Su verdadera vocación era la música, aunque también se estrenó en la dirección cinematográfica, pero aborrecía la idea de convertirse en un artista frustrado. El interés por el vino le llegó por otra inclinación, la de ser emprendedor por el hecho de querer trabajar para sí mismo y no para otros. Ahí es cuando nace en 1975 la relación de José Peñín (Santa Coloma de la Vega, León) con el vino. Montó con un vecino el Club de los Vinos de España (Cluve), con un método entonces novedoso: el buzoneo y la venta por correspondencia. Pero antes quiso aprender a catar vinos. Conoció a la enóloga Isabel Mijares, recién llegada de Burdeos de estudiar Enología, que acababa de crear el Laboratorio de Análisis y Control Enológico (Lacesa), y con la que aprendió la trastienda del vino. Escribió Manual de los vinos españoles —una referencia para aquellos que deseen adentrarse en el tema—, creó la reconocida Guía Peñín de los vinos de España, y acaba de publicar Mis memorias del vino (Planeta Gastro), un recorrido por la mayor revolución que se ha producido en la historia del vino mundial, con avances tecnológicos en bodegas y viñedos, o el nacimiento de la enología como ciencia.
Si algo ha hecho Peñín a lo largo de este tiempo ha sido catar vinos. De hecho, guarda 25 cuadernos con anotaciones como si fueran un tesoro y a los que no ha recurrido para recordar los vinos de su vida. Los guarda en su memoria. Y advierte que los escogidos no sorprenderán por desconocidos, sino todo lo contrario. “No he querido lucirme con alguna novedad desconocida, algo de lo que pecan los que se dejan impulsar por el ego”. Estos son los 20 elegidos.
1
Château Lafite Rothschild 2005 (Burdeos, Francia)
Recuerda que en mayo de 2008, por invitación de Lavinia París, cató la cosecha de 2005, (una de las mejores de los últimos 30 años) de 45 Grand Cru Classé, repartidos entre Médoc, Pessac-Léognan, Saint Emilion y Pomerol. Le dio 100 puntos por su “fascinante complejidad, con una armonía entre fruta, especias y matices florales, con unos taninos elegantes y un retronasal de película”.
2
Château Haut-Brion 2005 (Burdeos, Francia)
En la misma sesión afirma que bebió “este maravilloso tinto con un intenso color cereza”, del que destaca el aroma exótico con notas de maderas tropicales, pan tostado, bollería, fruta madura, especias y finos matices florales. Complejo, con boca amplia, taninos persistentes y retronasal de fruta macerada. Un vino para la historia, asegura. Le otorgó 100 puntos.
3
Château Latour 2005 (Burdeos, Francia)
Fue el tercer vino más puntuado, con 99 puntos, en la citada cata parisina en 2008. Destaca el color cereza oscuro con un matiz anaranjado. Aroma fino, elegante, con matices terciarios (tabaco, cedro), con rasgos complejos. Potente, redondo, con suavidad aterciopelada.
4
Pingus 2003 (Ribera del Duero, España)
Le concedió 100 puntos —el primer vino español al que le dio la máxima puntuación—después de probarlo en 2007 en Vila Viniteca (Barcelona). Recuerda que la cosecha de 2003 fue famosa por su clima cálido. Presenta aromas florales, tostados de frutos negros y roble, expresión frutal, sedoso, graso, persistente, con una sinfonía de matices, “que unas horas después seguían cambiando”, afirma.
5
Château Margaux 1996 Tinto (Burdeos, Francia)
Se llevó 98 puntos. Peñín asegura que ha visitado esta santa casa en varias ocasiones, pero se acuerda de la de 2008, cuando en un comedor privado del castillo probó esta añada, de la que rememora el color cereza intenso con borde naranja, “pero pleno de juventud comedida, con aromas de reducción muy fina (cedro y tabajo), muy elegante y a la vez frutal. De paladar redondo, fino, con taninos sedosos y elegantes, complejo, con retronasal especiado, sabroso, con una fresca acidez”.
6
Château Le Pin 1995 Tinto (Burdeos, Francia)
Recibió otros 98 puntos tras probarlo junto a Quim Vila (Vila Viniteca), durante un salón La Música del Vi (cree que en 2008), al que asistió el creador del vino, Jacques Thienpont. “Fue el modelo perfecto de un envejecimiento colmado de sensaciones especiadas, alguna hierba de monte, cierto cuero de gran clase y notas florales de pétalos violetas. Amplio, con volumen, retronasal excelente de especies tostadas y elegantes notas florales”.
