No tuvo un camino de rosas durante su etapa como novillero, cuando conoció la dureza del toreo y, por lo tanto, de la vida. De aquellas plazas de chapas, trajes deslucidos y novillos del ‘tío picardías’ sacó un modelo de vida basado en la cultura del esfuerzo y la disciplina que le permitió sacar la carrera de Veterinaria y, hoy día, compaginar su labor al frente de la emblemática vacada cárdena y de la Fundación Toro de Lidia. Incluso ha sacado tiempo para escribir el pregón taurino con el que abrirá el telón de la temporada sevillana.–Es usted ganadero, presidente de la Fundación Toro de Lidia y, desde este domingo, pregonero de Sevilla. –Ya he dado otros pregones importantes como los de Málaga, Ciudad Rodrigo o Ronda, pero el de Sevilla es otro mundo. Basta con mirar la nómina de mis predecesores: Vargas Llosa, Pérez-Reverte, Carlos Herrera o Fernando Savater. El pregón ya lo tienen los maestrantes. Trata sobre mi experiencia y vivencias. –No lo he dicho, pero también fue novillero y veterinario. –Como veterinario ejercí tres años en la Junta de Extremadura; primero como veterinario rural y después en la Consejería de Sanidad. Recuerdo que mi padre me presentaba a sus amigos y estos le preguntaban que si yo era «¿el torero o el veterinario?». En la vida todo cuenta. Quise ser torero de verdad, con plena ocupación. No pudo ser, pero lo intenté y me sirvió para afrontar mi futuro: disciplina, cuidarme, sacrificarme… Lo sigo dando todo para lograr lo mejor. En la carrera aprendí mucho, pero más en el campo con mi padre. Una de las mayores grandezas que tiene el mundo del toro es que es abierto, que uniformiza a la gente, que puedes conocer y hablar con todo tipo de personas. Eso te da una cultura tremenda. –¿Qué le preocupa más: el pregón o la corrida que va a lidiar?–El pregón es algo que me impone mucho, porque el prestigio es muy importante en la vida y un petardo no le agrada a nadie, y menos cuando alguien ha confiado en ti y no quieres defraudarlo, pero mi vida es el toro. La corrida está por encima de todo. –¿Cómo serán los toros de este año?–En la línea de estos años: entipados.–Un cartel con dos especialistas, como El Cid y Manuel Escribano, y un torero total con marchamo de figura (Daniel Luque).–Es un cartel muy sevillano. De eso hablaré en el pregón, de cómo la vida nos ha unido a la ganadería y a los sevillanos. La etapa de Manuel Jesús (El Cid) con nuestros toros fue brutal, uno de los momentos más brillantes de la ganadería. Y qué decir de Escribano. O de un tercero que entra ahora como Borja Jiménez, aunque no esté anunciado en el cartel. Daniel Luque es de los toreros más atractivos del momento. –Es curioso que su ganadería llevaba más de veinte años lidiando y triunfando en Madrid cuando vino a debutar en la Maestranza en 1996. Quitando a Miura, es la única vacada que viene lidiando ininterrumpidamente desde el año 2004.–Estamos muy agradecidos al público sevillano, desde el primer momento nos acogieron con los brazos abiertos. La del 2023 fue una gran corrida. Tenemos cuatro toros de vuelta al ruedo y un indulto. Es un balance buenísimo. Han sido momentos importantísimos con El Cid, El Tato, Antonio Ferrera, Manuel Escribano, Emilio de Justo y, por último, Borja Jiménez.–Este año retransmitirá su corrida Canal Sur. Qué importante es que el toreo vuelva a los hogares en abierto. –Eso es fundamental. Las televisiones en abierto nunca se deberían haber perdido. Ahí debo decir que la Fundación Toro de Lidia ha jugado un papel fundamental. Cuando empezamos con los circuitos, sólamente se televisaban corridas de toros en Castilla la Mancha. Y gracias a los circuitos de novilladas y corridas se dieron cuenta de las audiencias que reportaban. Es muy importante que los toros se vean en abierto. Andalucía representa el 18 por ciento de la población total de España, es una comunidad muy equilibrada entre lo urbano