En La Biblia cuando Dios se ‘cabrea’ con sus creados por la chulería, ingratitud y arrogancia de los mismos, lo que utiliza como castigo máximo es la confusión de las lenguas. Todos conocemos la historia de Babel. Dios dispersa a un pueblo que se había mantenido unido, en un montón de tribus diferentes, cada una con su propia lengua distinta. A partir de entonces surgen numerosos conflictos que no se han quedado por el camino de la historia, sino que han llegado hasta nuestros días con intensa complejidad y, a veces, ferocidad. A través de las distintas leyendas y mitologías se reproduce esta fricción entre dioses y humanos . En la mitología griega, por ejemplo, Hermes confundió las lenguas de los mortales rompiendo así la comunicación entre otro dios supremo, Zeus y sus seguidores, lo que según Kerenyi en su libro ‘Los dioses de los griegos’, provocó los pasos iniciales para el primer rey de los hombres.ENSAYO ‘No hablarás. Imperio, identidad y la política del lenguaje’ Autor James Griffihs Editorial Alianza Año 2025 Páginas 415 Precio 25,95 euros 3 Para James Griffiths, autor de este interesante libro sobre la opresión y la marginación de las lenguas, así como del respeto que se les debe tener a las más minoritarias, es consciente que el lenguaje fascina, pero también frustra. «En el transcurso de la historia humana, el idioma nos ha separado más que la raza, las creencias o la cultura. Muchas etnias son, en esencia, agrupamientos lingüísticos y esta diversidad ha conducido a la división, la confusión, la hostilidad, la guerra y el genocidio. Este hecho choca de forma tan frontal con la imagen del lenguaje como regalo de los cielos», escribe Griffiths, un periodista y escritor galés, escolarizado en esta lengua. El defiende un biligüismo siempre que entre su lengua materna y el inglés estén a la misma altura. Al multilingüismo y al multiculturalismo los considera positivos. Este libro es un gran reportaje en el que intervienen escritores, ensayistas, lingüistas, historiadores y otros especialistas relacionados con el estado actual de las lenguas en el mundo. Y tras hacer una incursión profunda y general del conjunto, se detiene especialmente en el estudio del galés en la Gran Bretaña ; del hawaiano en sus islas ; y, finalmente, de la invasión del chino cantonés en Hong Kong y en otros territorios anexionados ilegalmente como el Tibet. Las lenguas que han sido el mayor invento de la humanidad, son también lo que más nos separa. Y han sido y lo siguen siendo, la forma más importante de dominación del planeta. Las lenguas nacen y mueren. Y del choque de dos idiomas puede nacer un tercero . Un tercero que puede poner en peligro a los dos anteriores. En la Inglaterra medieval se llegó a hablar el inglés y el nórdico antiguo, y el francés normando. Afirma que cada lengua tendría derecho a un estado, nada menos que siete mil. Si ya el mundo es incontrolable, que pasaría con esa multitudDe la fusión de todos ellos surgió el inglés, actual mezcla de elementos germánicos, noruegos, latinos y británicos. Cuando las lenguas mueren o las matan, la cadena lingüística y cultural se rompe. Las desapariciones también son debidas a la falta de gramáticas, alfabetos o escrituras. Al desaparecer una lengua desaparecen los mitos, leyendas e historias familiares y colectivas. Debería haber más Rosetta (s). Griffiths hace una gran alabanza de Alonso de Barcena que escribió varias gramáticas, entre ellas la del kakán, que desgraciadamente desaparecieron. En la actualidad hay siete mil lenguas vivas en el mundo. Según la UNESCO, dos mil cuatrocientas están amenazadas, y seiscientas a punto de desaparecer. Griffiths, que es bastante sensato en sus juicios, muchos de los cuales comparto, llevado por cierto sentimentalismo nacionalista galés (él que lleva años viviendo en Hong Kong y es uno de los más importantes corresponsales en lengua inglesa), afirma entrecortadamente que cada lengua, tendría derecho a un estado. Es decir, nada menos que siete mil estados. Si ya el mundo es incontrolable con los que hay, qué acontecería con esa multitud. Otra ‘tontería’ que afirma, y me duele subrayarlo porque el libro vale la pena, es atacar a la imprenta y a los medios de comunicación de crear super idiomas. Se olvida de que hay idiomas de cultura, todos los siete mil; pero también de comunicación para poder entendernos entre todos y sobrevivir. En este caso la necesidad está por encima de todo. En el 18 Oeste de N.Y. se encuentra la Endangered Language Alliance (ELA). En el cruce de estas calles neoyorquinas se habla: hindi, español, gallego, marathi, tibetano y, por supuesto, inglés, idioma en el que todos se entienden. En N.Y. el