7
Imperial 1964 Gran Reserva (Rioja, España)
Opina que se trata de una cosecha deslumbrante, que parece no morir nunca. “Sin duda, la mejor añada de todos los tiempos”, reconoce. Le dio 99 puntos, tras beberlo en una convocatoria del elaborador, bodegas CVNE, a finales de la década de los años ochenta. De color rubí teja, con aroma algo cerrado, toques sutiles de fruta, con matices confiados y floral. Suntuosos, rico en expresión de crianza en roble y botella, ligeras notas a incienso, sensacional y misterioso…
8
Mersaukt Genevrere 2002 Blanco (Borgoña, Francia)
Lo cató en la propia bodega en 2006, durante una viaje a la zona. Le pareció rico en matices florales y frutales, con un fondo ahumado muy elegante y complejo. En boca lleno, perfumado, rico en sensaciones de frutas dulces y hierbas, acidez fresca y buen alcohol. Recibió 98 puntos.
9
Petrus 2000 (Burdeos, Francia)
Pertenece a una de las bodegas más reconocidas del Pomerol. Lo cató en 2006 en las oficinas de Christian Moueix, su propietario. “Un tinto memorable que cambió tres veces en dos horas”, dice Peñín. Destaca el color intenso de perfecta maduración, además de un aroma que combina grosellas negras frescas, mucha trufa, con unas tostadas delicadas (café, chocolate). En boca era potente, algo carnoso, con fruta madura y siempre la trufa con notas de sotobosque. Un tinto excepcional, al que le dio 99 puntos, poderoso y rico en expresión mineral.
10
Vega Sicilia 1942 (Ribera del Duero, España)
Lo degustó en Los Ángeles, gracias al coleccionista norteamericano, originario de India, Bipin Desai, que cada año organiza reuniones sensoriales con vinos notables de todo el mundo. Se trata de un tinto de matiz rubí teja, brillante, lleno de sensaciones exóticas, con potente nariz con evocación de pimentón y clavo. Con predominio de rasgos aromáticos de los Vega Sicilia antiguos, con seductores toques de mueble viejo, notas oxidativas y especias en reducción. Le otorgó 98 puntos.
11
Montrachet de la Romaneé-Conti 1981 Blanco (Borgoña, Francia)
Montrachet es el culmen de los blancos de Borgoña, afirma el crítico de vinos. “Si a esto añadimos el lujo sensorial de la bodega de la Romaneé-Conti, nos hallamos ante un vino incontestable”. Lo disfrutó en una cata vertical de seis vinos de otras tantas cosechas, celebrada en 2002 en el restaurante Viridiana, en Madrid, y auspiciada por Pablo Álvarez, dueño de Vega Sicilia y distibuidor entonces de la bodega francesa en España. “La cosecha tuvo que envejecer 20 años para descubrir el gran montrachet del que tanto hablaban. Este blanco me pareció que tenía una enorme complejidad, con unos aromas extraños, difíciles de describir”. Y asegura que lleva una carga tremenda de sabores y aromas a hierbas exóticas, de hierbas de monte bajo, recuerdos intermitentes de mantequilla, miel, heno… Recibió 99 puntos.
12
Bollinger RD 1875 (Champagne, Francia)
Esta casa le gustó por su dimensión exacta de producción media, sin los volúmenes de las grandes ni tampoco con la posible irregularidad de las pequeñas firmas. Todo ello con una mirada más profunda hacia todos los elementos que conforman el suelo y la sutilidad de la crianza en botella. Lo probó en una visita en 1988 a la bodega. “Fue sublime, la conexión de las finas notas marchitas de las levaduras con el vino fue portentosa. Evocaba la almendra, el tabaco, la bollería fina, mezclados con notas de bosque húmedo y una burbuja integrada, lenta, pequeña y acariciante, sin desaparecer la frescura de una acidez, con recuerdos cítricos”. Una maravilla a la que concedió 99 puntos.
13
Les Combottes 1955 Tinto de Gevrey Chambertin (Borgoña, Francia)
Lo probó en Borgoña en 2006 entre 150 vinos. “Siendo una añada tan vieja para un borgoña, mejor imposible”. Recuerda que tenía un aroma que recordaba el olor de un mueble viejo, de un distinguido desván, con lejanos toques, también de selectas mezclas de tabaco de pipa, café tostado y torrefacto y punto de cacao. El tacto en boca era sedoso y aterciopelado. Le dio 98 puntos.
14
Nicolás Catena Zapata 2001 Tinto (Argentina)
Lo tomó en una cata celebrada en 2015 en el restaurante Don Julio, en Buenos Aires. Quedó asombrado ante este “espectacular” vino elaborado con cabernet sauvignon y malbec. “Cuanto más cabernet es menos argentino, pero más complejo y luminoso de color, con una expresión que asombra. El cabernet sostiene su valor frutal, la malbec suma un toque de fruta negra y un punto mineral”. Y no pone en duda que la bodega sigue elaborando el mejor vino argentino. Le puso 98 puntos.