y lo rural. Estas tres corridas de la Feria de Abril no sólo las podrá ver una quinta parte de la población nacional, sino que gracias a internet se verá en todo el mundo. Creo que puede tener una repercusión muy grande. –El trabajo de la Fundación es inmenso. –No podré contarlo todo porque en el pregón tengo unos 45 minutos, pero sí hablaré, aunque me centre en Sevilla y en mi vida, de las ideas que defendemos. Sólo soy la punta del iceberg, detrás hay muchas personas que trabajan mucho y muy bien. Son muchos hitos los que hemos conseguido durante todos estos años, como el reciente Premio Nacional de Tauromaquia, que era la primera vez que el Senado y nueve comunidades autónomas, de diferentes ideologías, se unían para entregar un premio civil. Será difícil que vuelva a ocurrir algo similar. Tenemos profesionales a los que laboralmente no les afectaría la desaparición de los toros, pero que están totalmente implicados. –Entre estos colaboradores está el que será su presentador en este pregón: Lorenzo Clemente.–El mundo del toro le tiene que estar muy agradecido. Es un abogado muy brillante que trabaja en el despacho de Garrigues y que está volcado con la defensa de los toros. Colabora con la Fundación de una forma generosa y altruista, ejerce nuestra defensa jurídica. En la comisión jurídica de la FTL tenemos los primeros espadas del país. Se reúnen una vez al mes o cuando es necesario para estudiar los problemas legales que se nos presentan. –Creo que usted no cobra por su labor al frente de la Fundación. –No tengo sueldo y debo decir que la mayoría de mis viajes me los pago yo. Defiendo el mundo de los toros porque es mi vida. Todo lo que se recauda en los circuitos va íntegramente para los circuitos. Lo que hacemos, con los pocos medios que tenemos, es increíble. Por eso todos tenemos que poner un poco de nuestra parte: también pago mis cuotas como ganadero. Pero insisto en que lo mío no tiene mérito porque es mi vida, el mérito está en tantas personas que hacen esto sólo por afición. Por ejemplo los responsables de los capítulos, que son las delegaciones que tenemos en ciudades como Granada, Córdoba o Albacete. –Hace ahora un año se reunieron con la alcaldesa de Espartinas para preguntarle por su plaza de toros, que sigue cerrada y abandonada.–Es una pena, pero es un caso muy difícil porque hay otros intereses. No entiendo cómo después de haber hecho un desembolso así para construir una plaza de toros con esa categoría no se le dé ninguna utilidad. En cambio, sí conseguimos reabrir plazas como Móstoles, Valdemoro, Villena u Ondara. –¿Se ve mucho tiempo en este cargo?–Entré para cuatro años y ya voy camino de los siete. Le tengo mucho que agradecer a mi familia, que es la gran perjudicada porque les quito tiempo. Hago lo que puedo: lucho por el futuro, no de los toros, sino de las libertades. Por la diversidad cultural y la libertad de elección, que cada padre tenga la libertad de educar a sus hijos como considere más oportuno. Me gustaría ceder el testigo, pero tiene que aparecer la persona adecuada. Cuando eso ocurra, daré un paso al lado aunque siga apoyándolos como me corresponde. Sí echo en falta más compromiso a la gente del toro.–Y como ganadero, ¿dará también un paso al lado?–Si Dios quiere, no tendrá que haber grandes cambios. Fui continuador de una labor que inició mi padre y cuando él tuvo que dar un paso al lado, yo llevaba treinta años trabajando con él. Cuando a mí me toque hacerlo, mi hija Pilar llevará ya muchos años empapada del gusto y del tipo de toros que nos gusta. Ella también es veterinaria y está preparada para resolver todos los retos que se nos planteen. Con mi otra hija Miriam, que es muy aficionada, hará buen tándem. Y también está mi nieta.