La empresa llevada a cabo por Marina Vargas (Granada, 1980) en esta magnífica individual era ardua por l a complejidad y el compromiso : visibilizar a las mujeres ocultas a lo largo de la Historia y, al tiempo, dar a conocer lo mejor de su obra mediante un relato que dialoga con piezas clásicas de la colección Thyssen en dos plantas. En la primera, las integra dentro de su cuerpo de trabajo; en la segunda, salpica las salas permanentes con obras previas (‘Ícaras’, ‘Se acabó’…). La labor con la comisaria ha sido clave en la elaboración de un discurso bien hilado donde se entrelazan referentes femeninos históricos y actuales ; religiones oficiales y prácticas esotéricas, obras antiguas y nuevas (unas 30); catarsis personal y empoderamiento colectivo. Noticias relacionadas estandar Si CRÍTICA DE: ‘Secuencia Plano Secuencia’, de Almudena Lobera: historias de las lágrimas Fernando Castro Flórez estandar Si CRÍTICA DE: ‘Flamboyant’ en el Palacio de Liria: Joana Vasconcelos en el país de sus maravillas Javier Díaz-GuardiolaMaría Magdalena es el eje central de la muestra que se ramifica en diversas mujeres excluidas del relato hegemónico de lo sagrado (Enheduanna, Isis…) y otras muchas que han servido de inspiración a Vargas (de Hildegarda de Bingen hasta Jenni Hermoso). Magdalena fue testigo de cómo Cristo volvía de la muerte; muerte, en arameo significa ‘aparecer en otro lado’; premisa de la que parte la artista para situar obras suyas en los huecos que dejan las obras del Thyssen.Leer las cartasLa individual propiamente dicha se divide en tres salas temáticas (‘Palabra’, ‘Visión’, ‘Cuerpo’) y una cuarta como colofón. Cada concepto se vincula con una enorme carta pictórica del tarot correspondiente a una tirada real de 2023. La primera está regida por el arcano del Emperador, la autoridad que da y quita la palabra. En frente, varias líneas de manos crean una genealogía feminista en lengua de signos (los silencios también hablan) a través de frases como ‘El patriarcado tiene a Dios de su parte’ ( Kate Millet ) o ‘No tengo miedo, he nacido para esto’ (Juana de Arco). La valentía se expresa en el logro de la artista de sublimar la enfermedad del cáncer a través del arte, como podemos ver en diversos elementos de la sala siguiente, ‘Visión’, dedicada a formas de mediar con el porvenir. Las escalofriantes esculturas de ‘Exvotos’, hechas con moldes para radioterapia bañados en oro, son una suerte de buzos que nos sumergen en las profundidades del dolor. Lo marino resuena en el altar con caracoles (oráculo Yoruba) sobre una alfombra de inspiración marroquí (el rezo musulmán) y cangrejos de cerámica, flanqueados por la pareja de ángeles de Della Robbia (1510), que descubren cerebros en su interior (símbolo de la intuición). La carta de El Mundo, presidiendo este espacio, se refiere a la finalización triunfal de un ciclo gracias a La Fuerza, arcano protagonista de la tercera sala. En ella, la doble piedad invertida muestra a Magdalena muerta en los brazos de Cristo: su cuerpo ha trascendido y nos deja su legado, el único evangelio con el nombre de una mujer. Marina Vargas ‘Revelaciones’. Museo Tyssen-Bornemisza. Madrid. Paseo del Prado, 8. Comisaria: Semíramis González. Hasta el 4 de mayo. Cuatro estrellas. Una gran foto de un pecho mastectomizado , ‘Noli me tangere’, da paso a la última sala negra llena de dibujos plateados de las cartas del tarot que han aparecido a la artista en sus consultas y que representan su trayectoria de vida. En el centro, la ‘Santa María Egipcíaca’ de Salvador Carmona (s. XVIII), joya prestada por el Museo de Escultura de Valladolid, se convierte en una sabia que presencia todo el camino mientras una voz lee el significado de cada naipe. La