15
La Faraona 2016 (El Bierzo, España)
Detrás de este vino está el bodeguero Álvaro Palacios y su sobrino, Ricardo Pérez. Peñín lo probó en la bodega en 2019, Corullón (León). Destaca el color granate vivo, aroma fresco de frutos rojos y con contraste entre las notas herbales balsámicas de su justa vendimia y la fructosidad de su lenta maduración aromática en la viña, con una persistencia insólita. Su secreto: un subsuelo misterioso y la orientación sureste, de modo que el sol de la tarde no le afecta. Le asignó 99 puntos.
16
Ornellaia 1997 Tinto (Toscana, Italia)
Fue en el palacio Frescobaldi, en el centro de Florencia, con su dueño, Ferdinando Frescobaldi, donde bebió en el año 2000 este “magnífico vino”. Cuenta que, por vez primera, el vino alcanzaba la graduación mediterránea: 14 grados y la cosecha se convertía en una de las mejores de la Toscana. Presentaba un color cereza intenso con un borde entre granate y teja. El aroma era profundo (café, chocolate, trufa, recuerdos de turba y dátiles) con notas minerales. En boca es lleno, con expresión de fruta todavía fresca y matices minerales, cálido, maduro, con armonía entre la fruta y la madrea. Se llevó 97 puntos.
17
Niepoort 1955 Vintage (Oporto, Portugal)
En junio de 1999 tuvo la fortuna, dice, de ser invitado por el Instituto do Vinho de Porto para una cata exclusiva de Vintages do Século, “los tintos dulces mejores del mundo”. Niepoort cuenta con la varita mágica de su envejecimiento en garrafas de cristal y así prolongar su crianza reductora durante más tiempo. Resalta la sutileza de petálos, frutos tropicales y bollería fina, con la elegancia de las especias y elegantes notas de cuero viejo y tabaco de pipa, una largura y sedosidad en boca inolvidables. Le puso 99 puntos.
18
Domaine de la Romanée-Conti 1986 Tinto (Borgoña, Francia)
Fue en 2007, en La Société des Bains de Mer, en Montecarlo, cuando descubrió que el vino todavía mantenía un espectacular aroma a frutos rojos envuelto con los misteriosos matices de tierra húmeda, a sotobosque, fundido con notas perfumadas de tabaco inglés y pétalos de rosas. Cada gota, afirma, dejaba huella en su paladar. “Nunca probé uno tan viejo y tan vivo”. Obtuvo 98 puntos.
19
Scheurebe TBA Nº 10 Zwischen den Seen 2004 Blanco (Austria)
Lo cató en 2008 en la bodega de Alois Kracher, en Illmitz (Austria). Se trata de un blanco soberbio de color dorado algo oscuro. Aroma fino, mineral, elegante. Boca con acidez y dulzor muy marcados, pero ensamblados, potente, rico en matices, complejo y elegante. Recibió 98 puntos.
20
Riesling Wiltinger Scharzholfberg Trockenbeerenauslese 1995 (Alemania)
“Un vinazo, de Egon Müller, que probé en una cata promovida por el importador Vins Alemany, (creo recordar que en 2002 o 2003)”. Destaca el color ligeramente dorado brillante, con un aroma potente, entre fruta escarchada y ahumado, con recuerdos de miel oxidada, pero con una fuerza y complejidad increíbles. Le otorgó 99 puntos.
Su verdadera vocación era la música, aunque también se estrenó en la dirección cinematográfica, pero aborrecía la idea de convertirse en un artista frustrado. El interés por el vino le llegó por otra inclinación, la de ser emprendedor por el hecho de querer trabajar para sí mismo y no para otros. Ahí es cuando nace en 1975 la relación de José Peñín (Santa Coloma de la Vega, León) con el vino. Montó con un vecino el Club de los Vinos de España (Cluve), con un método entonces novedoso: el buzoneo y la venta por correspondencia. Pero antes quiso aprender a catar vinos. Conoció a la enóloga Isabel Mijares, recién llegada de Burdeos de estudiar Enología, que acababa de crear el Laboratorio de Análisis y Control Enológico (Lacesa), y con la que aprendió la trastienda del vino. Escribió Manual de los vinos españoles —una referencia para aquellos que deseen adentrarse en el tema—, creó la reconocida Guía Peñín de los vinos de España, y acaba de publicar Mis memorias del vino (Planeta Gastro), un recorrido por la mayor revolución que se ha producido en la historia del vino mundial, con avances tecnológicos en bodegas y viñedos, o el nacimiento de la enología como ciencia. Si algo ha hecho Peñín a lo largo de este tiempo ha sido catar vinos. De hecho, guarda 25 cuadernos con anotaciones como si fueran un tesoro y a los que no ha recurrido para recordar los vinos de su vida. Los guarda en su memoria. Y advierte que los escogidos no sorprenderán por desconocidos, sino todo lo contrario. “No he querido lucirme