–La ganadería de Victorino hace bandera del feminismo. –Quitándome a mí, en mi casa son todas chicas. La mujer no es que sea el futuro, es el presente. No tuvo un camino de rosas durante su etapa como novillero, cuando conoció la dureza del toreo y, por lo tanto, de la vida. De aquellas plazas de chapas, trajes deslucidos y novillos del ‘tío picardías’ sacó un modelo de vida basado en la cultura del esfuerzo y la disciplina que le permitió sacar la carrera de Veterinaria y, hoy día, compaginar su labor al frente de la emblemática vacada cárdena y de la Fundación Toro de Lidia. Incluso ha sacado tiempo para escribir el pregón taurino con el que abrirá el telón de la temporada sevillana.–Es usted ganadero, presidente de la Fundación Toro de Lidia y, desde este domingo, pregonero de Sevilla. –Ya he dado otros pregones importantes como los de Málaga, Ciudad Rodrigo o Ronda, pero el de Sevilla es otro mundo. Basta con mirar la nómina de mis predecesores: Vargas Llosa, Pérez-Reverte, Carlos Herrera o Fernando Savater. El pregón ya lo tienen los maestrantes. Trata sobre mi experiencia y vivencias. –No lo he dicho, pero también fue novillero y veterinario. –Como veterinario ejercí tres años en la Junta de Extremadura; primero como veterinario rural y después en la Consejería de Sanidad. Recuerdo que mi padre me presentaba a sus amigos y estos le preguntaban que si yo era «¿el torero o el veterinario?». En la vida todo cuenta. Quise ser torero de verdad, con plena ocupación. No pudo ser, pero lo intenté y me sirvió para afrontar mi futuro: disciplina, cuidarme, sacrificarme… Lo sigo dando todo para lograr lo mejor. En la carrera aprendí mucho, pero más en el campo con mi padre. Una de las mayores grandezas que tiene el mundo del toro es que es abierto, que uniformiza a la gente, que puedes conocer y hablar con todo tipo de personas. Eso te da una cultura tremenda. –¿Qué le preocupa más: el pregón o la corrida que va a lidiar?–El pregón es algo que me impone mucho, porque el prestigio es muy importante en la vida y un petardo no le agrada a nadie, y menos cuando alguien ha confiado en ti y no quieres defraudarlo, pero mi vida es el toro. La corrida está por encima de todo. –¿Cómo serán los toros de este año?–En la línea de estos años: entipados.–Un cartel con dos especialistas, como El Cid y Manuel Escribano, y un torero total con marchamo de figura (Daniel Luque).–Es un cartel muy sevillano. De eso hablaré en el pregón, de cómo la vida nos ha unido a la ganadería y a los sevillanos. La etapa de Manuel Jesús (El Cid) con nuestros toros fue brutal, uno de los momentos más brillantes de la ganadería. Y qué decir de Escribano. O de un tercero que entra ahora como Borja Jiménez, aunque no esté anunciado en el cartel. Daniel Luque es de los toreros más atractivos del momento. –Es curioso que su ganadería llevaba más de veinte años lidiando y triunfando en Madrid cuando vino a debutar en la Maestranza en 1996. Quitando a Miura, es la única vacada que viene lidiando ininterrumpidamente desde el año 2004.–Estamos muy agradecidos al público sevillano, desde el primer momento nos acogieron con los brazos abiertos. La del 2023 fue una gran corrida. Tenemos cuatro toros de vuelta al ruedo y un indulto. Es un balance buenísimo. Han sido momentos importantísimos con El Cid, El Tato, Antonio Ferrera, Manuel Escribano, Emilio de Justo y, por último, Borja Jiménez.–Este año retransmitirá su corrida Canal Sur. Qué importante es que el toreo vuelva a los hogares en abierto. –Eso es fundamental. Las televisiones en abierto nunca se deberían haber perdido. Ahí debo decir que la Fundación Toro de Lidia ha jugado un papel fundamental. Cuando empezamos con los circuitos, sólamente se televisaban corridas de toros en Castilla la Mancha. Y gracias a los circuitos de novilladas y corridas se dieron cuenta de las audiencias que reportaban. Es muy importante que los toros se vean en abierto. Andalucía representa el 18 por ciento de la población total de España, es una comunidad muy equilibrada entre lo urbano