Saqueada por bandidos y buscadores de tesoros , la ciudad pérdida de Teyuna permaneció durante más de tres siglos en el limbo de las leyendas y los mitos. Fue en 1976 cuando un equipo de arqueólogos, encabezado por Gilberto Cadavid y Luisa Fernanda Herrera , se adentró en la selva colombiana y llegó, tras una penosa y peligrosa andadura, a las ruinas de la capital de los te yunas o tayronas , el pueblo que construyó un pequeño imperio que perduró hasta comienzos del siglo XVII.Los investigadores quedaron subyugados por la belleza y la sofisticación del lugar, en el que, en medio de la devastación, hallaron estatuillas de oro, cerámicas, tumbas y objetos domésticos. Dataron los primeros restos de las construcciones de piedra en torno al año 700 después de Cristo cuando Teyuna era el centro de una vasta red de aldeas de las poblaciones indígenas.La ciudad cubierta por la tupida vegetación de una sierra en el norte de Colombia, en el departamento de Magdalena, había albergado una población de 8.000 personas, que vivían repartidas en unas 1.000 viviendas, levantadas en centenares de terrazas de una longitud de 50 metros por 20 de anchura. Los arqueólogos averiguaron que Teyuna era el centro administrativo de una comarca de cerca de 2.000 kilómetros cuadrados , que fue abandonada en torno a 1650 por razones desconocidas. Una de las hipótesis es que fue devastada por los conquistadores españoles . Otra es que una epidemia acabó con la población.Las plagas, los caminos inaccesibles, los bandidos y las extremas condiciones climáticas convirtieron en una hazaña el hallazgo, cuyos restos arqueológicos eran un valioso eslabón en el pasado precolombino del continente . Dada la imposibilidad de un aterrizaje en helicóptero, el equipo caminó durante cinco días a través de la selva, abriéndose camino a machetazos en el llamado ‘Infierno Verde’. Alfonso López Michelsen, presidente colombiano, declaró de interés público el yacimiento y subvencionó nuevas excavaciones que se desarrollaron en la década de los 80.El trabajo de los expertos permitió recuperar 200 kilómetros de senderos de piedra, canales de distribución de agua y muros y construcciones que incluían templos ceremoniales y lugares de almacenamiento de víveres. Aunque se desconoce cómo vivían sus habitantes, los arqueólogos llegaron a la conclusión de que era una sociedad muy jerarquizada, gobernada por una casta religiosa .El lugar había sido saqueado, pero quedaban estructuras intactas pese a que, un año antes de que llegara la expedición científica, los bandidos habían librado una cruenta batalla para saquear los restos. El hijo de Julio César Sepúlveda, uno de los capos, descubrió por casualidad una escalera de piedra que conducía a una colina. El hallazgo dio lugar a una guerra de bandas con el uso de armas de fuego. Ello forzó a las autoridades a intervenir.Es posible visitar el lugar mediante un viaje organizado de cuatro cinco días a pie por la selva, ya que el lugar es inaccesibleDesde hace más de una década, es posible visitar Teyuna mediante un viaje organizado que incluye un recorrido a pie por la selva de cuatro o cinco días, ya que el lugar es inaccesible. No hay carreteras ni pistas de aterrizaje. El Gobierno colombiano optó por preservar la forma de vida de media docena de tribus, descendientes de los antiguos pobladores, que siguen residiendo en este hábitat privilegiado por su diversidad y están implicadas en su conservación .El Instituto Colombiano de Antropología y el consejo que gestiona el parque natural de Sierra Nevada de Santa Marta vigilan la preservación de este territorio, que, según ha establecido el Gobierno, pertenece a los pueblos de la zona y debe ser protegido de cualquier intromisión inmobiliaria o inversión especulativa. Hoy Teyuna es una de las joyas del rico y poco conocido patrimonio histórico de Colombia. Saqueada por bandidos y buscadores de tesoros , la ciudad pérdida de Teyuna permaneció durante más de tres siglos en el limbo de las leyendas y los mitos. Fue en 1976 cuando un equipo de arqueólogos, encabezado por Gilberto Cadavid y Luisa Fernanda Herrera , se adentró en la selva colombiana y llegó, tras una penosa y peligrosa andadura, a las ruinas de la capital de los te yunas o tayronas , el pueblo que construyó un pequeño imperio que perduró hasta comienzos del siglo XVII.Los investigadores quedaron subyugados por la belleza y la sofisticación del lugar, en el que, en medio de la devastación, hallaron estatuillas de oro, cerámicas, tumbas y objetos domésticos. Dataron los primeros restos de las construcciones de piedra en torno al año 700 después de Cristo cuando Teyuna era el centro de una vasta red de aldeas de las poblaciones indígenas.La ciudad cubierta por la tupida vegetación de una sierra en el norte de Colombia, en el departamento de Magdalena, había albergado una población de 8.000 personas, que vivían repartidas en unas 1.000 viviendas, levantadas en centenares de terrazas de una longitud de 50 metros por 20 de anchura. Los arqueólogos averiguaron que Teyuna era el centro administrativo de una comarca de cerca de 2.000 kilómetros cuadrados , que fue abandonada en torno a 1650 por razones desconocidas. Una de las hipótesis es que fue devastada por los conquistadores españoles . Otra es que una epidemia acabó con la población.Las plagas, los caminos inaccesibles, los bandidos y las extremas condiciones climáticas convirtieron en una hazaña el hallazgo, cuyos restos arqueológicos eran un valioso eslabón en el pasado precolombino del continente . Dada la imposibilidad de un aterrizaje en helicóptero, el equipo caminó durante cinco días a través de la selva, abriéndose camino a machetazos en el llamado ‘Infierno Verde’. Alfonso López Michelsen, presidente colombiano, declaró de interés público el yacimiento y