“Como consecuencia de la nueva legislación recientemente aprobada por el Congreso de Ciudad de México, no es posible celebrar corridas y novilladas tradicionales”, ha comunicado la Plaza de Toros México este martes, argumentando que la reforma de ley, aprobada el pasado 18 de marzo, es en realidad una prohibición a la tauromaquia, y que lo propuesto por la jefa de Gobierno, Clara Brugada, es técnica y jurídicamente inviable para llevar a cabo el espectáculo taurino “sin violencia”.
El pasado 13 de marzo, Brugada anunció una propuesta para que las corridas de toros en la ciudad se mantuvieran, pero sin sangre, crueldad o muerte para el animal. Brugada aseguraba entonces que buscaba impulsar una reforma jurídica para que el espectáculo taurino fuera “libre de violencia”. Unos días después, el Congreso local aprobó la reforma entre protestas de aficionados, toreros, ganaderos, empresarios y otras personalidades del gremio taurino.
El proyecto de ley se basó principalmente en crear una nueva figura jurídica: la del “espectáculo taurino libre de violencia”, un concepto que trastoca la naturaleza de las corridas de toros, que en su versión moderna, practicada en México, España, Francia, Perú, Portugal, Ecuador y Venezuela, implican necesariamente la lidia violenta del animal. En vez de abolir los festejos taurinos, como proyectos anteriores, el dictamen prohíbe la muerte y el maltrato del toro dentro y fuera de la plaza, exige cubrir los cuernos de los animales durante la corrida con el fin de protegerlos y limita la duración de los festejos taurinos a 30 minutos por evento.
La legislación también contempla que los toros utilizados durante el espectáculo sean devueltos a su ganadería de procedencia al final de la corrida, una condición que únicamente tiene lugar durante un indulto, un evento inusual en el mundo taurino, cuando las características del ejemplar resultan tan favorables para la lidia que el juez de plaza, la máxima autoridad en un festejo, decide perdonarle la vida. Entonces el toro regresa a los corrales sin pasar por la estocada y vuelve a su ganadería, usualmente para fungir como semental.
Además, la ley prohíbe el uso de objetos punzantes que provoquen heridas, lastimaduras o la muerte del toro, tales como banderillas, espadas o lanzas.
Ante los nuevos lineamientos, La México —empresa encargada del recinto taurino— asegura que la reforma “que se presenta bajo el argumento de protección animal, tendrá como consecuencia justamente la desaparición del toro de lidia, una especie cuya existencia depende exclusivamente de la práctica taurina”: “Lamentamos cualquier medida que atente contra la libertad cultural de cientos de miles de personas que han hecho de la tauromaquia una tradición viva”, dijeron.
La empresa ha hecho un llamado a los aficionados para respaldar sus esfuerzos para que se mantengan las corridas tradicionales: “Los invitamos a que participen y se sumen al esfuerzo conjunto para proteger nuestras tradicionales corridas de toros como parte de nuestra identidad y mexicanidad”.
Ciudad de México y Portugal son dos de los lugares en donde se han aprobado reformas para eliminar de la lidia la muerte del toro, mientras se mantienen los lances donde no hay derramamiento de sangre. En un análisis publicado en este periódico en mayo pasado, sobre el futuro de la tauromaquia con estas nuevas legislaciones, se escribió: “No es una evolución la reforma aprobada, sino la supresión de la tauromaquia en Ciudad de México disfrazada de progresismo. No existe ni existirá nunca un espectáculo taurino, sin varas de picar, sin banderillas, sin estoque, sin peligro, sin pasión, sin gloria, sin fracaso, sin muerte… No hay afición a los toros que resista semejante mutilación a la esencia misma de la tauromaquia”.
La empresa a cargo del recinto taurino informa que no le es posible llevar a cabo corridas y novilladas tradicionales tras la legislación del Gobierno de Ciudad de México
“Como consecuencia de la nueva legislación recientemente aprobada por el Congreso de Ciudad de México, no es posible celebrar corridas y novilladas tradicionales”, ha comunicado la Plaza de Toros México este martes, argumentando que la reforma de ley, aprobada el pasado 18 de marzo, es en realidad una prohibición a la tauromaquia, y que lo propuesto por la jefa de Gobierno, Clara Brugada, es técnica y jurídicamente inviable para llevar a cabo el espectáculo taurino “sin violencia”.
El pasado 13 de marzo, Brugada anunció una propuesta para que las corridas de toros en la ciudad se mantuvieran, pero sin sangre, crueldad o muerte para el animal. Brugada aseguraba entonces que buscaba impulsar una reforma jurídica para que el espectáculo taurino fuera “libre de violencia”. Unos días después, el Congreso local aprobó la reforma entre protestas de aficionados, toreros, ganaderos, empresarios y otras personalidades del gremio taurino.
El proyecto de ley se basó principalmente en crear una nueva figura jurídica: la del “espectáculo taurino libre de violencia”, un concepto que trastoca la naturaleza de las corridas de toros, que en su versión moderna, practicada en México, España, Francia, Perú, Portugal, Ecuador y Venezuela, implican necesariamente la lidia violenta del animal. En vez de abolir los festejos taurinos, como proyectos anteriores, el dictamen prohíbe la muerte y el maltrato del toro dentro y fuera de la plaza, exige cubrir los cuernos de los animales durante la corrida con el fin de protegerlos y limita la duración de los festejos taurinos a 30 minutos por evento.

La legislación también contempla que los toros utilizados durante el espectáculo sean devueltos a su ganadería de procedencia al final de la corrida, una condición que únicamente tiene lugar durante un indulto, un evento inusual en el mundo taurino, cuando las características del ejemplar resultan tan favorables para la lidia que el juez de plaza, la máxima autoridad en un festejo, decide perdonarle la vida. Entonces el toro regresa a los corrales sin pasar por la estocada y vuelve a su ganadería, usualmente para fungir como semental.
Además, la ley prohíbe el uso de objetos punzantes que provoquen heridas, lastimaduras o la muerte del toro, tales como banderillas, espadas o lanzas y limita el tiempo de la corrida a 10 minutos por toro.
Ante los nuevos lineamientos, La México —empresa encargada del recinto taurino— asegura que la reforma “que se presenta bajo el argumento de protección animal, tendrá como consecuencia justamente la desaparición del toro de lidia, una especie cuya existencia depende exclusivamente de la práctica taurina”: “Lamentamos cualquier medida que atente contra la libertad cultural de cientos de miles de personas que han hecho de la tauromaquia una tradición viva”, dijeron.
La empresa ha hecho un llamado a los aficionados para respaldar sus esfuerzos para que se mantengan las corridas tradicionales: “Los invitamos a que participen y se sumen al esfuerzo conjunto para proteger nuestras tradicionales corridas de toros como parte de nuestra identidad y mexicanidad”.
Ciudad de México y Portugal son dos de los lugares en donde se han aprobado reformas para eliminar de la lidia la muerte del toro, mientras se mantienen los lances donde no hay derramamiento de sangre. En un análisis publicado en este periódico en mayo pasado, sobre el futuro de la tauromaquia con estas nuevas legislaciones, se escribió: “No es una evolución la reforma aprobada, sino la supresión de la tauromaquia en Ciudad de México disfrazada de progresismo. No existe ni existirá nunca un espectáculo taurino, sin varas de picar, sin banderillas, sin estoque, sin peligro, sin pasión, sin gloria, sin fracaso, sin muerte… No hay afición a los toros que resista semejante mutilación a la esencia misma de la tauromaquia”.
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