empresa llevada a cabo por Marina Vargas (Granada, 1980) en esta magnífica individual era ardua por l a complejidad y el compromiso : visibilizar a las mujeres ocultas a lo largo de la Historia y, al tiempo, dar a conocer lo mejor de su obra mediante un relato que dialoga con piezas clásicas de la colección Thyssen en dos plantas. En la primera, las integra dentro de su cuerpo de trabajo; en la segunda, salpica las salas permanentes con obras previas (‘Ícaras’, ‘Se acabó’…). La labor con la comisaria ha sido clave en la elaboración de un discurso bien hilado donde se entrelazan referentes femeninos históricos y actuales ; religiones oficiales y prácticas esotéricas, obras antiguas y nuevas (unas 30); catarsis personal y empoderamiento colectivo. Noticias relacionadas estandar Si CRÍTICA DE: ‘Secuencia Plano Secuencia’, de Almudena Lobera: historias de las lágrimas Fernando Castro Flórez estandar Si CRÍTICA DE: ‘Flamboyant’ en el Palacio de Liria: Joana Vasconcelos en el país de sus maravillas Javier Díaz-GuardiolaMaría Magdalena es el eje central de la muestra que se ramifica en diversas mujeres excluidas del relato hegemónico de lo sagrado (Enheduanna, Isis…) y otras muchas que han servido de inspiración a Vargas (de Hildegarda de Bingen hasta Jenni Hermoso). Magdalena fue testigo de cómo Cristo volvía de la muerte; muerte, en arameo significa ‘aparecer en otro lado’; premisa de la que parte la artista para situar obras suyas en los huecos que dejan las obras del Thyssen.Leer las cartasLa individual propiamente dicha se divide en tres salas temáticas (‘Palabra’, ‘Visión’, ‘Cuerpo’) y una cuarta como colofón. Cada concepto se vincula con una enorme carta pictórica del tarot correspondiente a una tirada real de 2023. La primera está regida por el arcano del Emperador, la autoridad que da y quita la palabra. En frente, varias líneas de manos crean una genealogía feminista en lengua de signos (los silencios también hablan) a través de frases como ‘El patriarcado tiene a Dios de su parte’ ( Kate Millet ) o ‘No tengo miedo, he nacido para esto’ (Juana de Arco). La valentía se expresa en el logro de la artista de sublimar la enfermedad del cáncer a través del arte, como podemos ver en diversos elementos de la sala siguiente, ‘Visión’, dedicada a formas de mediar con el porvenir. Las escalofriantes esculturas de ‘Exvotos’, hechas con moldes para radioterapia bañados en oro, son una suerte de buzos que nos sumergen en las profundidades del dolor. Lo marino resuena en el altar con caracoles (oráculo Yoruba) sobre una alfombra de inspiración marroquí (el rezo musulmán) y cangrejos de cerámica, flanqueados por la pareja de ángeles de Della Robbia (1510), que descubren cerebros en su interior (símbolo de la intuición). La carta de El Mundo, presidiendo este espacio, se refiere a la finalización triunfal de un ciclo gracias a La Fuerza, arcano protagonista de la tercera sala. En ella, la doble piedad invertida muestra a Magdalena muerta en los brazos de Cristo: su cuerpo ha trascendido y nos deja su legado, el único evangelio con el nombre de una mujer. Marina Vargas ‘Revelaciones’. Museo Tyssen-Bornemisza. Madrid. Paseo del Prado, 8. Comisaria: Semíramis González. Hasta el 4 de mayo. Cuatro estrellas. Una gran foto de un pecho mastectomizado , ‘Noli me tangere’, da paso a la última sala negra llena de dibujos plateados de las cartas del tarot que han aparecido a la artista en sus consultas y que representan su trayectoria de vida. En el centro, la ‘Santa María Egipcíaca’ de Salvador Carmona (s. XVIII), joya prestada por el Museo de Escultura de Valladolid, se convierte en una sabia que presencia todo el camino mientras una voz lee el significado de cada naipe.