con alguna novedad desconocida, algo de lo que pecan los que se dejan impulsar por el ego”. Estos son los 20 elegidos.1Château Lafite Rothschild 2005 (Burdeos, Francia)Recuerda que en mayo de 2008, por invitación de Lavinia París, cató la cosecha de 2005, (una de las mejores de los últimos 30 años) de 45 Grand Cru Classé, repartidos entre Médoc, Pessac-Léognan, Saint Emilion y Pomerol. Le dio 100 puntos por su “fascinante complejidad, con una armonía entre fruta, especias y matices florales, con unos taninos elegantes y un retronasal de película”.2Château Haut-Brion 2005 (Burdeos, Francia)En la misma sesión afirma que bebió “este maravilloso tinto con un intenso color cereza”, del que destaca el aroma exótico con notas de maderas tropicales, pan tostado, bollería, fruta madura, especias y finos matices florales. Complejo, con boca amplia, taninos persistentes y retronasal de fruta macerada. Un vino para la historia, asegura. Le otorgó 100 puntos.3Château Latour 2005 (Burdeos, Francia)Fue el tercer vino más puntuado, con 99 puntos, en la citada cata parisina en 2008. Destaca el color cereza oscuro con un matiz anaranjado. Aroma fino, elegante, con matices terciarios (tabaco, cedro), con rasgos complejos. Potente, redondo, con suavidad aterciopelada. 4Pingus 2003 (Ribera del Duero, España)Le concedió 100 puntos —el primer vino español al que le dio la máxima puntuación—después de probarlo en 2007 en Vila Viniteca (Barcelona). Recuerda que la cosecha de 2003 fue famosa por su clima cálido. Presenta aromas florales, tostados de frutos negros y roble, expresión frutal, sedoso, graso, persistente, con una sinfonía de matices, “que unas horas después seguían cambiando”, afirma.5Château Margaux 1996 Tinto (Burdeos, Francia)Se llevó 98 puntos. Peñín asegura que ha visitado esta santa casa en varias ocasiones, pero se acuerda de la de 2008, cuando en un comedor privado del castillo probó esta añada, de la que rememora el color cereza intenso con borde naranja, “pero pleno de juventud comedida, con aromas de reducción muy fina (cedro y tabajo), muy elegante y a la vez frutal. De paladar redondo, fino, con taninos sedosos y elegantes, complejo, con retronasal especiado, sabroso, con una fresca acidez”.6Château Le Pin 1995 Tinto (Burdeos, Francia)Recibió otros 98 puntos tras probarlo junto a Quim Vila (Vila Viniteca), durante un salón La Música del Vi (cree que en 2008), al que asistió el creador del vino, Jacques Thienpont. “Fue el modelo perfecto de un envejecimiento colmado de sensaciones especiadas, alguna hierba de monte, cierto cuero de gran clase y notas florales de pétalos violetas. Amplio, con volumen, retronasal excelente de especies tostadas y elegantes notas florales”.7Imperial 1964 Gran Reserva (Rioja, España)Opina que se trata de una cosecha deslumbrante, que parece no morir nunca. “Sin duda, la mejor añada de todos los tiempos”, reconoce. Le dio 99 puntos, tras beberlo en una convocatoria del elaborador, bodegas CVNE, a finales de la década de los años ochenta. De color rubí teja, con aroma algo cerrado, toques sutiles de fruta, con matices confiados y floral. Suntuosos, rico en expresión de crianza en roble y botella, ligeras notas a incienso, sensacional y misterioso…8Mersaukt Genevrere 2002 Blanco (Borgoña, Francia)Lo cató en la propia bodega en 2006, durante una viaje a la zona. Le pareció rico en matices florales y frutales, con un fondo ahumado muy elegante y complejo. En boca lleno, perfumado, rico en sensaciones de frutas dulces y hierbas, acidez fresca y buen alcohol. Recibió 98 puntos.9Petrus 2000 (Burdeos, Francia)Pertenece a una de las bodegas más reconocidas del Pomerol. Lo cató en 2006 en las oficinas de Christian Moueix, su propietario. “Un tinto memorable que cambió tres veces en dos horas”, dice Peñín. Destaca el color intenso de perfecta maduración, además de un aroma que combina grosellas negras frescas, mucha trufa, con unas tostadas delicadas (café, chocolate). En boca era potente, algo carnoso, con fruta madura y siempre la trufa con notas de sotobosque. Un tinto excepcional, al que le dio 99 puntos, poderoso y rico en expresión mineral.10Vega Sicilia 1942 (Ribera del Duero, España)Lo degustó en Los Ángeles, gracias al coleccionista norteamericano, originario de India, Bipin Desai, que cada año organiza reuniones sensoriales con vinos notables de todo el mundo. Se trata de un tinto de matiz rubí teja, brillante, lleno de sensaciones exóticas, con potente nariz con