Con cinco de sus ocho episodios ya disponibles en SkyShowtime y un capítulo semanal hasta su final el próximo diez de julio, ‘Matices’ es la apuesta española del mes en el mundo del streaming. Pero, ¿se trata de una apuesta ganadora o caerá en los mismos errores endémicos de la producción audiovisual de nuestro país? La respuesta es sí. Sí a ambas opciones. ‘Matices’ es mucho peor de lo que parecía y simultáneamente mucho mejor de lo que cabría esperar.Empecemos por el elenco. Cuando uno cuenta en su reparto con nombres como Eusebio Poncela, Juana Acosta, Maxi Iglesias, Hovik Keuchkerian más las colaboraciones especiales de estrellas del calibre de Luis Tosar y Elsa Pataky lo que sobra son mimbres para dar forma a un producto de altísima calidad interpretativa. Y en el caso de Acosta, Keuchkerian e Iglesias así es. Sin embargo, algo ha fallado en la dirección de actores cuando el potencial de Poncela, Pataky y el resto de reparto está totalmente desaprovechado en diálogos artificiales y entregas totalmente pasadas de vueltas de los mismos. La disparidad interpretativa es tan grande que el espectador salta de la total inmersión a la estupefacción en cuestión de segundos. Y lo cierto es que la fórmula de ‘Matices’ es tan antigua e infalible como poco sorprendente: un asesinato misterioso en una bodega aislada en la que todo el mundo es sospechoso. Vamos, un ‘whodunit’ de manual. Nada nuevo bajo el sol. Si a eso le añadimos que todos los sospechosos son pacientes de un psiquiatra de renombre especializado en casos complejos, el elemento racional clásico del formato -al más puro estilo Poirot, Señora Fletcher o Sherlock Holmes- sale volando por la ventana y refresca en cierta medida la historia. Todo es posible y los motivos para asesinar son tan personales que el misterio se mantiene de forma efectiva. La estructura de episodios es el gran acierto de ‘Matices’. Tras una introducción inicial, cada capítulo posterior se centrará en la vida de uno de los pacientes, ahondando en sus traumas, salud mental y sus motivos para el asesinato. De esta manera, el espectador siempre se queda con el hambre de descubrir la historia del siguiente de la lista de sospechosos. Buen trabajo a la hora de picar la curiosidad de los amantes del misterio. En cuanto al nivel de producción ‘Matices’ es de una factura excepcional y brilla especialmente en el apartado de localizaciones, ambientación y construcción de escenarios, aunque decepciona claramente en el apartado musical. Así que con estos ingredientes ‘Matices’ funcionará para los aficionados al género del misterio y asesinato: es sencilla de ver, los episodios no son excesivamente largos y la recompensa final podría merecerles la pena. Por el contrario, para quienes la motivación central en una serie sean las actuaciones brillantes, conmovedoras y profundas será como ver descarrilar a un tren en cada escena: pura tortura. Elijan bando y cuidado con a quién se la recomiendan. Con cinco de sus ocho episodios ya disponibles en SkyShowtime y un capítulo semanal hasta su final el próximo diez de julio, ‘Matices’ es la apuesta española del mes en el mundo del streaming. Pero, ¿se trata de una apuesta ganadora o caerá en los mismos errores endémicos de la producción audiovisual de nuestro país? La respuesta es sí. Sí a ambas opciones. ‘Matices’ es mucho peor de lo que parecía y simultáneamente mucho mejor de lo que cabría esperar.Empecemos por el elenco. Cuando uno cuenta en su reparto con nombres como Eusebio Poncela, Juana Acosta, Maxi Iglesias, Hovik Keuchkerian más las colaboraciones especiales de estrellas del calibre de Luis Tosar y Elsa Pataky lo que sobra son mimbres para dar forma a un producto de altísima calidad interpretativa. Y en el caso de Acosta, Keuchkerian e Iglesias así es. Sin embargo, algo ha fallado en la dirección de actores cuando el potencial de Poncela, Pataky y el resto de reparto está totalmente desaprovechado en diálogos artificiales y entregas totalmente pasadas de vueltas de los mismos. La disparidad interpretativa es tan grande que el espectador salta de la total inmersión a la estupefacción en cuestión de segundos. Y lo cierto es que la fórmula de ‘Matices’ es tan antigua e infalible como poco sorprendente: un asesinato misterioso en una bodega aislada en la que todo el mundo es sospechoso. Vamos, un ‘whodunit’ de manual. Nada nuevo bajo el sol. Si a eso le añadimos que todos los sospechosos son pacientes de un psiquiatra de renombre especializado en casos complejos, el elemento racional clásico del formato -al más puro estilo Poirot, Señora Fletcher o Sherlock Holmes- sale volando por la ventana y refresca en cierta medida la historia. Todo es posible y los motivos para asesinar son tan personales que el misterio se mantiene de forma efectiva. La estructura de episodios es el gran acierto de ‘Matices’. Tras una introducción inicial, cada capítulo posterior se centrará en la vida de uno de los pacientes, ahondando en sus traumas, salud mental y sus motivos para el asesinato. De esta manera, el espectador siempre se queda con el hambre de descubrir la historia del siguiente de la lista de sospechosos. Buen trabajo a la hora de picar la curiosidad de los amantes del misterio. En cuanto al nivel de producción ‘Matices’ es de una factura excepcional y brilla especialmente en el apartado de localizaciones, ambientación y construcción de escenarios, aunque decepciona claramente en el apartado musical. Así que con estos ingredientes ‘Matices’ funcionará para los aficionados al género del misterio y asesinato: es sencilla de ver, los episodios no son excesivamente largos y la recompensa final podría merecerles la pena. Por el contrario, para quienes la motivación central en una serie sean las actuaciones brillantes, conmovedoras y profundas será como ver descarrilar a un tren en cada escena: pura tortura. Elijan bando y cuidado con a quién se la recomiendan.
