la luz, autora de todo lo que es material». Deberíamos añadir que -Cirlot ‘dixit’- igualmente es autora de buena parte de todo lo que es espiritual, dado su carácter simbólico, inmanente y ritual.Noticias relacionadas estandar Si Crítica de: ‘En obras’, en Alcalá 31: las cartas sobre la mesa de Secundino Hernández Carlos Delgado Mayordomo estandar Si CRÍTICA DE: ‘Flamboyant’ en el Palacio de Liria: Joana Vasconcelos en el país de sus maravillas Javier Díaz-GuardiolaEl Planeta Arte no podía ser ajeno a esta certeza y se enciende-incendia también -como una inefable lámpara- al ritmo que marca Madame Luz. Aunque sus primeras manifestaciones gozan ya de una saludable mayoría de edad, lo cierto es que será fundamentalmente a partir de los 60 del pasado siglo cuando el empleo artístico de la luz (neones, holografías, vídeo, leds, foto, cajas de luz, cine, el propio sol…) adquiere un deslumbrante protagonismo que sigue creciendo de manera exponencial. Nombres ya bien conocidos como los de Dan Flavin y James Turrell no hacen sino reforzar este incontrovertible hecho.Ámbito fraternalAnálogamente, la luz es asimismo un factor esencial en el ámbito fraternal del diseño. Gracias a su empleo, diseñadores –y también arquitectos– pueden modelar espacios, realzar y definir volúmenes y crear atmósferas específicas que condicionan y potencian la funcionalidad y la estética de un ambiente. En el diseño de interiores, permite acentuar texturas, registros cromáticos y formas, al tiempo que puede generar espacios cálidos o fríos según su intensidad y tonalidad, influyendo en la experiencia sensorial del público. Por su parte, el diseño industrial considera la luz una aliada fundamental. Desde la creación de lámparas con enfoques funcionales y estéticos hasta el desarrollo de dispositivos tecnológicos con pantallas retroiluminadas, la luz es un elemento central en la concepción de nuevos productos. Asimismo, el diseño de iluminación urbana ha permitido transformar las ciudades en espacios seguros y visualmente impactantes, influyendo en su identidad nocturna. Todas estas reflexiones vienen a confluir en la muestra ‘La línea sueña’, que puede verse en las salas Fernán Gómez del Centro Cultural de la Villa. Se trata de un proyecto expositivo comisariado por Javier Riera, quien es asimismo un artista plenamente involucrado en la creación de experiencia lumínicas, con la colaboración de Cosentino y la revista ‘ROOM’, y un montaje expositivo espléndido a cargo de Studio Animal, enmarcado dentro del Madrid Design Festival (MDF25) y que, por primera vez en su historia, presenta una exposición monográfica sobre la relación y el diálogo que existe y fluye entre la luz y el espacio en la esfera del diseño.Y la luz se hizo… En lasimágenes, distintas propuestas de la colectiva ‘La línea sueña’, en el Centro Cultural de la Villa ABCA través de 70 obras de 45 creadores, con un amplio abanico de registros -iluminación de interiores, diseño industrial y de producto o instalaciones lumínicas- asistimos a una verdadera experiencia sensorial, tecnológica y conceptual. ‘La línea sueña’ nos remite en su título a la idea de Paul Klee de privilegiar el dibujo como engarce simbólico entre realidad y deseo-ensoñación (lo que igualmente me lleva a recordar a Palazuelo, gran admirador del genial artista suizo, quien decía que soñamos en las líneas y las líneas sueñan en nosotros), y se estructura en torno a diversos apartados temáticos: ‘La luz en el paisaje’, ‘Elogio de la penumbra’, ‘Luz, forma y materia’, ‘La luz sostenible’ y ‘El resplandor pasajero’ –este último, dedicado al paisaje de las instalaciones–, que despliegan una completa panorámica en la que adquieren protagonismo tanto los efectos que la