evocación de pimentón y clavo. Con predominio de rasgos aromáticos de los Vega Sicilia antiguos, con seductores toques de mueble viejo, notas oxidativas y especias en reducción. Le otorgó 98 puntos.11Montrachet de la Romaneé-Conti 1981 Blanco (Borgoña, Francia)Montrachet es el culmen de los blancos de Borgoña, afirma el crítico de vinos. “Si a esto añadimos el lujo sensorial de la bodega de la Romaneé-Conti, nos hallamos ante un vino incontestable”. Lo disfrutó en una cata vertical de seis vinos de otras tantas cosechas, celebrada en 2002 en el restaurante Viridiana, en Madrid, y auspiciada por Pablo Álvarez, dueño de Vega Sicilia y distibuidor entonces de la bodega francesa en España. “La cosecha tuvo que envejecer 20 años para descubrir el gran montrachet del que tanto hablaban. Este blanco me pareció que tenía una enorme complejidad, con unos aromas extraños, difíciles de describir”. Y asegura que lleva una carga tremenda de sabores y aromas a hierbas exóticas, de hierbas de monte bajo, recuerdos intermitentes de mantequilla, miel, heno… Recibió 99 puntos.12Bollinger RD 1875 (Champagne, Francia)Esta casa le gustó por su dimensión exacta de producción media, sin los volúmenes de las grandes ni tampoco con la posible irregularidad de las pequeñas firmas. Todo ello con una mirada más profunda hacia todos los elementos que conforman el suelo y la sutilidad de la crianza en botella. Lo probó en una visita en 1988 a la bodega. “Fue sublime, la conexión de las finas notas marchitas de las levaduras con el vino fue portentosa. Evocaba la almendra, el tabaco, la bollería fina, mezclados con notas de bosque húmedo y una burbuja integrada, lenta, pequeña y acariciante, sin desaparecer la frescura de una acidez, con recuerdos cítricos”. Una maravilla a la que concedió 99 puntos.13Les Combottes 1955 Tinto de Gevrey Chambertin (Borgoña, Francia)Lo probó en Borgoña en 2006 entre 150 vinos. “Siendo una añada tan vieja para un borgoña, mejor imposible”. Recuerda que tenía un aroma que recordaba el olor de un mueble viejo, de un distinguido desván, con lejanos toques, también de selectas mezclas de tabaco de pipa, café tostado y torrefacto y punto de cacao. El tacto en boca era sedoso y aterciopelado. Le dio 98 puntos.14Nicolás Catena Zapata 2001 Tinto (Argentina)Lo tomó en una cata celebrada en 2015 en el restaurante Don Julio, en Buenos Aires. Quedó asombrado ante este “espectacular” vino elaborado con cabernet sauvignon y malbec. “Cuanto más cabernet es menos argentino, pero más complejo y luminoso de color, con una expresión que asombra. El cabernet sostiene su valor frutal, la malbec suma un toque de fruta negra y un punto mineral”. Y no pone en duda que la bodega sigue elaborando el mejor vino argentino. Le puso 98 puntos.15La Faraona 2016 (El Bierzo, España)Detrás de este vino está el bodeguero Álvaro Palacios y su sobrino, Ricardo Pérez. Peñín lo probó en la bodega en 2019, Corullón (León). Destaca el color granate vivo, aroma fresco de frutos rojos y con contraste entre las notas herbales balsámicas de su justa vendimia y la fructosidad de su lenta maduración aromática en la viña, con una persistencia insólita. Su secreto: un subsuelo misterioso y la orientación sureste, de modo que el sol de la tarde no le afecta. Le asignó 99 puntos.16Ornellaia 1997 Tinto (Toscana, Italia)Fue en el palacio Frescobaldi, en el centro de Florencia, con su dueño, Ferdinando Frescobaldi, donde bebió en el año 2000 este “magnífico vino”. Cuenta que, por vez primera, el vino alcanzaba la graduación mediterránea: 14 grados y la cosecha se convertía en una de las mejores de la Toscana. Presentaba un color cereza intenso con un borde entre granate y teja. El aroma era profundo (café, chocolate, trufa, recuerdos de turba y dátiles) con notas minerales. En boca es lleno, con expresión de fruta todavía fresca y matices minerales, cálido, maduro, con armonía entre la fruta y la madrea. Se llevó 97 puntos. 