Los toros de Cebada, tan temidos, siempre con la incertidumbre de qué comportamiento desarrollarán, ya venían pidiendo guerra durante su estancia en los Corrales del Gas. Juan Quiñones, el mayoral de la divisa, contaba a ABC que la noche de la tormenta del 4 de julio tuvieron que ser separados para evitar mayores peleas. En vela se ha pasado este hombre de campo (nació en la finca y es la tercera generación) las madrugadas pamplonicas, y no de farra, sino manguera en mano para tratar de calmar a los cebadas cuando empezaban a calentarse. El 6 de julio fue su único día en calma, con la entrada de los bueyes de Currito. A la hora del Chupinaz o descansaban sobre la tierra mojada como si no hubiesen roto un plato, pero con toda su casta dentro. Cuenta el mayoral que, ya desde que nacen, a los cuatro o cinco días, no hay manera de ponerles los crotales, salvo a lazo desde del caballo. Y en las calles, ay, tienen tantos pies que sus carreras son veloces, aunque el encierro de este 8J haya durado más de cinco minutos por las cosas de Caminante… Ágiles, rara vez perdonan.Sólo ver su nombre anunciado en los carteles asusta. Pocas ganaderías hay tan temibles en Pamplona como la de Cebada Gago, toros peligrosísimos que han dejado un parte de guerra de más de sesenta heridos en sus más de cuarenta años por las calles navarras, con una cornada mortal en 2003. Cuando llega el turno de los toros de Medina Sidonia, esos que pastan en La Zorrera -donde para San Fermín se elige lo más amplio y serio de la camada-, los mozos rezan con más fuerza al santo y se aprietan el pañuelico como si de toreros se tratase atándose los machos. Aunque nada comparado con ese enfrentarse al toro cara a cara, en la soledad del tú a tú, con la que se medirán los hombres de luces a partir de las seis y media de la tarde: Antonio Ferrera, Pepe Moral (sustituto de Víctor Hernández) y Román son los valientes que darán cuenta de los seis toros que sembraron esta mañana el terror y el furor en los adoquines. Campero, Puntero, Caminante, Lioso, Cotorrito y Avanto (así, con uve) llevan por bautismo los seis astados. El cárdeno Lioso, ese que definían como el de la sábana blanca con manchas negras, había causado la mayor sensación en los corrales por su espectacular pelaje. Pero el que acaparó en en el encierro todas las miradas, el que se llevó todo el protagonismo, el que asustó hasta a los cabestros, fue Caminante, con sus 570 kilos a cuestas. Noticia Relacionada Feria de San Fermín estandar Si Bronca (y no torera) para Asiron y Sánchez en una decepcionante corrida de Fuente Ymbro Rosario Pérez Tronaron los abucheos y los insultos contra los presidentes (del festejo y de España) en un 7 de julio en el que sobresalió la entregada actitud de Luque, que pinchó la oreja del sextoEste cebada, al que hoy todos los mozos y peñas llaman por su nombre, quedó descolgado de la manada y lanzó recados poco amistosos con sus astifinos pitones a los corredores. De nuevo, los nostálgicos revivieron aquel pasado donde los morlacos se caían, donde era frecuente ver a animales rezagados. A los más noveles les pilló por sorpresa y aquel de estrafalaria camiseta, cuando llegó a la plaza, ni siquiera sabía que el tal Caminante aún danzaba por Telefónica. Sí, señores, los toros siembran peligro, los toros dan cornadas, como la que recibió un joven en la axila. Y solo el capotillo de San Fermín evitó que hubiese muchas más, porque Caminante tuvo a tiros a unos cuantos. Esa herida por asta de toro en el tramo de Espoz y Mina se sumó a las 16 cornadas que ha dejado esta divisa en Estafeta a lo largo de su historia.Y no solo esas, según explica detalladamente la web de San Fermín, Cebada suba el mayor número de corneados en Santo Domingo (11), Ayuntamiento (4), Telefónica (9) y en el callejón (16), sin olvidar los 3 de Mercaderes. El milagro fue que este 8 de julio no subiese la cifra en el túnel de acceso al ruedo, con algunas caídas y Caminante amagando con volver y volver…¿A quién le tocará en el sorteo?, era la pregunta que se sucedía entre los aficionados… Que Dios reparta suerte. Los