luz genera como los elementos que la producen, emiten e irradian.Resulta francamente difícil destacar nombres dentro de la amplia nómina de creadores que componen este excelente proyecto. Quizás podríamos señalar los trabajos de Draga & Aurel, Davide Groppi, Carlos Coronas, Massimiliano Moro, Tom Dixon, Frank Oehring o Maximilian Marchesani, que se insertan en un terreno fronterizo entre el diseño y el arte, como ocurre con otros creadores asimismo presentes.’La línea sueña’ Coelctiva. Centro Cultural de la Villa (Salas Fernán Gómez). Madrid. Plaza de Colón, 4. Comisario: Javier Riera. Hasta el 20 de abril. Cuatro estrellas.En cuanto a piezas propiamente de diseño, no puedo dejar de mencionar ‘Tatu’, la icónica lámpara de André Ricard, figura clave dentro de la esfera industrial, y otras de Antoni Arola. Y ya como contribuciones más contemporáneas, presten atención a la lámpara de Álvaro Catalán de Ocón, realizada con material textil y reciclado por artesanos de Ghana, o las lámparas de lana de María Abando Olarán. «Fiat Lux!». No puedo imaginar mejor manera de comenzar esta crítica. Sin luz no hay visión. Una tautología tan evidente –y cegadora– que nos sirve para calibrar la importancia del papel que el [f]actor luz juega dentro del teatro de las artes visuales. Un teatro de luces y también de sombras, no lo olvi- demos. El arquitecto norteamericano Louis Khan nos dirá: «La luz es la auténtica fuente de todo ser. En realidad nacemos de la luz, autora de todo lo que es material». Deberíamos añadir que -Cirlot ‘dixit’- igualmente es autora de buena parte de todo lo que es espiritual, dado su carácter simbólico, inmanente y ritual.Noticias relacionadas estandar Si Crítica de: ‘En obras’, en Alcalá 31: las cartas sobre la mesa de Secundino Hernández Carlos Delgado Mayordomo estandar Si CRÍTICA DE: ‘Flamboyant’ en el Palacio de Liria: Joana Vasconcelos en el país de sus maravillas Javier Díaz-GuardiolaEl Planeta Arte no podía ser ajeno a esta certeza y se enciende-incendia también -como una inefable lámpara- al ritmo que marca Madame Luz. Aunque sus primeras manifestaciones gozan ya de una saludable mayoría de edad, lo cierto es que será fundamentalmente a partir de los 60 del pasado siglo cuando el empleo artístico de la luz (neones, holografías, vídeo, leds, foto, cajas de luz, cine, el propio sol…) adquiere un deslumbrante protagonismo que sigue creciendo de manera exponencial. Nombres ya bien conocidos como los de Dan Flavin y James Turrell no hacen sino reforzar este incontrovertible hecho.Ámbito fraternalAnálogamente, la luz es asimismo un factor esencial en el ámbito fraternal del diseño. Gracias a su empleo, diseñadores –y también arquitectos– pueden modelar espacios, realzar y definir volúmenes y crear atmósferas específicas que condicionan y potencian la funcionalidad y la estética de un ambiente. En el diseño de interiores, permite acentuar texturas, registros cromáticos y formas, al tiempo que puede generar espacios cálidos o fríos según su intensidad y tonalidad, influyendo en la experiencia sensorial del público. Por su parte, el diseño industrial considera la luz una aliada fundamental. Desde la creación de lámparas con enfoques funcionales y estéticos hasta el desarrollo de dispositivos tecnológicos con pantallas retroiluminadas, la luz es un elemento central en la concepción de nuevos productos. Asimismo, el diseño de iluminación urbana ha permitido transformar las ciudades en espacios seguros y visualmente impactantes, influyendo en su identidad nocturna. Todas estas reflexiones vienen a confluir en la muestra ‘La línea sueña’, que puede verse en las salas Fernán Gómez del Centro Cultural de la Villa. Se trata de un proyecto expositivo comisariado