17Niepoort 1955 Vintage (Oporto, Portugal)En junio de 1999 tuvo la fortuna, dice, de ser invitado por el Instituto do Vinho de Porto para una cata exclusiva de Vintages do Século, “los tintos dulces mejores del mundo”. Niepoort cuenta con la varita mágica de su envejecimiento en garrafas de cristal y así prolongar su crianza reductora durante más tiempo. Resalta la sutileza de petálos, frutos tropicales y bollería fina, con la elegancia de las especias y elegantes notas de cuero viejo y tabaco de pipa, una largura y sedosidad en boca inolvidables. Le puso 99 puntos.18Domaine de la Romanée-Conti 1986 Tinto (Borgoña, Francia)Fue en 2007, en La Société des Bains de Mer, en Montecarlo, cuando descubrió que el vino todavía mantenía un espectacular aroma a frutos rojos envuelto con los misteriosos matices de tierra húmeda, a sotobosque, fundido con notas perfumadas de tabaco inglés y pétalos de rosas. Cada gota, afirma, dejaba huella en su paladar. “Nunca probé uno tan viejo y tan vivo”. Obtuvo 98 puntos.19Scheurebe TBA Nº 10 Zwischen den Seen 2004 Blanco (Austria)Lo cató en 2008 en la bodega de Alois Kracher, en Illmitz (Austria). Se trata de un blanco soberbio de color dorado algo oscuro. Aroma fino, mineral, elegante. Boca con acidez y dulzor muy marcados, pero ensamblados, potente, rico en matices, complejo y elegante. Recibió 98 puntos.20Riesling Wiltinger Scharzholfberg Trockenbeerenauslese 1995 (Alemania)“Un vinazo, de Egon Müller, que probé en una cata promovida por el importador Vins Alemany, (creo recordar que en 2002 o 2003)”. Destaca el color ligeramente dorado brillante, con un aroma potente, entre fruta escarchada y ahumado, con recuerdos de miel oxidada, pero con una fuerza y complejidad increíbles. Le otorgó 99 puntos. Seguir leyendo
Su verdadera vocación era la música, aunque también se estrenó en la dirección cinematográfica, pero aborrecía la idea de convertirse en un artista frustrado. El interés por el vino le llegó por otra inclinación, la de ser emprendedor por el hecho de querer trabajar para sí mismo y no para otros. Ahí es cuando nace en 1975 la relación de José Peñín (Santa Coloma de la Vega, León) con el vino. Montó con un vecino el Club de los Vinos de España (Cluve), con un método entonces novedoso: el buzoneo y la venta por correspondencia. Pero antes quiso aprender a catar vinos. Conoció a la enóloga Isabel Mijares, recién llegada de Burdeos de estudiar Enología, que acababa de crear el Laboratorio de Análisis y Control Enológico (Lacesa), y con la que aprendió la trastienda del vino. Escribió Manual de los vinos españoles —una referencia para aquellos que deseen adentrarse en el tema—, creó la reconocida Guía Peñín de los vinos de España,y acaba de publicar Mis memorias del vino (Planeta Gastro), un recorrido por la mayor revolución que se ha producido en la historia del vino mundial, con avances tecnológicos en bodegas y viñedos, o el nacimiento de la enología como ciencia.
Si algo ha hecho Peñín a lo largo de este tiempo ha sido catar vinos. De hecho, guarda 25 cuadernos con anotaciones como si fueran un tesoro y a los que no ha recurrido para recordar los vinos de su vida. Los guarda en su memoria. Y advierte que los escogidos no sorprenderán por desconocidos, sino todo lo contrario. “No he querido lucirme con alguna novedad desconocida, algo de lo que pecan los que se dejan impulsar por el ego”. Estos son los 20 elegidos.
1
Château Lafite Rothschild 2005 (Burdeos, Francia)
Recuerda que en mayo de 2008, por invitación de Lavinia París, cató la cosecha de 2005, (una de las mejores de los últimos 30 años) de 45 Grand Cru Classé, repartidos entre Médoc, Pessac-Léognan, Saint Emilion y Pomerol. Le dio 100 puntos por su “fascinante complejidad, con una armonía entre fruta, especias y matices florales, con unos taninos elegantes y un retronasal de película”.
2
Château Haut-Brion 2005 (Burdeos, Francia)
En la misma sesión afirma que bebió “este maravilloso tinto con un intenso color cereza”, del que destaca el aroma exótico con notas de maderas tropicales, pan tostado, bollería, fruta madura, especias y finos matices florales. Complejo, con boca amplia, taninos persistentes y retronasal de fruta macerada. Un vino para la historia, asegura. Le otorgó 100 puntos.
3
Château Latour 2005 (Burdeos, Francia)
Fue el tercer vino más puntuado, con 99 puntos, en la citada cata parisina en 2008. Destaca el color cereza oscuro con un matiz anaranjado. Aroma fino, elegante, con matices terciarios (tabaco, cedro), con rasgos complejos. Potente, redondo, con suavidad aterciopelada.
4
Pingus 2003 (Ribera del Duero, España)
Le concedió 100 puntos —el primer vino español al que le dio la máxima puntuación—después de probarlo en 2007 en Vila Viniteca (Barcelona). Recuerda que la cosecha de 2003 fue famosa por su clima cálido. Presenta aromas florales, tostados de frutos negros y roble, expresión frutal, sedoso, graso, persistente, con una sinfonía de matices, “que unas horas después seguían cambiando”, afirma.