Cada capítulo posterior se centrará en la vida de uno de los pacientes, ahondando en sus traumas, salud mental y sus motivos para el asesinato. De esta manera, el espectador siempre se queda con el hambre de descubrir la historia del siguiente de la lista de sospechosos.
Con cinco de sus ocho episodios ya disponibles en SkyShowtime y un capítulo semanal hasta su final el próximo diez de julio, ‘Matices’ es la apuesta española del mes en el mundo del streaming. Pero, ¿se trata de una apuesta ganadora o caerá en los mismos errores endémicos de la producción audiovisual de nuestro país? La respuesta es sí. Sí a ambas opciones. ‘Matices’ es mucho peor de lo que parecía y simultáneamente mucho mejor de lo que cabría esperar.
Empecemos por el elenco. Cuando uno cuenta en su reparto con nombres como Eusebio Poncela, Juana Acosta, Maxi Iglesias, Hovik Keuchkerian más las colaboraciones especiales de estrellas del calibre de Luis Tosar y Elsa Pataky lo que sobra son mimbres para dar forma a un producto de altísima calidad interpretativa. Y en el caso de Acosta, Keuchkerian e Iglesias así es. Sin embargo, algo ha fallado en la dirección de actores cuando el potencial de Poncela, Pataky y el resto de reparto está totalmente desaprovechado en diálogos artificiales y entregas totalmente pasadas de vueltas de los mismos. La disparidad interpretativa es tan grande que el espectador salta de la total inmersión a la estupefacción en cuestión de segundos.
Y lo cierto es que la fórmula de ‘Matices’ es tan antigua e infalible como poco sorprendente: un asesinato misterioso en una bodega aislada en la que todo el mundo es sospechoso. Vamos, un ‘whodunit’ de manual. Nada nuevo bajo el sol. Si a eso le añadimos que todos los sospechosos son pacientes de un psiquiatra de renombre especializado en casos complejos, el elemento racional clásico del formato -al más puro estilo Poirot, Señora Fletcher o Sherlock Holmes- sale volando por la ventana y refresca en cierta medida la historia. Todo es posible y los motivos para asesinar son tan personales que el misterio se mantiene de forma efectiva.
La estructura de episodios es el gran acierto de ‘Matices’. Tras una introducción inicial, cada capítulo posterior se centrará en la vida de uno de los pacientes, ahondando en sus traumas, salud mental y sus motivos para el asesinato. De esta manera, el espectador siempre se queda con el hambre de descubrir la historia del siguiente de la lista de sospechosos. Buen trabajo a la hora de picar la curiosidad de los amantes del misterio.
En cuanto al nivel de producción ‘Matices’ es de una factura excepcional y brilla especialmente en el apartado de localizaciones, ambientación y construcción de escenarios, aunque decepciona claramente en el apartado musical.
Así que con estos ingredientes ‘Matices’ funcionará para los aficionados al género del misterio y asesinato: es sencilla de ver, los episodios no son excesivamente largos y la recompensa final podría merecerles la pena. Por el contrario, para quienes la motivación central en una serie sean las actuaciones brillantes, conmovedoras y profundas será como ver descarrilar a un tren en cada escena: pura tortura. Elijan bando y cuidado con a quién se la recomiendan.
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