por Javier Riera, quien es asimismo un artista plenamente involucrado en la creación de experiencia lumínicas, con la colaboración de Cosentino y la revista ‘ROOM’, y un montaje expositivo espléndido a cargo de Studio Animal, enmarcado dentro del Madrid Design Festival (MDF25) y que, por primera vez en su historia, presenta una exposición monográfica sobre la relación y el diálogo que existe y fluye entre la luz y el espacio en la esfera del diseño.Y la luz se hizo… En lasimágenes, distintas propuestas de la colectiva ‘La línea sueña’, en el Centro Cultural de la Villa ABCA través de 70 obras de 45 creadores, con un amplio abanico de registros -iluminación de interiores, diseño industrial y de producto o instalaciones lumínicas- asistimos a una verdadera experiencia sensorial, tecnológica y conceptual. ‘La línea sueña’ nos remite en su título a la idea de Paul Klee de privilegiar el dibujo como engarce simbólico entre realidad y deseo-ensoñación (lo que igualmente me lleva a recordar a Palazuelo, gran admirador del genial artista suizo, quien decía que soñamos en las líneas y las líneas sueñan en nosotros), y se estructura en torno a diversos apartados temáticos: ‘La luz en el paisaje’, ‘Elogio de la penumbra’, ‘Luz, forma y materia’, ‘La luz sostenible’ y ‘El resplandor pasajero’ –este último, dedicado al paisaje de las instalaciones–, que despliegan una completa panorámica en la que adquieren protagonismo tanto los efectos que la luz genera como los elementos que la producen, emiten e irradian.Resulta francamente difícil destacar nombres dentro de la amplia nómina de creadores que componen este excelente proyecto. Quizás podríamos señalar los trabajos de Draga & Aurel, Davide Groppi, Carlos Coronas, Massimiliano Moro, Tom Dixon, Frank Oehring o Maximilian Marchesani, que se insertan en un terreno fronterizo entre el diseño y el arte, como ocurre con otros creadores asimismo presentes.’La línea sueña’ Coelctiva. Centro Cultural de la Villa (Salas Fernán Gómez). Madrid. Plaza de Colón, 4. Comisario: Javier Riera. Hasta el 20 de abril. Cuatro estrellas.En cuanto a piezas propiamente de diseño, no puedo dejar de mencionar ‘Tatu’, la icónica lámpara de André Ricard, figura clave dentro de la esfera industrial, y otras de Antoni Arola. Y ya como contribuciones más contemporáneas, presten atención a la lámpara de Álvaro Catalán de Ocón, realizada con material textil y reciclado por artesanos de Ghana, o las lámparas de lana de María Abando Olarán.
«Fiat Lux!». No puedo imaginar mejor manera de comenzar esta crítica. Sin luz no hay visión. Una tautología tan evidente –y cegadora– que nos sirve para calibrar la importancia del papel que el [f]actor luz juega dentro del teatro de las artes visuales. … Un teatro de luces y también de sombras, no lo olvi- demos.
El arquitecto norteamericano Louis Khan nos dirá: «La luz es la auténtica fuente de todo ser. En realidad nacemos de la luz, autora de todo lo que es material». Deberíamos añadir que -Cirlot ‘dixit’- igualmente es autora de buena parte de todo lo que es espiritual, dado su carácter simbólico, inmanente y ritual.
El Planeta Arte no podía ser ajeno a esta certeza y se enciende-incendia también -como una inefable lámpara- al ritmo que marca Madame Luz. Aunque sus primeras manifestaciones gozan ya de una saludable mayoría de edad, lo cierto es que será fundamentalmente a partir de los 60 del pasado siglo cuando el empleo artístico de la luz (neones, holografías, vídeo, leds, foto, cajas de luz, cine, el propio sol…) adquiere un deslumbrante protagonismo que sigue creciendo de manera exponencial. Nombres ya bien conocidos como los de Dan Flavin y James Turrell no hacen sino reforzar este incontrovertible hecho.