y lo rural. Estas tres corridas de la Feria de Abril no sólo las podrá ver una quinta parte de la población nacional, sino que gracias a internet se verá en todo el mundo. Creo que puede tener una repercusión muy grande. –El trabajo de la Fundación es inmenso. –No podré contarlo todo porque en el pregón tengo unos 45 minutos, pero sí hablaré, aunque me centre en Sevilla y en mi vida, de las ideas que defendemos. Sólo soy la punta del iceberg, detrás hay muchas personas que trabajan mucho y muy bien. Son muchos hitos los que hemos conseguido durante todos estos años, como el reciente Premio Nacional de Tauromaquia, que era la primera vez que el Senado y nueve comunidades autónomas, de diferentes ideologías, se unían para entregar un premio civil. Será difícil que vuelva a ocurrir algo similar. Tenemos profesionales a los que laboralmente no les afectaría la desaparición de los toros, pero que están totalmente implicados. –Entre estos colaboradores está el que será su presentador en este pregón: Lorenzo Clemente.–El mundo del toro le tiene que estar muy agradecido. Es un abogado muy brillante que trabaja en el despacho de Garrigues y que está volcado con la defensa de los toros. Colabora con la Fundación de una forma generosa y altruista, ejerce nuestra defensa jurídica. En la comisión jurídica de la FTL tenemos los primeros espadas del país. Se reúnen una vez al mes o cuando es necesario para estudiar los problemas legales que se nos presentan. –Creo que usted no cobra por su labor al frente de la Fundación. –No tengo sueldo y debo decir que la mayoría de mis viajes me los pago yo. Defiendo el mundo de los toros porque es mi vida. Todo lo que se recauda en los circuitos va íntegramente para los circuitos. Lo que hacemos, con los pocos medios que tenemos, es increíble. Por eso todos tenemos que poner un poco de nuestra parte: también pago mis cuotas como ganadero. Pero insisto en que lo mío no tiene mérito porque es mi vida, el mérito está en tantas personas que hacen esto sólo por afición. Por ejemplo los responsables de los capítulos, que son las delegaciones que tenemos en ciudades como Granada, Córdoba o Albacete. –Hace ahora un año se reunieron con la alcaldesa de Espartinas para preguntarle por su plaza de toros, que sigue cerrada y abandonada.–Es una pena, pero es un caso muy difícil porque hay otros intereses. No entiendo cómo después de haber hecho un desembolso así para construir una plaza de toros con esa categoría no se le dé ninguna utilidad. En cambio, sí conseguimos reabrir plazas como Móstoles, Valdemoro, Villena u Ondara. –¿Se ve mucho tiempo en este cargo?–Entré para cuatro años y ya voy camino de los siete. Le tengo mucho que agradecer a mi familia, que es la gran perjudicada porque les quito tiempo. Hago lo que puedo: lucho por el futuro, no de los toros, sino de las libertades. Por la diversidad cultural y la libertad de elección, que cada padre tenga la libertad de educar a sus hijos como considere más oportuno. Me gustaría ceder el testigo, pero tiene que aparecer la persona adecuada. Cuando eso ocurra, daré un paso al lado aunque siga apoyándolos como me corresponde. Sí echo en falta más compromiso a la gente del toro.–Y como ganadero, ¿dará también un paso al lado?–Si Dios quiere, no tendrá que haber grandes cambios. Fui continuador de una labor que inició mi padre y cuando él tuvo que dar un paso al lado, yo llevaba treinta años trabajando con él. Cuando a mí me toque hacerlo, mi hija Pilar llevará ya muchos años empapada del gusto y del tipo de toros que nos gusta. Ella también es veterinaria y está preparada para resolver todos los retos que se nos planteen. Con mi otra hija Miriam, que es muy aficionada, hará buen tándem. Y también está mi nieta.–La ganadería de Victorino hace bandera del feminismo. –Quitándome a mí, en mi casa son todas chicas. La mujer no es que sea el futuro, es el presente.