ELA ha registrado que se hablan ochocientas lenguas. Entre ellas varias indígenas norteamericanas.Guetos Otro comentario dudoso de Griffiths se refiere a que la diversidad lingüística ofrece un mayor potencial medioambiental, económico y cultural, para encontrar nuevas soluciones a los problemas causados, a menudo, por las lenguas globales monolíticas. ¡Ojalá! Esto otro sí que lo creo, lo que dicen las autoridades canadienses y australianas de que l as comunidades indígenas que conservan sus lenguas y tradiciones son más felices. Pero las lenguas propias también han producido guetos, rechazos a la evolución, violencia contra el estado, inquietud social. Por ejemplo, el terrorismo que muy bien conocemos nosotros. De ahí el trabajo que hay que seguir realizando en beneficio de la igualdad y la concordia. Hoy en China impera la agenda supremacista de la etnia Han que rechaza la promesa original de la República Popular como país multiétnico y multicultural, y que busca unificar y homogeneizar a la población para evitar el separatismo. Muchos idiomas y dialectos han desaparecido, pero el gobierno de Pekín insiste en que esto ha favorecido el desarrollo económico de las regiones, su bienestar, su sanidad, su alfabetización total y la integración. En los sistemas totalitarios, como el ruso, el chino o el coreano, no hay quejas posibles como en nuestras bondadosas democracias. En La Biblia cuando Dios se ‘cabrea’ con sus creados por la chulería, ingratitud y arrogancia de los mismos, lo que utiliza como castigo máximo es la confusión de las lenguas. Todos conocemos la historia de Babel. Dios dispersa a un pueblo que se había mantenido unido, en un montón de tribus diferentes, cada una con su propia lengua distinta. A partir de entonces surgen numerosos conflictos que no se han quedado por el camino de la historia, sino que han llegado hasta nuestros días con intensa complejidad y, a veces, ferocidad. A través de las distintas leyendas y mitologías se reproduce esta fricción entre dioses y humanos . En la mitología griega, por ejemplo, Hermes confundió las lenguas de los mortales rompiendo así la comunicación entre otro dios supremo, Zeus y sus seguidores, lo que según Kerenyi en su libro ‘Los dioses de los griegos’, provocó los pasos iniciales para el primer rey de los hombres.ENSAYO ‘No hablarás. Imperio, identidad y la política del lenguaje’ Autor James Griffihs Editorial Alianza Año 2025 Páginas 415 Precio 25,95 euros 3 Para James Griffiths, autor de este interesante libro sobre la opresión y la marginación de las lenguas, así como del respeto que se les debe tener a las más minoritarias, es consciente que el lenguaje fascina, pero también frustra. «En el transcurso de la historia humana, el idioma nos ha separado más que la raza, las creencias o la cultura. Muchas etnias son, en esencia, agrupamientos lingüísticos y esta diversidad ha conducido a la división, la confusión, la hostilidad, la guerra y el genocidio. Este hecho choca de forma tan frontal con la imagen del lenguaje como regalo de los cielos», escribe Griffiths, un periodista y escritor galés, escolarizado en esta lengua. El defiende un biligüismo siempre que entre su lengua materna y el inglés estén a la misma altura. Al multilingüismo y al multiculturalismo los considera positivos. Este libro es un gran reportaje en el que intervienen escritores, ensayistas, lingüistas, historiadores y otros especialistas relacionados con el estado actual de las lenguas en el mundo. Y tras hacer una incursión profunda y general del conjunto, se detiene especialmente en el estudio del galés en la Gran Bretaña ; del hawaiano en sus islas ; y, finalmente, de la invasión del chino cantonés en Hong Kong y en otros territorios anexionados ilegalmente como el Tibet. Las lenguas que han sido el mayor invento de la humanidad, son también lo que más nos separa. Y han sido y lo siguen siendo, la forma más importante de dominación del planeta. Las lenguas nacen y mueren. Y del choque de dos idiomas puede nacer un tercero . Un tercero que puede poner en peligro a los dos anteriores. En la Inglaterra medieval se llegó a hablar el inglés y el nórdico antiguo, y el francés normando. Afirma que cada lengua tendría derecho a un estado, nada menos que siete mil. Si ya el mundo es incontrolable, que pasaría con esa multitudDe la fusión de todos ellos surgió el inglés, actual mezcla de elementos germánicos, noruegos, latinos y británicos. Cuando las lenguas mueren o las matan, la cadena lingüística y cultural se rompe. Las desapariciones también son debidas a la falta de gramáticas, alfabetos o escrituras. Al desaparecer una lengua desaparecen los mitos, leyendas e historias