Tres décadas y media después, la plaza de toros de Trujillo camina con paso firme hacia su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Monumento. Así lo ha anunciado la Junta de Extremadura a través del Diario Oficial de Extremadura (DOE), reactivando oficialmente un proceso que se inició en 1987 y quedó paralizado durante años sin llegar a tramitarse.
La Consejería de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes ha incoado el expediente necesario para dar continuidad a la declaración, y ha encargado la elaboración de una nueva memoria técnica a la Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Patrimonio Cultural. Con ello, se pretende reconocer el valor patrimonial, arquitectónico e histórico del coso trujillano, una de las plazas más representativas de la provincia.
Inaugurada en 1848, la plaza de Trujillo destaca no solo por su antigüedad, sino también por la firma de su arquitecto, Calixto de la Muela, una figura destacada del siglo XIX, autor de reformas en el actual edificio del Senado en Madrid y de otros inmuebles de interés en Extremadura. El coso trujillano cuenta con un aforo de 8.000 localidades, un ruedo de 35 metros de diámetro y una superficie construida de 962 metros cuadrados.
La decisión se enmarca en una reflexión más amplia sobre la protección del patrimonio taurino en la comunidad autónoma. Extremadura conserva 34 plazas de toros fijas, algunas con siglos de historia como las de Puebla de Sancho Pérez (siglo XIV) o La Parra (siglo XVI). Durante el siglo XIX, se erigieron otras como las de Cáceres, Almendralejo, Plasencia o Mérida, conformando un mapa cultural que articula tradición, arquitectura y vida social.
La futura declaración de la plaza de Trujillo como BIC permitirá garantizar su conservación, proteger su uso y reforzar su papel como espacio cultural y turístico, en una ciudad que ya es emblema patrimonial de la región.
El anuncio supone un paso firme hacia el reconocimiento de la tauromaquia y sus espacios como parte integral del legado histórico extremeño. Y, en este caso, salda una deuda con un recinto que lleva 176 años siendo testigo de la historia, la emoción y la cultura de un pueblo.
La Junta de Extremadura reactiva el expediente iniciado en 1987 para proteger el histórico coso cacereño como Monumento
Tres décadas y media después, la plaza de toros de Trujillo camina con paso firme hacia su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC), en la categoría de Monumento. Así lo ha anunciado la Junta de Extremadura a través del Diario Oficial de Extremadura (DOE), reactivando oficialmente un proceso que se inició en 1987 y quedó paralizado durante años sin llegar a tramitarse.
La Consejería de Cultura, Turismo, Jóvenes y Deportes ha incoado el expediente necesario para dar continuidad a la declaración, y ha encargado la elaboración de una nueva memoria técnica a la Dirección General de Bibliotecas, Archivos y Patrimonio Cultural. Con ello, se pretende reconocer el valor patrimonial, arquitectónico e histórico del coso trujillano, una de las plazas más representativas de la provincia.
Inaugurada en 1848, la plaza de Trujillo destaca no solo por su antigüedad, sino también por la firma de su arquitecto, Calixto de la Muela, una figura destacada del siglo XIX, autor de reformas en el actual edificio del Senado en Madrid y de otros inmuebles de interés en Extremadura. El coso trujillano cuenta con un aforo de 8.000 localidades, un ruedo de 35 metros de diámetro y una superficie construida de 962 metros cuadrados.
La decisión se enmarca en una reflexión más amplia sobre la protección del patrimonio taurino en la comunidad autónoma. Extremadura conserva 34 plazas de toros fijas, algunas con siglos de historia como las de Puebla de Sancho Pérez (siglo XIV) o La Parra (siglo XVI). Durante el siglo XIX, se erigieron otras como las de Cáceres, Almendralejo, Plasencia o Mérida, conformando un mapa cultural que articula tradición, arquitectura y vida social.
La futura declaración de la plaza de Trujillo como BIC permitirá garantizar su conservación, proteger su uso y reforzar su papel como espacio cultural y turístico, en una ciudad que ya es emblema patrimonial de la región.
El anuncio supone un paso firme hacia el reconocimiento de la tauromaquia y sus espacios como parte integral del legado histórico extremeño. Y, en este caso, salda una deuda con un recinto que lleva 176 años siendo testigo de la historia, la emoción y la cultura de un pueblo.
Toros y actualidad taurina en La Razón