No tuvo un camino de rosas durante su etapa como novillero, cuando conoció la dureza del toreo y, por lo tanto, de la vida. De aquellas plazas de chapas, trajes deslucidos y novillos del ‘tío picardías’ sacó un modelo de vida basado en la cultura … del esfuerzo y la disciplina que le permitió sacar la carrera de Veterinaria y, hoy día, compaginar su labor al frente de la emblemática vacada cárdena y de la Fundación Toro de Lidia. Incluso ha sacado tiempo para escribir el pregón taurino con el que abrirá el telón de la temporada sevillana.
–Es usted ganadero, presidente de la Fundación Toro de Lidia y, desde este domingo, pregonero de Sevilla.
–Ya he dado otros pregones importantes como los de Málaga, Ciudad Rodrigo o Ronda, pero el de Sevilla es otro mundo. Basta con mirar la nómina de mis predecesores: Vargas Llosa, Pérez-Reverte, Carlos Herrera o Fernando Savater. El pregón ya lo tienen los maestrantes. Trata sobre mi experiencia y vivencias.
–No lo he dicho, pero también fue novillero y veterinario.
–Como veterinario ejercí tres años en la Junta de Extremadura; primero como veterinario rural y después en la Consejería de Sanidad. Recuerdo que mi padre me presentaba a sus amigos y estos le preguntaban que si yo era «¿el torero o el veterinario?». En la vida todo cuenta. Quise ser torero de verdad, con plena ocupación. No pudo ser, pero lo intenté y me sirvió para afrontar mi futuro: disciplina, cuidarme, sacrificarme… Lo sigo dando todo para lograr lo mejor. En la carrera aprendí mucho, pero más en el campo con mi padre. Una de las mayores grandezas que tiene el mundo del toro es que es abierto, que uniformiza a la gente, que puedes conocer y hablar con todo tipo de personas. Eso te da una cultura tremenda.
–¿Qué le preocupa más: el pregón o la corrida que va a lidiar?
–El pregón es algo que me impone mucho, porque el prestigio es muy importante en la vida y un petardo no le agrada a nadie, y menos cuando alguien ha confiado en ti y no quieres defraudarlo, pero mi vida es el toro. La corrida está por encima de todo.
–¿Cómo serán los toros de este año?
–En la línea de estos años: entipados.
–Un cartel con dos especialistas, como El Cid y Manuel Escribano, y un torero total con marchamo de figura (Daniel Luque).
–Es un cartel muy sevillano. De eso hablaré en el pregón, de cómo la vida nos ha unido a la ganadería y a los sevillanos. La etapa de Manuel Jesús (El Cid) con nuestros toros fue brutal, uno de los momentos más brillantes de la ganadería. Y qué decir de Escribano. O de un tercero que entra ahora como Borja Jiménez, aunque no esté anunciado en el cartel. Daniel Luque es de los toreros más atractivos del momento.
–Es curioso que su ganadería llevaba más de veinte años lidiando y triunfando en Madrid cuando vino a debutar en la Maestranza en 1996. Quitando a Miura, es la única vacada que viene lidiando ininterrumpidamente desde el año 2004.
–Estamos muy agradecidos al público sevillano, desde el primer momento nos acogieron con los brazos abiertos. La del 2023 fue una gran corrida. Tenemos cuatro toros de vuelta al ruedo y un indulto. Es un balance buenísimo. Han sido momentos importantísimos con El Cid, El Tato, Antonio Ferrera, Manuel Escribano, Emilio de Justo y, por último, Borja Jiménez.
–Este año retransmitirá su corrida Canal Sur. Qué importante es que el toreo vuelva a los hogares en abierto.
–Eso es fundamental. Las televisiones en abierto nunca se deberían haber perdido. Ahí debo decir que la Fundación Toro de Lidia ha jugado un papel fundamental. Cuando empezamos con los circuitos, sólamente se televisaban corridas de toros en Castilla la Mancha. Y gracias a los circuitos de novilladas y corridas se dieron cuenta de las audiencias que reportaban. Es muy importante que los toros se vean en abierto. Andalucía representa el 18 por ciento de la población total de España, es una comunidad muy equilibrada entre lo urbano y lo rural. Estas tres corridas de la Feria de Abril no sólo las podrá ver una quinta parte de la población nacional, sino que gracias a internet se verá en todo el mundo. Creo que puede tener una repercusión muy grande.