familiares y colectivas. Debería haber más Rosetta (s). Griffiths hace una gran alabanza de Alonso de Barcena que escribió varias gramáticas, entre ellas la del kakán, que desgraciadamente desaparecieron. En la actualidad hay siete mil lenguas vivas en el mundo. Según la UNESCO, dos mil cuatrocientas están amenazadas, y seiscientas a punto de desaparecer. Griffiths, que es bastante sensato en sus juicios, muchos de los cuales comparto, llevado por cierto sentimentalismo nacionalista galés (él que lleva años viviendo en Hong Kong y es uno de los más importantes corresponsales en lengua inglesa), afirma entrecortadamente que cada lengua, tendría derecho a un estado. Es decir, nada menos que siete mil estados. Si ya el mundo es incontrolable con los que hay, qué acontecería con esa multitud. Otra ‘tontería’ que afirma, y me duele subrayarlo porque el libro vale la pena, es atacar a la imprenta y a los medios de comunicación de crear super idiomas. Se olvida de que hay idiomas de cultura, todos los siete mil; pero también de comunicación para poder entendernos entre todos y sobrevivir. En este caso la necesidad está por encima de todo. En el 18 Oeste de N.Y. se encuentra la Endangered Language Alliance (ELA). En el cruce de estas calles neoyorquinas se habla: hindi, español, gallego, marathi, tibetano y, por supuesto, inglés, idioma en el que todos se entienden. En N.Y. el ELA ha registrado que se hablan ochocientas lenguas. Entre ellas varias indígenas norteamericanas.Guetos Otro comentario dudoso de Griffiths se refiere a que la diversidad lingüística ofrece un mayor potencial medioambiental, económico y cultural, para encontrar nuevas soluciones a los problemas causados, a menudo, por las lenguas globales monolíticas. ¡Ojalá! Esto otro sí que lo creo, lo que dicen las autoridades canadienses y australianas de que l as comunidades indígenas que conservan sus lenguas y tradiciones son más felices. Pero las lenguas propias también han producido guetos, rechazos a la evolución, violencia contra el estado, inquietud social. Por ejemplo, el terrorismo que muy bien conocemos nosotros. De ahí el trabajo que hay que seguir realizando en beneficio de la igualdad y la concordia. Hoy en China impera la agenda supremacista de la etnia Han que rechaza la promesa original de la República Popular como país multiétnico y multicultural, y que busca unificar y homogeneizar a la población para evitar el separatismo. Muchos idiomas y dialectos han desaparecido, pero el gobierno de Pekín insiste en que esto ha favorecido el desarrollo económico de las regiones, su bienestar, su sanidad, su alfabetización total y la integración. En los sistemas totalitarios, como el ruso, el chino o el coreano, no hay quejas posibles como en nuestras bondadosas democracias.
En La Biblia cuando Dios se ‘cabrea’ con sus creados por la chulería, ingratitud y arrogancia de los mismos, lo que utiliza como castigo máximo es la confusión de las lenguas. Todos conocemos la historia de Babel. Dios dispersa a un pueblo que se … había mantenido unido, en un montón de tribus diferentes, cada una con su propia lengua distinta.
A partir de entonces surgen numerosos conflictos que no se han quedado por el camino de la historia, sino que han llegado hasta nuestros días con intensa complejidad y, a veces, ferocidad. A través de las distintas leyendas y mitologías se reproduce esta fricción entre dioses y humanos. En la mitología griega, por ejemplo, Hermes confundió las lenguas de los mortales rompiendo así la comunicación entre otro dios supremo, Zeus y sus seguidores, lo que según Kerenyi en su libro ‘Los dioses de los griegos’, provocó los pasos iniciales para el primer rey de los hombres.

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Autor
James Griffihs -
Editorial
Alianza -
Año
2025 -
Páginas
415 -
Precio
25,95 euros
Para James Griffiths, autor de este interesante libro sobre la opresión y la marginación de las lenguas, así como del respeto que se les debe tener a las más minoritarias, es consciente que el lenguaje fascina, pero también frustra. «En el transcurso de la historia humana, el idioma nos ha separado más que la raza, las creencias o la cultura. Muchas etnias son, en esencia, agrupamientos lingüísticos y esta diversidad ha conducido a la división, la confusión, la hostilidad, la guerra y el genocidio. Este hecho choca de forma tan frontal con la imagen del lenguaje como regalo de los cielos», escribe Griffiths, un periodista y escritor galés, escolarizado en esta lengua. El defiende un biligüismo siempre que entre su lengua materna y el inglés estén a la misma altura. Al multilingüismo y al multiculturalismo los considera positivos.
