La directora Naoko Yamada ofrece con esta película una lección sencilla, pero magistral, de lo que es el cine de animación japonés , el tratamiento de la luz, el color, las figuras, los fondos y los sentimientos, y de propina, narra una historia agradable y natural, al alcance de cualquier edad y circunstancia, sobre la adolescencia, sus pigmentos y la necesidad de encontrar con quien compartirlos. La protagonista es una niña con una sensibilidad especial para ver ‘el color’ de los demás y el argumento la reúne con dos nuevos amigos, ella y él, con quienes formará una banda de música. Todo es sencillo, fluido, sin otro ánimo que el de ser agradable y soportablemente poética.Parte de la acción transcurre en el colegio católico de la joven, entre monjas coloreadas en tonos suaves y compañeras inquietas y emocionadas por la edad. No hay en el desarrollo de la historia crestas ni esquinas argumentales, sino el mero disfrute visual y, quien guste de ello, espiritual. Todos los personajes son positivos y sus actos y reacciones buscan la mejora, pero lo más remarcable de ‘ Tu color ‘ es precisamente su técnica y empleo de ellos, los colores, también protagonistas del relato.Se aprecia en cada dibujo, cada plano, cada detalle en primeros y últimos términos la minuciosidad de Naoko Yamada para que merezca la pena congelar la imagen y deleitarse con la complejidad que guarda eso que parece tan sencillo. La estética es suave, como la historia que cuenta, y como la música que se utiliza. Hace unos años ya sorprendió esta directora con su ‘anime’ titulado ‘A silent voice’, igualmente lleno de estilo y sensibilidad, una película de 2016 que coincidió en año y espíritu con la obra maestra de Makoto Shinkai, ‘ Your name ‘ .Noticia Relacionada ‘Con el agua al cuello’ y ‘Padres’ estandar Si El cine recupera la figura olvidada del padre Oti Rodríguez Marchante El crítico de ABC Oti Rodríguez Marchante analiza las películas ‘Con el agua al cuello’ y ‘Padres»Tu color’ es muy, muy recomendable por lo especial y sorprendente de su animación, pero también por la voluntad que se aprecia en ella de ‘ser sentida’, es decir de albergarte dentro, y a pesar de que su ‘contenido’ no es especialmente tendencia entre (por generalizar) la juventud, pues trata con delicadeza asuntos siempre presentados con espinas, como la educación (religiosa), la amistad (sincera), la limpieza (interior) y las ganas de mirar el mundo y su diversidad de colores en vez de esa obsesión por que sea el mundo quien te mire a ti. La directora Naoko Yamada ofrece con esta película una lección sencilla, pero magistral, de lo que es el cine de animación japonés , el tratamiento de la luz, el color, las figuras, los fondos y los sentimientos, y de propina, narra una historia agradable y natural, al alcance de cualquier edad y circunstancia, sobre la adolescencia, sus pigmentos y la necesidad de encontrar con quien compartirlos. La protagonista es una niña con una sensibilidad especial para ver ‘el color’ de los demás y el argumento la reúne con dos nuevos amigos, ella y él, con quienes formará una banda de música. Todo es sencillo, fluido, sin otro ánimo que el de ser agradable y soportablemente poética.Parte de la acción transcurre en el colegio católico de la joven, entre monjas coloreadas en tonos suaves y compañeras inquietas y emocionadas por la edad. No hay en el desarrollo de la historia crestas ni esquinas argumentales, sino el mero disfrute visual y, quien guste de ello, espiritual. Todos los personajes son positivos y sus actos y reacciones buscan la mejora, pero lo más remarcable de ‘ Tu color ‘ es precisamente su técnica y empleo de ellos, los colores, también protagonistas del relato.Se aprecia en cada dibujo, cada plano, cada detalle en primeros y últimos términos la minuciosidad de Naoko Yamada para que merezca la pena congelar la imagen y deleitarse con la complejidad que guarda eso que parece tan sencillo. La estética es suave, como la historia que cuenta, y como la música que se utiliza. Hace unos años ya sorprendió esta directora con su ‘anime’ titulado ‘A silent voice’, igualmente lleno de estilo y sensibilidad, una película de 2016 que coincidió en año y espíritu con la obra maestra de Makoto Shinkai, ‘ Your name ‘ .Noticia Relacionada ‘Con el agua al cuello’ y ‘Padres’ estandar Si El cine recupera la figura olvidada del padre Oti Rodríguez Marchante El crítico de ABC Oti Rodríguez Marchante analiza las películas ‘Con el agua al cuello’ y ‘Padres»Tu color’ es muy, muy recomendable por lo especial y sorprendente de su animación, pero también por la voluntad que se aprecia en ella de ‘ser sentida’, es decir de albergarte dentro, y a pesar de que su ‘contenido’ no es especialmente tendencia entre (por generalizar) la juventud, pues trata con delicadeza asuntos siempre presentados con espinas, como la educación (religiosa), la amistad (sincera), la limpieza (interior) y las ganas de mirar el mundo y su diversidad de colores en vez de esa obsesión por que sea el mundo quien te mire a ti.
La directora sorprendió hace años con su ‘anime’ titulado ‘A silent voice’, igualmente lleno de estilo y sensibilidad, una película de 2016 que coincidió en año y espíritu con la obra maestra de Makoto Shinkai, ‘Your name’
La directora Naoko Yamada ofrece con esta película una lección sencilla, pero magistral, de lo que es el cine de animación japonés, el tratamiento de la luz, el color, las figuras, los fondos y los sentimientos, y de propina, narra una historia agradable y natural, al alcance de cualquier edad y circunstancia, sobre la adolescencia, sus pigmentos y la necesidad de encontrar con quien compartirlos. La protagonista es una niña con una sensibilidad especial para ver ‘el color’ de los demás y el argumento la reúne con dos nuevos amigos, ella y él, con quienes formará una banda de música. Todo es sencillo, fluido, sin otro ánimo que el de ser agradable y soportablemente poética.
Parte de la acción transcurre en el colegio católico de la joven, entre monjas coloreadas en tonos suaves y compañeras inquietas y emocionadas por la edad. No hay en el desarrollo de la historia crestas ni esquinas argumentales, sino el mero disfrute visual y, quien guste de ello, espiritual. Todos los personajes son positivos y sus actos y reacciones buscan la mejora, pero lo más remarcable de ‘Tu color‘ es precisamente su técnica y empleo de ellos, los colores, también protagonistas del relato.
Se aprecia en cada dibujo, cada plano, cada detalle en primeros y últimos términos la minuciosidad de Naoko Yamada para que merezca la pena congelar la imagen y deleitarse con la complejidad que guarda eso que parece tan sencillo. La estética es suave, como la historia que cuenta, y como la música que se utiliza. Hace unos años ya sorprendió esta directora con su ‘anime’ titulado ‘A silent voice’, igualmente lleno de estilo y sensibilidad, una película de 2016 que coincidió en año y espíritu con la obra maestra de Makoto Shinkai, ‘Your name‘ .
‘Tu color’ es muy, muy recomendable por lo especial y sorprendente de su animación, pero también por la voluntad que se aprecia en ella de ‘ser sentida’, es decir de albergarte dentro, y a pesar de que su ‘contenido’ no es especialmente tendencia entre (por generalizar) la juventud, pues trata con delicadeza asuntos siempre presentados con espinas, como la educación (religiosa), la amistad (sincera), la limpieza (interior) y las ganas de mirar el mundo y su diversidad de colores en vez de esa obsesión por que sea el mundo quien te mire a ti.
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