subvencionó nuevas excavaciones que se desarrollaron en la década de los 80.El trabajo de los expertos permitió recuperar 200 kilómetros de senderos de piedra, canales de distribución de agua y muros y construcciones que incluían templos ceremoniales y lugares de almacenamiento de víveres. Aunque se desconoce cómo vivían sus habitantes, los arqueólogos llegaron a la conclusión de que era una sociedad muy jerarquizada, gobernada por una casta religiosa .El lugar había sido saqueado, pero quedaban estructuras intactas pese a que, un año antes de que llegara la expedición científica, los bandidos habían librado una cruenta batalla para saquear los restos. El hijo de Julio César Sepúlveda, uno de los capos, descubrió por casualidad una escalera de piedra que conducía a una colina. El hallazgo dio lugar a una guerra de bandas con el uso de armas de fuego. Ello forzó a las autoridades a intervenir.Es posible visitar el lugar mediante un viaje organizado de cuatro cinco días a pie por la selva, ya que el lugar es inaccesibleDesde hace más de una década, es posible visitar Teyuna mediante un viaje organizado que incluye un recorrido a pie por la selva de cuatro o cinco días, ya que el lugar es inaccesible. No hay carreteras ni pistas de aterrizaje. El Gobierno colombiano optó por preservar la forma de vida de media docena de tribus, descendientes de los antiguos pobladores, que siguen residiendo en este hábitat privilegiado por su diversidad y están implicadas en su conservación .El Instituto Colombiano de Antropología y el consejo que gestiona el parque natural de Sierra Nevada de Santa Marta vigilan la preservación de este territorio, que, según ha establecido el Gobierno, pertenece a los pueblos de la zona y debe ser protegido de cualquier intromisión inmobiliaria o inversión especulativa. Hoy Teyuna es una de las joyas del rico y poco conocido patrimonio histórico de Colombia.
Saqueada por bandidos y buscadores de tesoros, la ciudad pérdida de Teyuna permaneció durante más de tres siglos en el limbo de las leyendas y los mitos. Fue en 1976 cuando un equipo de arqueólogos, encabezado por Gilberto Cadavid y Luisa … Fernanda Herrera, se adentró en la selva colombiana y llegó, tras una penosa y peligrosa andadura, a las ruinas de la capital de los teyunas o tayronas, el pueblo que construyó un pequeño imperio que perduró hasta comienzos del siglo XVII.
Los investigadores quedaron subyugados por la belleza y la sofisticación del lugar, en el que, en medio de la devastación, hallaron estatuillas de oro, cerámicas, tumbas y objetos domésticos. Dataron los primeros restos de las construcciones de piedra en torno al año 700 después de Cristo cuando Teyuna era el centro de una vasta red de aldeas de las poblaciones indígenas.
La ciudad cubierta por la tupida vegetación de una sierra en el norte de Colombia, en el departamento de Magdalena, había albergado una población de 8.000 personas, que vivían repartidas en unas 1.000 viviendas, levantadas en centenares de terrazas de una longitud de 50 metros por 20 de anchura. Los arqueólogos averiguaron que Teyuna era el centro administrativo de una comarca de cerca de 2.000 kilómetros cuadrados, que fue abandonada en torno a 1650 por razones desconocidas. Una de las hipótesis es que fue devastada por los conquistadores españoles. Otra es que una epidemia acabó con la población.
Las plagas, los caminos inaccesibles, los bandidos y las extremas condiciones climáticas convirtieron en una hazaña el hallazgo, cuyos restos arqueológicos eran un valioso eslabón en el pasado precolombino del continente. Dada la imposibilidad de un aterrizaje en helicóptero, el equipo caminó durante cinco días a través de la selva, abriéndose camino a machetazos en el llamado ‘Infierno Verde’. Alfonso López Michelsen, presidente colombiano, declaró de interés público el yacimiento y subvencionó nuevas excavaciones que se desarrollaron en la década de los 80.
El trabajo de los expertos permitió recuperar 200 kilómetros de senderos de piedra, canales de distribución de agua y muros y construcciones que incluían templos ceremoniales y lugares de almacenamiento de víveres. Aunque se desconoce cómo vivían sus habitantes, los arqueólogos llegaron a la conclusión de que era una sociedad muy jerarquizada, gobernada por una casta religiosa.
El lugar había sido saqueado, pero quedaban estructuras intactas pese a que, un año antes de que llegara la expedición científica, los bandidos habían librado una cruenta batalla para saquear los restos. El hijo de Julio César Sepúlveda, uno de los capos, descubrió por casualidad una escalera de piedra que conducía a una colina. El hallazgo dio lugar a una guerra de bandas con el uso de armas de fuego. Ello forzó a las autoridades a intervenir.
Es posible
visitar
el lugar mediante un viaje organizado de cuatro cinco días a pie por la selva, ya que el lugar es inaccesible
Desde hace más de una década, es posible visitar Teyuna mediante un viaje organizado que incluye un recorrido a pie por la selva de cuatro o cinco días, ya que el lugar es inaccesible. No hay carreteras ni pistas de aterrizaje. El Gobierno colombiano optó por preservar la forma de vida de media docena de tribus, descendientes de los antiguos pobladores, que siguen residiendo en este hábitat privilegiado por su diversidad y están implicadas en su conservación.
El Instituto Colombiano de Antropología y el consejo que gestiona el parque natural de Sierra Nevada de Santa Marta vigilan la preservación de este territorio, que, según ha establecido el Gobierno, pertenece a los pueblos de la zona y debe ser protegido de cualquier intromisión inmobiliaria o inversión especulativa. Hoy Teyuna es una de las joyas del rico y poco conocido patrimonio histórico de Colombia.
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