La nueva vida de un ‘Pedro Páramo’ más humano que villano

Hay que ser muy valiente (y osado) para lanzarse a adaptar la novela de ‘Pedro Páramo’, de Juan Rulfo, en una película. Rodrigo Prieto lo ha sido y en ese designio de poner carne y hueso a Juan Preciado había algo también de hacer memoria de la historia de su familia. Su abuelo participó en la Revolución mexicana y luchó junto con Emiliano Zapata. Tras varios intentos de grabar esta novela, el director mexicano, que fue nominado al Oscar a la mejor fotografía por su trabajo en ‘Brokeback Mountain’, del director Ang Lee, también por ‘El irlandés’ y ‘Los asesinos de la luna’, ambas del director Martin Scorsese, se ha lanzado a dirigir su primera película, ‘Pedro Páramo’, que se puede encontrar ya en Netflix. «Siento que soy consecuencia de muchas cosas que pasaron en esa época. Una época de dolores, de sangre y de drama. Tengo también mis propios fantasmas que he tratado de resolver así como de mis antepasados. Grabar la película era una hermosa oportunidad para enfrentarlos», reconoce el director a ABC.Noticia Relacionada estandar No ‘Showrunners’: los guardianes del ADN de las series de éxito Clara Molla Pagán Su rol es indispensable para mantener la esencia del proyecto de principio a fin en todos sus departamentosAlrededor tuvo muchas voces que le dijeron que no sería capaz de sacarlo. También las suyas propias, pero no hubo nada que frenase su determinación. «Decidí no morirme por el miedo, como le pasa al protagonista, que muere agobiado y tomé la decisión de enfrentarlo y la experiencia fue preciosa porque encontré en todos esos personajes algo de mí». La historia arranca con Juan Preciado, un hombre busca a su padre, Pedro Páramo, en un pueblo condenado por la violencia y la furia de un amor frustrado. «La película refleja no solo a México y a Latinoamérica, sino a nosotros como creadores. La película no es una alternativa a la película original, ni a la novela. No las sustituye. Es un acompañante. Da la oportunidad de introducirse en el mundo de Rulfo y también la cultura y la historia mexicana». Adaptar una novela tan clave a mediados del siglo XX en la actualidad tiene el reto no solo de acercar a aquellos que leyeron las páginas de Rulfo y también el de atraer a una nueva generación que habita en Netflix y que va a tener delante de sus ojos una historia de una época que no conocieron. «Todos los temas que aparecen son actuales, de hecho también son especialmente relevantes en esta época. Es muy revolucionario cómo aborda todo, desde el tema del feminismo hasta el abuso del patriarcado, la menstruación, el deseo de la mujer o el tema del incesto. También el miedo, el rencor y el perdón», asegura el director indicando, además, que son asuntos que van de la mano «de cualquier generación». A lo largo de la cinta, Prieto da un paso adelante con la figura de Pedro Páramo y lo plantea más allá del rango de villano que tanto lo había caracterizado hasta ahora. El mexicano plantea a Páramo como un ser humano, marcado por las heridas y condicionado por ellas. «He visto cómo empleado la ficción para que algunos hombres que están en el poder no parecieran villanos», indica. El director tuvo la oportunidad de trabajar en un documental con Fidel Castro en Cuba, también tuvo la oportunidad de conocer a Vladimir Putin en Rusia. «Era importante que se pudiera ver a la gente en el poder no tanto como malditos, sino como humanos. Nosotros también somos víctimas de nuestro poder. Quería retratar el lado humano hasta de la persona que puede hacer las cosas más terroríficas. Es hacer memoria como yo hice de mis antepasados y de cómo, a pesar de las cosas que hicieron, son personas que también quise mucho. Nosotros mismos somos a veces villanos y personas con su corazoncito también». El miedo a no estar a la altura es algo que siempre estuvo a lo largo de todo el proyecto. «Era un trabajo tan complejo en todos los sentidos y una adaptación en la que había tantas posibilidades de fracasar y de que la gente no entendiera y conectara con los personajes que el miedo siempre estuvo. Aunque uno también se puede perder en eso y decidí que el miedo me acompañaría y sería un motor para cuidar más otros aspectos. Fue un acompañante fiel», asegura. Encontrar el equilibrio entre renovar la mirada hacia esta historia y al mismo tiempo no perder la esencia del libro es un arte que Prieto parece haber dominado. «Los personajes debían reconocerse en esa época así como los vestuarios y la producción. Pero los sentimientos detrás de cada uno de ellos son diferentes y hay una rebeldía que es más de esta época que de aquella. Hay algunos temas que se han manejado de una forma más actual. Los diálogos también tienen algo de contemporáneo». Hay