5
Château Margaux 1996 Tinto (Burdeos, Francia)
Se llevó 98 puntos. Peñín asegura que ha visitado esta santa casa en varias ocasiones, pero se acuerda de la de 2008, cuando en un comedor privado del castillo probó esta añada, de la que rememora el color cereza intenso con borde naranja, “pero pleno de juventud comedida, con aromas de reducción muy fina (cedro y tabajo), muy elegante y a la vez frutal. De paladar redondo, fino, con taninos sedosos y elegantes, complejo, con retronasal especiado, sabroso, con una fresca acidez”.
6
Château Le Pin 1995 Tinto (Burdeos, Francia)
Recibió otros 98 puntos tras probarlo junto a Quim Vila (Vila Viniteca), durante un salón La Música del Vi (cree que en 2008), al que asistió el creador del vino, Jacques Thienpont. “Fue el modelo perfecto de un envejecimiento colmado de sensaciones especiadas, alguna hierba de monte, cierto cuero de gran clase y notas florales de pétalos violetas. Amplio, con volumen, retronasal excelente de especies tostadas y elegantes notas florales”.
7
Imperial 1964 Gran Reserva (Rioja, España)
Opina que se trata de una cosecha deslumbrante, que parece no morir nunca. “Sin duda, la mejor añada de todos los tiempos”, reconoce. Le dio 99 puntos, tras beberlo en una convocatoria del elaborador, bodegas CVNE, a finales de la década de los años ochenta. De color rubí teja, con aroma algo cerrado, toques sutiles de fruta, con matices confiados y floral. Suntuosos, rico en expresión de crianza en roble y botella, ligeras notas a incienso, sensacional y misterioso…
8
Mersaukt Genevrere 2002 Blanco (Borgoña, Francia)
Lo cató en la propia bodega en 2006, durante una viaje a la zona. Le pareció rico en matices florales y frutales, con un fondo ahumado muy elegante y complejo. En boca lleno, perfumado, rico en sensaciones de frutas dulces y hierbas, acidez fresca y buen alcohol. Recibió 98 puntos.
9
Petrus 2000 (Burdeos, Francia)
Pertenece a una de las bodegas más reconocidas del Pomerol. Lo cató en 2006 en las oficinas de Christian Moueix, su propietario. “Un tinto memorable que cambió tres veces en dos horas”, dice Peñín. Destaca el color intenso de perfecta maduración, además de un aroma que combina grosellas negras frescas, mucha trufa, con unas tostadas delicadas (café, chocolate). En boca era potente, algo carnoso, con fruta madura y siempre la trufa con notas de sotobosque. Un tinto excepcional, al que le dio 99 puntos, poderoso y rico en expresión mineral.
10
Vega Sicilia 1942 (Ribera del Duero, España)
Lo degustó en Los Ángeles, gracias al coleccionista norteamericano, originario de India, Bipin Desai, que cada año organiza reuniones sensoriales con vinos notables de todo el mundo. Se trata de un tinto de matiz rubí teja, brillante, lleno de sensaciones exóticas, con potente nariz con evocación de pimentón y clavo. Con predominio de rasgos aromáticos de los Vega Sicilia antiguos, con seductores toques de mueble viejo, notas oxidativas y especias en reducción. Le otorgó 98 puntos.
11
Montrachet de la Romaneé-Conti 1981 Blanco (Borgoña, Francia)
Montrachet es el culmen de los blancos de Borgoña, afirma el crítico de vinos. “Si a esto añadimos el lujo sensorial de la bodega de la Romaneé-Conti, nos hallamos ante un vino incontestable”. Lo disfrutó en una cata vertical de seis vinos de otras tantas cosechas, celebrada en 2002 en el restaurante Viridiana, en Madrid, y auspiciada por Pablo Álvarez, dueño de Vega Sicilia y distibuidor entonces de la bodega francesa en España. “La cosecha tuvo que envejecer 20 años para descubrir el gran montrachet del que tanto hablaban. Este blanco me pareció que tenía una enorme complejidad, con unos aromas extraños, difíciles de describir”. Y asegura que lleva una carga tremenda de sabores y aromas a hierbas exóticas, de hierbas de monte bajo, recuerdos intermitentes de mantequilla, miel, heno… Recibió 99 puntos.
12
Bollinger RD 1875 (Champagne, Francia)
Esta casa le gustó por su dimensión exacta de producción media, sin los volúmenes de las grandes ni tampoco con la posible irregularidad de las pequeñas firmas. Todo ello con una mirada más profunda hacia todos los elementos que conforman el suelo y la sutilidad de la crianza en botella. Lo probó en una visita en 1988 a la bodega. “Fue sublime, la conexión de las finas notas marchitas de las levaduras con el vino fue portentosa. Evocaba la almendra, el tabaco, la bollería fina, mezclados con notas de bosque húmedo y una burbuja integrada, lenta, pequeña y acariciante, sin desaparecer la frescura de una acidez, con recuerdos cítricos”. Una maravilla a la que concedió 99 puntos.