CRÍTICA DE:
MADRID
Sincretismo de culturas, símbolos y figuras femeninas. La artista multidisciplinar brilla en el Thyssen
La empresa llevada a cabo por Marina Vargas (Granada, 1980) en esta magnífica individual era ardua por la complejidad y el compromiso: visibilizar a las mujeres ocultas a lo largo de la Historia y, al tiempo, dar a conocer lo mejor de su … obra mediante un relato que dialoga con piezas clásicas de la colección Thyssen en dos plantas.
En la primera, las integra dentro de su cuerpo de trabajo; en la segunda, salpica las salas permanentes con obras previas (‘Ícaras’, ‘Se acabó’…). La labor con la comisaria ha sido clave en la elaboración de un discurso bien hilado donde se entrelazan referentes femeninos históricos y actuales; religiones oficiales y prácticas esotéricas, obras antiguas y nuevas (unas 30); catarsis personal y empoderamiento colectivo.
María Magdalena es el eje central de la muestra que se ramifica en diversas mujeres excluidas del relato hegemónico de lo sagrado (Enheduanna, Isis…) y otras muchas que han servido de inspiración a Vargas (de Hildegarda de Bingen hasta Jenni Hermoso). Magdalena fue testigo de cómo Cristo volvía de la muerte; muerte, en arameo significa ‘aparecer en otro lado’; premisa de la que parte la artista para situar obras suyas en los huecos que dejan las obras del Thyssen.
Leer las cartas
La individual propiamente dicha se divide en tres salas temáticas (‘Palabra’, ‘Visión’, ‘Cuerpo’) y una cuarta como colofón. Cada concepto se vincula con una enorme carta pictórica del tarot correspondiente a una tirada real de 2023. La primera está regida por el arcano del Emperador, la autoridad que da y quita la palabra. En frente, varias líneas de manos crean una genealogía feminista en lengua de signos (los silencios también hablan) a través de frases como ‘El patriarcado tiene a Dios de su parte’ (Kate Millet) o ‘No tengo miedo, he nacido para esto’ (Juana de Arco).
La valentía se expresa en el logro de la artista de sublimar la enfermedad del cáncer a través del arte, como podemos ver en diversos elementos de la sala siguiente, ‘Visión’, dedicada a formas de mediar con el porvenir. Las escalofriantes esculturas de ‘Exvotos’, hechas con moldes para radioterapia bañados en oro, son una suerte de buzos que nos sumergen en las profundidades del dolor. Lo marino resuena en el altar con caracoles (oráculo Yoruba) sobre una alfombra de inspiración marroquí (el rezo musulmán) y cangrejos de cerámica, flanqueados por la pareja de ángeles de Della Robbia (1510), que descubren cerebros en su interior (símbolo de la intuición).
La carta de El Mundo, presidiendo este espacio, se refiere a la finalización triunfal de un ciclo gracias a La Fuerza, arcano protagonista de la tercera sala. En ella, la doble piedad invertida muestra a Magdalena muerta en los brazos de Cristo: su cuerpo ha trascendido y nos deja su legado, el único evangelio con el nombre de una mujer.
Marina Vargas
‘Revelaciones’. Museo Tyssen-Bornemisza. Madrid. Paseo del Prado, 8. Comisaria: Semíramis González. Hasta el 4 de mayo. Cuatro estrellas.
Una gran foto de un pecho mastectomizado, ‘Noli me tangere’, da paso a la última sala negra llena de dibujos plateados de las cartas del tarot que han aparecido a la artista en sus consultas y que representan su trayectoria de vida. En el centro, la ‘Santa María Egipcíaca’ de Salvador Carmona (s. XVIII), joya prestada por el Museo de Escultura de Valladolid, se convierte en una sabia que presencia todo el camino mientras una voz lee el significado de cada naipe.
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