que ser muy valiente (y osado) para lanzarse a adaptar la novela de ‘Pedro Páramo’, de Juan Rulfo, en una película. Rodrigo Prieto lo ha sido y en ese designio de poner carne y hueso a Juan Preciado había algo también de hacer memoria de la historia de su familia. Su abuelo participó en la Revolución mexicana y luchó junto con Emiliano Zapata. Tras varios intentos de grabar esta novela, el director mexicano, que fue nominado al Oscar a la mejor fotografía por su trabajo en ‘Brokeback Mountain’, del director Ang Lee, también por ‘El irlandés’ y ‘Los asesinos de la luna’, ambas del director Martin Scorsese, se ha lanzado a dirigir su primera película, ‘Pedro Páramo’, que se puede encontrar ya en Netflix. «Siento que soy consecuencia de muchas cosas que pasaron en esa época. Una época de dolores, de sangre y de drama. Tengo también mis propios fantasmas que he tratado de resolver así como de mis antepasados. Grabar la película era una hermosa oportunidad para enfrentarlos», reconoce el director a ABC.Noticia Relacionada estandar No ‘Showrunners’: los guardianes del ADN de las series de éxito Clara Molla Pagán Su rol es indispensable para mantener la esencia del proyecto de principio a fin en todos sus departamentosAlrededor tuvo muchas voces que le dijeron que no sería capaz de sacarlo. También las suyas propias, pero no hubo nada que frenase su determinación. «Decidí no morirme por el miedo, como le pasa al protagonista, que muere agobiado y tomé la decisión de enfrentarlo y la experiencia fue preciosa porque encontré en todos esos personajes algo de mí». La historia arranca con Juan Preciado, un hombre busca a su padre, Pedro Páramo, en un pueblo condenado por la violencia y la furia de un amor frustrado. «La película refleja no solo a México y a Latinoamérica, sino a nosotros como creadores. La película no es una alternativa a la película original, ni a la novela. No las sustituye. Es un acompañante. Da la oportunidad de introducirse en el mundo de Rulfo y también la cultura y la historia mexicana». Adaptar una novela tan clave a mediados del siglo XX en la actualidad tiene el reto no solo de acercar a aquellos que leyeron las páginas de Rulfo y también el de atraer a una nueva generación que habita en Netflix y que va a tener delante de sus ojos una historia de una época que no conocieron. «Todos los temas que aparecen son actuales, de hecho también son especialmente relevantes en esta época. Es muy revolucionario cómo aborda todo, desde el tema del feminismo hasta el abuso del patriarcado, la menstruación, el deseo de la mujer o el tema del incesto. También el miedo, el rencor y el perdón», asegura el director indicando, además, que son asuntos que van de la mano «de cualquier generación». A lo largo de la cinta, Prieto da un paso adelante con la figura de Pedro Páramo y lo plantea más allá del rango de villano que tanto lo había caracterizado hasta ahora. El mexicano plantea a Páramo como un ser humano, marcado por las heridas y condicionado por ellas. «He visto cómo empleado la ficción para que algunos hombres que están en el poder no parecieran villanos», indica. El director tuvo la oportunidad de trabajar en un documental con Fidel Castro en Cuba, también tuvo la oportunidad de conocer a Vladimir Putin en Rusia. «Era importante que se pudiera ver a la gente en el poder no tanto como malditos, sino como humanos. Nosotros también somos víctimas de nuestro poder. Quería retratar el lado humano hasta de la persona que puede hacer las cosas más terroríficas. Es hacer memoria como yo hice de mis antepasados y de cómo, a pesar de las cosas que hicieron, son personas que también quise mucho. Nosotros mismos somos a veces villanos y personas con su corazoncito también». El miedo a no estar a la altura es algo que siempre estuvo a lo largo de todo el proyecto. «Era un trabajo tan complejo en todos los sentidos y una adaptación en la que había tantas posibilidades de fracasar y de que la gente no entendiera y conectara con los personajes que el miedo siempre estuvo. Aunque uno también se puede perder en eso y decidí que el miedo me acompañaría y sería un motor para cuidar más otros aspectos. Fue un acompañante fiel», asegura. Encontrar el equilibrio entre renovar la mirada hacia esta historia y al mismo tiempo no perder la esencia del libro es un arte que Prieto parece haber dominado. «Los personajes debían reconocerse en esa época así como los vestuarios y la producción. Pero los sentimientos detrás de cada uno de ellos son diferentes y hay una rebeldía que es más de esta época que de aquella. Hay algunos temas que se han manejado de una forma más actual. Los diálogos también tienen algo de contemporáneo».  

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