toros de Cebada, tan temidos, siempre con la incertidumbre de qué comportamiento desarrollarán, ya venían pidiendo guerra durante su estancia en los Corrales del Gas. Juan Quiñones, el mayoral de la divisa, contaba a ABC que la noche de la tormenta del 4 de julio tuvieron que ser separados para evitar mayores peleas. En vela se ha pasado este hombre de campo (nació en la finca y es la tercera generación) las madrugadas pamplonicas, y no de farra, sino manguera en mano para tratar de calmar a los cebadas cuando empezaban a calentarse. El 6 de julio fue su único día en calma, con la entrada de los bueyes de Currito. A la hora del Chupinaz o descansaban sobre la tierra mojada como si no hubiesen roto un plato, pero con toda su casta dentro. Cuenta el mayoral que, ya desde que nacen, a los cuatro o cinco días, no hay manera de ponerles los crotales, salvo a lazo desde del caballo. Y en las calles, ay, tienen tantos pies que sus carreras son veloces, aunque el encierro de este 8J haya durado más de cinco minutos por las cosas de Caminante… Ágiles, rara vez perdonan.Sólo ver su nombre anunciado en los carteles asusta. Pocas ganaderías hay tan temibles en Pamplona como la de Cebada Gago, toros peligrosísimos que han dejado un parte de guerra de más de sesenta heridos en sus más de cuarenta años por las calles navarras, con una cornada mortal en 2003. Cuando llega el turno de los toros de Medina Sidonia, esos que pastan en La Zorrera -donde para San Fermín se elige lo más amplio y serio de la camada-, los mozos rezan con más fuerza al santo y se aprietan el pañuelico como si de toreros se tratase atándose los machos. Aunque nada comparado con ese enfrentarse al toro cara a cara, en la soledad del tú a tú, con la que se medirán los hombres de luces a partir de las seis y media de la tarde: Antonio Ferrera, Pepe Moral (sustituto de Víctor Hernández) y Román son los valientes que darán cuenta de los seis toros que sembraron esta mañana el terror y el furor en los adoquines. Campero, Puntero, Caminante, Lioso, Cotorrito y Avanto (así, con uve) llevan por bautismo los seis astados. El cárdeno Lioso, ese que definían como el de la sábana blanca con manchas negras, había causado la mayor sensación en los corrales por su espectacular pelaje. Pero el que acaparó en en el encierro todas las miradas, el que se llevó todo el protagonismo, el que asustó hasta a los cabestros, fue Caminante, con sus 570 kilos a cuestas. Noticia Relacionada Feria de San Fermín estandar Si Bronca (y no torera) para Asiron y Sánchez en una decepcionante corrida de Fuente Ymbro Rosario Pérez Tronaron los abucheos y los insultos contra los presidentes (del festejo y de España) en un 7 de julio en el que sobresalió la entregada actitud de Luque, que pinchó la oreja del sextoEste cebada, al que hoy todos los mozos y peñas llaman por su nombre, quedó descolgado de la manada y lanzó recados poco amistosos con sus astifinos pitones a los corredores. De nuevo, los nostálgicos revivieron aquel pasado donde los morlacos se caían, donde era frecuente ver a animales rezagados. A los más noveles les pilló por sorpresa y aquel de estrafalaria camiseta, cuando llegó a la plaza, ni siquiera sabía que el tal Caminante aún danzaba por Telefónica. Sí, señores, los toros siembran peligro, los toros dan cornadas, como la que recibió un joven en la axila. Y solo el capotillo de San Fermín evitó que hubiese muchas más, porque Caminante tuvo a tiros a unos cuantos. Esa herida por asta de toro en el tramo de Espoz y Mina se sumó a las 16 cornadas que ha dejado esta divisa en Estafeta a lo largo de su historia.Y no solo esas, según explica detalladamente la web de San Fermín, Cebada suba el mayor número de corneados en Santo Domingo (11), Ayuntamiento (4), Telefónica (9) y en el callejón (16), sin olvidar los 3 de Mercaderes. El milagro fue que este 8 de julio no subiese la cifra en el túnel de acceso al ruedo, con algunas caídas y Caminante amagando con volver y volver…¿A quién le tocará en el sorteo?, era la pregunta que se sucedía entre los aficionados… Que Dios reparta suerte.