13
Les Combottes 1955 Tinto de Gevrey Chambertin (Borgoña, Francia)
Lo probó en Borgoña en 2006 entre 150 vinos. “Siendo una añada tan vieja para un borgoña, mejor imposible”. Recuerda que tenía un aroma que recordaba el olor de un mueble viejo, de un distinguido desván, con lejanos toques, también de selectas mezclas de tabaco de pipa, café tostado y torrefacto y punto de cacao. El tacto en boca era sedoso y aterciopelado. Le dio 98 puntos.
14
Nicolás Catena Zapata 2001 Tinto (Argentina)
Lo tomó en una cata celebrada en 2015 en el restaurante Don Julio, en Buenos Aires. Quedó asombrado ante este “espectacular” vino elaborado con cabernet sauvignon y malbec. “Cuanto más cabernet es menos argentino, pero más complejo y luminoso de color, con una expresión que asombra. El cabernet sostiene su valor frutal, la malbec suma un toque de fruta negra y un punto mineral”. Y no pone en duda que la bodega sigue elaborando el mejor vino argentino. Le puso 98 puntos.
15
La Faraona 2016 (El Bierzo, España)
Detrás de este vino está el bodeguero Álvaro Palacios y su sobrino, Ricardo Pérez. Peñín lo probó en la bodega en 2019, Corullón (León). Destaca el color granate vivo, aroma fresco de frutos rojos y con contraste entre las notas herbales balsámicas de su justa vendimia y la fructosidad de su lenta maduración aromática en la viña, con una persistencia insólita. Su secreto: un subsuelo misterioso y la orientación sureste, de modo que el sol de la tarde no le afecta. Le asignó 99 puntos.

16
Ornellaia 1997 Tinto (Toscana, Italia)
Fue en el palacio Frescobaldi, en el centro de Florencia, con su dueño, Ferdinando Frescobaldi, donde bebió en el año 2000 este “magnífico vino”. Cuenta que, por vez primera, el vino alcanzaba la graduación mediterránea: 14 grados y la cosecha se convertía en una de las mejores de la Toscana. Presentaba un color cereza intenso con un borde entre granate y teja. El aroma era profundo (café, chocolate, trufa, recuerdos de turba y dátiles) con notas minerales. En boca es lleno, con expresión de fruta todavía fresca y matices minerales, cálido, maduro, con armonía entre la fruta y la madrea. Se llevó 97 puntos.
17
Niepoort 1955 Vintage (Oporto, Portugal)
En junio de 1999 tuvo la fortuna, dice, de ser invitado por el Instituto do Vinho de Porto para una cata exclusiva de Vintages do Século, “los tintos dulces mejores del mundo”. Niepoort cuenta con la varita mágica de su envejecimiento en garrafas de cristal y así prolongar su crianza reductora durante más tiempo. Resalta la sutileza de petálos, frutos tropicales y bollería fina, con la elegancia de las especias y elegantes notas de cuero viejo y tabaco de pipa, una largura y sedosidad en boca inolvidables. Le puso 99 puntos.
18
Domaine de la Romanée-Conti 1986 Tinto (Borgoña, Francia)
Fue en 2007, en La Société des Bains de Mer, en Montecarlo, cuando descubrió que el vino todavía mantenía un espectacular aroma a frutos rojos envuelto con los misteriosos matices de tierra húmeda, a sotobosque, fundido con notas perfumadas de tabaco inglés y pétalos de rosas. Cada gota, afirma, dejaba huella en su paladar. “Nunca probé uno tan viejo y tan vivo”. Obtuvo 98 puntos.
19
Scheurebe TBA Nº 10 Zwischen den Seen 2004 Blanco (Austria)
Lo cató en 2008 en la bodega de Alois Kracher, en Illmitz (Austria). Se trata de un blanco soberbio de color dorado algo oscuro. Aroma fino, mineral, elegante. Boca con acidez y dulzor muy marcados, pero ensamblados, potente, rico en matices, complejo y elegante. Recibió 98 puntos.
20
Riesling Wiltinger Scharzholfberg Trockenbeerenauslese 1995 (Alemania)
“Un vinazo, de Egon Müller, que probé en una cata promovida por el importador Vins Alemany, (creo recordar que en 2002 o 2003)”. Destaca el color ligeramente dorado brillante, con un aroma potente, entre fruta escarchada y ahumado, con recuerdos de miel oxidada, pero con una fuerza y complejidad increíbles. Le otorgó 99 puntos.
EL PAÍS