–El trabajo de la Fundación es inmenso.
–No podré contarlo todo porque en el pregón tengo unos 45 minutos, pero sí hablaré, aunque me centre en Sevilla y en mi vida, de las ideas que defendemos. Sólo soy la punta del iceberg, detrás hay muchas personas que trabajan mucho y muy bien. Son muchos hitos los que hemos conseguido durante todos estos años, como el reciente Premio Nacional de Tauromaquia, que era la primera vez que el Senado y nueve comunidades autónomas, de diferentes ideologías, se unían para entregar un premio civil. Será difícil que vuelva a ocurrir algo similar. Tenemos profesionales a los que laboralmente no les afectaría la desaparición de los toros, pero que están totalmente implicados.
–Entre estos colaboradores está el que será su presentador en este pregón: Lorenzo Clemente.
–El mundo del toro le tiene que estar muy agradecido. Es un abogado muy brillante que trabaja en el despacho de Garrigues y que está volcado con la defensa de los toros. Colabora con la Fundación de una forma generosa y altruista, ejerce nuestra defensa jurídica. En la comisión jurídica de la FTL tenemos los primeros espadas del país. Se reúnen una vez al mes o cuando es necesario para estudiar los problemas legales que se nos presentan.
–Creo que usted no cobra por su labor al frente de la Fundación.
–No tengo sueldo y debo decir que la mayoría de mis viajes me los pago yo. Defiendo el mundo de los toros porque es mi vida. Todo lo que se recauda en los circuitos va íntegramente para los circuitos. Lo que hacemos, con los pocos medios que tenemos, es increíble. Por eso todos tenemos que poner un poco de nuestra parte: también pago mis cuotas como ganadero. Pero insisto en que lo mío no tiene mérito porque es mi vida, el mérito está en tantas personas que hacen esto sólo por afición. Por ejemplo los responsables de los capítulos, que son las delegaciones que tenemos en ciudades como Granada, Córdoba o Albacete.
–Hace ahora un año se reunieron con la alcaldesa de Espartinas para preguntarle por su plaza de toros, que sigue cerrada y abandonada.
–Es una pena, pero es un caso muy difícil porque hay otros intereses. No entiendo cómo después de haber hecho un desembolso así para construir una plaza de toros con esa categoría no se le dé ninguna utilidad. En cambio, sí conseguimos reabrir plazas como Móstoles, Valdemoro, Villena u Ondara.
–¿Se ve mucho tiempo en este cargo?
–Entré para cuatro años y ya voy camino de los siete. Le tengo mucho que agradecer a mi familia, que es la gran perjudicada porque les quito tiempo. Hago lo que puedo: lucho por el futuro, no de los toros, sino de las libertades. Por la diversidad cultural y la libertad de elección, que cada padre tenga la libertad de educar a sus hijos como considere más oportuno. Me gustaría ceder el testigo, pero tiene que aparecer la persona adecuada. Cuando eso ocurra, daré un paso al lado aunque siga apoyándolos como me corresponde. Sí echo en falta más compromiso a la gente del toro.
–Y como ganadero, ¿dará también un paso al lado?
–Si Dios quiere, no tendrá que haber grandes cambios. Fui continuador de una labor que inició mi padre y cuando él tuvo que dar un paso al lado, yo llevaba treinta años trabajando con él. Cuando a mí me toque hacerlo, mi hija Pilar llevará ya muchos años empapada del gusto y del tipo de toros que nos gusta. Ella también es veterinaria y está preparada para resolver todos los retos que se nos planteen. Con mi otra hija Miriam, que es muy aficionada, hará buen tándem. Y también está mi nieta.
–La ganadería de Victorino hace bandera del feminismo.
–Quitándome a mí, en mi casa son todas chicas. La mujer no es que sea el futuro, es el presente.
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