Los toros de Cebada, tan temidos, siempre con la incertidumbre de qué comportamiento desarrollarán, ya venían pidiendo guerra durante su estancia en los Corrales del Gas. Juan Quiñones, el mayoral de la divisa, contaba a ABC que la noche de la tormenta del 4 … de julio tuvieron que ser separados para evitar mayores peleas. En vela se ha pasado este hombre de campo (nació en la finca y es la tercera generación) las madrugadas pamplonicas, y no de farra, sino manguera en mano para tratar de calmar a los cebadas cuando empezaban a calentarse. El 6 de julio fue su único día en calma, con la entrada de los bueyes de Currito. A la hora del Chupinazo descansaban sobre la tierra mojada como si no hubiesen roto un plato, pero con toda su casta dentro.
Cuenta el mayoral que, ya desde que nacen, a los cuatro o cinco días, no hay manera de ponerles los crotales, salvo a lazo desde del caballo. Y en las calles, ay, tienen tantos pies que sus carreras son veloces, aunque el encierro de este 8J haya durado más de cinco minutos por las cosas de Caminante… Ágiles, rara vez perdonan.
Sólo ver su nombre anunciado en los carteles asusta. Pocas ganaderías hay tan temibles en Pamplona como la de Cebada Gago, toros peligrosísimos que han dejado un parte de guerra de más de sesenta heridos en sus más de cuarenta años por las calles navarras, con una cornada mortal en 2003. Cuando llega el turno de los toros de Medina Sidonia, esos que pastan en La Zorrera -donde para San Fermín se elige lo más amplio y serio de la camada-, los mozos rezan con más fuerza al santo y se aprietan el pañuelico como si de toreros se tratase atándose los machos. Aunque nada comparado con ese enfrentarse al toro cara a cara, en la soledad del tú a tú, con la que se medirán los hombres de luces a partir de las seis y media de la tarde: Antonio Ferrera, Pepe Moral (sustituto de Víctor Hernández) y Román son los valientes que darán cuenta de los seis toros que sembraron esta mañana el terror y el furor en los adoquines.
Campero, Puntero, Caminante, Lioso, Cotorrito y Avanto (así, con uve) llevan por bautismo los seis astados. El cárdeno Lioso, ese que definían como el de la sábana blanca con manchas negras, había causado la mayor sensación en los corrales por su espectacular pelaje. Pero el que acaparó en en el encierro todas las miradas, el que se llevó todo el protagonismo, el que asustó hasta a los cabestros, fue Caminante, con sus 570 kilos a cuestas.
Este cebada, al que hoy todos los mozos y peñas llaman por su nombre, quedó descolgado de la manada y lanzó recados poco amistosos con sus astifinos pitones a los corredores. De nuevo, los nostálgicos revivieron aquel pasado donde los morlacos se caían, donde era frecuente ver a animales rezagados. A los más noveles les pilló por sorpresa y aquel de estrafalaria camiseta, cuando llegó a la plaza, ni siquiera sabía que el tal Caminante aún danzaba por Telefónica.
Sí, señores, los toros siembran peligro, los toros dan cornadas, como la que recibió un joven en la axila. Y solo el capotillo de San Fermín evitó que hubiese muchas más, porque Caminante tuvo a tiros a unos cuantos. Esa herida por asta de toro en el tramo de Espoz y Mina se sumó a las 16 cornadas que ha dejado esta divisa en Estafeta a lo largo de su historia.
Y no solo esas, según explica detalladamente la web de San Fermín, Cebada suba el mayor número de corneados en Santo Domingo (11), Ayuntamiento (4), Telefónica (9) y en el callejón (16), sin olvidar los 3 de Mercaderes. El milagro fue que este 8 de julio no subiese la cifra en el túnel de acceso al ruedo, con algunas caídas y Caminante amagando con volver y volver…
¿A quién le tocará en el sorteo?, era la pregunta que se sucedía entre los aficionados… Que Dios reparta suerte.
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