Cuando Mad is Mad echó a andar (en noviembre hará la friolera de 20 años) se ponía en marcha un ‘proyecto loco’ que quería volver loca a la ciudad de Madrid en la que se insertaba. Hoy, dos décadas después, descubrimos que el soplo de aire fresco que traían a sus espaldas sus artífices (Rafael Ruiz, Manuel Cuellar y Andrés Rubio) sigue siendo igual de refrescante porque muchos de sus postulados ya los llevan de fábrica proyectos emergentes y no tan emergentes que los han asumido con naturalidad, pero que podían chocar cuando esta firma decidió hacerse un hueco.Precios nada despampanantesPor ejemplo, con Mad is Mad aprendimos que el objeto de artista es tan gustoso como la obra de arte; que esta última no tiene por qué tener un precio despampanante; que una galería no ha de ser obligatoriamente conducida por gafapastas o agentes del arte chic (de hecho, los dueños de este lugar son periodistas); que los espacios de venta artística pueden tener horarios reducidos, de tarde y fin de semana, y que los artistas que pululan por ellos no tienen por qué estar atados a ellos: vienen y van cuando así les conviene…Mad is Mad, con el tiempo, ha creado una comunidad de locos maravillosos. Allí se estrenaron nombres hoy imprescindibles como los de Julio Falagán, Aitor Saraiba o Andrés Jaque. Sobrevivió a Subaquática, Democrazy o SinSentido, pero inspiró a otros como La Fiambrera, Casa Sur o Estudio Inverso. La casualidad ha querido (más bien el calendario) que lo que fuera un almacén de santos en Chueca de una tienda de las de toda la vida dedicada a estos religiosos menesteres se acerque a su aniversario redondo con una muestra sobre ángeles (ante tanto demonio rondando por el mundo), con tres artistas de ‘católico’ nombre: Miguel (Zamorano); Michael (de Coca) y Mateo (Fetén). Su título ‘Nos quedan los ángeles’. No dudamos de que su jovialidad hoy (seña de identidad también de este sitio donde exponen) será sello de calidad en el futuro. No estamos locos. Cuando Mad is Mad echó a andar (en noviembre hará la friolera de 20 años) se ponía en marcha un ‘proyecto loco’ que quería volver loca a la ciudad de Madrid en la que se insertaba. Hoy, dos décadas después, descubrimos que el soplo de aire fresco que traían a sus espaldas sus artífices (Rafael Ruiz, Manuel Cuellar y Andrés Rubio) sigue siendo igual de refrescante porque muchos de sus postulados ya los llevan de fábrica proyectos emergentes y no tan emergentes que los han asumido con naturalidad, pero que podían chocar cuando esta firma decidió hacerse un hueco.Precios nada despampanantesPor ejemplo, con Mad is Mad aprendimos que el objeto de artista es tan gustoso como la obra de arte; que esta última no tiene por qué tener un precio despampanante; que una galería no ha de ser obligatoriamente conducida por gafapastas o agentes del arte chic (de hecho, los dueños de este lugar son periodistas); que los espacios de venta artística pueden tener horarios reducidos, de tarde y fin de semana, y que los artistas que pululan por ellos no tienen por qué estar atados a ellos: vienen y van cuando así les conviene…Mad is Mad, con el tiempo, ha creado una comunidad de locos maravillosos. Allí se estrenaron nombres hoy imprescindibles como los de Julio Falagán, Aitor Saraiba o Andrés Jaque. Sobrevivió a Subaquática, Democrazy o SinSentido, pero inspiró a otros como La Fiambrera, Casa Sur o Estudio Inverso. La casualidad ha querido (más bien el calendario) que lo que fuera un almacén de santos en Chueca de una tienda de las de toda la vida dedicada a estos religiosos menesteres se acerque a su aniversario redondo con una muestra sobre ángeles (ante tanto demonio rondando por el mundo), con tres artistas de ‘católico’ nombre: Miguel (Zamorano); Michael (de Coca) y Mateo (Fetén). Su título ‘Nos quedan los ángeles’. No dudamos de que su jovialidad hoy (seña de identidad también de este sitio donde exponen) será sello de calidad en el futuro. No estamos locos.
Aquí Al Lado
Está a punto de cumplir uno de los espacios alternativos que cambió las reglas del juego del galerismo en la Capital
Cuando Mad is Mad echó a andar (en noviembre hará la friolera de 20 años) se ponía en marcha un ‘proyecto loco’ que quería volver loca a la ciudad de Madrid en la que se insertaba.
Hoy, dos décadas después, descubrimos que … el soplo de aire fresco que traían a sus espaldas sus artífices (Rafael Ruiz, Manuel Cuellar y Andrés Rubio) sigue siendo igual de refrescante porque muchos de sus postulados ya los llevan de fábrica proyectos emergentes y no tan emergentes que los han asumido con naturalidad, pero que podían chocar cuando esta firma decidió hacerse un hueco.
Precios nada despampanantes
Por ejemplo, con Mad is Mad aprendimos que el objeto de artista es tan gustoso como la obra de arte; que esta última no tiene por qué tener un precio despampanante; que una galería no ha de ser obligatoriamente conducida por gafapastas o agentes del arte chic (de hecho, los dueños de este lugar son periodistas); que los espacios de venta artística pueden tener horarios reducidos, de tarde y fin de semana, y que los artistas que pululan por ellos no tienen por qué estar atados a ellos: vienen y van cuando así les conviene…
Mad is Mad, con el tiempo, ha creado una comunidad de locos maravillosos. Allí se estrenaron nombres hoy imprescindibles como los de Julio Falagán,Aitor Saraiba o Andrés Jaque. Sobrevivió a Subaquática, Democrazy o SinSentido, pero inspiró a otros como La Fiambrera, Casa Sur o Estudio Inverso.
La casualidad ha querido (más bien el calendario) que lo que fuera un almacén de santos en Chueca de una tienda de las de toda la vida dedicada a estos religiosos menesteres se acerque a su aniversario redondo con una muestra sobre ángeles (ante tanto demonio rondando por el mundo), con tres artistas de ‘católico’ nombre: Miguel (Zamorano); Michael (de Coca) y Mateo (Fetén). Su título ‘Nos quedan los ángeles’. No dudamos de que su jovialidad hoy (seña de identidad también de este sitio donde exponen) será sello de calidad en el futuro. No estamos locos.
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