Este libro es un gran reportaje en el que intervienen escritores, ensayistas, lingüistas, historiadores y otros especialistas relacionados con el estado actual de las lenguas en el mundo. Y tras hacer una incursión profunda y general del conjunto, se detiene especialmente en el estudio del galés en la Gran Bretaña; del hawaiano en sus islas; y, finalmente, de la invasión del chino cantonés en Hong Kong y en otros territorios anexionados ilegalmente como el Tibet.
Las lenguas que han sido el mayor invento de la humanidad, son también lo que más nos separa. Y han sido y lo siguen siendo, la forma más importante de dominación del planeta. Las lenguas nacen y mueren. Y del choque de dos idiomas puede nacer un tercero. Un tercero que puede poner en peligro a los dos anteriores. En la Inglaterra medieval se llegó a hablar el inglés y el nórdico antiguo, y el francés normando.
Afirma que cada lengua tendría derecho a un estado, nada menos que siete mil. Si ya el mundo es incontrolable, que pasaría con esa multitud
De la fusión de todos ellos surgió el inglés, actual mezcla de elementos germánicos, noruegos, latinos y británicos. Cuando las lenguas mueren o las matan, la cadena lingüística y cultural se rompe. Las desapariciones también son debidas a la falta de gramáticas, alfabetos o escrituras. Al desaparecer una lengua desaparecen los mitos, leyendas e historias familiares y colectivas. Debería haber más Rosetta (s). Griffiths hace una gran alabanza de Alonso de Barcena que escribió varias gramáticas, entre ellas la del kakán, que desgraciadamente desaparecieron.
En la actualidad hay siete mil lenguas vivas en el mundo. Según la UNESCO, dos mil cuatrocientas están amenazadas, y seiscientas a punto de desaparecer. Griffiths, que es bastante sensato en sus juicios, muchos de los cuales comparto, llevado por cierto sentimentalismo nacionalista galés (él que lleva años viviendo en Hong Kong y es uno de los más importantes corresponsales en lengua inglesa), afirma entrecortadamente que cada lengua, tendría derecho a un estado. Es decir, nada menos que siete mil estados.
Si ya el mundo es incontrolable con los que hay, qué acontecería con esa multitud. Otra ‘tontería’ que afirma, y me duele subrayarlo porque el libro vale la pena, es atacar a la imprenta y a los medios de comunicación de crear super idiomas. Se olvida de que hay idiomas de cultura, todos los siete mil; pero también de comunicación para poder entendernos entre todos y sobrevivir. En este caso la necesidad está por encima de todo.
En el 18 Oeste de N.Y. se encuentra la Endangered Language Alliance (ELA). En el cruce de estas calles neoyorquinas se habla: hindi, español, gallego, marathi, tibetano y, por supuesto, inglés, idioma en el que todos se entienden. En N.Y. el ELA ha registrado que se hablan ochocientas lenguas. Entre ellas varias indígenas norteamericanas.
Guetos
Otro comentario dudoso de Griffiths se refiere a que la diversidad lingüística ofrece un mayor potencial medioambiental, económico y cultural, para encontrar nuevas soluciones a los problemas causados, a menudo, por las lenguas globales monolíticas. ¡Ojalá! Esto otro sí que lo creo, lo que dicen las autoridades canadienses y australianas de que las comunidades indígenas que conservan sus lenguas y tradiciones son más felices.
Pero las lenguas propias también han producido guetos, rechazos a la evolución, violencia contra el estado, inquietud social. Por ejemplo, el terrorismo que muy bien conocemos nosotros. De ahí el trabajo que hay que seguir realizando en beneficio de la igualdad y la concordia.
Hoy en China impera la agenda supremacista de la etnia Han que rechaza la promesa original de la República Popular como país multiétnico y multicultural, y que busca unificar y homogeneizar a la población para evitar el separatismo. Muchos idiomas y dialectos han desaparecido, pero el gobierno de Pekín insiste en que esto ha favorecido el desarrollo económico de las regiones, su bienestar, su sanidad, su alfabetización total y la integración. En los sistemas totalitarios, como el ruso, el chino o el coreano, no hay quejas posibles como en nuestras bondadosas democracias.
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