Ámbito fraternal
Análogamente, la luz es asimismo un factor esencial en el ámbito fraternal del diseño. Gracias a su empleo, diseñadores –y también arquitectos– pueden modelar espacios, realzar y definir volúmenes y crear atmósferas específicas que condicionan y potencian la funcionalidad y la estética de un ambiente. En el diseño de interiores, permite acentuar texturas, registros cromáticos y formas, al tiempo que puede generar espacios cálidos o fríos según su intensidad y tonalidad, influyendo en la experiencia sensorial del público.
Por su parte, el diseño industrial considera la luz una aliada fundamental. Desde la creación de lámparas con enfoques funcionales y estéticos hasta el desarrollo de dispositivos tecnológicos con pantallas retroiluminadas, la luz es un elemento central en la concepción de nuevos productos. Asimismo, el diseño de iluminación urbana ha permitido transformar las ciudades en espacios seguros y visualmente impactantes, influyendo en su identidad nocturna.
Todas estas reflexiones vienen a confluir en la muestra ‘La línea sueña’, que puede verse en las salas Fernán Gómez del Centro Cultural de la Villa. Se trata de un proyecto expositivo comisariado por Javier Riera, quien es asimismo un artista plenamente involucrado en la creación de experiencia lumínicas, con la colaboración de Cosentino y la revista ‘ROOM’, y un montaje expositivo espléndido a cargo de Studio Animal, enmarcado dentro del Madrid Design Festival (MDF25) y que, por primera vez en su historia, presenta una exposición monográfica sobre la relación y el diálogo que existe y fluye entre la luz y el espacio en la esfera del diseño.



En lasimágenes, distintas propuestas de la colectiva ‘La línea sueña’, en el Centro Cultural de la Villa
ABC
A través de 70 obras de 45 creadores, con un amplio abanico de registros -iluminación de interiores, diseño industrial y de producto o instalaciones lumínicas- asistimos a una verdadera experiencia sensorial, tecnológica y conceptual.
‘La línea sueña’ nos remite en su título a la idea de Paul Klee de privilegiar el dibujo como engarce simbólico entre realidad y deseo-ensoñación (lo que igualmente me lleva a recordar a Palazuelo, gran admirador del genial artista suizo, quien decía que soñamos en las líneas y las líneas sueñan en nosotros), y se estructura en torno a diversos apartados temáticos: ‘La luz en el paisaje’, ‘Elogio de la penumbra’, ‘Luz, forma y materia’, ‘La luz sostenible’ y ‘El resplandor pasajero’ –este último, dedicado al paisaje de las instalaciones–, que despliegan una completa panorámica en la que adquieren protagonismo tanto los efectos que la luz genera como los elementos que la producen, emiten e irradian.
Resulta francamente difícil destacar nombres dentro de la amplia nómina de creadores que componen este excelente proyecto. Quizás podríamos señalar los trabajos de Draga & Aurel, Davide Groppi, Carlos Coronas, Massimiliano Moro, Tom Dixon, Frank Oehring o Maximilian Marchesani, que se insertan en un terreno fronterizo entre el diseño y el arte, como ocurre con otros creadores asimismo presentes.
‘La línea sueña’
Coelctiva. Centro Cultural de la Villa (Salas Fernán Gómez). Madrid. Plaza de Colón, 4. Comisario: Javier Riera. Hasta el 20 de abril. Cuatro estrellas.
En cuanto a piezas propiamente de diseño, no puedo dejar de mencionar ‘Tatu’, la icónica lámpara de André Ricard, figura clave dentro de la esfera industrial, y otras de Antoni Arola. Y ya como contribuciones más contemporáneas, presten atención a la lámpara de Álvaro Catalán de Ocón, realizada con material textil y reciclado por artesanos de Ghana, o las lámparas de lana de María Abando Olarán.
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